Hasta siempre, cowboy de lentejuelas

glen campbell

Ayer el country perdió a otro imprescindible. Glen Travis Campbell –aquí podéis ver su breve reseña biográfica– ha muerto a los 81 años de edad tras una larga lucha contra el Alzheimer.

En su adolescencia y juventud se prendó del arte de Django Reinhardt y decidió consagrar su vida a la música. A los 14 años dejó el colegio y se fue a Los Ángeles a probar fortuna. Su popularidad comenzó en 1967, con By the Time I Get to Phoenix, y ya al año siguiente consiguió todo un hito: superar en ventas a los Beatles en Estados Unidos.

Su creciente popularidad hizo que incluso John Wayne le invitara a actuar en Valor de ley (1969), en un papel nada desdeñable (además, interpretó el tema principal de la película). Entre 1969 y 1972, tuvo un programa propio en el que predicaba la grandeza del country. Willie Nelson, Johnny Cash o Linda Ronstadt, entre otros artistas, pasaron por él.

Pero su carrera había empezado unos años antes. Uno de sus hitos fundacionales tuvo lugar en 1964, cuando los Beach Boys lo llamaron para sustituir a Brian Wilson, que sufría una de sus cíclicas depresiones. Incluso se le puede escuchar tocando la guitarra en Pet Sounds (1966). Tan encantados estaban con su estilo, que le ofrecieron unirse al grupo con carácter permanente, pero Glen declinó la oferta.

En sus más de 50 años sobre los escenarios, Campbell vendió nada más y nada menos que 45 millones de discos. En 2005 fue nombrado miembro del Salón de la Fama de la música country; en una entrevista señaló: «Puedes tener el vocalista masculino y todo eso. Yo me quedó con el Salón de la Fama». Bruce Springsteen dijo de él: «Tenía una bonita voz, pura, nada sofisticada. Era simple en la superficie pero había un mundo de emociones por debajo».

A principios de 2011 le diagnosticaron Alzheimer y, consciente de que poco a poco iría perdiendo la conexión con su público, se embarcó en una gira de despedida, Goodbye Tour. Tras finalizarla grabó en Nashville el que sería su último trabajo, Adiós (así, en español), que incluye sobre todo versiones de Harry Nilsson (Everybody’s Talking), Willie Nelson (Funny How Time Slips Away) o Bob Dylan (Don’t Think Twice, It’s Allright) entre otros. El disco, que consta de 12 canciones, fue guardado como oro en paño por su discográfica, Universal Music, que lo sacó al mercado el pasado mes de junio.

Como parte de este pequeño homenaje, vamos a escuchar algunas de sus canciones más conocidas. Entre ellas, Rhinestone Cowboy. Larry Weiss escribió este tema en 1975. La letra habla de un cantante de country al que el éxito le ha sido esquivo pero que aún confía en brillar como un cowboy con lentejuelas.

El primer éxito importante de su carrera fue gracias a Jimmy Webb, quien escribió para él By the Time I Get to Phoenix, una canción de amor en la que el narrador recuerda a su novia, a la que ha dejado, en cada una de las ciudades por las que pasa.

Al año siguiente Webb escribió otro tema para él, Wichita Lineman, en el que un operario de una compañía telefónica no puede dejar de pensar en su amada.

Con su colaborador habitual, el citado Jimmy Webb, abordó un tema candente, la guerra de Vietnam, en Galveston. Mientras cumple con su deber, un soldado sueña con volver a su ciudad natal de Galveston (Texas).

En 1968 consiguió su primer Grammy por Gentle on my Mind, una canción escrita por John Hartford después de ver Doctor Zhivago en el cine. Se trata de una canción de amor en la que dos amantes se citan clandestinamente.

Su último número 1 fue Southern Nights, un tema escrito por Allen Toussaint, quien ya lo había grabado años antes, y en el que evoca las noches sureñas.

 

Country Urbano (XXIII)

PHOENIX
59. Talladega. En esta pequeña ciudad de Alabama, famosa por sus circuitos de carreras automovilísticas, Eric Church encontró la inspiración para este tema, que escribió con Luke Laird, mientras veía una de ellas por la tele. Perfilada en julio de 2012, apareció en su disco The Outsiders (2014) y, unos meses después, salió como single, convirtiéndose en uno de sus mayores éxitos; en marzo de 2015, había vendido ya más de medio millón de copias solo en Estados Unidos. Habla de unos amigos que viajan a este circuito tras su graduación, “antes de que empiece el mundo real”.

60. By the time I get to Phoenix. Vamos ahora a la ciudad del “Valle del Sol”, como se conoce a Phoenix por su clima propio del desierto. Jimmy Webb escribió esta canción tras romper con Susan Horton. Aquí, el protagonista abandona a su pareja, se lanza a la carretera y reflexiona: “Para cuando llegue a Phoenix se levantará, cuando llegue a Albuquerque estará trabajando y cuando llegue a Oklahoma estará durmiendo”. Tal como le corrigieron sus amigos, el itinerario es casi imposible por la distancia que separa esos lugares. En cualquier caso, constituyó todo un éxito, y el primero en grabarla, en 1965, fue Johnny Rivers.

Dos años más tarde, apareció la versión más popular de Glen Campbell en su álbum By the time I get to Phoenix, que se hizo con dos Grammys.

Desde la primera vez que la oyó, Frank Sinatra se enamoró de ella –llegó a decir que era la mejor canción de amor no correspondido jamás escrita–. ¿Escuchamos a La Voz?

Highwayman. Jimmy Webb, 1977

el mirage
Esta canción, más allá de sus valores musicales, es muy importante en la historia de la música country, ya que su título sirvió de inspiración a un potente grupo, The Highwaymen, formado por cuatro de los grandes: Johnny Cash, Willie Nelson, Kris Kristofferson y Waylon Jennings, en activo entre 1985 y 1995.
Jimmy Webb, su creador, fue el alma de los grandes éxitos de Glen Campbell (Galveston, Wichita Lineman, By the time I get to Phoenix), y trabajó, asimismo, con personalidades de la talla de Art Garfunkel, Linda Ronstadt, Frank Sinatra, Barbra Streisand, Dionne Warwick o John Denver. Desde 1986, es miembro del Salón de la Fama de los Compositores.
La principal gracia de este tema es que el narrador es un muerto que va recordando sus diversas reencarnaciones. Es un hombre de la carretera que antaño vivió como salteador de caminos, “con una espada y una pistola a su lado” –en alusión a Jonathan Wild, miembro del hampa londinense del siglo XVIII que acabó en la horca–. “Las doncellas –relata– perdían sus joyas en sus manos y los hombres derramaban su sangre”. Después fue marinero en una goleta; cuando el barco naufragó, le dieron por muerto. Por último, trabajó como constructor de diques, hasta que un día resbaló en Boulder, Colorado, cayó al cemento y le enterraron “en una tumba que no conoce sonido” –se refiere, en este caso, a la presa Hoover, construida durante la Gran Depresión y tristemente célebre por los muchos accidentes laborales que hubo en ella–. Aun así, su espíritu vive, y volará en una nave espacial por el universo hasta que alcance la paz o “simplemente sea una gota de lluvia, pero siempre estaré ahí”.
Escuchemos la primera grabación del tema, que debemos a su propio autor, Jimmy Webb. Apareció en el disco El Mirage.

Glen Campbell la grabó en 1978, pero su sello Capitol, empeñado en que cambiara de registro, no quiso sacarla. Finalmente, la publicó en su álbum Highwayman (1979).

La versión más conocida, con diferencia, es la del grupo del que os hablaba al principio, The Highwaymen, que reportó a Webb un Grammy a la mejor canción country en 1985 y permaneció nada menos que 20 semanas en lo alto de las listas.

El grupo Arbouretum la versionó en 2011 para su cuarto álbum, The Gathering.

Glen Campbell, el artista que ha vendido 45 millones de discos

glen-campbell
Glen Travis Campbell vio la luz en una pequeña localidad de Arkansas en 1936, en el seno de una familia numerosa (eran 12 hermanos). A los 18 años se trasladó a Albuquerque (Nuevo México) para iniciar su carrera musical y colaboró en el grupo de su tío, quien le metió en la radio local. Poco después se trasladó a Los Ángeles y se empezó a codear con los grandes del momento –Bobby Darin, Ricky Nelson, Nat King Cole o Elvis Presley, entre otros– e inició una gira con los Beach Boys.
En 1962 firmó con Capitol Records y a finales de esa década su carrera se catapultó con éxitos como By the time I get to Phoenix, Gentle on my mind, I wanna live o Wichita Lineman. A partir de 1969 su popularidad se consumó con un programa de televisión semanal que duró tres años. Durante la década siguiente siguieron sus éxitos: Galveston, Rhinestone Cowboy, Southern Nights
También ha brillado en su carrera cinematográfica: su incursión más recordada en el cine fue la del personaje de LaBoeuf en Valor de ley (1969), con John Wayne, por el que fue candidato a los Globos de Oro, amén de poner voz a la canción del título, que fue nominada al Oscar. En La gran pelea (1980), con Clint Eastwood, volvió a grabar el tema principal.
Entró en el Salón de la Fama de la Música Country en 2005 y en 2011 anunció que le habían diagnosticado Alzheimer. Al año siguiente se retiró de los escenarios, aunque hace poco ha sacado un single –grabado en enero de 2013– titulado I’m not gonna miss you, en cuya letra hace referencia explícita a su enfermedad. La canción ha sido incluida en la banda sonora de un documental sobre la etapa final de su vida, I’ll Be Me, que se estrenó el pasado octubre. Actualmente, se encuentra ingresado en un centro sanitario, ya en los últimos estadios de su enfermedad.
Escuchemos su primer número 1 en las listas, I wanna live, de John D. Lodermilk. La canción pertenece al álbum Hey Little One (Capitol) y salió como single en marzo de 1968. Inspirada por el espíritu de paz y amor del 68, pone de manifiesto que, a pesar de las diferencias, todas las personas tienen algo en común: quieren “vivir hasta envejecer, dejar vivir, sonreír, y aprovechar el amor que la vida tiene que ofrecer”. Os dejo con ella.

Ese mismo año la cantante alemana Cornelia Möller, más conocida por su nombre artístico de Cornelia, grabó esta versión.

Esta es la reinterpretación de Don Gibson en 1970.

Uno de los primeros cantantes country de raíces hispanas, Juan Raúl Davis Rodríguez, conocido como Johnny Rodriguez, versionó este tema en 1979.