Llegamos a la última entrada de River of Country de este año. El protagonista de hoy va a ser… el swing, esa especie de «balanceo» –es lo que significa swing– musical tan popular en los años 30 hasta su declive durante la Segunda Guerra Mundial.
Este subgénero del jazz, dominado por las big bands, no ha perdido su capacidad de contagiarnos su optimismo. Aprovechando que es Nochevieja, vamos a escuchar fragmentos del disco Swing and Sweet in New Year’s Eve, aparecido en noviembre de 2008, una colección de 24 canciones que se cuentan entre lo mejor del género.
Comencemos con una de las mejores muestras de las big bands, Sing Sing Sing With a Swing, escrita por Louis Prima en 1936 y popularizada dos años más tarde por la orquesta de Benny Goodman.
Si hubiera que citar una big band que rivalizara en calidad con la de Benny Goodman, esa sería sin lugar a dudas la de Count Basie. Jumping at the Woodside fue grabada en 1938.
Retrocedamos un poco en el tiempo para escuchar Oh, Lady Be Good (1924), de George Gershwin. En el álbum aparece la versión de Manhattan Swing Band.
Vamos ahora con uno de los mejores clarinetistas de siempre, Artie Shaw. En este álbum se incluye Special Delivery Stomp (1941).
El gran Duke Ellington también tiene cabida en este trabajo. Escuchemos su Mood Indigo (Humor Añil, 1930).
Ya hemos disfrutado de un conde (Count Basie), de un duque (Duke Ellington), así que ¿por qué no de un rey? Louis Jordan, apodado El rey de la gramola, es el artífice de este Is You Or Is You Ain’t My Baby (1943).
Termino con una orquesta de swing, la de Stan Kenton, que aquí versiona una conocida canción cubana, El manisero (1930).
Hoy toca desviarnos un poco del camino, ya que hablaremos de una cantante que no se dedicó a esto del country, aunque no dejaremos de escuchar versiones de sus temas más famosos en la voz de personalidades de este género. Vera Lynn, nuestra protagonista, fue todo un fenómeno de la música popular allá por los años 40, y si hablamos de ella en este blog es porque justo hoy cumple 100 años. Un desvío más que justificado, pues.
Nacida en un barrio de Londres en 1917, saltó a la fama cuando, a sus poco más de 20 años, grabó We’ll meet again, escrita en 1939 por Ross Parker y Hughie Charles, y empezó a ser conocida como «la novia de las Fuerzas Armadas». A muchos de vosotros, especialmente a quienes vengáis del rock, su nombre os sonará por la referencia que hace Pink Floyd en The Wall, concretamente en Vera, donde se pregunta: «¿Recuerda alguien aquí a Vera Lynn? ¿Recordáis cómo decía que nos volveremos a encontrar un día soleado?». Si, por el contario, lo vuestro es más el cine, habréis escuchado su canción más emblemática, We’ll Meet Again, en ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964), de Stanley Kubrick.
En una entrevista concedida en 2009, Lynn explicó que intentaban elegir con el mayor cuidado sus canciones, para que fueran alegres y los soldados que añoraban a sus mujeres y novias se identificaran con ellas. Pues bien: a juzgar por el éxito que tuvo, lo consiguió.
En primer lugar, vamos a escuchar su canción más emblemática, We’ll Meet Again (1939). Se trata de un tema nostálgico en el que un soldado que va a partir a la guerra consuela a sus allegados en el trance de la despedida, diciéndoles que volverán a encontrarse un día soleado, no sabe dónde ni cuándo; y los invita a seguir sonriendo hasta que los cielos azules, con su fuerza, alejen las nubes negras.
Tres años después, la melodía cruzó el Atlántico rumbo a Estados Unidos, y Benny Goodman grabó el tema con la aportación vocal de Peggy Lee.
Escuchemos ahora la versión de Frank Sinatra en su disco Frank Sinatra Sings Great Songs from Great Britain (1962).
Y disfrutemos, como apunté al principio, de una interpretación country de altura, la de Johnny Cash, en una de sus últimas grabaciones. Apareció en American IV: The Man Comes Around (2002). Cash moriría al año siguiente, lo que aporta un significado más hondo a la letra.
Vamos ahora con otro hit de nuestra estrella, The White Cliffs of Dover, que grabó en 1942. Escrita el año anterior por Walter Kent y Nat Burton, se convirtió también en una de las enseñas musicales de la Segunda Guerra Mundial. Aquí, un soldado recuerda cómo sobrevuelan los pájaros sobre los acantilados blancos de Dover.
En América, la orquesta de Glenn Miller acompañó a la voz de Ray Eberle.
Al igual que sucedía con We’ll Meet Again, esta también fue grabada por uno de los grandes del country de la década de los 50 y 60, Jim Reeves.
Vera Lynn grabó A nightingale sang in Berkeley Square, de Eric Maschwitz y Manning Sherwin, en 1940. Otra canción nostálgica en la que el protagonista recuerda cómo conoció a su mujer en Mayfair mientras un ruiseñor cantaba en Berkeley Square.
Bobby Darin la incluyó en Oh! Look at me now (1962).
Otro de los temas con que asociamos a Vera Lynn es There’ll Always Be an England, canción patriótica escrita durante el verano de 1939. El momento no podía ser más oportuno, y la guerra, que estalló en septiembre de ese año, se ocupó de convertirla en un éxito. Sus autores fueron los mismos de We’ll Meet Again, Parker y Charles. Despidámomos con la voz de Vera Lynn… ¡y que cumpla muchos más!
Charlie Christian no se dedicó al country, sino al jazz y al swing, pero hoy, 29 de julio, se cumplen 100 años de su nacimiento y merece nuestro modesto homenaje.
Nacido en el seno de una familia de músicos pobres en Texas, que poco después se trasladó a Oklahoma, su padre murió cuando él tenía 12 años, y lo único que le heredó fueron sus instrumentos musicales. Aprendió a tocar la guitarra, el saxo tenor y la trompeta, y en 1939 Benny Goodman lo contrató para su orquesta, iniciando así una carrera artística que apuntaló en su dominio de la guitarra eléctrica, instrumento relativamente nuevo en aquel tiempo.
Su figura ha ejercido una gran influencia sobre guitarristas como Eddie Cochran, B.B. King, Chuck Berry o Carlos Santana, entre otros. Incluso el trompetista Miles Davis reconoció su deuda con él… De modo que, ¿cuál es la razón de que sea tan poco conocido en la actualidad? La razón estriba en su prematura muerte: a finales de los 30, contrajo tuberculosis y, en marzo de 1942, murió sin haber cumplido los 26 años.
Escuchemos algunas de sus grabaciones más conocidas. Aunque en vida no sacó ningún disco, su obra ha sido recopilada en diversos álbumes, el más importante de los cuales lleva por título Solo Flight: The Genius of Charlie Christian (1972), que incluye algunas de las sesiones que hizo con Benny Goodman. Rose Room fue uno de sus primeros trabajos con el sexteto de Benny Goodman. Compuesto por Art Hickman y Harry Williams, se grabó en octubre de 1939.
Escuchemos ahora Honeysuckle rose, un estándar del jazz compuesto por Fats Waller y Andy Razaf.
Esta es su versión de I Got Rhythm, de George Gershwin. Él toca la guitarra; Jerry Jerome, el saxofón.
En 1927 Hoagy Carmichael compuso Stardust. Así lo interpretó Charlie Christian con el sexteto de Benny Goodman. La grabación data de 1939.
Otro estándar del jazz que versionó fue Tea for Two, compuesto por Vince Youmans en 1925 para el musical No, No, Nanette. Jerry Jerome al saxo, Frankie Hines al piano y Oscar Pettifor al bajo.
Una de los primeros temas basados en un riff es Royal Garden Blues, de Clarence Williams (1919). En esta grabación de 1940, podemos disfrutar también de Benny Goodman y Count Basie.