Disco del mes (junio)

heart break

Cuando el grupo Lady Antebellum, compuesto por Hillary Scott, Dave Haywood y Charles Kelley, sacó su anterior trabajo, 747, atribuyeron la caída de ventas a una cierta fatiga de sus fans, consecuencia de sacar una media de un álbum al año.

De ahí que, tras la correspondiente gira para promocionar ese disco, decidieran darse un respiro para volver con energías renovadas, lo que no quiere decir que hayan estado ociosos, ya que se han dedicado a cuidar su carrera individual.

Tres años después de su anterior trabajo, han vuelto a la primera plana del country con su séptimo álbum de estudio, publicado por su sello Capitol Nashville el pasado 9 de junio.

Heart Break se puede encuadrar dentro del country-pop, rama del country en la que este trío ha cimentado su carrera, y, además, cuenta con toques de soft-rock. Grabado en California, el grupo se ha beneficiado de la producción de Michael Busbee, artífice de uno de los éxitos del pasado año, el disco de debut de Maren Morris Hero.

Hasta ahora hemos disfrutado de un single de carácter comercial en enero y de otros cuatro con fines promocionales. El primero de ellos lleva por título You Look Good. Se trata de un tema de ritmo alegre, muy apropiado para estos inicios de verano. Un hombre, muy orgulloso de la buena presencia de su pareja, provoca la envidia de los demás.

Escuchemos ahora los cuatro singles promocionales que han aparecido hasta la fecha. En primer lugar, el tema que da título al disco, Heart Break, de Jesse Frasure, Nicole Gallion y los tres componentes de Lady Antebellum. La letra nos habla de alguien que está cansado de saltar de un amor a otro y decide darle a su corazón un respiro, al menos durante el verano.

Os dejo ahora con Someone Else’s Heart, en la que, además de los miembros del grupo, ha colaborado un peso pesado de la industria del country, Shane MacAnally. Cantado a dúo por Charles Kelley y Hillary Scott, describe la ilusión con la que una pareja afronta el principio de un nuevo amor, si bien se confiesan temerosos de que la relación no funcione, por lo que les gustaría amar con «el corazón de otro».

Vamos ahora con This City, en cuya composición se han dejado caer Sara Haze y Will Weatherly junto a los tres protagonistas del grupo. Otro tema de ritmo alegre, en el que la narradora sostiene que «esta ciudad nunca tuvo mejor aspecto que desde que tú estás en ella”.

El cuarto single promocional, y el único en el que ninguno de los miembros de Lady Antebellum ha intervenido en la composición (es obra de Jon Green, Melisa Peirce y Ben West) es Hurt. En esta balada de ritmo lento el narrador declara su inquebrantable compromiso a su pareja: “Si me llamaras a las tres de la mañana, correría a tu rescate una y otra vez».

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John Michael Montgomery, una estrella de los 90

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John Michael Montgomery nació en 1965. Sus primeros pasos en la música los dio con su hermano y un amigo, Troy Gentry, con quienes fundó el grupo Montgomery Gentry, que abandonaría para iniciar una carrera en solitario. Fichó por el sello Atlantic Records y, en 1992, su álbum de debut, Life’s a Dance le proporcionó un éxito inmediato, con unas ventas que rondaron los tres millones de unidades. Durante esa década, no dejó de sacar discos, y con el cambio de siglo firmó con Warner Bros. Records. Su carrera se resintió por su adicción a las drogas, aunque siguió en la brecha con sus trabajos Pictures y Letters from Home.

Su último disco, ya con su propio sello, fue Time Flies (2008), tras el cual se instaló en una especie de semirretiro: de vez en cuando se anima con alguna gira, pero no graba material nuevo.

I Love the Way You Love Me fue su primer número 1. Escrita por Victoria Shaw y Chuck Cannon, aparecía en Life’s a Dance (1993) y con ella ganó el premio al mejor single del año en la Academia de Música Country. El narrador celebra el amor que siente por su pareja.

El grupo irlandés Boyzone, compuesto por Keith Duffy, Stephen Gately, Mikey Graham, Ronan Keating y Shane Lynch, la versionó en su álbum Where We Belong (1998), transformándola en un éxito pop, con gran predicamento en Reino Unido e Irlanda.

 

All Around Cowboy. Marty Robbins, 1979

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En numerosas zonas del centro de Estados Unidos existe la tradición de participar en rodeos, en los que el ganador se lleva un suculento premio. La canción que vamos a escuchar rinde homenaje a todos los cowboys que se intentan ganar la vida de esa manera.

En los años 30 del pasado siglo nació la Asociación de Cowboys de Rodeo Profesionales, que organiza distintos concursos relacionados con esta disciplina. El premio gordo, el All-Around Cowboy, que se podría traducir como “cowboy todoterreno” o “cowboy para todo”, se lleva celebrando de forma ininterrumpida desde 1929; y, como curiosidad, os diré que el récord de títulos lo ostenta Trevor Brazile, con trece, diez de ellos consecutivos.

En 1979 Marty Robbins sacó un disco con una colección de canciones western, casi como una continuación de su álbum clásico de juventud Gunfighter Ballads and Trail Songs, en el que aparecían las emblemáticas El Paso o Big Iron.

La canción con la que se abre nuestro disco lleva por título, precisamente, All Around Cowboy. Habla de uno de estos personajes, muy curtido en estas lides, que se vanagloria de ser muy independiente y de que no dejará que nadie lo domestique, le marque como a las reses ni le eche el lazo. Hasta que se cruza en su camino la “reina del rodeo” y se enamora perdidamente de ella. Es ella quien consigue que ese “cowboy para todo” se parezca a un “tonto para todo”.

Escuchemos la versión original de Marty Robbins en All Around Cowboy (1979).

Unos años atrás Waylon Jennings había grabado un tema con una melodía y una letra diferentes, pero con el mismo título, en su álbum Dreaming My Dreams (1975). Jack Routh y Len Pollard son sus compositores.

 

El rey del Zydeco

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En la entrada de hoy profundizaremos en la íntima relación que se da entre la historia de los pueblos y la música que estos crean.

La música zydeco fue cultivada en Louisiana por los criollos franceses que llegaron a esa región en el siglo XVII. Suele cantarse en dialecto criollo francés –en ocasiones, incomprensible incluso para los propios franceses– y fusiona elementos de blues y rhythm and blues con melodías criollas típicas de la zona. Nació como una música de celebración. Los trabajadores se reunían tras finalizar la cosecha y las tareas del medio rural e improvisaban canciones con los instrumentos que tenían a mano: acordeón, fiddle, triángulos y, en ocasiones, hasta utensilios de cocina como cucharas o una especie de rallador, que daría lugar a un nuevo instrumento, el washboard.

La fiesta solía celebrarse el sábado por la noche y, para el baile, se vaciaba la habitación de muebles y se vendían productos típicos de Louisiana como gumbo, cerveza casera o limonada por unos pocos centavos.

A principios de los años 80 del pasado siglo la tradición de la música zydeco declinaba a ojos vista, y un grupo, The Treasures of Opelousas, decidió crear el Festival Zydeco con el fin de perpetuarla.

Uno de sus máximos exponentes fue Clifton Chenier, conocido como El rey del Zydeco y de quien se dice que dio nombre a este estilo. En 1973 un documental sobre su figura, Hot Pepper, exploró los nuevos caminos que había abierto en el género. En 1983 ganó un Grammy por su álbum I’m Here y, en 1989, entró a formar parte póstumamente del Salón de la Fama del Blues (había fallecido dos años antes). Actualmente la música zydeco está asistiendo a una nueva edad de oro, hasta el punto de que los Grammy le reservan desde 2007 una categoría especial, Mejor Álbum de Música Zydeco o Música Cajun.

Uno de los primeros trabajos de Clifton Chenier fue Release Me, que aparece en el álbum Zodico Blues and Boogie (1955).

Vamos ahora con Josephine Par Se Ma Femme (Josephine is not my wife), en King of the Bayous (1970).

Os dejo con Walking to Louisiana, incluido en Bon Ton Roulet (1981).

Escuchemos su versión del clásico de Hank Williams Jambalaya, que grabó en el festival de jazz de Montreux (Suiza). Pertenece a su disco The King of Zydeco (1985).

En 2016 la Librería del Congreso resolvió preservar su disco Bogalusa Boogie (1976) por su trascendencia para el género. Escuchemos el tema que le da título.

 

Craig Morgan, un veterano del ejército dedicado al country

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Craig Morgan nació en 1964. Tras su paso por la milicia, empezó su carrera musical en 2000, cuando firmó con el sello Atlantic Records, donde se mantendría dos años antes de hacer lo propio con Broken Bow Records. Fue ahí donde cosechó sus mayores éxitos, con los álbumes I love it, My kind of livin’ y Little Bit of Life. En 2008 entró en el Grand Ole Opry. Tras un breve periodo en BNA Records –donde sacó That’s Why (2008)–, actualmente “sirve en las filas” de Black River Entertainment. Su último disco, A Whole Lot More to Me, vio la luz en 2016, y la próxima semana iniciará una gira por distintos puntos de Estados Unidos que le mantendrá ocupado todo el verano.

Escuchemos su único número 1, That’s what I love about Sunday (2004), perteneciente a su disco My Kind of Livin’, su trabajo más vendido. El hecho de que este single llegara a lo más alto de las listas fue todo un regalo para Broken Bow Records, un modesto sello independiente. Como indica su título, en la letra se desgranan todos los buenos recuerdos que traen al protagonista las actividades cotidianas de los domingos, como ir a la iglesia, la siesta en el columpio del porche… Obra de Adam Dorsey y Mark Narmone, esta balada country se inspiraba en situaciones que ambos habían experimentado en la vida real.

Rolling with the Flow. Jerry Hayes, 1977

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Hoy vamos a retrasar los relojes 40 años. En junio de 1977 triunfaba en la escena country el single de Charlie Rich Rolling with the Flow. El tema, escrito por un relativamente desconocido Jerry Hayes, nos presenta a un tipo que, a pesar de que ya no tiene edad para ello, se resiste a dejar su estilo de vida adolescente y se limita a “seguir rodando con la corriente”. Así se forja la ilusión de que nunca envejecerá.

En primer lugar, os dejo con el original de Charlie Rich en su disco Rollin’ with the Flow (1977).

Escuchemos ahora la versión que hizo Mark Chesnutt en 2007, que aparece en su disco del mismo nombre.

Precisamente en 1977, el año en que salió esta canción, moría Elvis Presley. Un cantante de voz asombrosamente parecida a la del Rey construyó su carrera sobre esa similitud, y su discográfica, con fines promocionales, no dudó en alimentar la leyenda de que “Elvis vive”, obligándolo por contrato a aparecer siempre enmascarado. Jimmy Ellis, que se hacía llamar Orion, había nacido en el mismo estado que Elvis, Mississippi –qué curioso, qué coincidencia–, aunque en otra ciudad. Su figura fue objeto de un documental, Orion: The Man who would be king (2015). Seis meses después de su muerte, en 1999, apareció un recopilatorio de 4 CDs con un sinfín de versiones de canciones de Elvis Presley bajo el título Who was that Masked Man? He aquí Rolling with the Flow.

La canción del navegante

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Hoy vamos a escuchar un tema folk procedente de uno de los países europeos con mayor tradición musical, Irlanda. En el siglo XIX se empezó a popularizar entre las gentes del mar una tonada con la que solían acompañar sus tareas: me refiero a Drunken Sailor. Su origen se puede rastrear en una canción en gaélico llamada Óró sé do Béatha Bhaile (“Óró, bienvenido a casa”). Escuchemos la versión del grupo Celtic Woman.

El tema que nos ocupa apareció recopilado por primera vez en 1824 en Baltimore, como una canción de trabajo típica marinera. Su letra, en clave humorística, da una serie de sugerencias para devolver a la sobriedad a un marinero ebrio: “¿Qué haremos con el marinero borracho? Afeitarle la tripa con una cuchilla oxidada, ponerle en un saliente de la cubierta y apuntarle con una manguera, ponerle en una barcaza hasta que esté sobrio, meterle en la cama con la hija del capitán”. Escuchemos algunas versiones del tema en orden cronológico.

Primero, la de Norman Luboff Choir en su disco Songs of the British Isles (1959).

Uno de los grandes del folk en Estados Unidos, Pete Seeger, la incluyó en American Favorite Ballads Vol. 4 (1961).

Una de las versiones más conocidas es la de los Irish Rovers, que solían tocarla en todos sus conciertos. Esta grabación pertenece a su recopilatorio de 1996 The Irish Rovers Gems.

The King’s Singers la interpretaron en Annie Laurie: Folksongs of The British Isles (1991). Aquí se acompañan por el guitarrista cubano Manuel Barrueco.

El grupo noruego Storm Weather Shanty Choir, capitaneado por Haakon Vatle, en Off to Sea Once More (2004).

Blaggards es un grupo de celtic rock que versionó esta canción folk en Standards (2005).

Vamos ahora con una curiosa formación que fusiona elementos celtas con rock. Son los húngaros Paddy and the Rats en su disco Rats on Board (2010).

El tema ha sido versionado en español por los Celtas Cortos en Introversiones (2010).

 

Wynonna Judd, un ejemplo de country-pop

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Christina Claire Ciminella –tal es su nombre real– nació en 1964 en Kentucky. Su interés por el country se despertó cuando era niña, y junto con su madre, con la que se lleva solo dieciocho años, formó su primer grupo de música, The Judds, en 1979.

Tuvieron bastante éxito: llegaron a ganar cinco premios Grammy y 15 de sus singles alcanzaron el número 1. Cuando la madre se hizo a un lado por problemas de salud, Wynonna continuó su carrera en solitario y en 1992 salió su primer álbum, Wynonna, al que pertenece She is his only need, que luego escucharemos.

Al año siguiente apareció su segundo álbum, Tell me why, otro de sus mayores éxitos. Durante la década de los 90 asistió a su época dorada y colaboró con artistas como Clint Black, con quien cantó a dúo A Bad Goodbye, Lynyrd Skynyrd, de quienes versionó su Free Bird, o Kenny Rogers, con el que colaboró en Mary, did you know. Aunque con menos brillo que cuando empezó, continúa al pie del cañón. Su último trabajo, aparecido el año pasado, lleva por título Wynonna and the Big Noise, y con él recorrerá la geografía estadounidense este verano.

Como apuntaba antes, vamos a escuchar aquí su primer single en solitario, She is his only need, que, además, fue su primer número 1. Se trata de una balada country pop escrita por Dave Loggins. Con una letra simple pero efectiva, narra la historia de una pareja cuyo amor permanece inquebrantable toda la vida.