Disco del mes (julio)

late nights
Tres años después de su último trabajo, Kinda Don’t Care, el pasado 26 de julio Justin Moore sacaba su quinto álbum, Late Nights and Longnecks, a través de su sello Valory Music Group, perteneciente a Big Machine Records.
Sobre su gestación, Moore ha señalado que «en el último álbum hubo momentos en que me separé algo del country e hicimos cosas diferentes a las que había hecho al principio de mi carrera. Pero en este me dije: ‘Voy a hacer el álbum más country que pueda’. Y creo que eso hicimos». Para componer sus temas, Moore y su productor, Jeremy Stover, se retiraron a su casa de Florida, donde escribieron las diez canciones del disco. Más, de hecho, por lo que el cantante, de 35 años, ya tiene material para el siguiente. Entre los colaboradores con que ha contado, se incluyen los nombres de Casey Beathard, David Lee Murphy, Paul DiGiovanni, Chase McGill y Rhett Akins.
Escuchemos el primer single que ha servido de promoción al disco, aparecido en octubre del pasado año, The Ones that Didn’t Make it Back Home. Escrita por Justin Moore, Paul DiGiovanni, Chase McGill y Jeremy Stover, esta canción patriótica está dedicada a todos aquellos que han perdido la vida en los recientes conflictos en los que se ha involucrado Estados Unidos, aunque sin citarlos expresamente.

En marzo de este año apareció Jesus and Jack Daniels, obra también de los anteriores. En su letra, un hombre recuerda el carácter diametralmente opuesto de sus progenitores: «Mamá amaba a Jesús y papá amaba a Jack Daniels».

El disco está plagado de canciones en torno a la bebida. En On the Rocks, los compositores, los mismos que en los casos anteriores, juegan con el significado de la expresión On the Rocks, que se refiere tanto a algo que se desmorona como al whiskey servido con hielo. Un hombre que acaba de discutir con su pareja se dirige a un bar a lamerse las heridas.

Otra canción en la que la bebida es la protagonista es Someday I Gonna Quit, compuesta por Justin Moore, Casey Beathard, Paul DiGiovanni y Jeremy Stover. Un hombre reconoce que tiene un problema con el alcohol y se propone dejarlo algún día: «Me he despertado maldiciendo a Jack Daniels, casi le oigo reírse de mí, no es el tipo con el que me guste salir, algún día lo tengo que dejar».

Late Nighs and Longnecks en Amazon

Farewell Party. Lawton Williams, 1959

farewell party
El autor de esta canción, Lawton Williams, cosechó un considerable éxito en los años 50 con sus baladas country. Lo suyo era fundamentalmente la composición y, aunque se conservan algunas grabaciones suyas, solía dejar que otros cantantes las versionaran.
Esta de hoy es de corte melancólico. El narrador imagina cómo será su «fiesta de despedida» –es decir, su funeral–cuando muera. Le pide a su pareja, de la que sigue enamorado (aunque ella no de él, según se desprende de la letra), que al menos finja que todavía le quiere.
El primero en grabarla fue Billy Walker en noviembre de 1959, pero su versión nunca llegó a ser editada. Lo sería en el álbum Cross the Brazos at Waco (1993).

La del propio autor, Lawton Williams, fue grabada al año siguiente y esta sí que salió al mercado.

Tras su éxito, multitud de cantantes se apresuraron a grabarla. En 1961 lo hizo Little Jimmie Dickens.

Johnny Bush la incluyó en su álbum Sound of a Heartache (1967).

Una de las mejores versiones se la debemos a Waylon Jennings en Just to Satisfy You (1969).

Gene Watson entró en las listas de los más vendidos cuando la interpretó en Reflections (1978).

Escuchemos a Alan Jackson en su álbum Under the Influence (1999).

Joe Nichols, que intenta mantener vivo el espíritu del country clásico, la incorporó a Revelation (2004).

Ed Bruce, un representante del outlaw country

ed bruce
Nuestro protagonista de hoy, Edwin Bruce, nació en Arkansas hace 79 años. Su carrera comenzó muy pronto, a los 17 años, y, aunque trabajó para sellos de prestigio como Sun Records, Capitol o RCA, no logró abrirse un hueco en la industria y se vio obligado a compaginar su trabajo con sus intervenciones televisivas. Su popularidad empezó a crecer tras componer el clásico del country Mama Don’t Let Your Babies Grow Up to be Cowboys (ya escuchada aquí), sobre todo a raíz de la grabación de Waylon Jennings y Willie Nelson.
Al contrario de lo que sucedió con otros cantantes de la época, su carrera fue in crescendo y, de hecho, sus últimos trabajos en los 80, antes de retirarse, tuvieron más éxito que los de su juventud. El pasado año, la universidad de Arkansas le otorgó el premio de la música country a su trayectoria.
Su único número 1 fue You’re the Best Break this Old Heart Ever Had, escrita por Wayland Holyfield y Randy Hatch e incluida en One to One (1981). Su título juega con el doble significado de «break»: ruptura y oportunidad.

En 1983 compuso con Ronnie Rogers My First Taste of Texas, en la que el protagonista recuerda a su amada, que fue su primer contacto con Texas.

Uno de sus últimos singles llevaba por título Nights y lo encontramos en Night Things, de 1986. El autor teme la llegada de la noche, porque es entonces cuando más echa de menos a su amada.

Under Your Spell Again. Buck Owens y Dusty Rhodes, 1959

under your spell
Aunque Alvis Edgar Owens, conocido por todos como Buck Owens, ya llevaba en esto del country unos tres años, esta que vamos a escuchar fue la canción que lanzó su carrera. El single apareció en julio de 1959 y antes de que terminara el año había llegado al puesto 4 de las listas. La compuso con Dusty Rhodes, un intérprete de la steel guitar en cuyo grupo había trabajado Buck unos años antes, cuando vivía en el estado de Washington.
El potencial de este tema, y de otro que sacó ese mismo año, Second Fiddle, hizo que su discográfica, Capitol Records, convenciera a Owens de trasladarse a Bakersfield, donde hizo famoso el llamado sonido Bakersfield.
En su letra, un hombre vuelve a encontrarse bajo el influjo de una mujer que en el fondo sabe que no le conviene. «Me tienes bajo tu hechizo otra vez, diciendo las mismas cosas otra vez, haciéndome creer que eres solo mía», dice el estribillo.
Vamos ya con la grabación original de Buck Owens en 1959.

Ese mismo año la grabó Ray Price.

Ahora, una versión rockabilly de este clásico del country. Johnny Rivers la incluyó en Johnny Rivers Rocks the Folk (1965).

Waylon Jennings y Jessi Colter la cantaron a dúo en el disco del primero Ladies Love Outlaws (1972), aunque fue grabada el año anterior.

Para su primer single en 1989, Shelby Lynne eligió versionar esta canción.

Uno de los grandes admiradores contemporáneos de Buck Owens es Dwight Yoakam, que la incluyó en Dwight Sings Buck (2007).

Un gran paso para Zager y Evans

in the year
Estos días hemos escuchado y escucharemos muchas noticias relacionadas con el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna. En River of Country también nos sumamos a estas conmemoraciones y nos detenemos en la canción que más sonaba aquel 21 de julio de 1969.
Como no podía ser de otra manera, se trataba de una canción futurista y de carácter distópico, In the Year 2525, subtitulada como Exordium and Terminus (Principio y Fin). El momento en que salió a la luz no pudo ser más apropiado, ya que aprovechaba el tirón que le brindaban los acontecimientos. Aquel fue, sin duda, el año de la ciencia ficción: pegaron con fuerza las películas 2001: Una Odisea del Espacio y El planeta de los Simios, y David Bowie arrasó con Space Oddity.
La canción que nos ocupa fue escrita en 1964 por Rick Evans, uno de los miembros del dúo. Tras no pocos problemas de financiación, consiguieron, al final, un pequeño préstamo para grabarla y produjeron su propio single, que publicaría el modesto sello Truth Records en 1968.
Su trabajo pasó casi desapercibido hasta el año siguiente, cuando el todopoderoso RCA Records se fijó en el dúo, de modo que Denny Zager y Rick Evans, dos amigos que se habían conocido en la universidad de Nebraska, constituyen un claro ejemplo de one-hit wonder, un grupo de un solo éxito. Su siguiente single no despegó y el dúo se rompió en 1971.
Vamos a fijarnos ahora en la lúcida letra de este tema, que predice una serie de situaciones que estamos viviendo mucho antes de 2525. In the Year 2525 habla del progresivo aislamiento del ser humano y de cómo la tecnología se adueña de nuestras vidas. He aquí la letra traducida:
En el año 2525,
si el hombre está vivo,
si la mujer sobrevive
esto encuentran:

En el año 3525
no tendrás que preocuparte por decir la verdad y por no decir mentiras,
todo lo que pienses, hagas o digas
estará en la píldora que tomaste hoy.

En el año 4545
no necesitarás los dientes, no necesitarás los ojos,
no habrá nada que mascar
ni nadie te mirará.

En el año 5555
los brazos te caerán ociosos,
las piernas no tendrán nada que hacer,
alguna máquina lo hará por ti.

En el año 6565
no necesitarás marido, no necesitarás mujer,
escogerás a tus hijos y a tus hijas
del fondo de un tubo de cristal.

En el año 7510
si Dios viene –debería conseguirlo para entonces–
mirará a su alrededor y dirá:
“Creo que es tiempo del Juicio Final”.

En el año 8510
Dios sacudirá su cabeza poderosa
Y o bien dirá: «Estoy complacido con dónde ha llegado el hombre»,
o bien lo destruirá todo y empezará de nuevo.

En el año 9595
me pregunto si el hombre seguirá vivo:
se ha llevado todo lo que la Tierra puede dar
y no le ha devuelto nada.

Ahora han pasado 10.000 años.
El hombre ha llorado un billón de lágrimas
por algo que nunca ha sabido.
Ahora el reinado del hombre ha terminado 

A través de la noche eterna
el brillo de las estrellas muy lejanas
dice que quizá solo ha sido ayer.

Esta es la grabación original de In the Year 2525, de Zager y Evans. El vídeo está convenientemente acompañado por imágenes de un clásico de la ciencia ficción, Metrópolis (1927).

El mismo año que triunfaban Zager y Evans, el cantante country Nat Stuckey la versionaba en New Country Roads.

City Lights. Bill Anderson, 1958

city lights
El compositor Bill Anderson entró con buen pie en esto del country. Escribió este tema con tan solo 19 años y se lo ofreció a una figura que estaba despuntando en aquel entonces, Ray Price. La canción, que podría encuadrarse en el estilo honky-tonk, encierra en su interior el verdadero espíritu de la música country: el protagonista no acaba de entender la atracción que ejerce la vida urbana –las luces de ciudad– sobre algunas personas: “Pintan un bonito cuadro de un mundo feliz y brillante, pero es solo una máscara para la soledad que hay detrás de esas luces de ciudad… porque es solo un lugar para que los hombres lloren cuando las cosas salen mal, un lugar para escapar y esconderse tras esas luces de ciudad”.
Esta es la versión original de Ray Price, que grabó en la primavera de 1958. El single fue número 1 durante varias semanas.

Connie Smith la versionó en Born to Sing (1964). Fijaos en que su versión está adaptada al sonido Nashville que triunfaba en los 60.

La interpretación de Mickey Gilley en 1975 también escaló al primer puesto de las listas.

Mel Tillis la incluyó en New Patches (1988).

Aquí tenéis la versión de su autor, Bill Anderson, que también tuvo una prolífica carrera como intérprete.

VI edición del Huercasa Country Festival

huercasa 2019
Este festival de música country se ha asentado con todas las de la ley en la localidad segoviana de Riaza. Su sexta edición, celebrada entre los días 5 y 7 de julio, lucía un cartel excepcional, con la presencia de una de las grandes figuras del country actual, Hayes Carll, que actuó el 6.
Una vez más, la asistencia batió todas las previsiones, y se estima que hubo 12.000 personas, dos mil más que en la edición precedente, es decir, que durante el fin de semana la población de Riaza se sextuplicó gracias, sí, al country. La empresa hortofrutícula Huercasa está cumpliendo con su objetivo de visibililizar el género con una cita anual cuyo santo y seña es el ambiente familiar y la vida sana, con las consabidas mazorcas de maíz de la compañía.
El festival comenzó a las 19:00 del viernes 5 de julio con un maratón de bailes country y western dance, de la mano de Mario Hollsteiner. A continuación, subió al escenario la estrella emergente Ashley Campbell (sí, la hija de Glen), que promocionó su disco de debut The Lonely One (2018). A esta cantante de Arizona le siguió un artista de Nashville, Will Hoge, y el primer día se cerró con el madrileño Quique González, que puede presumir de haber trabajado en Nashville y haber grabado un disco allí, Daiquiri Blues.
El sábado pudimos disfrutar de la actuación de la HFC All Stars Band, capitaneada por Jeff Espinoza, que contó con la participación de más quince músicos de distintas formaciones. Entre el repertorio con que el grupo deleitó al personal, destacaron versiones suyas de Rose Garden o Slow Turning.
Luego, llegó el turno de Chuck Mead & The Grassy Knoll Boys, que hicieron un recorrido por su discografía basada en el honky tonk.
Los clásicos de la escena musical californiana The Long Ryders, dirigidos por Sid Griffin, presentaron su nuevo trabajo, Psychedelic Country Soul, editado este mismo año tras más de tres décadas de silencio, y completaron su actuación con uno de sus éxitos más celebrados, Looking for Lewis & Clark.
Para cerrar la jornada del sábado, vino el plato fuerte, el texano Hayes Carll, que ofreció un recital en el que demostró que se encuentra en su mejor momento. Recientemente ha lanzado What It Is, que podría encuadrarse en el country rock.
El postre lo sirvió el domingo al mediodía el grupo extremeño Conjunto de San Antonio, especializado en Tex-Mex.
Escuchemos ya algunos temas de los participantes de este festival.
Empezamos con Ashley Campell y el gran detalle que tuvo con el público español: una versión, con banjo incluido, de La chica de ayer, de Nacha Pop.

Este es el tema que da título al disco de Quique González grabado en Nashville, Daiquiri Blues.

Ahora, un directo desde Nashville de Chuck Mead and The Grassy Knoll Boys, Evil Wind.

Como os decía antes, uno de los temás más populares de The Long Ryders es Looking for Lewis and Clark, un tema rock de 1985.

Al último trabajo de Hayes Carll pertenece Times Like These.

Ahora, nos vamos a Almendralejo (Badajoz), aunque se diría que estamos en la frontera entre Texas y México. Os dejo con Conjunto San Antonio y esta notable versión de Jambalaya, de Hank Williams.

Gotta Travel On. Paul Clayton, Tom Six, Larry Ehrlich y Dave Lazar, 1958

gotta travel on
Vamos hoy con una canción cargada de historia que se podría encuadrar en la categoría de country-folk. Su melodía ya había sido utilizada antes, puesto que sus orígenes se remontan a una vieja canción de 1891 llamada Police and High Sheriff Come Ridin’ Down. En cualquier caso, el copyright de la canción está fechado en 1958, cuando se escribió la nuestra.
Los nombres de los compositores eran en realidad seudónimos de miembros del grupo The Weavers; así, Ehrlich era Lee Hays; Six, Fred Hellerman; y Lazar, nada menos que Pete Seeger. Su éxito fue mayúsculo y ha pasado a la historia, entre otras cosas, porque Buddy Holly la eligió para abrir su última gira en 1959, antes del accidente aéreo que acabó con su vida. La letra habla de un tipo de espíritu aventurero que quiere salir de la ciudad porque le persigue la policía.
La grabación más antigua que se conserva de la melodía es la de Martin Ollis de 1927.

Otra canción que se sirve de la misma base –aunque la letra sea diferente–, es Long Journey Home, aquí interpretada por The Delmore Brothers.

El primero que grabó la canción con la letra con la que la conocemos actualmente fue Billy Grammer, en lo que fue el mayor éxito de su carrera, hasta el punto de que, a raíz de su trabajo, fue invitado a formar parte del Grand Ole Opry.

Esta versión en clave bluegrass se la debemos a Bill Monroe y su grupo, His Bluegrass Boys (1959).

Ese mismo año la interpretaron los hermanos Rose y Cal Maddox.

Haciendo honor a su nombre –Los tejedores–, el grupo folk The Weavers tejió esta excelente versión de Gotta Travel On, que apareció en Traveling with the Weavers (1959).

Bobby Bare la incluyó en su EP Meet Bobby Bare (1963).

Rhiannon Giddens, un tesoro escondido

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Hace poco más de un mes Manuel Cerdà, uno de los más fieles seguidores de este blog, se mostraba entusiasmado por haber descubierto a Rhiannon Giddens y me sugería dedicarle una entrada. Pues vamos a ello, no sin antes animaros a visitar su blog https://manuelcerda.com/
Giddens, a sus poco más de 40 años, se ha convertido por derecho propio en una de las figuras más interesantes del panorama musical, ya sea en el folk, el blues, el soul, el jazz, el bluegrass o el género que se le ponga por delante. A los 20 años decidió estudiar ópera en el conservatorio Oberlin. Se dio a conocer con el grupo de folk Gaelwynd, y alcanzó mayor visibilidad todavía con otra formación del mismo estilo, Carolina Chocolate Drops, con la que sacó varios discos, el más conocido de los cuales fue Genuine Negro Jig (2010), Grammy al mejor álbum folk. Aquí destacó tocando el banjo y el fiddle. Más tarde emprendió una carrera en solitario que hasta ahora ha alumbrado tres discos: Tomorrow is My Turn (2015), Freedom Highway (2017) y There’s No Other, este último en colaboración con Francesco Turrisi, que vio la luz el pasado mes de febrero.
De su primera etapa, escuchemos Raggle Taggle Gypsies, versión de una canción folk escocesa que Giddens incluyó en Northern Lights (2005).

De su etapa con Carolina Chocolate Drops, podemos disfrutar de Your Baby Ain’t Sweet Like Mine, perteneciente al citado Genuine Negro Jig.

Su primer trabajo en solitario, Tomorrow is My Turn, lleva por título la adaptación al inglés del tema de Charles Aznavour L’amour c’est comme un jour, que ya cantara Nina Simone en 1975. Esta es la versión de Giddens.

Aquí tenéis a Charles Aznavour.

En 2017 llegó Freedom Highway, al que corresponde Birmingham Sunday, inspirada en la matanza perpetrada por el Ku Klux Klan en 1963 en un iglesia baptista de esa ciudad de Alabama.

We Could Fly fue escrita por Rhiannon Giddens y Dirk Powell.

También en su segundo trabajo en solitario está incluido At the Purchaser’s Option, el lamento de una mujer esclava: «Puedes tomar mi cuerpo, puedes tomar mis huesos, puedes tomar mi sangre pero no mi alma», dice el estribillo.

Vamos a escuchar, finalmente, dos muestras de su último trabajo, There is No Other, quizás uno de los mejores discos que han aparecido este año. Empezamos con I’m On My Way.

A esta última obra también pertenece su versión de Wayfaring Stranger. Este clásico del folk parece haberse originado en el siglo XIX. La letra habla del accidentado viaje que es la vida. Un forastero que va por esta tierra de aflicción se dirige hacia su hogar celestial, un mundo donde no hay enfermedad, fatigas ni peligros.