Hoy os traigo una canción con la que el movimiento feminista nunca ha simpatizado, pero que, vista con los ojos actuales, no deja de ser divertida. De hecho, se ha convertido en una de las canciones country más populares de los años 60, quizá por la controversia que suscita.
Muchas mujeres consideran que la letra defiende la supeditación del género femenino al hombre. “Tendrás malos momentos, él tendrá buenos momentos haciendo cosas difíciles de entender, pero si le amas lo perdonarás porque, después de todo, es sólo un hombre”.
Lo que está claro es que los autores consiguieron movilizar –y encender– los ánimos de ambos sexos, lo que se tradujo en un notable éxito comercial. Es tan emblemática, que en 2010 la Biblioteca del Congreso la incluyó en su Registro de Grabaciones.
Hay una anécdota referente a este tema: probablemente, muchos de vosotros recordaréis el llamado escándalo de Monica Lewinski, que salpicó al entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton. Pues bien, unos años antes, cuando Clinton era todavía gobernador de Arkansas, la historia se repitió con Gennifer Flowers, quien dijo haber mantenido una relación con él durante 12 años. El futuro presidente y su mujer Hillary fueron entrevistados por la CBS para aclarar el asunto, y en esa entrevista Hillary mencionó la canción, diciendo que apoyaba a su marido porque creía en él cuando decía que las acusaciones eran falsas y no porque fuera simplemente una mujercita “standing by my man”.
El tema también ha sido utilizado en el cine en repetidas ocasiones: Mi vida es mi vida (1970), Juego de lágrimas (1992), Algo para recordar (1993) o Cuatro bodas y un funeral (1994), entre otras.
Escuchemos el single de Tammy Wynette, una de las co-autoras, aparecido en septiembre de 1968.
Entre sus muchas versiones, traemos aquí la de Loretta Lynn, que la grabó en su disco Woman of the World/To Make a Man (1969).
Patti Page hizo su propia versión.
En 1970 Candi Staton le dio este toque soul.
David Allan Coe la incluyó en su disco Invictus Means Unconquered (1981).
Dime clásico pero me quedo con la de Tammy Wynette. Por cierto, en el resumen que muestra WordPress en «Blogs que sigo» aparece un vídeo del inefable Raphael en una versión de «Aquarius» de la que lo único remarcable que encuentro es su «curiosa» manera de pronunciar el inglés.
Saludos.
Es verdad, escuchar esta canción en la voz de Tammy Wynette transmite una cierta calidez. La canción de Raphael de Aquarius la escuché hace muchos años y, según escuché, como él no sabe inglés, le pusieron una especie de transcripción fonética que iba leyendo.
El peinado de Tammy Winette me recuerda a los que le hacían a mi madre cuando yo era pequeño, jajaja. Interesante la historia que cuentas sobre esta canción, incluida la conexión Clinton-Lewinski.
Me imagina que debía pasarse en la peluquería una hora todos los días o eso, o no dormía para no despeinarse, jaja.
Lo de Tammy Winette es peluca, pero voz y talento sí son reales. Igual que la sombra del micrófono que no pudieron ocultar. 🙂
La letra de esta canción me daba risa, en todas sus versiones, confieso que le escuché primero por Candy Staton, Me alegra que le hayas hecho este post, anécdota Clintoniana incluída. Saludos Eduardo.
Me gusta relacionar las canciones con la historia o contar alguna anécdota para que se vea que la música es amena. Por cierto, es verdad lo del micrófono, no me había fijado.