Jimmy Driftwood, el profesor que componía canciones

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James Corbitt Morris nació en Arkansas en 1907. Su padre era cantante de folk, y aprendió a tocar la guitarra en el instrumento casero de su abuelo. Aun así, orientó su carrera profesional a la enseñanza y se hizo maestro, compaginando sus dos pasiones: la enseñanza y la música. Empezó a componer canciones, fundamentalmente de temática histórica, para suscitar el interés de sus alumnos por esta disciplina.
Uno de sus temas más recordados abordaba, por ejemplo, la batalla de Nueva Orleans -en 1814 la recién creada nación americana luchó contra los británicos, que intentaban recuperar el territorio perdido treinta años antes-. Editada en 1959, había sido escrita en 1936. Aquí podéis ver la entrada que dediqué a este clásico y escuchar la icónica versión de Johnny Horton, que la popularizó.
Prolífico autor, Driftwood escribió unas 1.000 canciones, de las que se conservan unas 300. Lo cierto es que no se dedicó en serio a la música -era una mera herramienta para apoyar su labor docente- hasta los 50 años. Fue entonces cuando un editor de Tennessee se fijó en él y le ofreció un contrato discográfico. Su popularidad llegó a tales extremos, que lo invitaron a cantar ante Nikita Kruschev en su histórica visita a EE.UU. de 1959, de la que el soviético se llevó un recuerdo de la música tradicional americana. Sus canciones fueron grabadas por Eddy Arnold, Johnny Cash o Hawkshaw Hawkins, entre otros. Murió a los 91 años en su Arkansas natal.
He had a long chain on, grabada en 1960, se inspira en una historia que le contaron. Durante la Guerra de Secesión, algunos hombres de Arkansas se negaron a luchar y fueron encarcelados por desertores. En aquel entonces los prisioneros eran encadenados con grilletes. Pues bien, uno de ellos consiguió escapar, y la canción relata cómo fue a pedir comida a la granja de un lugareño y este no se la negó. Nos encontramos ante una crítica a las condiciones inhumanas de los presidiarios: «No parecía un atracador, no parecía un ladrón, su voz era suave como la luz de la luna, un rostro lleno de pena y dolor». Está disponible en el recopilatorio Americana, que Bear Family Records sacó en 1998, pocos meses después de su muerte. Escuchémosla.

Uno de los mejores grupos de folk de los años 60, Peter, Paul and Mary, nos regaló esta versión en In the Wind (1963).

Robert Earl Keen, Jr. la actualizó en su álbum What I Really Mean (2005).

Becky Buller, una violinista de bluegrass nominada en la pasada edición de los International Bluegrass Awards, la interpretó con su grupo.

Shotgun Boogie. Tennessee Ernie Ford, 1950

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Antes del nacimiento oficial del rock, hubo pioneros que anticiparon las característicos de este estilo. Tennesse Ernie Ford fue uno de ellos, y con Shotgun Boogie –25 semanas en las listas, tres de ellas como número 1–, triunfó por todo lo alto.
Este «boogie de la escopeta» presenta una letra muy divertida: el protagonista ve un conejo y una ardilla haciendo estropicios en su jardín. Va a buscar su escopeta, pero se encuentra con una chica y, con el fin de utilizar su escopeta, se van a los arbustos a disparar «grandes palomas». La chica le dice que debería conocer a su padre porque también tiene una escopeta que está siempre cargada. Cuando aparece el padre, dispara con su rifle («ningún cazador de arbustos va a quedarse con mi hija») y el protagonista se va corriendo, pero promete volver cuando al padre se le acaben los casquillos.
Escuchemos primero a nuestro autor, Tennessee Ernie Ford.

Ahora, una grabación radiofónica de Hank Thompson en 1952.

En 1991 la discográfica Bear Family Records sacó una antología llamada Johnny Horton: The Early Years, en la que nos brinda esta otra versión.

En el accidente aéreo en el que murió Patsy Cline también falleció Hawkshaw Hawkins. ¿Lo escuchamos?

Un galés, Shakin’ Stevens, también se atrevió con ella.

Ahora, un artista no tan conocido, Jesse Lee Turner, en 1962.

En 1995 Don Walser la versionó acompañado por grandes instrumentistas de fiddle, steel guitar, piano y percusión.

Ya en nuestro siglo, Chris Scruggs, nieto del virtuoso del banjo Earl Scruggs, y su grupo BR549, nos regalaron este directo en el Grand Ole Opry.

No Vacancy. Merle Travis y Cliffie Stone, 1946

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A la manera del clásico de William Wyler Los mejores años de nuestra vida (1946), que refleja el proceso de adaptación de unos veteranos a la vida civil al término de la guerra, la música country también trató este tema.
No Vacancy fue compuesta en 1946 por Merle Travis y Cliffie Stone e interpretada por el primero. Escaló hasta el número 3 de las listas, convirtiéndose en el primer éxito importante de Travis, y fue el «culpable» de que Capitol Records se fijara en él y le hiciera un contrato.
La letra habla de un ex-combatiente de la Segunda Guerra Mundial. Mientras «las balas gritaban», ponía sus esperanzas en el mundo que encontraría a su vuelta, cuando «el mundo fuera libre»; pero a la hora de la verdad, cuando se pone a buscar trabajo, se encuentra un nuevo enemigo: carteles de «no hay vacantes» por todos sitios.
En 2008 el sello Bear Family Records sacó la antología Dim Lights, Thick Smoke and Hillbilly Music con varias canciones de 1946, entre ellas esta de Merle Travis.

Glen Campbell la versionó en su primer álbum Big Bluegrass Special (1962), con la colaboración de Green River Boys.

Escuchemos la versión de Ricky Nelson en su álbum Bright Lights and Country Music (1966).