El Paso. Marty Robbins, 1959

En esta canción se fusionaron los tonos más clásicos de la música country con la música western, entendida como la que se desarrolló en estados del Oeste como Texas, Nuevo México, Utah, Arizona…
Marty Robbins fue su artífice. Él mismo la grabó en abril de 1959, y la primera vez que sonó fue en el disco Gunfighter Ballads and Trail Songs (“Baladas de pistoleros y canciones del camino”), en septiembre del mismo año. Al mes siguiente, Robbins la lanzaría como sencillo para aprovechar su popularidad.
A principios de 1960 la canción ya podía presumir de ser todo un número 1 de la música country y del pop en general. Los premios Grammy la consagraron en su edición de 1961 como mejor canción country y western, y todavía hoy sigue siendo la canción más popular de su autor.
Aunque esta versión es, con creces, la más conocida, existen otras de gran calidad, como la de Grateful Dead, que solía interpretarla en todos sus conciertos (nada menos que 389 veces hasta su disolución en 1995). Y también ha estado sujeta a parodias: en 1960, H.B. Barnum perpetró una versión en la que la acción se trasladaba a California, y Felina –aquí bautizada como Lina– era una camarera que trabajaba no en la cantina de Rosa, sino en un café que servía pizza.
El propio Marty Robbins nos regaló sendas secuelas de la misma: en la primera, de 1966, contaba los orígenes de Felina, y en El Paso City, de 1976, evocaba la vieja canción.
La guitarra española de Grady Martin, que acompaña la balada, aporta ese aire Tex-Mex que hace que nos transportemos de inmediato a las malas tierras de Texas y Nuevo México.
Sorprende su duración, más de 4 minutos, algo bastante infrecuente en el country del momento. De hecho, la Columbia, el sello que la editó, no estaba convencida de que las cadenas de radio se atrevieran a emitir una canción tan larga y, por eso, gestaron también una versión reducida. El tiempo demostró que el oído del country estaba perfectamente capacitado, y, por supuesto, es la versión completa la que se recuerda.
Cualquier habitante del Oeste se puede identificar con este tema. Un cowboy que transita por la ciudad fronteriza de El Paso se enamora perdidamente de Felina, una chica mexicana “de ojos perversos y malignos” que trabaja en la cantina de Rosa. Pero al bar entra otro cowboy (“salvaje como el viento del oeste de Texas”), que igualmente queda prendado de ella. Hay que sacar el revólver y batirse por el amor de la muchacha. No queda otra. Al final, el duelo se decanta a favor del protagonista, que mata a su contrincante y huye. Se esconde en el desierto de Nuevo México, pero “su amor por Felina es más fuerte que su temor a la muerte”, y se dirige de nuevo a la cantina de Rosa, con la esperanza de ver a su amada una vez más. El protagonista es alcanzado por una bala, sin que la letra especifique quién ha apretado el gatillo, el sheriff o un amigo de la víctima. Finalmente nuestro héroe imagina que muere en los brazos de Felina.
Hoy en día, la canción ha recobrado su popularidad gracias al episodio final de Breaking Bad. Para aquellos lectores viajeros, existe en realidad una cantina de Rosa en El Paso. Su dirección es 3454 Doniphan Drive; 79922-1644 El Paso (Texas). Vigilen sus espaldas y no se fíen de su sombra.

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