Disco del mes (mayo)

from a room volume 1

Cuando alguien saca un álbum de debut tan potente como lo hizo Chris Stapleton con Traveller hace dos años, que arrasó entre crítica y público, a buen seguro siente la presión de no defraudar con su siguiente trabajo… y no lo ha hecho.

Ha vuelto a repetir con el mismo sello discográfico –Mercury Nashville– y el mismo productor –Dave Cobb–. La principal diferencia radica en su duración. Su nuevo disco, From a Room: Volume 1, es de poco más de media hora, la mitad que el anterior, aunque todo apunta a que la segunda parte no se hará esperar, y en otoño disfrutaremos del volumen II. Este, el primero, ha visto la luz el 5 de mayo, justo dos años después de que saliera Traveller. A la hora de escribir las letras, Stapleton ha estado presente en todas ellas, excepto en Last Thing I Needed, First Thing This Morning. El éxito no se ha hecho esperar, y en la primera semana vendió más de 200.000 unidades. Lejos quedan los tiempos en que Stapleton era un semidesconocido que formaba parte del grupo de bluegrass The Steeldrivers, o del de rock sureño The Jompson Brothers. Hasta ahora ha salido un single, Either Way, escrito hace unos años por Stapleton, Tim James y Kendall Marvel. Se trata de una balada country en la que una pareja finge una vida perfecta, cuando, en realidad, su amor murió hace tiempo.

Lee Ann Womack lo había incluido en Call Me Crazy (2008).

Escuchemos su espléndida versión de Last Thing I Needed, First Thing this Morning. El protagonista de este tema, obra de Gary P. Nunn y Donna Farar, cuenta que todo lo que podía pasarle hoy le ha salido mal: el cartero le ha llevado una carta reclamando una deuda, ha derramado el café, la alarma no ha sonado y, para colmo, su novia le ha dejado.

Willie Nelson ya la había grabado en 1982 en su disco Always on My Mind.

Chris Stapleton y Casey Beathard compusieron Up to no good livin’, que Chris canta con la colaboración de su mujer, Morgane. Narra la historia de un tipo que tuvo problemas con el alcohol pero ya los ha superado y se siente molesto porque su mujer no confía en él.

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Elvis, su testamento musical

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Sin lugar a dudas, Elvis Aaron Presley ocupa un lugar de honor como revolucionario de la música de la segunda mitad del siglo XX. A lo largo de su carrera, tocó muchos géneros musicales: rock, gospel, soul y, cómo no, country. De hecho, el último álbum que vio la luz en julio de 1977, solo un mes antes de su muerte, tenía trazos de este estilo. Llevaba por título Moody Blue, y en él mezclaba material de estudio con otras grabaciones en directo.

De febrero de 1976 datan Moody Blue, que da título al disco, y She Thinks I still Care, un tema de Dickey Lee y Steve Duffy que popularizara George Jones en 1962. Os dejo con la versión de Elvis de esta última.

Otro de los bloques del disco lo constituyen las cuatro últimas grabaciones de estudio que hizo en octubre de 1976: It’s Easy for you, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice; Pledging My Love, de Don Robey y Ferdinand Washington; Way Down, de Layng Martine Jr.; y He’ll Have to Go, un tema country de 1958 de Joe Allison. Este último, grabado el 31 de octubre en Graceland, fue su postrer trabajo de estudio.

En vista de que carecía de material suficiente, la discográfica, RCA, incluyó otras tres grabaciones en directo de un concierto en Michigan en abril de 1977. Estas fueron Unchained Melody, de Alex North y Hy Zaret; Little Darling, de Maurice Williams; y If you love (let me know), de John Rostill, que ya había grabado Olivia Newton-John. La última es la más country de las tres, y fue grabada en último lugar, por lo que, estrictamente, puede considerarse su epílogo musical en directo. Escuchémosla.

El rock sureño se queda huérfano

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Ayer nos veíamos sacudidos por la noticia de que Gregg Allman, miembro del mítico grupo The Allman Brothers Band, moría en su casa de Savannah, Georgia, a los 69 años. Su legado bien merece un homenaje.

Tanto en su carrera en solitario como con la banda que formó con su hermano Duane, Gregg Allman ayudó a definir el rock sureño, en su caso un rock elegante, que fusionaba elementos del blues e incluso del jazz.

Quien ayer se despidió del mundo había nacido en Nashville, y, cuando solo contaba dos años de edad, su padre fue asesinado por un autoestopista que le quiso robar el coche. En 1968, a punto de ser reclutado para la guerra de Vietnam, resolvió librarse de ella como fuera para proseguir su incipiente carrera musica –ya había creado con su hermano Duane The Allman Joys, que derivaría en la emblemática The Allman Brothers Band. Ni corto ni perezoso, se disparó en el pie para que le declararan no apto.

Tras la muerte de su hermano en un accidente de moto en 1971, con apenas 24 años, la banda no se desmembró, sino que siguió capitaneada por Gregg. Fue un duro golpe para él, ya que, según reconoció, su hermano era el alma del grupo. Allman compaginó su trabajo en la formación con una carrera en solitario que inició en 1973 con el álbum Laid Back.

Aunque la película Casi famosos es ficticia, su creador, Cameron Crowe, que trabajara en su juventud en la revista Rolling Stone siguiendo a los grupos de rock del momento, se inspiró fundamentalmente en The Allman Brothers Band para tejer su argumento. Tras su disco Low Country Blues (2011), Gregg ya tenía grabado su siguiente álbum, Southern Blood, cuya aparición está prevista para este año; y, en 2012, publicó su autobiografía My Cross to Bear.

Su disco de mayor éxito –el único que alcanzó el número 1–, y uno de los más country rock de su carrera, fue Brothers and Sisters (1973). Escuchemos Rambling Man, escrita e interpretada por Dickey Betts, el guitarrista del grupo, que se inspira en una vieja canción de Hank Williams, Ramblin’ Man (1951). Gregg Allman es quien toca el órgano y acompaña en la voz.

Varios artistas de country se han atrevido a versionar canciones suyas, como Midnight Rider, perteneciente a su álbum Idlewild South (1970). Disfrutemos de la espléndida versión que hizo Waylon Jennings de este tema.

A finales de los 70, llegaría Enlightened Rogues. De este álbum vamos con I need your love so bad, que observa una mayor querencia al blues.

Otra muestra de country rock llegó con el disco Where it all begins (1994). De él pincharemos No one to run with, escrita por Dickey Betts y John Prestia e interpretada por The Allman Brothers Band.

Enjaulados (IX)

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Hoy no toca hablar de Johnny Cash… ¿o sí? Pues sí, porque, si bien el primer disco que comentaremos no es suyo, el hombre de negro fue el artífice del descubrimiento de su autor, Glen Sherley. Una noche antes de que Cash grabara en la prisión de Folsom, un predicador amigo suyo le entregó en el motel donde se hospedaba una cinta con una canción, Greystone Chapel, grabada por uno de los reclusos, el citado Sherley, quien cumplía condena por atraco a mano armada. De inmediato, Cash decidió tocarla e incluirla en su disco, y lógicamente se interesó por su creador.

En 1971 Sherley fue trasladado a la prisión de Vacaville, también en California, donde obtuvo permiso de las autoridades para hacer un disco en directo ante los demás reclusos. Así surgió Live at Vacaville, California, que supervisó el propio Johnny Cash. A finales de ese año, Glen fue puesto en libertad gracias a la mediación del cantante, quien llegó a ser padrino de su boda y lo contrató, aunque se vio obligado a despedirlo por conducta violenta. En 1978, mató a un hombre y posteriormente se suicidó. Johnny Cash se ocupó de pagar su funeral.

Escuchemos Greystone Chapel, canción que escribió sobre la capilla de la prisión de Folsom.

Esta es la versión de Johnny Cash en At Folsom Prison (1968).

El tercer disco de Johnny Cash en una prisión fue På Österåker (1973), esta vez en Suecia. No llega a la calidad de los anteriores, pero merece especial atención su versión de los clásicos de Kris Kristofferson Help Me Make it Through the Night y Me and Bobby McGee. El artista se apoya en la colaboración de Carl Perkins.

Como muestra, escuchemos Looking Back in Anger, escrita por el antiguo recluso de Folsom Glen Sherley y Harlan Sanders. Mirar atrás con ira, sugiere la letra, no lleva a ningún sitio.

Golden Ring. Bobby Braddock y Rafe VanHoy, 1976

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Hoy vamos a gozar de uno de los mejores dúos de la música country. George Jones y Tammy Wynette fueron toda una sensación durante la primera mitad de los 70, y no sólo por su carrera artística, sino porque habían contraído matrimonio en 1969 y los medios solían referirse a ellos como Mr. and Mrs. Country Music.

Los problemas con el alcohol de Jones dieron al trate con esta unión –se divorciaron en 1975–, pero a su sello discográfico, Epic, no se le escapaba el tirón que todavía tenía la ex-pareja, y al año siguiente sacó un álbum con dúos grabados por Jones y Wynette con anterioridad o justo después del divorcio, como este vamos a escuchar.

La letra, obra de Bobby Braddock y Rafe VanHoy, no podía ser más apropiada para la situación que atravesaba la pareja. Dos enamorados van a comprar en una tienda de empeños su anillo de boda, que se instituye en centro de la canción. Al cabo del tiempo, el amor se enfría, se deshacen del anillo y éste vuelve al escaparate de la tienda, donde otra pareja lo mira con ilusión: “Por sí solo, no es más que un frío anillo metálico, solamente el amor le puede dar vida”.

Según declaró Braddock, la inspiración para componer este tema le vino de un documental donde hablaban de un arma de fuego que pasaba sucesivamente por las manos de un cazador, un policía, un criminal y un padre de familia que la utilizaba para defenderse.

En primer lugar escuchemos la versión original de George Jones y Tammy Wynettte, que incluyeron en el álbum homónimo Golden Ring (1976) y alcanzó el número 1 de la lista Billboard.

Emmylou Harris y Dwight Yoakam la interpretaron en directo en 1992.

Os dejo ahora con Alan Jackson y Lee Ann Womack en una interpretación a dúo en el Grand Ole Opry.

Ahora, una versión de estudio incluida en el álbum Classic (2012), de Terri Clark. En este tema colabora con Dierks Bentley.

Enjaulados (VIII)

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En la entrada anterior, dedicada a At Folsom Prison, alabamos el éxito comercial que cosechó este disco. Pues bien, su gloria fue superada por el que sacó Johnny Cash al año siguiente, At San Quentin. Sin duda, el sello discográfico quiso repetir su buena fortuna y, de hecho, lo logró, pues no solo llegó al número 1 en las listas country (como el anterior), sino también en las pop. Fue nominado al mejor álbum en los Grammy y Cash ganó en la categoría de Actuación masculina por A Boy Named Sue, que podéis escuchar aquí. El concierto fue grabado en otra prisión californiana, San Quentin, en febrero de 1969.

Escuchemos Wanted Man, una de las incursiones de Bob Dylan en el country y el tema con el que se abre el disco. El narrador nos dice que hay carteles de «se busca» referidos a él por todas partes.

Siguiendo la estela de Johnny Cash, Mack Vickery grabó Live at the Alabama Women’s Prison en una cárcel de mujeres de Alabama, que arrastraba la fama de ser una de las más duras de Estados Unidos. Vickery contaba poco más de 30 años cuando vio la luz el disco, en 1970. Sus inicios habían discurrido por el rockabilly y, en el country, más que como intérprete fue conocido como autor de canciones grabadas por otros como Johnny Cash, Waylon Jennings o George Jones.

Escuchemos Life Turned Her That Way. El tema fue escrito por Harlan Howard en 1965, y esta es la versión de Vickery del 70. La letra no puede ser más apropiada para el marco en que se inscribe. El autor advierte a la sociedad de que «si (la protagonista) parece fría y amargada, se pare a pensar antes de condenarla porque la vida la volvió así».

Enjaulados (VII)

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En la segunda parte de esta serie sobre cantantes country «encarcelados», comentaremos algunos álbumes que fueron grabados en prisión.

Antes de que Johnny Cash elevara a la categoría de arte estos trabajos, asistimos a un curioso precedente. Desde 1957 Charles Lee Guy III pagaba su deuda con la sociedad en una cárcel de California, la misma que acogía a Spade Cooley por la muerte de su mujer, de la que ya hemos hablado. Charles Lee Guy III estaba acusado de matar al amante de su madre y, para hacer más llevaderas las horas, aprendió a tocar la guitarra y se dedicó a componer canciones. Capitol Records se interesó por él y sellaron un contrato que daría lugar al único disco de Guy en toda su vida, The Prisoner’s Dream, que salió al mercado en 1963.

La mayoría eran versiones archipopulares de antiguos temas country. Escuchemos, por ejemplo, la de Buck Owens de Cigarettes, Whiskey and Wild, Wild Women, un tema de los años 40 que grabara en 1972 con Buddy Allan.

Sin duda, los discos de Johnny Cash son los más conocidos en su género. El primero de ellos, At Folsom Prison (1968), fue grabado en dicha prisión de California, y contó con la colaboración de Carl Perkins, June Carter y The Tennessee Three. Constituyó un gran negocio para Columbia Records, que invirtió relativamente poco en su producción y alcanzó unas ventas imprevistas, que hoy superan los tres millones de discos.

Por no repetir los temas que incluí en la entrada que dediqué al álbum el 14 de febrero de 2015, escuchemos este otro, 25 minutes to go, compuesto por Shel Silverstein y grabado por él mismo en Inside Folk Songs (1962). La canción, de corte humorístico, está narrada desde el punto de vista de un preso que espera su ejecución por ahorcamiento. Están disponiendo la horca y solo le quedan «25 minutos para irse».

Lorrie Morgan, miembro de una saga familiar en el country

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La pasión por la música country de nuestra protagonista le viene de familia: es la hija de George Morgan, cuya biografía ya apareció en River of Country.

Lorrie Morgan, cuyo nombre real es Loretta Lynn Morgan –en homenaje a Loretta Lynn–, nació en Nashville en 1959. A los 13 años debutó en el Grand Ole Opry, institución en la que entraría a la temprana edad de 25. Tras la muerte de su padre, cuando ella contaba con 16 años, se hizo cargo de su grupo y se consagró por entero al country. En 1979 sacó su primer single, Two People in Love, sin demasiado éxito. Los 90 fueron la década en la que más brilló, sobre todo a raíz de sus discos Something in Red (1991), Watch Me (1992) o War Paint (1994). Su último trabajo ha sido Letting Go… Slow (2016).

A lo largo de su carrera, Lorrie Morgan ha conseguido tres números 1. Escuchemos el primero de ellos. Five Minutes se coló en las listas en 1990, año en el que avasallaron las voces masculinas de Alan Jackson, Garth Brooks o Clint Black, entre otros. El tema fue escrito por Beth Nielsen Chapman el año anterior y Lorrie Morgan lo incluyó en su primer disco, Leave the Light On. La letra se centra en el final de una relación: la chica concede a su pareja un ultimátum de cinco minutos para recomponerla antes de abandonarlo.

Enjaulados (VI)

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En los años 80 multitud de artistas fueron víctimas de las drogas. Steve Earle tocó fondo a principios de los 90: fue arrestado en dos ocasiones, la primera en 1993 por posesión de heroína y al año siguiente por posesión de cocaína. Cumplió una condena de tres meses.

Escuchemos su versión de una vieja canción de Blind Lemon Jefferson, Prison Cell Blues, popularizada en 1928. Su versión aparece en The Harry Smith Project (2006).

Cuando Merle Haggard tenía nueve años, su padre murió de un tumor cerebral, lo que marcó su adolescencia. Culpable de algunos robos, pasó por distintos correccionales, si bien su detención más significativa fue en 1957 también por otro robo. La cosa no habría revestido mayor importancia de no ser porque Haggard se fugó de la prisión. Cuando lo pillaron, fue condenado a 15 años, aunque recuperó la libertad en 1960. El día de Año Nuevo de 1959, estando en la prisión de San Quentin, Johnny Cash dio allí un recital, y esa visita fue el acicate definitivo para que Merle cambiara de vida y se dedicara a la música.

I Made the Prison Band fue escrita por su amigo Tommy Collins e incluida en el disco de Haggard Branded Man (1967). Habla de alguien que para entretener el tiempo en la prisión forma una banda de música.