Disco del mes (noviembre)

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Podríamos decir que Blake Shelton, el autor del álbum de este mes, sigue en estado de gracia. Con su undécimo trabajo, Texoma Shore, que salió al mercado el 3 de noviembre de la mano de Warner Bros. Nashville, ha conseguido que crítica y público caigan rendidos a sus pies, hasta el punto de colocar, a mediados de mes, hasta seis temas simultáneamente en el Top 60.

El disco ha sido producido por su fiel compañero Scott Hendricks, quien ha colaborado con Shelton en sus últimos seis trabajos. Su título hace referencia al lugar donde se grabó, un lago entre Texas y Oklahoma (este último el estado natal de Shelton), que, en un alarde de imaginación, recibe el nombre de Lago Texoma.

El primer single vio la luz en septiembre con el título I’ll Name the Dogs, un tema muy alegre obra de Josh Thompson, Ben Hayslip y Matt Dragstrem que se nos presenta como una original declaración de amor. Cuando vivamos juntos, dice la letra, «tú pones el nombre a los niños y yo se lo pongo a los perros».

Pocos días antes de que el disco saliera al mercado, At the House fue lanzada digitalmente. Craig Wiseman y Jamie Moore son sus autores.

Escuchemos ahora Why Me. En la letra, escrita por Ashley Gorley, Ross Copperman y Dallas Davidson, el protagonista se pregunta por qué su pareja lo ha elegido precisamente a él.

La única canción del disco en la que Blake Shelton echó una mano con la letra lleva por título Turnin’ Me On, inspirada en su pareja actual y coescrita con Jesse Alexander y Josh Osborne. El cantante se siente particularmente orgulloso de ella.

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Centenario de Merle Travis

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Un 29 de noviembre de hace un siglo nacía en Kentucky Merle Travis, uno de los mejores guitarristas del siglo XX (ver aquí su biografía).

Cien años después de su nacimiento todavía podemos disfrutar de su habilidad con la guitarra, como muestra el siguiente ejemplo. Cannonball Rag fue compuesta por Kennedy Jones pero fueron las grabaciones de Merle las que la elevaron a la categoría de arte, y, así, el propio Travis suele aparecer en los créditos como autor de la misma. Esta versión pertenece a su disco instrumental Strictly Guitar (1968).

Una de sus composiciones más conocidas es Sixteen Tons, en la que cuenta la historia de un minero y su arduo trabajo –Travis nació en una comunidad minera, hecho que determinó muchas de sus canciones–. Aunque él también la grabó, en este caso la versión más conocida es la de Tennessee Ernie Ford de 1955.

Travis fue una figura muy influyente y en ciertos aspectos pionera en la historia de la música: él fue de los primeros que grabó un disco de larga duración, Folk Songs of the Hills (1947). De este álbum vamos a escuchar That’s All.

Los aficionados al cine recordarán Re-Enlistment Blues, un tema compuesto por James Jones, Fred Karger y Robert Wells que aparecía en la película De aquí a la eternidad (1953). Aquí Merle Travis toca la guitarra.

Otro grande de este instrumento, Chet Atkins, era un apasionado del trabajo de Merle Travis, con el que tuvo la dicha de trabajar. Os dejo con I´ll See You in my Dreams, escrita en 1924 por Isham Jones. Merle Travis la grabó en dos ocasiones, una en Strictly Guitar (1968) y otra en su álbum en colaboración con Atkins, The Atkins-Travis Show (1974). El enlace que sigue corresponde a este último.

Termino con uno de sus postreros trabajos antes de su muerte en 1983. Ese año pudimos gozar de su colaboración con Joe Maphis Country Guitar Thunder, del que, como botón de muestra, os traigo la animada pieza instrumental Alabama Jubilee.

 

El primer afroamericano del Grand Ole Opry

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La entrada de hoy va a estar dedicada a un pionero del country o, más bien, del country-blues.

DeFord Bailey nació en 1899. Antes de la guerra de Secesión, sus abuelos habían sido esclavos. De pequeño aprendió a tocar la armónica, de la que se convirtió en un gran virtuoso. Practicaba con ella a todas horas: en su niñez sufrió de polio y pasaba en cama largos períodos de tiempo.

A los 18 años se trasladó a Nashville, donde solía tocar como aficionado. Fue descubierto por uno de los fundadores de las emisiones del Grand Ole Opry y, en 1927, tres años después de que esta institución abriera sus puertas, se estrenó allí. Convirtió su tema de cabecera Pan American Blues (que luego escucharemos) en la melodía que abría el programa radiofónico. Un año más tarde grabó ocho pistas para RCA Victor en Nashville, en lo que se cree fueron las primeras grabaciones realizadas en la capital de la música country.

Hasta 1941 Bailey fue una presencia constante en el Opry, pero dejó de aparecer por allí por un conflicto de intereses que afectaba a una discográfica, que no le permitía actuar en la radio. Su carrera se eclipsó. Murió en el olvido en Nashville en 1982.

Años después de su muerte empezó a reivindicarse su figura y se presentó una selección de sus grabaciones en los discos The Legendary DeFord Bailey (1998) o Harmonica Genius: DeFord Bailey (2011). También su vida fue objeto de un documental, DeFord Bailey: A legend lost (2005), el mismo año en que fue nombrado a título póstumo miembro del Salón de la Fama de la música country.

Escuchemos ya algunas de sus grabaciones, con la armónica como instrumento estrella. En primer lugar, su grabación más conocida, Pan American Blues. Se trata de una melodía que imita el movimiento de la locomotora de un tren a toda velocidad. El Pan-American existió realmente: trazaba su recorrido entre Cincinatti (Ohio) y Nueva Orleans entre los años 1921 y 1971.

Otra muestra de su habilidad con la armónica es este John Henry, un tema del folklore muy popular en aquella época.

El condado de Tennessee al que pertenece Nashville, Davidson, da nombre a Davidson County Blues.

Ahora una grabación de blues en la que podemos escuchar su voz, Black Man Blues.

Termino con Muscle Shoals Blues, dedicada a Muscle Shoals (Alabama).

 

Jeannie Seely, una fiel seguidora del Opry

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Marilyn Jeanne Seely nació en Pennsylvania en 1940. Su interés por la música procedía de sus padres: él tocaba el banjo y ella era cantante aficionada, por lo que desde muy pequeña se acostumbró a escuchar el Grand Ole Opry en casa.

Su primer trabajo relacionado con la música fue como compositora en el sello 4 Star Records, famoso por haber descubierto a Patsy Cline. En California conoció a quien sería su marido, que le convenció de que se instalara en Nashville para proseguir su carrera. En 1965 llegó a la meca de la música country y su primera grabación, Don’t Touch Me, se convirtió en un éxito que le valió un Grammy y la invitación formal a formar parte del Opry. Dos años después ingresó en esa institución –el pasado mes de septiembre se celebró un concierto en su honor para festejar sus 50 años, un hito que solo han conseguido dos mujeres más, Loretta Lynn y Connie Francis–. En 1969 fichó por Decca Records. Su popularidad no paraba de crecer y multitud de artistas grababan sus canciones.

Hoy, Seely sigue residiendo en Nashville y continúa en activo, aunque ya no con la visibilidad de antaño. El pasado mes de enero sacó el álbum Written in Song.

Os dejo con su canción más conocida, Don’t Touch Me. El tema había sido escrito por su marido Hank Cochran, autor de clásicos del sonido Nashville como I Fall to Pieces de Patsy Cline o Make the World Go Away de Eddy Arnold (ambas escuchadas aquí). En un primer momento Buck Owens se mostró interesado en grabarla pero Cochran se la ofreció primero a su mujer, ya que consideraba que era más adecuada para una voz femenina. La grabación data de 1966.

Ese mismo año Wilma Burgess hizo su propia versión.

Tammy Wynette la incluyó en su disco de debut Your Good Girl’s Gonna Go Bad (1967).

Lorrie Morgan en War Paint (1994).

Por último, escuchemos a George Jones en It Don’t Get Any Better than This (1998).

25 años sin Roy Acuff

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La primera superestrella del Grand Ole Opry, Roy Acuff, moría tal día como hoy hace 25 años. Aunque ya hablé de él en su biografía –que podéis repasar aquí, donde además disfrutaréis de uno de sus temas más conocidos, The Great Speckled Bird–, con motivo de esta efeméride recordaré de nuevo su figura y la influencia que ha ejercido sobre la música country.

Sus inicios musicales fueron tardíos. En su juventud empendió una carrera deportiva en el campo del baseball y quiso jugar con los New York Yankees. La abandonó a principios de los años 30 y probó suerte en el Grand Ole Opry, donde fue rechazado hasta su inclusión definitiva en 1938.

En 1988 celebró su medio siglo en la institución. Todo ese tiempo dio para que se convirtiera en una de las grandes personalidades del country. Durante la guerra, los soldados estadounidenses desplazados en Alemania y Japón escuchaban sus discos en los ratos libres. En 1942 fundó su propio sello discográfico junto a Fred Rose, con Hank Williams entre sus filas. Este lo alabó en estos términos en una entrevista que concedió en 1952: «… Roy Acuff es el mejor ejemplo de lo que entiendo por sinceridad. Es el mejor cantante que haya conocido nunca la música. Si le contratas, no te tienes que preocupar de cuánto público asistirá. Para atraer el poder en el Sur, eran Roy Acuff y luego Dios», sentenciaba. Acuff era su ídolo y Fred Rose su inspiración.

En 1962 Roy hizo historia al convertirse en el primer artista vivo que ingresaba en el Salón de la Fama de la música country (los primeros habían sido Hank Williams y Jimmie Rodgers, ambos a título póstumo). Su figura es tan esencial para la industria, que uno de los personajes de la película Nashville, de Robert Altman, se inspiró en él.

Las canciones sobre trenes siempre han tenido un lugar destacado en el country y las de Roy son un buen ejemplo de ello. En los balbuceos de este blog escuchamos ya Wabash Cannonball (aquí podéis ver la entrada). Cuando el Salón de la Fama del Rock and Roll elaboró una lista con las canciones más relevantes del género, esta grabación de 1936 figuraba en ella.

Os dejo ahora con otra canción de trenes, Night Train to Memphis, un éxito para Acuff en 1943.

¿Todavía queréis más? Pues escuchad primero Fireball Mail, un clásico del bluegrass sobre un tren correo que va como un bólido. Acuff lo grabó en 1942.

Ahora, Wreck of the Old 97, dedicado a un accidente ferroviario por exceso de velocidad que tuvo lugar en 1903, casualmente el año del nacimiento de nuestro protagonista.

En 1941 Roy Acuff grabó The Precious Jewel, cuya letra evoca la muerte de la novia del narrador cuando solo tenía 16 años y a la que se refiere como «una joya aquí en la tierra y una joya en el cielo».

Termino con un tema gospel, Where the Soul Never Dies, donde el narrador confía en ir algún día a un lugar donde no haya tristes despedidas, donde todo sea amor y el alma nunca muera.

I Swear. Gary Baker y Frank J. Myers, 1993

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Aunque el tema que vamos a escuchar hoy fue un gran éxito pop de los 90, la canción original, grabada por John Michael Montgomery unos meses antes, nació como una balada country; y, en los Grammy de 1995, mereció precisamente el premio a la mejor canción de este estilo. Se trata de la composición más conocida de Gary Baker y Frank J. Myers y, durante los años 90, no había boda en Estados Unidos en que no sonara, junto con Forever and Ever Amen (ya escuchada aquí). Creada en 1987, los autores no consiguieron interesar a ningún artista de renombre, hasta que llegó a oídos de Atlantic Records, sello que tenía en nómina al citado Montgomery.

Escuchémosle ya en su disco Kickin’ it up (1994). En la letra el protagonista jura a su pareja que siempre se mantendrá a su lado.

Como decía, unos seis meses después un grupo pop, All 4 One, que debutaba entonces y trabajaba en el mismo sello que Montgomery, hizo una versión que gozó de gran éxito en Europa.

Kenny Rogers la grabó en su álbum Always and Forever (2000).

Adiós a un artesano del country

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De nuevo tenemos que hablar de otra pérdida que nos toca muy de cerca a los amantes de la música country. El pasado domingo fallecía en Florida Mel Tillis (aquí podéis ver su biografía) a los 85 años de edad.

Su carrera artística comenzó tras su paso por el ejército, donde estuvo destinado en Okinawa. Fue compositor y cantante. Dentro de su primera faceta escribió multitud de éxitos para artistas de postín y su gran oportunidad le llegó precisamente cuando una de sus composiciones, I’m tired, escrita junto a Ray Price, fue grabada por Webb Pierce en 1956. Tillis la grabó unos años más tarde en su álbum Heart over Mind (1962). El protagonista busca desperadamente al amor de su vida y asegura estar «cansado de vivir así».

Este éxito le llevó a fichar primero por un modesto sello, Cedarwood, y luego por el más importante Columbia Records, donde se probó como cantante con The Violet and the Rose (1958), en la que presenta un contraste entre el azul –color que asociamos a la tristeza– de las violetas con el rojo pasión de las rosas.

Una de sus mejores composiciones (en colaboración con Danny Dill) llegó a lo más alto en la voz de Bobby Bare en 1963. Me refiero a Detroit City, que Mel grabaría en Big ‘n’ Country (1970). El narrador, que ha ido en busca de una nueva vida en la industrial y deshumanizada Detroit, se siente decepcionado y ansía volver a su casa sureña. «La gente allá en casa cree que soy importante en Detroit, por las cartas que escribo creen que me encuentro bien. Pero por el día lavo coches, por la noche recorro bares, ojalá pudieran leer entre líneas», espeta.

Otra de sus composiciones más emblemáticas fue Ruby, Don’t Take Your Love to Town, que Kenny Rogers grabó en 1969. Os dejo con la interpretación que hizo Mel Tillis del tema en 1976. La canción trata de un soldado de Vietnam –»esa loca guerra asiática»– que llega paralítico a su país y ruega a su novia que no lo abandone.

Aunque, como hemos visto, Mel empezó a grabar su propio material a finales de los 50, fue en los 70 cuando vio la luz la mayor parte de sus éxitos. Escuchemos Good Woman Blues, que salió al mercado en 1976 y se convirtió en su segundo número 1. Este tema fue escrito por Ken McDuffie y habla de un mujeriego empedernido.

El mismo año conquistó su siguiente primer puesto con Heart Healer. El narrador está entusiasmado con su nueva pareja, a la que califica de sanadora de corazones.

Su último número 1 fue Southern Rains en 1980, un tema escrito por Roger Murrah en el que el protagonista afirma que lo que más le gusta de la tierra de Dixie son las lluvias sureñas.

2007 fue para él el año de los reconocimientos: ingresó de manera oficial en el Grand Ole Opry y dos meses después se anunció su entrada en el Salón de la Fama de la música country. Su último trabajo fue You Ain’t Gonna Believe This (2010).

Mel Tillis ha muerto pero su legado se mantendrá vivo, gracias en parte a su hija Pam Tillis, que también se dedica a esto del country.

Nunca pises a una serpiente

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Raro es el día del calendario que no esté dedicado a algún colectivo. Hoy, 20 de noviembre, los protagonistas son los niños. Tal día como hoy, en 1989, se firmaba la Convención de Derechos del Niño y, desde entonces, UNICEF –organismo dependiente de la ONU– ha venido celebrando el Día Internacional de la Infancia. Esta convención tiene el privilegio de ser el tratado internacional que más países de la ONU han ratificado, un total de 192. Otro 20 de noviembre, este de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de Derechos del Niño.

Tras esta breve introducción, asaltamos ya la parte musical. Hoy voy a dedicar la entrada a un guitarrista y compositor australiano de canciones infantiles, Donald Richard Spencer, conocido como Don Spencer, que ha consagrado su vida –ahora tiene 76 años– a los más pequeños, con más de 500 canciones en su haber.

A los 20 años, Spencer hizo un viaje por Kenya, donde nació su interés por la fauna salvaje, que inspira buena parte de sus temas. Escuchemos algunos de ellos, correspondientes a tres de sus discos, dos de 1988 y otro de 1989, todos bajo el sello ABC Music.

En primer lugar, la canción que da título a la entrada de hoy, Don’t Ever Step on a Snake, que apareció en Feathers Fur or Fins (1988). Os dejo con este sabio consejo: no pisar a una serpiente para evitar males mayores.

Please Don’t Call Me a Koala Bear pertenece al mismo disco. Aquí un koala se muestra molesto porque le llamen oso koala cuando en realidad no es un oso: «Es como si tu nombre fuera Tom y todo el mundo te llamara Dick».

El disco al que pertenecen ambos temas lleva por título Feathers Fur or Fins y, en la pista homónima, Spencer inculca a los niños el amor por todos los animales, ya tengan «plumas, pelaje o aletas».

El emú es un ave de gran tamaño no voladora cuyo hábitat natural se encuentra en Oceanía. El último extracto de Feathers Fur or Fins es Emu, en la que Spencer describe esta especie.

La siguiente canción está dedicada al llamado «pingüino hada», la especie de pingüino más pequeño que existe, y a su particular «pavoneo», como indica el título. Fairy Penguin Strut está incluida en Australian Animal Songs (1988).

En 1989 aparecía Australia for Kids, en el que se escuchaba Bob the Kelpie. La canción está dedicada a un perro pastor llamado Bob que se encarga de mostrarle a las ovejas «quién es el jefe».

Por último, os dejo con Rain, de ese mismo trabajo. La letra expone los efectos beneficiosos de la lluvia para que la naturaleza siga su curso.

If I Didn’t Have You. Skip Ewing y Max D. Barnes, 1992

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En 1992 Randy Travis llevaba 14 años en activo y tanto él como su discográfica, Warner Bros. Nashville, pensaron que había llegado el momento de sacar un álbum de grandes éxitos. Se pusieron a ello, y Travis se dio cuenta de que tenía material suficiente no para un disco sino para dos. Y, así, el mismo día sacó al mercado Greatest Hits Vol. 1 y Greatest Hits Vol. 2.

El tema que vamos a escuchar hoy pertenece al primero de ellos. Este contiene dos composiciones originales que no habían aparecido en discos suyos anteriores: este If I Didn’t Have You y An Old Pair of Shoes –el primero se convirtió en el décimo tercer número 1 de Travis–.

Con ecos del country más tradicional –en su día se dijo que bebía de las fuentes de George Jones–, el uso de la steel guitar añade atractivo al tema. El protagonista expresa lo afortunado que es por tener a su pareja: «Si no te tuviera, haría mucho tiempo que estaría vagando de ciudad en ciudad como una pluma en el viento y dando tumbos como un barco en el mar», dice la letra.

Escuchemos ya el original de Randy Travis, que, además, era el tema que abría el disco.