Enjaulados (IX)

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Hoy no toca hablar de Johnny Cash… ¿o sí? Pues sí, porque, si bien el primer disco que comentaremos no es suyo, el hombre de negro fue el artífice del descubrimiento de su autor, Glen Sherley. Una noche antes de que Cash grabara en la prisión de Folsom, un predicador amigo suyo le entregó en el motel donde se hospedaba una cinta con una canción, Greystone Chapel, grabada por uno de los reclusos, el citado Sherley, quien cumplía condena por atraco a mano armada. De inmediato, Cash decidió tocarla e incluirla en su disco, y lógicamente se interesó por su creador.

En 1971 Sherley fue trasladado a la prisión de Vacaville, también en California, donde obtuvo permiso de las autoridades para hacer un disco en directo ante los demás reclusos. Así surgió Live at Vacaville, California, que supervisó el propio Johnny Cash. A finales de ese año, Glen fue puesto en libertad gracias a la mediación del cantante, quien llegó a ser padrino de su boda y lo contrató, aunque se vio obligado a despedirlo por conducta violenta. En 1978, mató a un hombre y posteriormente se suicidó. Johnny Cash se ocupó de pagar su funeral.

Escuchemos Greystone Chapel, canción que escribió sobre la capilla de la prisión de Folsom.

Esta es la versión de Johnny Cash en At Folsom Prison (1968).

El tercer disco de Johnny Cash en una prisión fue På Österåker (1973), esta vez en Suecia. No llega a la calidad de los anteriores, pero merece especial atención su versión de los clásicos de Kris Kristofferson Help Me Make it Through the Night y Me and Bobby McGee. El artista se apoya en la colaboración de Carl Perkins.

Como muestra, escuchemos Looking Back in Anger, escrita por el antiguo recluso de Folsom Glen Sherley y Harlan Sanders. Mirar atrás con ira, sugiere la letra, no lleva a ningún sitio.

Enjaulados (VIII)

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En la entrada anterior, dedicada a At Folsom Prison, alabamos el éxito comercial que cosechó este disco. Pues bien, su gloria fue superada por el que sacó Johnny Cash al año siguiente, At San Quentin. Sin duda, el sello discográfico quiso repetir su buena fortuna y, de hecho, lo logró, pues no solo llegó al número 1 en las listas country (como el anterior), sino también en las pop. Fue nominado al mejor álbum en los Grammy y Cash ganó en la categoría de Actuación masculina por A Boy Named Sue, que podéis escuchar aquí. El concierto fue grabado en otra prisión californiana, San Quentin, en febrero de 1969.

Escuchemos Wanted Man, una de las incursiones de Bob Dylan en el country y el tema con el que se abre el disco. El narrador nos dice que hay carteles de «se busca» referidos a él por todas partes.

Siguiendo la estela de Johnny Cash, Mack Vickery grabó Live at the Alabama Women’s Prison en una cárcel de mujeres de Alabama, que arrastraba la fama de ser una de las más duras de Estados Unidos. Vickery contaba poco más de 30 años cuando vio la luz el disco, en 1970. Sus inicios habían discurrido por el rockabilly y, en el country, más que como intérprete fue conocido como autor de canciones grabadas por otros como Johnny Cash, Waylon Jennings o George Jones.

Escuchemos Life Turned Her That Way. El tema fue escrito por Harlan Howard en 1965, y esta es la versión de Vickery del 70. La letra no puede ser más apropiada para el marco en que se inscribe. El autor advierte a la sociedad de que «si (la protagonista) parece fría y amargada, se pare a pensar antes de condenarla porque la vida la volvió así».

Enjaulados (VII)

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En la segunda parte de esta serie sobre cantantes country «encarcelados», comentaremos algunos álbumes que fueron grabados en prisión.

Antes de que Johnny Cash elevara a la categoría de arte estos trabajos, asistimos a un curioso precedente. Desde 1957 Charles Lee Guy III pagaba su deuda con la sociedad en una cárcel de California, la misma que acogía a Spade Cooley por la muerte de su mujer, de la que ya hemos hablado. Charles Lee Guy III estaba acusado de matar al amante de su madre y, para hacer más llevaderas las horas, aprendió a tocar la guitarra y se dedicó a componer canciones. Capitol Records se interesó por él y sellaron un contrato que daría lugar al único disco de Guy en toda su vida, The Prisoner’s Dream, que salió al mercado en 1963.

La mayoría eran versiones archipopulares de antiguos temas country. Escuchemos, por ejemplo, la de Buck Owens de Cigarettes, Whiskey and Wild, Wild Women, un tema de los años 40 que grabara en 1972 con Buddy Allan.

Sin duda, los discos de Johnny Cash son los más conocidos en su género. El primero de ellos, At Folsom Prison (1968), fue grabado en dicha prisión de California, y contó con la colaboración de Carl Perkins, June Carter y The Tennessee Three. Constituyó un gran negocio para Columbia Records, que invirtió relativamente poco en su producción y alcanzó unas ventas imprevistas, que hoy superan los tres millones de discos.

Por no repetir los temas que incluí en la entrada que dediqué al álbum el 14 de febrero de 2015, escuchemos este otro, 25 minutes to go, compuesto por Shel Silverstein y grabado por él mismo en Inside Folk Songs (1962). La canción, de corte humorístico, está narrada desde el punto de vista de un preso que espera su ejecución por ahorcamiento. Están disponiendo la horca y solo le quedan «25 minutos para irse».

Orange Blossom Special. Ervin T. Rouse, 1938

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Si hubiera que elegir una canción sobre una línea de tren, Orange Blossom Special sería una de nuestras candidatas. Esta melodía para fiddle, una de las más famosas del bluegrass, fue escrita por Ervin T. Rouse a los 20 años, aunque hay quien sostiene que Chubby Wise le ayudó en la tarea.
Está dedicada a la línea ferroviaria Nueva York-Miami, cuyo tren era conocido como Orange Blossom Special. La línea, que al principio solo llegaba a Palm Springs, Florida, inició su andadura en 1925, y dos años después fue ampliada hasta Miami. El viaje, de más de 2.000 kilómetros, se prolongaba unas 35 horas, pero con el tiempo llegó a ser la línea más rápida de Estados Unidos. El servicio se interrumpió durante la Segunda Guerra Mundial y, en 1953, dijo definitivamente adiós.
La primera grabación que se conserva es la de su autor, Ervin T. Rouse, que la grabó junto con su hermano Gordon en 1939.

Esta, de 1942, es de Bill Monroe.

Johnny Cash fue quien más contribuyó a su éxito gracias a su álbum At Folsom Prison (1968).

Lester Flatt y Earl Scruggs, dos de los máximos exponentes del bluegrass, nos ofrecieron esta hipnótica versión instrumental.

Escuchemos a The Charlie Daniels Band en Fire on the Mountain (1974).

En esta selección, tampoco podía faltar el virtuoso de la guitarra Chet Atkins, que hizo un arreglo para este instrumento. La grabó en su álbum Country After All These Years (1981) y salió como single ese mismo año.

Por último, os dejo con Rhonda Vincent y su banda, The Rage, en otra gran versión instrumental de fiddle.

At Folsom Prison. Johnny Cash, 1968

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Uno de los mejores discos en directo que ha dado la música country ha sido este At Folsom Prison, que Johnny Cash grabó en un concierto en esa prisión de California el 13 de enero de 1968.
El álbum es uno de los más emblemáticos de Johnny y, en parte, le valió el sobrenombre de El hombre de negro, que le acompañaría el resto de su carrera, ya que solía cantar canciones de tema sombrío vestido de ese color.
A Cash siempre le había atraído la idea de actuar en una cárcel, pero sus productores se mostraban reacios a la idea. Todo cambió cuando se fue a la Columbia, bajo la supervisión de Bob Johnston, quien le animó a cumplir su sueño.
Muchos años antes, Cash había visto un drama carcelario, Inside the walls of Folsom Prison (1951), de Crane Wilbur, que le inspiraría el single Folsom Prison Blues (ya escuchado aquí). Se dirigió a Sacramento (California), donde el entonces gobernador del Estado Ronald Reagan se entusiasmó con la idea. En sus dos actuaciones, Johnny estuvo acompañado por Carl Perkins –que cantó su éxito Blue Suede Shoes– y los Statler Brothers –que hicieron lo propio con Flowers on the Wall–. A los cuatro meses, salió el disco, que se convirtió unánimemente en un éxito de crítica y público –en 2003, año de la muerte de Cash, había vendido más de tres millones de discos– y, en 1968, alcanzó el primer puesto de los álbumes country. Ha sido reeditado, además, en multitud de ocasiones: en 1999, y, merced a su éxito, prácticamente cada año hasta 2013.
Dark as a dungeon, de Merle Travis, es un tema sobre la dura vida en las minas de Tennessee. Al final, el cantante advierte que, como esta actuación está siendo grabada, los presos no pueden decir “hell” o “shit”, ni nada parecido.

I still miss someone es obra del propio Cash y su padre, Roy.

T. J. Arnall escribió Cocaine Blues. La historia habla sobre un hombre que mata a su mujer bajo la influencia del whisky y la cocaína y es condenado a 99 años en la penitenciaría de San Quintín.

Escuchemos ahora una de las canciones sobre trenes más conocidas, Orange Blossom Special. Fue escrita en 1938 y ha conocido multitud de versiones.

The Long Black Veil fue un éxito para Lefty Frizzel en 1959. Ya hemos escuchado su versión. Os dejo ahora con la del “hombre de negro”.

Blood, sweat and tears. Johnny Cash, 1963

johnnycash blood sweat and tears
A principios de los años 60, la carrera de Johnny Cash resultaba cada vez más convincente, y así lo demuestra este disco grabado en 1962, que se comercializó al año siguiente a través de Columbia/Legacy.
El disco, con un excepcional Luther Perkins a la guitarra, se compone de nueve pistas, todas ellas sobre historias laborales. Cash utilizó algunos de los temas para su emblemático At Folsom Prison (1968).
Como es sabido, el título se inspira en una célebre cita de Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial: “No puedo ofreceros más que sangre, sudor y lágrimas”.
Empecemos con el único single que salió del disco, Busted. La canción fue escrita por Harlan Howard y trata sobre las penurias de un granjero para mantener a su familia. Pide ayuda a su hermano, pero este pasa del tema, por lo que finalmente tiene que abandonar y buscarse la vida de otro modo.

Casey Jones tiene un toque de country folk. La canción cuenta la historia real de un empleado de ferrocarril que murió como un héroe en un accidente laboral, intentando parar su tren para evitar el choque con otro de mercancías, lo que salvó muchas vidas.

El padre de la música country, Jimmie Rodgers, compuso este Waiting for a train, versionado por Cash en este disco.

Para terminar, escuchad Nine Pound Hammer, de Merle Travis, el autor del famosísimo Sixteen Tons.

I walk the line. Johnny Cash, 1956

El primer número 1 de Johnny Cash llegó con este conocidísimo tema. El single fue un completo éxito y vendió más de dos millones de copias. Sobre su génesis, Cash confesó en una entrevista que lo escribió en una noche entre bambalinas en Gladewater, Texas. El hombre que prometía “ir por el buen camino” llevaba dos años casado con Vivian Liberto y I walk the line sonaba a espontánea declaración de intenciones.
Al principio, Cash soñaba con una balada lenta, pero el productor Sam Phillips –fundador de Sun Records, el sello discográfico donde trabajaba Johnny– le convenció de que se trabajara un ritmo más rápido. El aplauso fue clamoroso. Tras la grabación del 2 de abril de 1956, el single se lanzó el 1 de mayo; y, durante seis semanas, nadie lo tosió como número 1 de la música country y alcanzó incluso el puesto 19 en las listas de pop. Los disc-jockeys se habían enamorado de esta melodía.
Cash contó en los estudios con la colaboración del bajista Marshall Grant y del guitarrista Luther Perkins, que, antes de dedicarse a la música, habían sido mecánicos. El Hombre de Negro la grabó en varias oportunidades a lo largo de su carrera: en 1964 para su disco homónimo, en 1969 para At Folsom Prison, en 1970 para la banda sonora de la película I walk the line y, en 1988, para su disco Classic Cash: Hall of Fame. Y, aunque las versiones de otros artistas han quedado eclipsadas por la voz de Cash, es justo citar aquí las de Hoagy Carmichael, George Jones, Ernest Tubb, Waylon Jennings o incluso la del actor Joaquin Phoenix, que la interpretó en la película En la cuerda floja (2005). El francés Laurent Wolf ha sido uno de los últimos en ponerle voz en Walk the line Remix (2009).
La letra surgió sin afectaciones. En apenas veinte minutos, ya la tenía terminada. Y hay que reconocer que, aunque el artista se esforzó en ser fiel, la siempre tozuda realidad lo apartó del buen camino. Su mujer Vivien Liberto presentó una demanda de divorcio en 1966 por las continuas infidelidades de su esposo, que, además, abusaba de las drogas y el alcohol. La canción, desde luego, no deja entrever esas bajezas cuando dice: “Encuentro muy fácil ser fiel, me encuentro solo cuando termina el día, porque eres mía, voy por el buen camino”. O un poco más adelante: “Me das razones para un amor que no puedo esconder, por ti incluso intentaría cambiar el rumbo de las mareas, porque eres mía, voy por el buen camino”.
En honor a la verdad, Johnny consiguió ir “por el buen camino” con su segunda mujer, June Carter, con la que estuvo casado hasta su muerte, casi se podría decir que por amor: The Man in Black murió apenas cuatro meses después que su esposa.

Folsom Prison Blues. Johnny Cash, 1955

En la entrada sobre Wabash Cannonball hablamos de la importancia de los trenes en la música folk americana. Aquí, el emblemático Johnny Cash une el subgénero de trenes con el de las prisiones. Esta canción, que nació como sencillo para el sello discográfico Sun Records, fue incluida tres años más tarde en el LP With his hot and blue guitar y tuvo tanto éxito que figuró también en All aboard the blue train (1962).
Johnny Cash reconoció que la inspiración le vino tras ver la película de 1951 Inside the walls of Folsom Prison. Con leves variaciones, la melodía había aparecido en el tema Crescent City Blues, de Gordon Jenkins (1953), quien no tuvo reconocimiento público por esta canción, si bien a principios de los años 70 Johnny Cash compensó su “silenciosa” contribución con 75.000 dólares.
Junto con I walk the line, esta canción es la más reconocible de Johnny Cash. Mención especial merece el concierto en directo que el artista dio en la misma prisión de Folsom en enero de 1968: los presos lo jalearon y Cash aprovechó para sacar un nuevo disco llamado At Folsom Prison.
La canción es un canto a la libertad. Su autor se pregunta cómo se sienten los reclusos ante la idea de que la gente se mueva libremente en los trenes. La letra narra la historia de un chico que fue encarcelado en la prisión de Folsom por no seguir los consejos de su madre –“siempre sé un buen chico y no juegues con armas”– y matar “a un hombre en Reno sólo por verle morir”. Ahora añora la libertad perdida, y en la lejanía escucha el silbato del tren y se imagina a la gente sin preocupaciones, “fumando cigarros y bebiendo café”. Finalmente, concluye con esta reflexión: si la línea de ferrocarril fuese de su propiedad, la alejaría de la prisión y con ello se iría su tristeza.