Modern Day Drifter. Dierks Bentley, 2005

modern day drifter

2005 fue un año memorable para Dierks Bentley: entró en el Grand Ole Opry y sacó su segundo disco (y uno de los que ha gozado de más éxito, con un millón y medio de copias vendidas).

Modern Day Drifter, editado por Capitol Nashville, consta de 11 temas, tres de los cuales no fueron escritos ni co-escritos por Bentley. Produjo tres singles: Lot of Leaving to Do, Come a Little Closer y Settle for a Slowdown.

Desde su mismo título («Vagabundo de la era moderna»), Bentley nos deja claro el tema sobre el que giran las canciones: la febril inquietud del “héroe”, que le impide asentarse en un lugar, lo que nos evoca las obsesiones de dos de sus mayores influencias artísticas, Merle Haggard y Waylon Jennings.

El primer single, Lot of Leavin’ Left to Do, es obra de Dierks Bentley, Deric Ruttan y Brett Beavers. El narrador ahonda en la clave del disco: «Si pensabas que me voy a quedar tengo noticias para ti, todavía me queda mucho camino por recorrer» (¿a quién no se le viene a la cabeza, al escucharla, el clásico de Bob Dylan Don’t Think Twice, It’s Alright?).

Junto a Brett Beavers, Dierks Bentley escribió Come a Little Closer, un tema lento en el que el narrador invita a su pareja a acercarse un poco más y «hacer que siga girando el mundo».

El último single fue Settle for a Slowdown. El protagonista ve con desesperación cómo el amor de su vida emprende una huida hacia delante, y lo único que anhela es que se detenga y se quede a su lado.

En Good Man Like Me, compuesta por Del McCoury e interpretada por Bentley en clave bluegrass, un hombre no consigue adaptarse a vivir solo después de que su pareja le haya dejado en busca de su libertad. Para intentar convencerla de que vuelva, le dice: “¿Dónde vas a encontrar a un buen hombre como yo?”

Good Things Happen es una canción de amor de Jamie Hartford en la que el protagonista pide a su pareja que le espere para estar juntos, porque «cuando tú estás pasan cosas buenas».

Hasta siempre, cowboy de lentejuelas

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Ayer el country perdió a otro imprescindible. Glen Travis Campbell –aquí podéis ver su breve reseña biográfica– ha muerto a los 81 años de edad tras una larga lucha contra el Alzheimer.

En su adolescencia y juventud se prendó del arte de Django Reinhardt y decidió consagrar su vida a la música. A los 14 años dejó el colegio y se fue a Los Ángeles a probar fortuna. Su popularidad comenzó en 1967, con By the Time I Get to Phoenix, y ya al año siguiente consiguió todo un hito: superar en ventas a los Beatles en Estados Unidos.

Su creciente popularidad hizo que incluso John Wayne le invitara a actuar en Valor de ley (1969), en un papel nada desdeñable (además, interpretó el tema principal de la película). Entre 1969 y 1972, tuvo un programa propio en el que predicaba la grandeza del country. Willie Nelson, Johnny Cash o Linda Ronstadt, entre otros artistas, pasaron por él.

Pero su carrera había empezado unos años antes. Uno de sus hitos fundacionales tuvo lugar en 1964, cuando los Beach Boys lo llamaron para sustituir a Brian Wilson, que sufría una de sus cíclicas depresiones. Incluso se le puede escuchar tocando la guitarra en Pet Sounds (1966). Tan encantados estaban con su estilo, que le ofrecieron unirse al grupo con carácter permanente, pero Glen declinó la oferta.

En sus más de 50 años sobre los escenarios, Campbell vendió nada más y nada menos que 45 millones de discos. En 2005 fue nombrado miembro del Salón de la Fama de la música country; en una entrevista señaló: «Puedes tener el vocalista masculino y todo eso. Yo me quedó con el Salón de la Fama». Bruce Springsteen dijo de él: «Tenía una bonita voz, pura, nada sofisticada. Era simple en la superficie pero había un mundo de emociones por debajo».

A principios de 2011 le diagnosticaron Alzheimer y, consciente de que poco a poco iría perdiendo la conexión con su público, se embarcó en una gira de despedida, Goodbye Tour. Tras finalizarla grabó en Nashville el que sería su último trabajo, Adiós (así, en español), que incluye sobre todo versiones de Harry Nilsson (Everybody’s Talking), Willie Nelson (Funny How Time Slips Away) o Bob Dylan (Don’t Think Twice, It’s Allright) entre otros. El disco, que consta de 12 canciones, fue guardado como oro en paño por su discográfica, Universal Music, que lo sacó al mercado el pasado mes de junio.

Como parte de este pequeño homenaje, vamos a escuchar algunas de sus canciones más conocidas. Entre ellas, Rhinestone Cowboy. Larry Weiss escribió este tema en 1975. La letra habla de un cantante de country al que el éxito le ha sido esquivo pero que aún confía en brillar como un cowboy con lentejuelas.

El primer éxito importante de su carrera fue gracias a Jimmy Webb, quien escribió para él By the Time I Get to Phoenix, una canción de amor en la que el narrador recuerda a su novia, a la que ha dejado, en cada una de las ciudades por las que pasa.

Al año siguiente Webb escribió otro tema para él, Wichita Lineman, en el que un operario de una compañía telefónica no puede dejar de pensar en su amada.

Con su colaborador habitual, el citado Jimmy Webb, abordó un tema candente, la guerra de Vietnam, en Galveston. Mientras cumple con su deber, un soldado sueña con volver a su ciudad natal de Galveston (Texas).

En 1968 consiguió su primer Grammy por Gentle on my Mind, una canción escrita por John Hartford después de ver Doctor Zhivago en el cine. Se trata de una canción de amor en la que dos amantes se citan clandestinamente.

Su último número 1 fue Southern Nights, un tema escrito por Allen Toussaint, quien ya lo había grabado años antes, y en el que evoca las noches sureñas.

 

The Race is on. Don Rollins, 1963

the race is on
La carrera de George Jones fue tan extensa que tocó prácticamente todos los subgéneros del country, y este de hoy es un ejemplo de su mejor honky-tonk. Uno de los mayores estudiosos de la música country, Bill C. Malone, autor del libro definitivo del género, Country Music USA (1968), dijo de él: “Durante los dos o tres minutos que dura una canción, Jones se sumerge tan completamente en su letra, en lo que transmite, que el oyente apenas puede evitar involucrarse de igual modo”. La canción fue escrita por Don Rollins, que se inspiró en una visita a un circuito de carreras en Arizona, y tomó la pista como metáfora de una relación que no ha funcionado: “Mi corazón está fuera de la carrera, el verdadero amor arañado por otro, la carrera ha empezado y el ganador lo pierde todo”.
La primera vez que se escuchó fue en el álbum de Jones I get Lonely in a Hurry (1964), si bien la había grabado el año anterior. Llegó al número 3 de la lista Billboard, y con el tiempo se convertiría en un tema casi obligado en sus conciertos.

Loretta Lynn la incluyó en Blue Kentucky Girl (1965). Escuchémosla en un programa de televisión de la época.

Os dejo con la revisión de Waylon Jennings, que ya la había grabado para Don’t Think Twice (1970), en Rave On (1979).

Sawyer Brown la revitalizó en The Boys are Back (1989).

El grupo Stray Cats la grabó para su álbum en directo Live: Tear it up (1994).

Johnny Paycheck la versionó en Sings George Jones (1996).

Un año después de la muerte de Jones, Sammy Kershaw la incluyó en su disco de homenaje Do you Know me: A tribute to George Jones (2014).

Don’t think twice, it’s allright. Bob Dylan, 1962

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Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan, hizo una incursión en el country con esta composición fechada en noviembre de 1962, que incluyó en su disco The Freewheeling Bob Dylan del año siguiente.
El tema cuenta con infinidad de versiones. Primero, vamos a escuchar aquella en la que se inspiró Dylan para componer su canción, Who’s Gonna Buy Your Ribbons When I’m Gone, de Paul Clayton (1960), que presenta la misma melodía. El “robo” no minó la amistad entre ambos, y, aunque sus respectivas discográficas se interpusieron diversos pleitos, la buena relación entre ellos continuó hasta la prematura muerte de Clayton en 1967. La versión original de Dylan simplemente cambia la letra.

El grupo Peter, Paul and Mary hizo una versión en 1963 con un toque folk.

Hugues Auffray, amigo de Dylan, no tardó en adaptar la canción al francés con el título N’y pense plus, tout est bien.

Escuchemos ahora la versión de Johnny Cash de 1964.

En mi opinión, una de las mejores es la que hizo Waylon Jennings en 1970, correspondiente a su álbum Don’t think twice.

Recientemente, la gran dama del country Dolly Parton, en Blue Smoke (entrada del 13 de mayo), versionó también este tema.

E independientemente de todas estas versiones, probablemente algunos de vosotros la reconoceréis por la serie televisiva Mad Men.

Disco del mes (mayo)

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Hoy es una fecha marcada en rojo en el calendario del universo country: sale a la venta Blue Smoke, el nuevo disco de la estrella Dolly Parton.
Parton, de 68 años, ha tenido una carrera muy dilatada. Prueba de ello es que este álbum hace el número 42 de su discografía. El público de las antípodas (Australia y Nueva Zelanda) ya ha podido disfrutar de él –allí se lanzó el pasado mes de enero–, y hoy llega por fin a nuestras manos en Europa y Norteamérica.
De acuerdo con sus declaraciones, Parton comenzó a trabajar en este disco en julio del pasado año. La leyenda del country se ha rodeado aquí de voces veteranas: en You can’t make old friends, hace un dúo con Kenny Rogers, de 75 años; y en From Here to the Moon and Back colabora con Willie Nelson, de 81.
Hasta ahora han visto la luz dos sencillos: Blue Smoke y Home. En la letra de este último, la artista hace un guiño a la canción I’m so lonesome I could cry, de Hank Williams, ya escuchada aquí. Entre las canciones restantes del álbum, que consta de 12 pistas, destaca una versión de Parton del clásico de Bob Dylan Don’t Think Twice.
Escuchemos el tema que da título al disco, una canción compuesta por ella misma y que demuestra que sigue llena de energía y con mucho que ofrecernos.

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