Eddy Raven o cómo fusionar el country con la música cajun

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Edward Garvin Futch nació en Luisiana en 1944. La música local de ese estado –la música cajun– fue su principal influencia. A los 13 años empezó a tocar en un grupo y, a los 18, sacó su primer single, Once a Fool.
Su primer álbum, fechado en 1973, fue That Cajun Country Sound y desde entonces su popularidad no dejó de crecer, sobre todo en los años 80. Triunfó no solo como cantante, sino también como compositor para otras voces: entre los que grabaron sus temas, se encuentran Don Gibson, Connie Smith o Jeannie C. Riley. Tras firmar con RCA Records, alcanzó el punto álgido de su carrera con álbumes como I Could Use Another You (1984), Love and Other Hard Times (1985), Right Hand Man (1986) o Temporary Sanity (1988). El disco que le sacó de su semirretiro, en el que permanecía anclado desde principios de este siglo, fue All Grassed Up (2018).
El tema Shine Shine Shine (1987) pertenece al disco Right Hand Man y fue escrito por Ken Bell y Bud McGuire.

Temporary Sanity produjo varios singles, uno de los cuales fue In a Letter to Tou, escrita por Dennis Linde.

El mismo compositor escribió I’m Gonna Get You (1988), que ya grabara el año anterior Billy Swan.

El último número 1 de Raven fue Bayou Boys (1989), compuesto por el propio Raven junto con Troy Seals y Frank J. Myers.

El rey del Zydeco

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En la entrada de hoy profundizaremos en la íntima relación que se da entre la historia de los pueblos y la música que estos crean.

La música zydeco fue cultivada en Louisiana por los criollos franceses que llegaron a esa región en el siglo XVII. Suele cantarse en dialecto criollo francés –en ocasiones, incomprensible incluso para los propios franceses– y fusiona elementos de blues y rhythm and blues con melodías criollas típicas de la zona. Nació como una música de celebración. Los trabajadores se reunían tras finalizar la cosecha y las tareas del medio rural e improvisaban canciones con los instrumentos que tenían a mano: acordeón, fiddle, triángulos y, en ocasiones, hasta utensilios de cocina como cucharas o una especie de rallador, que daría lugar a un nuevo instrumento, el washboard.

La fiesta solía celebrarse el sábado por la noche y, para el baile, se vaciaba la habitación de muebles y se vendían productos típicos de Louisiana como gumbo, cerveza casera o limonada por unos pocos centavos.

A principios de los años 80 del pasado siglo la tradición de la música zydeco declinaba a ojos vista, y un grupo, The Treasures of Opelousas, decidió crear el Festival Zydeco con el fin de perpetuarla.

Uno de sus máximos exponentes fue Clifton Chenier, conocido como El rey del Zydeco y de quien se dice que dio nombre a este estilo. En 1973 un documental sobre su figura, Hot Pepper, exploró los nuevos caminos que había abierto en el género. En 1983 ganó un Grammy por su álbum I’m Here y, en 1989, entró a formar parte póstumamente del Salón de la Fama del Blues (había fallecido dos años antes). Actualmente la música zydeco está asistiendo a una nueva edad de oro, hasta el punto de que los Grammy le reservan desde 2007 una categoría especial, Mejor Álbum de Música Zydeco o Música Cajun.

Uno de los primeros trabajos de Clifton Chenier fue Release Me, que aparece en el álbum Zodico Blues and Boogie (1955).

Vamos ahora con Josephine Par Se Ma Femme (Josephine is not my wife), en King of the Bayous (1970).

Os dejo con Walking to Louisiana, incluido en Bon Ton Roulet (1981).

Escuchemos su versión del clásico de Hank Williams Jambalaya, que grabó en el festival de jazz de Montreux (Suiza). Pertenece a su disco The King of Zydeco (1985).

En 2016 la Librería del Congreso resolvió preservar su disco Bogalusa Boogie (1976) por su trascendencia para el género. Escuchemos el tema que le da título.

 

The Greatest Hits Collection. Alan Jackson, 1995

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Una carrera tan prolífica como la de este cantante de Georgia de 58 años –lleva más de 30 sobre los escenarios– ha dado pie a varios recopilatorios de grandes éxitos. Este que nos ocupa hoy fue el primero de ellos. Aquí se recogen los éxitos más sonados de su primera década de carrera profesional, en concreto de sus cuatro primeros discos: Here in the Real World, Don’t Rock the Jukebox, A Lot About Livin’ (and a Little ‘bout Love) y Who I Am. Además de ese material, incluyó dos novedades: una grabación de una antigua canción de George Jones y Roger Miller y otra que escribió especialmente para este disco.
Tall, Tall Trees es el primero de esos temas. George Jones y Roger Miller, sus autores, la grabarían cada uno por su lado, y aquí no dejaremos de escuchar sus versiones. De momento, vamos con la de Alan Jackson, que, además, apareció como single. El protagonista promete hacer lo que sea necesario para ganarse el amor de su novia: “Te compraré árboles altos y toda el agua del mar”. Como dijo el propio Jackson, “es una canción muy divertida que tiene un sentimiento cajun”.

George Jones la grabó en Long Live King George (1965).

Roger Miller en A Trip to the Country (1970).

Gone Country había aparecido en Who I Am. Fue escrita por Bob McDill y trata de la progresiva aceptación de la música country, apoyándose en tres ejemplos: el de una cantante de Las Vegas, otra de Long Island y la tercera de Los Ángeles, que deciden reiniciar su carrera en Nashville como artistas country.

I’ll Try es la única canción compuesta especialmente para el disco. Obra de Alan Jackson, es una alegre balada de amor en la que el protagonista promete ser fiel a su pareja. Según explicó Alan, “todo el mundo me decía: ‘Tienes que hacer una canción de amor positiva’. He hecho muchas baladas tristes pero me resultaban difíciles las de tono positivo porque se corre el peligro de ponerse demasiado meloso y no parecen reales”.

En el tiempo de vida del blog, he comentado otras canciones de este disco. Aquí os dejo sus enlaces.

Here in the Real World (11 junio 2015)

Dallas (11 septiembre 2015)

Midnight in Montgomery (6 diciembre 2015)

Chattahoochee (7 julio 2015)

Summertime Blues (21 junio 2014)

Livin’ on Love (6 marzo 2016)

El himno nacional de la música Cajun

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Hoy vamos a escuchar una conocidísima grabación cajun –nombre que recibe la música tradicional de Luisiana, generalmente cantada en una corrupción del francés–. Me refiero a Jole Blon, derivación del galo Jolie Blonde, y, a modo de introducción, os invito a visitar ahora la entrada que dediqué a este tipo de música el 1 de mayo de 2014.
Jole Blon es un vals cajun en el que el fiddle se alza como el instrumento protagonista. Sus orígenes se remontan a 1929, cuando los pioneros de la música cajun, Les Breaux Frères o Breux Brothers, la grabaron por primera vez con el título Ma Blonde est Partie. Aquí tenéis este resto arqueológico.

Aunque durante los años 30 el tema siguió gozando de cierta popularidad en Luisiana, fueron las versiones country, a partir de la década siguiente, las que contribuyeron a su visibilidad. Harry Choates, el conocido como rey del fiddle cajun, hizo en 1946 una memorable grabación, cuyo éxito le indujo a realizar una nueva versión en inglés que alcanzó el cuarto puesto de la lista Billboard. Según cuenta la leyenda, Choates vendió los derechos por 100 dólares y una botella de whisky. Murió totalmente alcoholizado a los 28 años.
Escuchemos, pues, su primera grabación de Jole Blon en ambas versiones, la francesa y la inglesa.

Ese mismo año Moon Mullican obtuvo su primer éxito con esta versión.

Roy Acuff la grabó en 1947 con el título Our Own Jole Blon.

La versión de Red Foley con The Cumberland Valley Boys (1947) se llamó New Jolie Blonde y alcanzó el número 1 de las listas.

La primera grabación de Waylon Jennings, que prefirió la versión en francés, fue la de este tema. Corría el año 1958, y en ella se dejaron caer también Buddy Holly a la guitarra y King Curtis al saxofón.

Joan Baez en I Live One Day at a Time (1970).

Ahora, un grupo icónico de la música cajun, The Balfa Brothers, cuya grabación forma parte del álbum The Balfa Brothers Play Traditional Cajun Music (1967).

Doug Kershaw la tituló Sweet Jole Blon en The Cajun Way (1969).

The Flatlanders la incluyeron en One Road More (1972) como Jolé Blon.

Bruce Springsteen ha reconocido en alguna ocasión la influencia de Harry Choates, y en una gira en 1981 le dio un luminoso matiz rock.

 

Country Urbano (XVIII)

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44. Crescent City. Lucinda Williams compuso esta canción para su tercer álbum, Lucinda Williams (1988), como homenaje a Nueva Orleans, “la ciudad del creciente”. Influida por la música cajun, no faltan en la letra referencias al estado de Louisiana: el lago Pontchartrain, la pequeña ciudad de Mandeville… Aunque fue escrita muchos antes del Katrina, volvió a ponerse de moda a raíz del huracán. Escuchémosla y, como dice la canción, “laissez les bons temps rouler”, o, lo que es lo mismo, “que vengan los buenos tiempos”.

En 1993, Emmylou Harris la versionó en su álbum Cowgirl’s Prayer.

45. Back to New Orleans. Fundado en 1998, Old Medicine Crow Show es un grupo especializado en música folk y bluegrass, que empezó actuando en las calles. Dos años más tarde, la leyenda del bluegrass Doc Watson los descubrió tocando en Boone, Carolina del Norte, y, con semejante padrino, se trasladaron a Nashville, donde actuaron en el Grand Ole Opry. Hasta la fecha han sacado 8 álbumes de estudio, y este tema pertenece a su EP Caroline (2008). Nueva Orleans ejerce una atracción irresistible para su narrador, que está dispuesto a llegar allí como sea. Tras perder su billete de autobús, pide dinero al primero que se cruza en su camino y lleva ya 40 días con sus noches caminando bajo el sol ardiente de Texas para cumplir su sueño.

46. Do you know what it means to miss New Orleans. Nació como un tema de jazz, y la oímos por primera vez en la película New Orleans (1947), con Louis Armstrong y Billie Holiday, pero la versión que os traigo hoy es de uno de los mayores exponentes del bluegrass de nuestros días, Alison Krauss, quien la grabó en 1989, a los 18 años. La canción está tan asociada a esta ciudad, que David Simon la escogió para cerrar su serie Treme.

Escuchemos a Jimmy Buffett junto a Allen Toussaint al piano en 2006.

Los albores del country-rock

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Hacia finales de la década de los 60, el country, con muchos años de historia a sus espaldas, se hermanó con el rock, que había surgido en los años 50. Así nació el country-rock.
Uno de sus primeros cultivadores fue el gran Ricky Nelson (luego Rick Nelson), que había sacado su primer álbum en 1957. En 1966, adelantándose a su tiempo, publicó Bright Lights and Country Music, en el que barnizó de rock exitosos temas de nuestro género. Aunque el álbum no llegó a las listas country, injustamente en mi opinión, sí que marcó un antes y un después en su evolución. Hoy vamos a escuchar parte de este disco, primero los temas originales y después las versiones de Nelson.
En primer lugar, el tema que da título al disco, Bright Lights and Country Music, un original de Bill Anderson coescrito con Jimmy Gately en 1965. La letra habla de la influencia positiva que ejercen las luces brillantes y la música country para olvidar los desengaños amorosos. Con todos vosotros, Bill Anderson.

Os dejo ahora con la versión de Ricky Nelson.

El autor de la siguiente canción, Doug Kershaw, creció rodeado de la tradición cajun de Nueva Orleans. Junto con su hermano Rusty, grabó este Louisiana Man en 1961, donde desgrana la vida típica de un hombre de Louisiana que va a pescar al bayou, vende las pieles de los animales que caza, se esfuerza por mantener a su familia numerosa…

Comparadla ahora con la versión de Ricky Nelson.

Otro de los temas versionados por Nelson fue Kentucky means paradise, escrito por Merle Travis en 1947, y que se resume en una exaltación de la vida en ese estado.

De nuevo, Ricky Nelson.

Truck Driving Man, el himno de los camioneros, fue escrita por Terry Fell en 1954.

Ricky Nelson lo condujo así.

Otro Nelson, en este caso Willie, escribió Hello Walls en 1962 y la incluyó en su álbum …And Then I Wrote. La canción habla de la soledad: un hombre que ha sido abandonado le cuenta sus problemas a las paredes, la ventana, el techo, que, naturalmente, le contestan solo con el eco.

La versión de Ricky Nelson, cuatro años después.

La única canción específicamente escrita para el disco fue You just can’t quit, con la que Ricky Nelson se reveló como un escritor de canciones country de primer nivel. Aquí dice que, por muchas adversidades que te presente la vida (aunque se rían de ti, tus amigos desaparezcan o te hagan sentir como un payaso), no puedes abandonar.

La temperatura del licor de maíz

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El pasado mes de febrero Robert Earl Keen revitalizó un gran clásico del bluegrass, Hot Corn, Cold Corn, en su disco Happy Prisoner: The Bluegrass Sessions. Aprovechando este regalazo, ¿qué os parece si hoy escuchamos algunas de sus versiones?
Keen nació hace 59 años en Texas, un estado no muy-bluegrass. Como él mismo ha reconocido en una entrevista, “no soy cantante de bluegrass. La idea es que el disco suene como yo mismo. Quería presentar estas canciones del modo en que las percibo”. Su pasión por el bluegrass y el blues queda fuera de toda duda en Happy Prisoner y, particularmente, en la canción que traemos hoy, cuyos orígenes son, por cierto, desconocidos, aunque es probable que naciera a principios del siglo XX en los llamados “bailes de granero”.
El narrador clama desesperadamente porque le lleven una jarra, no importa si el licor de maíz está caliente o frío. No ha bebido nada “desde Dios sabe cuándo” y le pide a su tía que la llene otra vez.
Los maestros del bluegrass Flatt & Scruggs la incluyeron en su álbum en directo Live at Carnegie Hall (1962).

Esta es la interpretación de Jerry Garcia y David Grisman para su disco Not for kids only (1993).

Escuchemos a Nothin’ Fancy Bluegrass.

Ahora, los Southfork Bluegrass Boys, un grupo compuesto por James Kirk (guitarra y voz), David Kirk (mandolina), Larry Kirk (bajo), Kevin Church (banjo) y Clifton Mark (dobro).

Al efímero grupo Run C. & W. –formado por Russell Smith, el virtuoso del banjo Bernie Leadon, Jim Photoglo y Vince Melamed– se le ocurrió combinarla con I like it like that y la incluyó en su álbum Row vs. Wade (1994).

Ahora, unos tipos de Boulder (Colorado) que funden el bluegrass con el rock y la música cajun. Se llaman Leftover Salmon y la grabaron en Ask the Fish (1995).

Los blugrasseros The Earls of Leicester –Johnny Warren al fiddle, Charlie Cushman al banjo, Barry Bales al bajo, Tim O’Brien a la mandolina, Shawn Camp a la guitarra y Jerry Douglas al dobro– la grabaron en julio de 2014 en la sede del Grand Ole Opry en Nashville (Tennessee).

Por último, disfrutemos de Robert Earl Keen en el citado Happy Prisoner (2015), que precisamente se abre con este tema.

Webb Pierce, el cantante de la voz doliente

Webb Pierce
En una pequeña localidad de Luisiana vio la luz en 1921 este cantante de country, que alcanzó un éxito descomunal en la década de los 50, cuando nada menos que 13 canciones suyas alcanzaron el número 1.
Desde muy pequeño se interesó por la música hillbilly. Sus iconos fueron Jimmie Rodgers, Gene Autry y la música cajun en general, típica de su estado natal. A los 28 años empezó su carrera como profesional, cuando firmó un contrato con la discográfica Four Star Records, si bien ya antes había actuado como aficionado en numerosos locales. Para que su carrera despegara se sirvió de un pequeño ardid: en sus primeras actuaciones, compraba entradas para diversas muchachas a condición de que infundieran entusiasmo al público. La treta funcionó, y pronto empezó a colaborar con los grandes y publicó varios discos.
En 1951 firmó con la todopoderosa Decca Records y con ella consiguió sus primeros números 1. Cuando el Grand Ole Opry se vio obligado a prescindir de los servicios de Hank Williams por sus problemas con el alcohol, pusieron el ojo en este joven de Luisiana y a fe que no se equivocaron: en la década de los 50 fue el cantante de country más popular.
Pierce siempre será recordado por su atuendo en público, con esos trajes que le hacía un sastre de Hollywood. Y a lo largo de su vida protagonizó todo tipo de extravagancias: se compró dos descapotables que forró con billetes de dólares de plata y se construyó una costosísima piscina en su casa de Nashville con forma de guitarra. Finalmente, murió en 1991 de cáncer de páncreas.
Escuchemos uno de sus mayores éxitos, More and more (1954), escrito por Merle Kilgore y que se mantuvo diez semanas como número 1 de la prestigiosa revista del billboard.
El tema aparece en los títulos de crédito de la película Las colinas tienen ojos (2006). La letra es muy simple. El narrador, abandonado por su pareja, está superando la depresión y en el trance de olvidarla. El uso de la steel guitar es maravilloso y le añade un matiz nostálgico que evoca los ritmos hawaianos. Fue Pierce el primero que utilizó este instrumento en la canción Slowly, solo unos meses anterior a esta, y que también hemos escuchado aquí.

La canción de las mil versiones


Seguimos desgranando el folk. Hoy os traigo una canción de autor desconocido, que se remonta, al menos, a 1870, y que surgió tal vez en la zona de los Apalaches. La primera vez que se puso negro sobre blanco su letra –aunque, siendo un tema tradicional, esta presenta diversas variantes– fue en 1917, de la mano de Cecil Sharp. El tema se conoce con distintos títulos: In the pines, Where did you sleep last night o Black Girl.
Probablemente una de las versiones más conocidas sea la del bluesman LeadBelly, que se aficionó a ella entre 1944 y 1948.

Escuchemos ahora la versión bluegrass que grabó Bill Monroe del clásico.

En este mismo estilo, el grupo The Louvin Brothers nos deleitó con esta interpretación en el año 1956.

Otra versión cruzó el charco. En Reino Unido, el grupo The Four Pennies nos la sirvió en bandeja en 1964 con un toque más pop.

También la música cajun le ha echado el ojo. Traduciendo su letra al francés, Nathan Abshire la grabó con el nombre de Ma Negresse (también conocida como Pine Grove Blues).

Estos son solo unos pocos ejemplos. Os invitamos a escucharlos y a que no paséis por alto las versiones de otros artistas de la talla de Joan Baez, Grateful Dead, Pete Seeger o Dolly Parton, entre muchos otros.

Jambalaya (On the Bayou). Hank Williams, 1952

¿Qué tal un paseo por la gastronomía de Nueva Orleans y el estado de Louisiana en general? Esto es lo que nos propone Hank Williams en esta agradabilísima canción.
Sin duda, 1952 fue un gran año para la carrera de este cantautor, que grabó algunos de sus mejores temas, sin ir más lejos este. Aunque contó con la ayuda de Moon Mullican, la contribución de este no se explicitó, por lo que no pudo recibir derechos de autor.
La letra hace referencia a tres de los platos más típicos de la gastronomía cajun: la jambalaya, que da título al tema, es un plato a base de arroz con pollo, jamón, langostinos y pimienta. El premio Nobel Frédéric Mistral ya recogía el término en su diccionario occitano, y definía la jambalaya como “un plato de arroz con guiso de pollo”. A su vez, el crawfish pie es una especie de pastel de cangrejo, mientras que el filé gumbo es un caldo espeso, elaborado con marisco o carne de ave, y aderezado con hojas secas y aromáticas de un árbol autóctono de la zona, llamado Sassafras.
Qué mejor forma de disfrutar de estas delicias culinarias que en las áreas pantanosas de Louisiana (el Bayou) y en la buena compañía de Yvonne y de otros amigos como Thibodeaux o Fontenot. Todos ellos, nombres de origen francés, ya que Louisiana y Nueva Orleans antaño pertenecieron a Francia, que dejó su impronta en los topónimos.
Y ahora, mejor será que sigamos el consejo de Hank Williams: “coge la guitarra, llena la jarra de zumo de frutas y sé feliz”.