Esta es otra de esas típicas canciones country que cuentan una historia, casi como una novela condensada. De hecho, en 1981 dio el salto a la gran pantalla, bajo la dirección de Dick Lowry.
La primera vez que la oímos fue en septiembre de 1979, en el álbum Kenny, de Kenny Rogers. El single salió dos meses más tarde y, con un millón de copias vendidas, se convirtió en uno de los mayores éxitos comerciales de este artista. No tardó en traspasar las fronteras de Estados Unidos y alcanzó el número 1 en Reino Unido e Irlanda, arrasando también en Austria, Países Bajos o Nueva Zelanda.
La canción está narrada desde el punto de vista del tío del protagonista, Tommy, que se ocupó de él cuando el padre de este murió en prisión. A Tommy lo consideran un cobarde en el condado, ya que nunca se rebela contra las injusticias, pero, en realidad, su actitud es fruto de la experiencia de su padre. En una de sus últimas conversaciones antes de morir, este le hizo prometer que no seguiría sus pasos y que huiría de los problemas, ya que “poner la otra mejilla no significa que seas débil”.
Tommy se casa con una chica del pueblo, Becky, y un día los antagonistas de la historia, los hermanos Gatlin, aprovechan la ausencia del marido y la violan. El dilema moral está servido: o cumple la promesa que le hizo a su padre o se enfrenta a los malos. Finalmente, en una escena digna del más puro western, Tommy da su merecido a los Gatlin en un bar, se dirige al retrato de su padre y le dice: “No pienses que soy débil porque no ofrecí la otra mejilla. A veces tienes que luchar si eres un hombre”.
En aquellos años, había un grupo de música country, los Gatlin Brothers, pero Billy Ed Wheeler, uno de los compositores de Coward of the county, negó que fuera un guiño.
Escuchemos la versión original de Kenny Rogers.
Esta es la de Richie Scholte.
Joe Byler también interpretó este clásico.
dick lowry
The Gambler. Don Schlitz, 1978
Don Schlitz trabajaba como programador informático en la universidad de Vanderbilt (Nashville), pero lo que realmente quería era componer. Conoció a su mentor, el también compositor Bob McDill, quien le animó en sus intenciones, y, en 1976, Schlitz, entonces de 23 años, escribió su primera canción.
Nadie se interesó por ella al principio, y, ni corto ni perezoso, la grabó él mismo. Dos años después, la estrella Bobby Bare se fijó en su ritmo, pero tampoco tuvo suerte, y se malogró antes de convertirse en single. Su verdadero éxito le llegó en la voz de Kenny Rogers, quien la grabó en noviembre de 1978. Su versión le valió el Grammy a la mejor interpretación masculina y a Don Schlitz el de la mejor canción. Hoy, es uno de sus temas más conocidos, si no el que más.
La canción inspiró la franquicia de películas The Gambler (hubo cinco entre 1980 y 1994, las cuatro primeras dirigidas por Dick Lowry y la última por Jack Bender), todas protagonizadas por el propio Kenny Rogers.
La letra presenta una metáfora acerca de cómo afrontar la vida. Narra una conversación en un tren “que no va a ninguna parte” entre un tipo y un jugador profesional. Este, con una terminología propia del póquer, le da consejos sobre cómo tener éxito en la vida. “Por tu mirada, veo que no te quedan ases; a cambio de un poco de tu whiskey te daré un consejo. Si quieres jugar la partida, tienes que aprender a jugarla bien: Tienes que saber con qué cartas quedarte, cuándo mostrarlas, cuándo retirarte, nunca cuentes el dinero cuando estés en la mesa; ya habrá tiempo de contarlo cuando acabe la partida. El secreto para sobrevivir es saber con qué cartas quedarte y de cuáles descartarte. Lo mejor que puedes esperar es morir mientras duermes”. ¡Hagan juego, señoras y señores!
Esta es la versión que Kenny Rogers lanzó al estrellato. La grabó para su álbum The gambler (1978).
Johnny Cash lo hizo para Gone Girl (1978).
Unos meses antes, Bobby Bare la interpretó para Bare (1978).
Escuchemos ahora la propuesta de Don Schlitz.
Para acabar, Blake Shelton la incluyó en su disco Songs of the Year (2006).