Centenario de Kitty Wells

kitty wells centenary
Tal día como hoy, hace cien años, nacía en Nashville una de las primeras mujeres que se dedicó al country, Kitty Wells (aquí podéis ver su biografía).
A los 18 años contrajo matrimonio con Johnnie Wright, un aspirante a cantante country cuyo éxito nunca pudo compararse con el de su esposa. Sus primeros singles –que luego escucharemos– no sedujeron a las discográficas, poco amigas de lanzar la carrera de una mujer, hasta que un valiente productor de Decca Records, Paul Cohen, detectó su talento y le abrió las puertas de su sello.
Allí grabó el que sería el mayor éxito de su carrera, considerado hoy uno de los grandes clásicos del género, It Wasn’t God Who Made Honky-Tonk Angels, en 1952. Gracias a este tema, Wells se convirtió en la primera mujer que colocaba un single en los más vendidos de las listas –alcanzó las 800.000 copias–, inaugurando la etapa más dulce de su carrera, que se prolongó hasta finales de los 60. En 1976 entró en el Salón de la Fama de la Música Country y murió en la ciudad que la vio nacer en 2012.
Empezamos repasando su discografía con su single de debut, Death at the Bar (1949). La canción parece financiada por la «Liga Antialcohólica». Se trata de una feroz diatriba que advierte a los clientes de los bares de que, si siguen consumiendo «esa bebida venenosa», encontrarán la muerte.

Otro de sus primeros singles fue Don’t Wait to the Last Minute to Pray, una canción encuadrada en el country-gospel en la que recomienda al oyente que no espere hasta el último momento para rezar.

Vamos ahora con It Wasn’t God Who Made Honky-Tonk Angels. En este tema, uno de las primeros que reivindicó la voz femenina en el country, su protagonista se queja de la costumbre de los hombres de culpar a las mujeres cuando hay una infidelidad de por medio. Su mensaje, muy transgresor para la época, hizo que algunas emisoras de radio se negaran a emitirla.

Su último número 1 fue Heartbreak U.S.A. (1961), obra de Harlan Howard en la que la protagonista recela de las amistades femeninas que pueda hacer su novio en los escenarios de la Segunda Guerra Mundial: «No dejes que esas geishas tomen tu corazón en un torbellino y, si encuentras a una dulce Fräulein, recuerda que eres mío».

We´ll Stick Together es un dúo que cantó con su marido, Johnnie Wright.

Su última entrada en las listas fue Thank You for the Roses (1979).

Randy Travis, el country y el gospel caminan de la mano

Randy-Travis
Randy Bruce Traywick nació en Carolina del Norte en 1959. Su padre era muy fan de los grandes del country de la época, Hank Williams o George Jones entre ellos, e inculcó este amor a sus hijos. Así, Randy empezó a tocar la guitarra a los nueve años y a cantar en el coro de la iglesia, y constituyó con su hermano el grupo The Traiwick Brothers. Tras una adolescencia en la que tuvo algunos problemas con la justicia, a finales de los 70 se dedicó de lleno a la música y dejó su vida anterior.
Su carrera despegó con su álbum Storms of Life (1986), un notable éxito de ventas. Al año siguiente llegó Forever and Ever, Amen (ya escuchada aquí). A partir de los 90 diversificó su carrera con el cine y la televisión, y apareció en Legítima defensa (1997), de Francis Ford Coppola. La década siguiente se dedicó fundamentalmente al gospel. La industria del country lo tenía por un artista demasiado tradicional y su éxito en el género estaba decayendo. Se retiró en 2013 tras sufrir un derrame cerebral.
Three Wooden Crosses es un tema country-gospel escrito por Kim Williams (sirva esta canción como homenaje a este letrista, fallecido el pasado mes) y Doug Johnson. Travis la grabó en 2002 para su álbum Rise and Shine, y un año después recibió el premio a la Canción del Año de la Asociación de Música Country.
Narra un viaje en autobús nocturno hacia México, en el que van montados un granjero de vacaciones, una profesora que quiere emprender sus estudios de educación superior, una prostituta y un predicador que están buscando almas perdidas (cada uno a su manera). Entonces ocurre un accidente y tres de ellos mueren (“no se trata de lo que te llevas de este mundo, sino de lo que dejas cuando te vas: el granjero dejó una cosecha y la fe en el corazón de su hijo, la profesora dejó sabiduría en la mente de muchos niños”).
En principio no sabemos la identidad del tercer fallecido, la prostituta o el predicador, y solo al final nos enteramos de que la superviviente es la primera, a la que el predicador moribundo le dio una Biblia para que se redimiera y tuvo un hijo que se hizo predicador que, casualmente, es el narrador de la historia.

Escuchemos ahora a Randy Travis acompañado por Josh Turner.

Long Black Train. Josh Turner, 2001

long black train
El lugar, el Grand Ole Opry. La fecha, el 21 de diciembre de 2001. El hito, el debut apoteósico de un joven de 24 años que se ha convertido en una de las figuras esenciales del country del siglo XXI, Josh Turner. Cuando la interpretó, el público se puso de pie y le ovacionó varias veces. Así lo recuerda Turner: “Canté una canción que escribí, llamada Long Black Train. Estaba como en una nube, en el mismo lugar donde actuaron Marty Robbins, Ernest Tubb, Johnny Cash, Patsy Cline, Hank Williams y Roy Acuff. De repente, la gente empezó a levantarse y a aplaudir. Ni siquiera había terminado con la canción, me quedaban dos estrofas. Yo estaba sobrecogido, casi en estado de shock. El presentador me invitó a cantarla otra vez y creo que me salté algunos versos debido a la emoción de hacer un bis. Me dieron otra ovación”.
Su primer álbum lo abrió con esta canción, y lo tituló precisamente Long Black Train. El tema salió como single en mayo de 2003 –estuvo nada menos que 30 semanas en las listas, en uno u otro puesto–, y, en 2006, fue declarado disco de oro.
La voz profunda de Josh Turner ha sido comparada por algunos con la de Johnny Cash. La letra de la canción, de corte religioso, representa una gran contribución al country-gospel: el protagonista es un temible tren negro que “se alimenta de las almas perdidas y llorosas, circula sobre raíles de pecado y sólo permanece el mal”. Pero “si miras hacia el cielo, puedes encontrar la redención mirándote a los ojos, siempre que quemes tu billete para ese largo tren negro. Aunque escuches su silbato desde una milla de distancia y suene bien, debes alejarte, porque su único destino es el medio de ninguna parte”.
Esta es la versión original de Josh Turner, que aparece en el álbum Long Black Train (2003).

Randy Travis la interpretó a dúo con su autor en 2006.

Y de una Carolina a otra. Turner nació en Carolina del Sur y Scotty McCreery en la del Norte. Escuchemos la versión de este último, que interpretó en el concurso American Idol en su edición de 2011.

McCreery la interpretó también a dúo con Josh Turner, de quien siempre se ha confesado admirador y una de sus inspiraciones para dedicarse al country.