Verdes hojas ovaladas

Y de nuevo hablamos de música y palabras, esta vez para acompañar el nacimiento del quinto libro de relatos de Alberto de Frutos, que lleva por título Verdes hojas ovaladas.

Dieciséis narraciones cortas, algunas premiadas en diversos certámenes literarios y otras inéditas, con el sutil hilo conductor de las relaciones familiares, a veces complicadas y desapacibles, otras veces diáfanas, siempre vitales.

Si un extraterrestre nos visitara y se llevara este libro de recuerdo, creo que nos conocería mucho mejor: sabría que el primer amor es una cinta de casete grabada y que los escritores, cuando ya no tienen nada que decir, es mejor que callen. Que somos egoístas y falsos, pero también generosos y auténticos. Que nos necesitamos aunque no podamos vernos. Que los recuerdos que cargamos en los bolsillos nos pesan como piedras y que hemos nacido para formularnos un montón de preguntas y no hallar nunca ninguna respuesta.

Verdes hojas ovaladas se abre con una cita de Joyce que le sirve como título, y que alude a esas epifanías que experimentamos en ocasiones y que parecen –solo parecen– descifrar el mundo. En el fondo, escribir, leer o escuchar música son otras tantas manifestaciones de ese anhelo.

Hay, en estas páginas, primorosamente editadas por Franz miniediciones, algo de humor y terrores cotidianos, verdad y nostalgia, y también, por supuesto, música, como la que confunde al protagonista de Un elefante se balanceaba, cuento que mereció el primer premio en el certamen de relatos cortos con Fondo Sonoro de Palencia. Y, sobre todo, hay una honestidad que nos interpela, que nos hiere, como si estos relatos nos miraran a los ojos y nos dijeran: “Soy tú”.

Teniendo en cuenta que hoy es el Día del Padre, os dejo con esta cita, perteneciente al relato Semáforos en rojo. Luego, “pinchamos” unos temas.

“El día que mi padre resolvió que no conduciría más, empecé a comparar el precio de los cursos de autoescuela y, al momento, me imaginé comiendo una naranja de manos de mi mujer, tal como hacía mi padre cuando salíamos de veraneo y mamá le daba de comer. El tiempo pasó, crecí y, aunque apenas si me salió vello en las manos, me fui acostumbrando a las grandes derrotas y a las pequeñas victorias de la vida, pero, mira tú por dónde, nunca me saqué el carné”.

Verdes hojas ovaladas

Alberto de Frutos Dávalos

Franz Miniediciones. Madrid (2021)

190 págs. 12 €.

Comprar libro en Franz Miniediciones

Vamos ahora con la parte musical: A lo largo del libro se citan varias canciones. Escuchemos alguna de ellas:

El libro se abre con el relato MacGyver; aquí se cita la canción popularizada por Julio Iglesias Soy un truhán, soy un señor.

Imprime la leyenda, otro de los relatos que adereza el libro, habla sobre la película El hombre que mató a Liberty Valance. Escuchad la música con que se abre la película compuesta por Cyril Mockridge.

El relato en el que la música cobra mayor protagonismo es Un elefante se balanceaba. A él pertenecen I’m a fool to want you, The entertainer -pieza de Scott Joplin que fue utilizada en la banda sonora de El golpe-, se citan musicales como West Side Story, canciones de The Police o Ni tú ni nadie de Alaska y Dinarama. Vamos con esta selección tan ecléctica.

Hacia el final del libro encontramos el relato Mudanzas en el que se cita la canción Eres (por tu forma de ser conmigo)

30 paisajes de la Guerra Civil

Hoy vuelvo al blog en carne mortal, que de espíritu nunca me he ido, para comentar el libro 30 paisajes de la Guerra Civil, coescrito por Eladio Romero y Alberto de Frutos y publicado por la editorial Larousse.

La obra –dice el profesor Carlos Tejerizo en el prólogo– está “llamada a ser un referente de un tema que sigue siendo de gran actualidad”. ¿Cuántos miles de libros se han escrito sobre la Guerra Civil? Este es distinto, porque su enfoque es distinto. Desde el mismo concepto de “paisaje”, la obra nos propone una inmersión en treinta escenarios que recapitulan y nos ayudan a entender la Guerra Civil en todas sus dimensiones.

Por supuesto, salen Guadalajara, Brunete, Belchite, Teruel o el Ebro, pero también La Palma, el Alto Tajo, el fuerte de Alfonso XII en Pamplona, Peñarroya o los Pirineos. Es decir, el libro va más allá de la épica de las batallas para fijarse en la lírica de unos lugares de memoria que, se diría, cobran vida ante nuestros ojos.

Y lo hacen gracias a una original estructura que cuenta el “qué, cuándo y dónde” de cada paisaje; sus anécdotas más suculentas; el eco, que todavía resuena en el tiempo, de su literatura; o las huellas que esos sitios han fijado en nuestra memoria, ya sea en forma de monumentos, memoriales, cementerios… o hasta canciones.

Sus autores, y este es su principal mérito, no toman partido. La guerra acabó hace más de ochenta años, y las trincheras subsisten solo en la mente de algunas personas. La Guerra Civil no se libró en los despachos, sino a cielo abierto, y sus víctimas fueron nuestros padres y abuelos.

El libro, creedme, es divulgación de la buena, apta para todos los públicos, tanto para los amantes de la historia militar como para aquellos que nunca se han interesado por la mayor tragedia española del siglo XX.

Sus cientos de fotografías, inéditas en su mayor parte, y su exquisita cartografía, completan un puzle vibrante y desgarrador, en el que los nombres propios no hacen sombra a los anónimos.

Si te interesa la Guerra Civil, este es tu libro. Si nunca te ha interesado, este es, también, tu libro.

30 paisajes de la Guerra Civil

Eladio Romero y Alberto de Frutos

Larousse Editorial. Barcelona (2020).

352 págs. 35,90 euros.

Y dejamos ya la teoría para hincarle el oído a la praxis musical. 

Empezamos con Jarama Valley, un tema inspirado en la melodía de una canción folk americana, Red River Valley. La letra habla de la batalla del Jarama, que se desarrolló en febrero de 1937 y en la que participaron brigadistas estadounidenses –el famoso batallón Lincoln– y británicos. Os dejo con la versión de Pete Seeger. 

Una de las canciones que asociamos con mayor facilidad a los brigadistas se la debemos al cantante folk irlandés Christy Moore. Lleva por título Viva la Quinta Brigada (aunque en grabaciones posteriores aparece listada como Viva la XV Brigada) y, en el libro 30 paisajes de la Guerra Civil, se cita explícitamente, al narrar la batalla de Lopera. Escuchemos Viva la Quinta Brigada, de Christy Moore, incluida en su disco Ride On (1984) y dedicada a los irlandeses que lucharon en este conflicto. 

Seguimos con un representante escocés. Jim Brown cantó Salud International Brigade en homenaje a uno de los grupos más numerosos de brigadistas en proporción a su población: se estima que más de 500 escoceses lucharon a favor de la República en distintos escenarios de la Guerra Civil: el Jarama, Brunete, el Ebro… 

Una canción popular española, Los cuatro muleros, inspiró en tiempos de la Guerra Civil Los cuatro generales, que fue grabada por el actor alemán Ernst Busch, quien canta el final en su propia lengua. Pertenece al álbum Canciones de las Brigadas Internacionales, y su letra habla de la defensa de Madrid. Su última estrofa, en alemán, dice: “A ti, maravillosa Madrid, te querían tomar, pero de tus fieles hijos no te debes avergonzar, vengaremos todas tus lágrimas y terminaremos con nuestra esclavitud”. 

River of Country cumple seis años

6 anniversary

Un año más hay que poner otra vela en la tarta de este blog … y van seis. Ha llegado el momento de rendir cuentas y qué mejor que daros unos cuantos datos estadísticos. Este año el blog ha tenido 63.000 visitas y he publicado más de 150 entradas, que sumadas a las de los años anteriores hacen un total de 1.370.

Pero, ¿qué países muestran un mayor interés por estas divagaciones? En primer lugar, repite EE.UU., que triplica con creces las visitas de España. Luego nos encontramos con Hong Kong, que aumenta considerablemente las del año anterior. Esta fuerte subida provoca que México baje un puesto, aunque el número de visitas es casi idéntico respecto a 2018. El resto de la tabla no presenta demasiados cambios y los países latinoamericanos copan los otros primeros puestos (Argentina, Chile, Colombia, Perú, Uruguay, Costa Rica, Ecuador y Venezuela).

Fijémonos ahora en las entradas más vistas de 2019. En primer lugar, la publicada en junio sobre el anuncio del libro de José Miguel Gala acerca del grupo Los Cheyenes, titulado Los Cheyenes. El rock del garaje, seguida muy de cerca por la que hice con motivo de los premios de la Academia de la Música country que se entregan, como siempre, en abril. Seguimos con otro libro: el de mi hermano Alberto de Frutos sobre la Segunda República, que explora este período histórico a través de 50 lugares relevantes. El Huercasa Country Festival de Riaza (Segovia) nació el mismo año que River of Country –2014– y la reseña sobre su VI edición ha alcanzado el cuarto lugar. Para cerrar el Top 5 nos encontramos con toda una institución en los orígenes del country –yo diría que la mayor–. Me refiero a Hank Williams y, en concreto, a la entrada dedicada a su última grabación antes de morir a los 29 años.

Las series siempre han ocupado un lugar especial en este espacio. Este año los protagonistas han sido los trenes y las canciones que sobre ellos se han compuesto. Así, entre septiembre y octubre se extendió la serie El silbato del tren a lo largo de 11 entregas.

Por último, y para acabar con este resumen, algo que nunca cambia: los dos blogueros que mayor cantidad de comentarios han dejado este año han sido Raúl, de La Guitarra de las Musas, y Manuel Cerdà, de El blog de Manuel, rebautizado como A mi manera. Gracias tanto a ellos como a toda la cohorte de lectores silenciosos.

La canción que he elegido para celebrar este aniversario es un tema que sonó bastante en 1970: Whiskey Six Years Old, que cantó Norma Jean. Pertenece a su álbum de aquel año It’s Time for Norma Jean. Obra de Glenn Martin y Johnny Slate, la narradora se lamenta del creciente alcoholismo de su pareja y se pregunta en su estribillo cómo es posible que un whiskey de sólo seis años acabe con un hombre de 32. Destaca la steel guitar de Lloyd Green, un virtuoso de este instrumento que trabajó con lo más granado del country, como Johnny Cash, Lynn Anderson, Don Williams, Charley Pride y muchos otros. Os dejo con la versión original de Norma Jean.

Ahora, una más reciente, que incluyó Marti Brom en su álbum Sings Heartache Numbers (2005).

 

La Segunda República española en 50 lugares. Alberto de Frutos

la segunda republica
Hoy, 14 de abril, puede ser un gran día para hablar de la República. El libro La Segunda República española en 50 lugares (ed. Cydonia, 2019), obra del periodista y escritor Alberto de Frutos, es una brillante aproximación a esos cinco años que sacudieron el mundo, como diría John Reed. Lo que empezó siendo un sueño el 14 de abril de 1931 se despertó con la pesadilla de la Guerra Civil en el verano de 1936.
La obra plantea un original recorrido cronológico por aquellos lugares ligados a la República, desde Éibar, la primera población española que osó proclamarla, hasta el estadio de Montjuïc, sede de una utópica Olimpíada Popular que callaron las descargas de fusiles. Entre medias, Castilblanco, Arnedo, Casas Viejas o la casa de Calvo Sotelo en la calle Velázquez de Madrid, escenarios de miedo, cubas de sangre; pero también, naturalmente, la Casa de Campo, el bar Chicote, los pueblos de las Misiones Pedagógicas, los colegios electorales que celebraron el voto de la mujer en 1933 o el Teatro Rialto, lleno hasta la bandera –día sí, día también– con la película de Imperio Argentina Morena Clara.
«La Segunda República española en 50 lugares –dice De Frutos (se apellida como yo, ¡qué extraño y qué coincidencia!)– no es una obra de corte político. Tiene más de cartografía sentimental o, si lo prefieren, de enseñanza de Juan de Mairena a propósito de lo que pasa en la calle». A la postre, el diagnóstico sobre este período no es hostil ni favorable. Sencillamente, se cuentan los hechos sin desatender las circunstancias que los propiciaron en cada momento. Y ahí, creo, radica su principal mérito.
La obra, que inaugura la colección Viajes por la historia de la editorial Cydonia, es también una suerte de guía turística, oportunamente ilustrada, que nos invita a recorrer, con nuestros ojos del siglo XXI, los pueblos, monumentos y edificios que se citan, pues no en vano la mayoría de ellos siguen en pie.
Como no podía ser de otro modo, la cultura, el ocio y las artes en general se someten también a la lupa de este detective del pasado, que en uno de los capítulos recuerda a la estrella del cuplé Raquel Meller, el sueño de Chaplin para sus Luces de la ciudad, quien anunció su gira de despedida de Barcelona en el Teatro Tívoli allá por el año 1935. «Si José Padilla compuso la banda sonora de España, ella la orquestó con su garbo de relicario y su batir de alas precursoras de primavera», sentencia De Frutos.
Empezamos con esta interpretación de la artista de Tarazona de El relicario, un pasodoble de Padilla de 1914 con letra de Armando Oliveros y José María Castellví.

En Morena Clara aparecía la copla El día que nací yo, con música de Juan Mostazo y letra de Antonio Quintero y Pascual Guillén. Esta es Imperio Argentina.

En 2001 apareció un álbum que recopilaba canciones de este período, Cantes, Cantos y Músicas de la Segunda República Española. A él pertenece Qué bonito está Madrid con banderas tricolor republicanas.

La proclamación de la República supuso un rayo de esperanza para un amplio sector de la población española. La marcha Ahí va eso, escrita por José María Martín Domingo y cantada por Eladio Cuevas, es una muestra de esa ilusión.

El advenimiento del sistema republicano también fue saludado fuera de nuestras fronteras. Este fue el caso de México, donde Guty Cárdenas grabó una ranchera dedicada al nuevo régimen, que grabó en los estudios Columbia de Nueva York en abril de 1931 con el título La República en España. Un año después, Cárdenas moriría en una taberna a causa de una pelea. Mucho se ha especulado sobre los motivos de esta trifulca. Unos dicen que fue por un asunto de celos, pero otra teoría, más que plausible, sostiene que un monárquico español entabló una discusión con el cantante por la ranchera de marras y acabó con su vida de un disparo. El asesino, Ángel Peláez Villa, resultó ser simpatizante del partido monárquico Renovación Española y, cuando volvió a España, luchó en la Guerra Civil del lado franquista.

Podéis adquirir el libro en Amazon o a través de la editorial

Tres años no es nada

tres-anos
Con motivo del tercer aniversario de River of Country, permitidme parafrasear el conocido tango de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera Volver: estos tres años se han pasado en un soplo.
Desde que comenzó el blog en 2014, he publicado más de 800 entradas –más de 230 solo en este último año–, que han superado las 50.000 visitas, lo que no está nada mal teniendo en cuenta que el country sigue siendo un género minoritario en nuestro país. Además, este año las visitas se han incrementado casi un 30 % con respecto al anterior.
Hay que señalar que las visitas procedentes de Estados Unidos ya han superado a las de España –la tendencia se inició el año anterior, y este se ha consumado–. A Estados Unidos y España les siguen en el escalafón México, Argentina, Chile, Colombia –que, curiosamente, repiten posición con respecto a 2015– y, como novedad, un país europeo con larga tradición musical, Irlanda, que desbanca a Perú en el 7º puesto.
Recordemos ahora las series temáticas. Cuando el curso pasado hacíamos balance por estas mismas fechas, estábamos rematando la serie Country Urbano, que finalmente constó de 43 entregas. A esta le siguió la serie de diez entregas En Familia, dedicada a la familia Carter, el primer grupo de música country. Y para terminar el año me embarqué en otra sobre canciones country con nombre propio en su título, que sumó 13 capítulos.
Por otra parte, River of Country también se ha «internacionalizado» este año, mediante la colaboración con otros blogs musicales de referencia. En La Guitarra de las Musas participé en la sección Las cinco canciones de tu vida, que su responsable, Raúl, recuperó del antiguo blog de Salva Mentalparadise. También he colaborado con El Gramófono, blog de Ángel Maíllo, dentro de su sección El rancho de Eduardo, con sendas series, En la quietud de la noche, sobre canciones country de tema nocturno, y con otra en la que abordé cinco aspectos interesantes del country: cowboys, dúos memorables, cinco singles del siglo XXI, el country-gospel y versiones históricas del country.
Por último, aunque no menos importante, me gustaría dar las gracias a todos aquellos que con vuestras visitas, comentarios y «me gusta», hacéis posible que este blog siga adelante (hemos sobrepasado los 100 seguidores, ¡poco a poco!). Mención especial merecen Raúl de La Guitarra de las Musas, Manuel Cerdà de El blog de Manuel Cerdà, Ángel Maíllo de El Gramófono, Salva de Mi Vida es una Canción, Julia Fern de Tarareando o Antonio Martín de Diccineario, por citar solo a unos pocos.
Entre las entradas publicadas en 2016, la más vista fue el anuncio de la publicación de Historia a pie de calle, libro de mi hermano Alberto de Frutos editado por Larousse. En cuanto a las estrictamente musicales, se han aupado a los primeros puestos Nominaciones de la Asociación de Música Country 2016; Una cinta amarilla en el viejo roble; For the Good Times, de Kris Kristofferson; 50 años de la Asociación de Música Country; y Orange Blosson Special, de Irvin T. Rouse.
Hasta aquí lo que ha dado de sí este tercer año. ¿Me acompañaríais un cuarto? Yo, por mi parte, estoy dispuesto a seguir navegando en las aguas de este río.
Termino como siempre con música, en esta ocasión con Three Year Old, perteneciente al quinto disco de Eric Church –el último que ha aparecido hasta la fecha–, Mr. Misunderstood, de noviembre de 2015. Casey Bethard y Monty Crissman colaboraron con él para escribir esta balada, inspirada en el hijo de tres años del cantante. En la letra habla de todo lo que ha aprendido de su pequeño, como la ausencia de límites de la imaginación infantil, que permite cosas tan dispares como cavar hasta China con una cuchara, hablar con Jesús por teléfono, ser un cowboy en la luna… Y también la pureza e inocencia al decir «Te quiero» y a no dudar en reconocer nuestros errores.

Historia a pie de calle. Alberto de Frutos, 2016

historia_a_pie_de_calle_vol
Como habréis visto, hemos cambiado temporalmente la cabecera de este blog para anunciar que ya está a la venta el último libro de Alberto de Frutos, Historia a pie de calle (Larousse, 2016).
Sucede cuando se estrena una película, cuando se publica un nuevo libro o sale al mercado una novedad discográfica, que los críticos se rompen la cabeza y barajan adjetivos y sustantivos para montar su pieza y cobrar (o no) por ella. Por mucho que se empeñen, sin embargo, los elogios suenan parecidos y las burlas a costa del supuesto tropiezo del creador ya están muy vistas.
Nada de críticas, pues, y, además, la objetividad aquí no sería creíble. Basta con comentar que ya está a la venta Historia a pie de calle (Larousse, 2016), un libro en el que mi hermano Alberto de Frutos ha recorrido la historia de España desde 1931 hasta nuestros días no a vista de pájaro, sino más bien a ras de suelo, en una especie de plano japonés, para hablar de lo que somos partiendo de lo que fuimos.
La copla, el La, la, la de Massiel o la movida madrileña son algunos de los capítulos dedicados a la música. En Amazon y en las principales librerías del país encontraréis todos los detalles…
Os dejo con estos temas que le van como anillo al dedo.
Como representante de la copla, Ojos verdes, de Manuel Quiroga, Rafael de León y Salvador Valverde.

Ahora, todo un símbolo de la libertad, Al vent, del valenciano Raimon, que apareció en 1963.

Y una canción emblemática de la década de los 80, La chica de ayer, escrita por Antonio Vega, de Nacha Pop.

Tiempos y costumbres. Alberto de Frutos, 2014

Tiempos y costumbres
Hoy incurrimos en una de esas excepciones que ponen sal a cualquier blog, y, en lugar de música country, hablamos de literatura. No de literatura en abstracto, que nos pueden dar las mil, sino de una obra muy concreta y específica, que os quiero recomendar a todos: Tiempos y costumbres, una colección de relatos de Alberto de Frutos que acaba de publicar la editorial Autores Premiados (Sevilla, 2014).
No sé si alguno de vosotros conoce a su autor, que ya ha publicado otros libros en el género de la narrativa breve. Yo sí lo conozco, y los más curiosos pueden intuir nuestra filiación pinchando en la pestaña de Quién soy. Pero no me ciega la pasión fraterna. Uno, por estos lares virtuales, ejerce de crítico y alaba solo lo que le parece bueno. ¿O es que en la familia Carter solo la guitarra de Maybelle merecía los elogios?
En serio. Tiempos y costumbres es un excelente libro de relatos, y no porque yo lo diga, sino porque los 16 cuentos que lo componen vienen avalados por un sinfín de premios a lo largo y ancho de la geografía española (Madrid, Córdoba, Almería…). Son relatos tiernos, graciosos y desesperados, osados y modestos, históricos y contemporáneos, fieramente humanos. Hay memoria y porvenir en estos cuentos, vaya que sí, y sonrisas y lágrimas, cómo no…, ¿y música? Pues, hombre, claro que hay música: música en las palabras y en los silencios, country y de la otra.
Alberto
Su autor ha puesto toda la carne en el asador, y lo puedo decir con conocimiento de causa, ya que he asistido al proceso de su composición desde la primera letra (por cierto que el libro se abre con una cita de Cicerón –O tempora, o mores–, que es la que le da título). Os dejo ahora, como aperitivo de lo que podéis encontrar en las páginas del libro, con un par de citas extraídas al azar:
–Quienes lo conocíamos sabíamos que mi abuelo amaba sin reservas; que en su corazón no cabía la letra pequeña –solo, paradójicamente, la más grande y despejada–; y que no se arrepentía nunca de darse a los demás, porque sabía que vivir para uno mismo es igual que morir muy lentamente.
–Antes tendría que explicar en qué consiste hacerse mayor. Consiste en olvidar. Crecer es cancelar una y otra vez esa cita ineludible y desesperada con los recuerdos.
Y, como es tradición, os dejo con una canción que le va como anillo al dedo. La canta Jean Seberg y es lo mejor de la película de Joshua Logan La leyenda de la ciudad sin nombre (Paint your wagon, 1969).