Este disco se podría encuadrar dentro de la corriente de rock sureño que empezó a proliferar a finales de los 60. Uno de sus máximos exponentes fue Creedence Clearwater Revival (CCR), un grupo formado por John y Tom Fogerty, Stu Cook y el percusionista Doug Clifford. Aunque originario de California, nunca tuvieron mayor problema para adaptarse a la tradición musical sureña.
Bayou Country fue grabado en 1968 en los estudios de Hollywood, California, y salió al mercado en enero del año siguiente bajo los auspicios de Fantasy Records. Reeditado en numerosas ocasiones, consta de siete pistas y dura poco más de media hora.
El convincente tema con el que se abre el disco es Born on the Bayou, en el que el narrador nos describe su infancia en los pantanos de Louisiana, persiguiendo a los “hoodoos”, una especie de duende como los trasgos del norte peninsular.
Proud Mary, escrita por John Fogerty, llegó al número 2 de la lista Billboard. El protagonista tenía un buen trabajo en la ciudad, pero lo dejó seducido por la atracción de la Proud Mary, una embarcación que surcaba las aguas del Mississippi. Por cierto, esta es una de las canciones que aparece comentada en el libro Canciones para enmarcar, de Jaime Urrutia, del que ya hemos hablado aquí.
Good Golly, Miss Molly es la única canción del disco que no fue escrita por Fogerty, sino por John Marascalco y Robert Bumps Blackwell en 1956. La popularizaría Little Richard dos años después.
CCR también incluyó un tema de blues en el álbum, Graveyard Train. Ya sabemos que el blues siempre cuenta historias tristes, y esta lo es: tras una discusión, Rosie abandona su hogar en tren, sufre un accidente al chocar con un autobús, mueren 30 personas, y, entre ellas, claro está, la propia Rosie. Por las noches, el narrador repite una y otra vez su nombre y se siente como la víctima 31.
canciones para enmarcar
Canciones para enmarcar. Jaime Urrutia, 2014
De nuevo, una recomendación literaria con la que espero resolver vuestras dudas sobre el mejor regalo para estas Navidades. Su autor es Jaime Urrutia, y no voy a perder el tiempo presentando aquí su currículum. ¿Quién no conoce a Jaime Urrutia? De verdad, si alguno de vosotros no ha oído aún sus mejores canciones –¿pero es que tiene alguna que no lo sea?– solo puedo exclamar: “¡Qué barbaridad!”.
El libro en cuestión es Canciones para enmarcar y lo ha publicado Larousse Editorial, que sabe de estas cosas. Se trata de una selección de cincuenta y tantos títulos –como los años que tiene el autor, qué curioso– y que hará las delicias de todos los amantes de la música. Os lo prometo.
Porque Jaime Urrutia, rockero y tal, es sobre todo un tipo “open-minded”, que no se cierra a nada salvo a la pereza intelectual. Hay de todo en Canciones para enmarcar: rock, pop, soul, jazz, copla, músicas del mundo y, por supuesto, country. El “álbum” se abre con A Summer Place, de Percy Faith y su orquesta, y se cierra con Just like a woman, de Bob Dylan. Y, entre medias, sí, clásicos que ya conocemos en este blog como Proud Mary, de la Creedence, que os voy a pinchar en esta entrada, Crazy, de Patsy Cline, Sweet Home Alabama, de Lynyrd Skynyrd, y I walk the line, de Johnny Cash.
Hay una diferencia sustancial entre este libro y otros que se arriman a su ascua: Jaime Urrutia no se pasa con los datos o los nombres propios, sino que nos habla desde su experiencia y nos descubre cómo estos temas lo han ido construyendo como artista y como persona. La música, me parece, es una arquitecta del alma. Por eso, Canciones para enmarcar es sobre todo un libro de sensaciones y recuerdos, en el que su autor conjura a los ángeles que lo han llevado en volandas por los cielos de la felicidad. Leyendo Canciones para enmarcar, uno siente, entonces, que está leyendo la autobiografía de Jaime Urrutia pero, de repente, comprende que no es así. Que, en realidad, este libro es también nuestra autobiografía. Porque, ¿quién no se llevaría California Dreamin’ a una isla desierta? ¿O quién no cree que Aretha Franklin es pura magia vocal (y consonante)? ¿O quién puede concebir a Elvis sin In the ghetto?
Canciones para enmarcar incluye también un cuadernillo central a modo de álbum personal con ilustraciones a todo color. Si leéis este libro y de verdad “estáis preparados para flipar”, “vais a ser testigos de algo especial”.
Canciones para enmarcar
Jaime Urrutia
240 págs. 14,90 euros.
Larousse Editorial. Barcelona (2014).
Y os dejo, ahora sí, con Proud Mary, de la Creedence.