El country según Bing Crosby

bing crosby
Cuando pensamos en la carrera musical de Bing Crosby solemos olvidar sus grabaciones country. Pero en una carrera tan prolífica como la suya sería raro que no hubiera versionado ninguna canción de este estilo. En esta entrada nos centraremos en esa faceta de su trabajo.
Crosby empezó su carrera en Hollywood, probando suerte como «cowboy cantante» e interpretando canciones western. Una de sus primeras en este estilo fue The Last Round Up (1933), que también grabara Gene Autry. El narrador se acerca al final de su vida, y reúne al ganado por última vez en su despedida como cowboy.
Escuchemos a Bing Crosby en The Last Round Up, escrita por Billy Hill.

A ese mismo año pertenece su versión de Home on the Range, una canción escrita en el siglo XIX por Daniel E. Kelley y con letra de Brewster M. Higley. El protagonista ansía una «casa en la cordillera donde el ciervo y el antílope jueguen, donde no se escuche una palabra de desánimo ni los cielos estén nunca cubiertos».

En cuanto a su discografía dedicada a la música western, encontramos Cowboy Songs (1939), Under Western Skies (1942), Don’t Fence Me In (1946), Go west Young Man (1950) o How the West Was Won (1959).
De su disco Don’t Fence Me In os dejo con el tema que le da título, obra de Cole Porter y grabado por Bing con las Andrews Sisters. La letra habla de un hombre que odia los espacios cerrados y pide que no le coarten la libertad.

Al mismo disco pertenece Pistol Packin’ Mama, una canción que había grabado también con las hermanas Andrews ya en 1943.

Su versión de Shenandoah estaba incluida en How the West Was Won (1959).

Aparte de música western, Crosby también grabó country clásico. En uno de sus álbumes de madurez, ya en 1963, sacó a la luz Bing Crosby Sings Great Country Hits, en el seno de Capitol Records y con versiones de varios clásicos del género. Entre ellas, estaba Oh, Lonesome Me, la animada canción popularizada por Don Gibson, en cuya letra el protagonista se lamenta de la soledad provocada por su reciente ruptura.

Heartaches by the Number fue compuesta por Harlan Howard. Aquí el narrador enumera las veces en las que su corazón ha sufrido por culpa de una relación amorosa.

Escuchemos su versión de A Little Bitty Tear, de Hank Cochran.

Willie Nelson lo hace «a su manera»

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Entre los discos destacados de este mes es difícil decidirse por uno solo, así que hoy os voy a hablar de un trabajo que, desde luego, no podía pasar desapercibido para River of Country, y en la siguiente entrada del álbum de otra leyenda viva del country.

Empezamos por la última obra de Willie Nelson (y su segundo disco de este año: cada vez trabaja más nuestro Willie). El pasado 14 de septiembre apareció My Way, una colección de once canciones en homenaje a Frank Sinatra. Producido por Buddy Cannon y Matt Rollins, ha visto la luz en Legacy Recordings. Ambos iconos, Willie y Frank, se profesaban mutua admiración e incluso trabajaron juntos en una serie de conciertos en un hotel de Las Vegas en 1980; además, grabaron una serie de anuncios para la NASA.

Para Willie Nelson, el Gran Cancionero Americano o Great American Songbook “es un pozo profundo, porque las buenas canciones nunca mueren. Si era buena hace 100 años, lo sigue siendo hoy”. No es la primera vez que Nelson dedica un disco en exclusiva al Great American Songbook. Ya lo hizo, por ejemplo, en Stardust (1978), Night and Day (1999) o, más recientemente, en Summertime: Willie Nelson Sings Gershwin (2016).

En nuestro disco encontramos, por ejemplo, un dúo con Norah Jones, con quien interpreta What is this thing called love, compuesta por otro de los grandes del siglo XX, Cole Porter. Hasta la fecha han aparecido tres singles, que son los primeros que vamos a escuchar.

Cuando se anunció la producción del disco, en julio pasado, pudimos disfrutar ya del primero de ellos, Summer Wind, escrita por Heinz Meier y Johnny Mercer. La canción había aparecido anteriormente en alemán con el título Der Sommerwind, pero fue la interpretación de Sinatra la que le dio fama.

A finales del mes siguiente, llegó I’ll Be Around, obra de Alec Wilder de 1942.

El tercer single lleva por título One for my baby (and one for the road), un clásico de Harold Arlen y Johnny Mercer que apareció en el musical The Sky is the Limit (1943) y que cantó por vez primera Fred Astaire. Posteriormente, Sinatra la grabó en varias ocasiones a lo largo de su carrera.

George e Ira Gershwin escribieron A Foggy Day para la película Señorita en desgracia (1937). Su letra hace referencia a esos días de niebla tan característicos de Londres: “Un día de niebla en Londres me tenía deprimido, pero de repente te vi y a través de la ciudad el sol brillaba por todas partes”, dice.

Otro clásico de la canción nostálgica es It was a very good year, de Ervin Drake (1961), en la que el protagonista recuerda con felicidad distintos momentos de su vida; ahora que ha envejecido, los considera “como el vino añejo”. La grabación de Sinatra le reportó en 1965 un Grammy a la mejor interpretación vocal. Os dejo con la versión de Nelson.

Termino por hoy con el tema más conocido de Sinatra, My Way, con letra de Paul Anka basada en la canción francesa Comme d’habitude, que popularizó Claude François. Sinatra la grabó en 1969 y, en 2018, Willie Nelson nos regala esta versión.

Los cowboys cantantes

singing cowboys Con la explosión del cine sonoro, Hollywood se esforzó por aprovechar el tirón de la incipiente música country o, más específicamente, de su subgénero, la música western. Así comenzaron a surgir los llamados “singing cowboys” que, a lomos de un caballo, entonaban melodías sobre la vida en los campos y el camino. Se trataba de producciones de serie B, que alcanzaron gran popularidad hasta la década de los 40. Escuchemos la primera canción de este tipo, When the Work’s All Done This Fall, grabada por Carl T. Sprague en 1925 –antes, pues, de que comenzara el sonoro– para la RCA Victor. La historia narra las ansias de un joven cowboy, Charlie, por visitar a su madre al terminar sus tareas como guardián de ganado. Sin embargo, se produce una estampida y, cuando está intentando reagrupar el ganado, el buen hijo sufre una caída mortal. En la inscripción sobre su tumba se lee: “Charlie murió al amanecer de una caída; no visitará a su madre cuando acabe el trabajo este otoño”. Esta canción fue grabada también por Marty Robbins y figura en el disco Saddle Tramp (1966). El primer singing cowboy que apareció en una película sonora fue Ken Maynard, en Sons of the Saddle (1930). Escuchemos Cowboy’s Lament en la voz de Maynard, que luego se convertiría en un gran éxito con el título The Streets of Laredo. “El rey de los cowboys” fue Roy Rogers, que intervino en más de 100 películas. Escuchemos su interpretación de Don’t Fence Me In, de Cole Porter, en Hollywood Canteen (1944). Otro de los grandes clásicos es Gene Autry, a quien ya dediqué una entrada el pasado 1 de abril (aquí podéis verla). Y una última celebridad: Tex Ritter, que puso voz a High Noon, el oscarizado tema principal de Solo ante el peligro. Ritter actuó en unas 40 películas entre los años 30 y la primera mitad de los 40, para dedicarse luego en exclusiva a grabar discos. Os dejo con Rye Whiskey, que interpretó en Song of the Gringo (1936). Rodeo Boy es un tema de El héroe de Texas, (1937), que protagonizó junto con Rita Hayworth.

Modern Sounds in Country and Western Music. Ray Charles, 1962

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Este disco supuso un encuentro en la cumbre entre el country, el jazz y el rhythm and blues. Ray Charles lo publicó en abril de 1962 en el sello ABC-Paramount, donde trabajaba desde 1959. El proceso de grabación fue extremadamente rápido. Lo concluyó en tres sesiones durante la primera quincena de febrero, entre los estudios de Nueva York y Hollywood. Y fue todo un éxito, en una época en la que los artistas afroamericanos lo tenían muy difícil en la escena musical (la lucha por los derechos civiles estaba en su máximo apogeo).
El primer single que vio la luz fue I can’t stop loving you, de Don Gibson. La producción corrió a cargo del propio Ray Charles junto con el director de orquesta Sid Feller. A raíz de este trabajo, la carrera de Charles despegó como un cohete y, en los Grammy de 1963, el disco fue nominado al mejor álbum del año, mientras que la canción citada ganaba el premio a la mejor grabación de rhythm and blues. En octubre de 1988, Rhino Entertainment editó el disco en CD con tres temas adicionales, uno de ellos el clásico de Jimmie Davis You Are My Sunshine, que ya hemos escuchado aquí.
Escuchemos ahora una selección de los temas que componen el disco. Empezamos con dos composiciones de Hank Williams versionadas por Ray Charles. La primera es You Win Again de 1952.

Escuchad ahora Hey, Good Looking, que escribió Hank en 1951 basándose en una melodía de Cole Porter.

De 1955 data You Don’t Know Me, de Cindy Walker y Eddy Arnold, que fue quien la grabó por primera vez. Ray Charles le dio un sutil toque rhythm and blues.

Una de las mejores baladas country sobre perdedores es Born to Lose, de Ted Daffan. La versión de Ray Charles resulta memorable: su interpretación, aliñada de tristeza y desesperación, es muy personal.

El matrimonio formado por Felice y Boudleaux Bryant escribió en 1957 Bye, Bye, Love, la canción de más éxito de los Everly Brothers, también incorporada por Charles al disco.

Blue eyes cryin’ in the rain. Fred Rose, 1945

Si nos encontráramos en los Estados en los que se desarrollan los westerns y lleváramos sombrero de cowboy, nos tendríamos que descubrir ante este compositor, que no cantante, el gran Fred Rose.
Uno de sus mejores temas es este Blue eyes cryin’ in the rain, en el que compagina una melodía sutilmente perfecta con una letra de una profundidad raras veces oída, o leída, en la historia de la música.
El tema fue grabado por primera vez en 1945 por Roy Acuff y rápidamente versionado por otros artistas, como el icono del country Hank Williams en 1951, si bien la versión más famosa fue la que grabó Willie Nelson en febrero de 1975.
Nelson había triunfado en el mundo de la música country como compositor de temas tan inolvidables como Crazy, interpretado por Patsy Cline, o Hello Walls, por Faron Young. Pronto decidió dar el paso a la interpretación y este fue uno de sus mayores éxitos. Al año siguiente, nada menos que Elvis Presley hizo su propia versión… la última que grabó en su vida.
El título juega con el doble sentido de “blue”: azul y triste, y habla de una despedida definitiva, a la manera del clásico de Cole Porter Everytime we say goodbye, pero, cómo no, al más puro estilo country: “En el resplandor del crepúsculo veo unos ojos azules llorando bajo la lluvia”. El final de la canción lleva el adiós a sus últimas consecuencias: “Algún día nos encontraremos en el cielo, caminaremos de la mano de nuevo y recordaré los ojos azules bajo la lluvia”.

Aunque esta que acabáis de escuchar es la versión original, la canción fue reinterpretada de un modo magistral por Willie Nelson en su disco de 1975 Red Headed Stranger y merece la pena que también la escuchemos.