En la entrada anterior, os hablaba de las influencias que recibió Bill Monroe. Como es lógico, él también ejerció su crédito sobre otros artistas, y hoy pretendo hablaros de la huella que dejó en el rock.
Uno de sus temas más emblemáticos, Blue Moon of Kentucky, ha merecido varias versiones en este estilo. Sin ir más lejos, Elvis Presley lo interpretó en clave rockabilly para su primer single, cuya cara A era That’s All Right. Poco después, Elvis coincidió con Monroe y, temeroso de que no le hubiera gustado su versión, se disculpó ante él por el ritmo rápido que le había dado; pero, para su asombro, Bill le felicitó. Tenía razones para estar contento, al menos desde el punto de vista comercial, ya que la popularidad y las ventas de la versión de Elvis le reportaron pingües beneficios como autor.
Escuchemos primero la versión bluegrass de Bill Monroe, que apareció originalmente a principios de 1947.
Esta es la de Elvis Presley en 1954, cuando tenía solo 19 años.
Los Stanley Brothers se lucieron con un híbrido entre el bluegrass y el rock, con los instrumentos del primero y el vértigo del segundo. Éste fue el resultado.
Carl Perkins la versionó en The Rockabilly King from Tennessee.
John Fogerty comenzó su versión con el estilo de Monroe para, acto seguido, virar al rock.
En 1991 Paul McCartney la grabó como parte de su disco Unplugged.
The Kentucky Headhunters (“Los cazatalentos de Kentucky”) la presentaron en su álbum Rave On (1993).
En la actualidad raro es el músico –y no hablo solo de country– que puede prescindir de las giras para promocionar su carrera. Pero, por razones económicas, esto antes no funcionaba así, y lo anómalo era que un artista se pudiera permitir el lujo de salir de las fronteras de su mercado natural para ampliar su público. Pues bien: hasta en esto Hank Williams fue un pionero.
En noviembre de 1949, el Grand Ole Opry realizó su primera gira internacional y Williams, que se había incorporado a su nómina en junio de aquel año, participó en ella. Era un valor seguro: la noche de su debut en el Opry, y aplicando la inflación correspondiente, hizo ganar más de 10.000 dólares de 2019 a WSM, la empresa propietaria de la institución.
Según la carta de invitación de las Fuerzas Aéreas Americanas, en la gira participaron 29 figuras de la música country, entre ellas Red Foley (Clyde Foley), Minnie Pearl (Ophelia C. Cannon), Little Jimmy Dickens (James C. Dickens), Roy Acuff y el propio Hank, que aparecía registrado como Hiram Williams, su verdadero nombre.
La gira, cuyo objeto era entretener al personal de la Fuerza Aérea estadounidense, se prolongó 30 días y tocó suelo alemán, británico y de las islas Azores. No cabe duda de que 1949 fue un año memorable para Hank: en mayo, nació su primer hijo, Hank Williams, Jr.; en junio consiguió el sueño de su vida, entrar en el Grand Ole Opry; y, en noviembre, visitó Europa por primera y única vez en su vida.
Escuchemos la grabación para la radio –la televisión todavía no había despegado y carecemos de imágenes del evento– de Move It On Over, el 18 de noviembre en Berlín. La canción, editada en 1947, habla en clave de humor de un hombre a quien su mujer ha echado de la cama y le pide al perro que se haga a un lado para poder dormir junto a él.
En la presentación al fragmento radiofónico anterior, Hank era presentado como el chico del Lovesick Blues, título de una canción que éste había grabado a finales de 1948 y que, tras su aparición en febrero de 1949, se convirtió en uno de sus mayores éxitos. Aquí la tenéis.
Pocos días antes de esta gira, vio la luz uno de sus temas más emblemáticos, I’m So Lonesome I Could Cry («una de las canciones más tristes que he oído nunca», diría años después Elvis Presley), que grabó el 30 de agosto en Ohio. Escuchémosla.
Si en la última entrada os hablaba de los últimos años de Johnny Cash, hoy lo voy a hacer de sus comienzos. Después de volver de su servicio militar en Alemania, en julio de 1954, Cash no perdió el tiempo y se fijó como meta emprender una carrera en el mundo de la música. Junto con su primera mujer, Vivien Liberto, se dirigió a Memphis (Tennessee), sede de uno de los estudios más prometedores del momento, Sun Records, dirigido por el productor Sam Phillips. Junto con Luther Perkins y Marshall Grant, dos mecánicos que había conocido en Memphis y que también querían triunfar en esto de la música –a partir de entonces, Luther, Marshall y Johnny fueron conocidos como The Tennessee Three–, se dirigieron al estudio de Phillips e hicieron su primera audición. Para ella eligieron el tema góspel I Was There When It Happened, una canción escrita por Fern James que éste vendió a Jimmie Davis –de ahí que ambos figuren como co-autores–. Escuchemos la grabación de Johnny Cash de I Was There When it Happened.
Según cuenta la leyenda, a Phillips no le convenció la primera actuación de Johnny Cash, pues quería una canción rockabilly al estilo de Elvis Presley, que es lo que empezaba a estar de moda entonces. Se cuenta que le dijo: «Vete a casa, peca y vuelve con una canción que pueda vender». Así fue como se empezó a gestar su primer single, que salió al mercado a finales de junio de 1955 y que vamos a escuchar a continuación.
En la cara A, aparecía una de las primeras canciones que escribió, Hey, Porter, grabada en septiembre de 1954 junto con sus primeros colaboradores, Luther Perkins y Marshall Grant. En ella, el protagonista se muestra entusiasmado por volver a casa en Tennessee y le confiesa al revisor que no puede esperar a llegar a su hogar sureño. Es una de las múltiples canciones que grabó Cash de tema ferroviario. Escuchémosla.
La cara B la grabó unos meses después y constituyó un éxito mucho mayor que el anterior. Gracias a Cry, Cry, Cry, Johnny Cash vendió unas 100.000 unidades del single y se aseguró un lugar en el Louisiana Hayride, un programa de radio coetáneo del Grand Ole Opry, hoy desaparecido. Su éxito fue el responsable de que Johnny fuera invitado a hacer una gira junto a la sensación del momento, Elvis Presley. Esta canción aparece en el primer LP de Johnny Cash, With His Hot and Blue Guitar (1957).
Marty Stuart es un gran admirador de Cash. Escuchemos sendas versiones de estos temas. Primero Hey, Porter, que incluyó en un disco homenaje a Johnny llamado Kindred Spirits: A Tribute to Johnny Cash (2002).
Stuart versionó Cry, Cry, Cry en su álbum Hillbilly Rock (1989).
En 1942 nacía Mac Davis en Texas. Poco antes de cumplir veinte años, se trasladó a Atlanta a intentarlo en el mundo de la música. Creó un grupo de rock and roll, The Zots, y su potencial como compositor hizo que numerosos artistas se empezaran a fijar en él.
Con Elvis Presley consiguió uno de sus mayores éxitos, In the Ghetto, de cuya salida al mercado, por cierto, se cumplen cincuenta años este mes de abril. Davis también escribió para «el Rey» Memories, Don’t Cry Daddy o A little less conversation. Los 70 fueron su gran momento. Firmó con Columbia Records e incluso llegó a conseguir un disco de oro por Baby, Don’t Get Hooked On Me, que luego escucharemos. A finales de esa década, firmó con Casablanca Records, donde grabó otros singles, pero pronto su estrella se fue apagando y abandonó progresivamente el mundo de la música, aunque no así el del espectáculo en general; ya que se hizo un hueco como actor para la televisión y participó en un musical de Broadway, The Will Roger Follies (1991). En 2000, entró en el Salón de la Fama de Compositores de Nashville.
Al año siguiente de que Elvis grabara In the Ghetto, lo hizo su propio autor, Mac Davis. La canción cuenta la vida de un chico de Chicago abocado a la pobreza y la violencia: «roba un arma y un coche pero no llega muy lejos». Al final, insinúa que esa forma de vida se va a perpetuar cuando nazca otro niño que se enfrentará a su mismo destino. Escuchemos la grabación de Mac Davis en 1970.
Uno de sus primeros éxitos en solitario fue su singleI Believe in Music (1970), incluido en su disco homónimo. La letra exalta la importancia de la música en nuestras vidas.
Baby, Don’t Get Hooked On Me (1972) vendió más de un millón de copias. El protagonista aconseja a su amante que no se enamore de él, porque no está preparado para un compromiso duradero.
No, no os voy a hablar de la famosa serie de televisión de los años 80, sino de un grupo de músicos que recibió ese apelativo mucho antes de que intimáramos con Hannibal Smith, M.A. y compañía. Se mantuvieron en activo desde los años 50 a los 70, y quizá su nombre inspirara a los creadores de la serie.
Trabajaban fundamentalmente en la capital de la música country, Nashville, y se nutrieron de diferentes miembros a lo largo de su trayectoria: Harold Bradley o Jimmy Capps –virtuosos de la guitarra–, Buddy Emmons –a la pedal steel guitar–, Charlie McCoy –armónica–, Buddy Harman –batería–, Boots Randolph –saxofón– o Pig Robbins –piano–; y tocaron, entre otros, con Elvis Presley, Eddy Arnold, Patsy Cline, Jim Reeves, Bob Dylan, Moon Mullican, Jerry Lee Lewis o Brenda Lee.
Aunque la mayoría de sus componentes provenían del country, se aventuraron en otros estilos como el jazz. Como muestra de este eclecticismo, podemos citar After the Riot at Newport, de Chet Atkins; Velvet Guitar, de Hank Garland; Modern Country, del trombonista de origen danés Kai Winding; o Tennesee Firebird, de Gary Burton.
Su talento revolucionó la música de la época, ya que fueron ellos quienes contribuyeron a introducir el llamado sonido Nashville y, con él, la progresiva influencia del pop sobre el country. Y, además, la inspiración siempre les pillaba trabajando. Gordon Stoker, uno de sus miembros, declaró que «lo único que ocupaba tu mente era tocar una canción detrás de otra. Al salir del estudio, no recordabas qué habías tocado».
A finales de los 50, el country corría peligro de muerte por la eclosión del rock and roll, hasta que este grupo volvió a insuflarle vida, lo que el Salón de la Fama de Músicos de Nashville le reconoció al abrirle sus puertas en 2007. Escuchemos ya algunas de las grabaciones en las que intervinieron.
En primer lugar, el tema instrumental Deed I Do, compuesto por Fred Rose en 1926. Lo versionaron Chet Atkins y Les Paul en Chester and Lester (1976).
Vamos ahora con un tema de jazz incluido en After the Riot at Newport (1960). Round Midnight es un estándar de jazz escrito por Thelonius Monk en 1944.
Este es el arreglo al saxo de Boots Randolph del conocido tema de Pastsy Cline I fall to pieces.
Como ejemplo de los intereses tan heterogéneos de este grupo, escuchemos la composición de Tupper Saussy Scherzo with Slapped Bass, que pertenece al disco Said I to Shostakovitch, un homenaje a este compositor ruso.
El protagonista de hoy nació en Oklahoma en 1938. Su interés por la música provenía de su madre, la llamada Reina Madre de Nashville, Mae Axton, una conocida compositora que trabajó con muchos artistas country y cuyo trabajo más celebrado fue el éxito de Elvis Presley Heartbreak Hotel, que compuso con Tommy Durden.
Su debut discográfico llegó en 1962 con The Balladeer. A partir de entonces compaginó su carrera musical con su trabajo como actor en distintas películas y series de televisión. Aunque grabó varias canciones en solitario, sus mayores éxitos fueron temas interpretados por otros, como No, no song, para Ringo Starr; Joy to the World, para Three Dog Night; o The Pusher, para Steppenwolf. Murió en 1999 y en 2007 entró con carácter póstumo en el Salón de la Fama de la música de Oklahoma.
Escuchemos ya algunas muestras de su trayectoria.
En 1971 Hoyt Axton grabó su composición Joy to the World, que Three Dog Night inmortalizó ese mismo año.
Esta es una excelente versión de Axton de The Midnight Special, cuya grabación más conocida es la de Creedence Clearwater Revival.
Escuchemos ahora su interpretación de Yellow Rose of Texas, un tema que data de la guerra de Secesión y en el que un soldado canta a su amada, comparándola con una rosa amarilla de Texas.
Axton grabó varios dúos con Linda Ronstadt. When the morning comes es uno de ellos. Lo incluyó en Life Machine (1974).
Su mejor single situado en las listas fue Boney Fingers, con Renée Armand, que sonaba en el disco citado anteriormente.
El 12 de marzo recibíamos la noticia de la muerte de Hal Blaine. Su dedicación a la batería fue tan extensa, que algunas fuentes hablan de que su trabajo puede escucharse en nada menos que 6.000 singles, 150 de los cuales llegaron al Top 10 y, de ellos, 40 al número 1.
Así que, a poco que indaguemos en su discografía es fácil encontrar algún tema de country en el que se pueda gozar de su arte; aunque, dada la ingente cantidad de grabaciones que hizo, lo cierto es que tocó todos los palos. Por eso, en esta entrada, escucharemos también canciones rock y pop que merecen ya el adjetivo de clásicas. Blaine tocó junto a Elvis Presley, Frank Sinatra, Sonny & Cher, The Byrds, Barbra Streisand y Simon y Garfunkel, entre muchos otros.
En cuanto a la música country, colaboró en repetidas ocasiones con John Denver. Por ejemplo, en Thank God I’m a Country Boy (1974), sobre las bondades de ser un chico de campo.
O en I’m Sorry (1975), que Denver estructura como una disculpa a su pareja, a la que tiene un tanto abandonada.
La cara B de la canción anterior es Calypso, que Denver escribió como homenaje a Jacques Yves Cousteau (Calypso era el nombre del barco en el que este hacía sus expediciones).
«Tú llenas mis sentidos como una noche en el bosque, como las montañas en primavera, como un paseo bajo la lluvia». Así empieza Annie’s Song, en la que también se reconoce la perfección de Blaine a la batería.
Salgamos ahora del terreno country. Brian Wilson ha sido uno de los músicos que se ha apresurado en alabar la figura de Blaine al conocer su muerte: «Fue un gran músico y un gran amigo… Hal me enseñó muchas cosas y tuvo mucho que ver con nuestro éxito… fue el mejor batería de la historia». Con él colaboró en la famosa Good Vibrations (1966).
También en el primer número 1 de los Beach Boys, I Get Around (1964).
The Byrds fue un emblemático grupo de rock de los 60 hasta su disolución a principios de la década siguiente. Uno de sus mayores éxitos fue Mr. Tambourine Man (1965).
Una de las canciones más conocidas de Frank Sinatra es Strangers in the Night. Lo que no es tan conocido es que Hal Blaine tocaba la batería en esta melodía.
Otro de los grandes clásicos del siglo XX, obra de The Carpenters, es Close to You.
También Simon and Garfunkel le deben parte de su popularidad. En Mrs. Robinson, canción que aparece en la banda sonora de la película El graduado (1967), toca Hal Blaine.
Otro de los temas más reconocibles de este dúo es Bridge Over Troubled Water, grabada en 1969. Hal Blaine también puso aquí su granito de arena.
Ahí queda dicho. Puede que la afirmación del título parezca exagerada, pero no lo es si recordamos la cantidad de carreras emblemáticas que Fred Foster encauzó a lo largo de su extensa carrera –más de 60 años.
«El campeón del talento de Nashville», como lo definió The New York Times, murió el pasado 20 de febrero en Nashville a la edad de 87 años. Nacido en 1931, a temprana edad sintió la vocación de la música y, a los 18 años, se trasladó a Washington, donde participó en la primera sesión de grabación de Jimmy Dean en 1953, que dio lugar a Bumming Around.
Se dice que cuando trabajaba en Mercury Records propuso a la dirección que contrataran a un joven de 20 años llamado Elvis Presley, pero RCA Records se les adelantó con un contrato más jugoso para la estrella emergente. Unos años después, en 1958, Foster fundó Monument Records y se aseguró el control exclusivo sobre los «fichajes». Su olfato era infalible. Empezó contratando a Roy Orbison, a quien produjo sus grandes éxitos, Oh, Pretty Woman, Running Scared, Only the Lonely, Crying o Blue Bayou –luego versionado por Linda Ronstadt–, entre otros. Pocos años después, se hizo con los servicios de Dolly Parton y contribuyó a lanzar su carrera. «Vio algo en mí que nadie más vio», señaló la artista en la ceremonia en la que Foster ingresó en el Salón de la Fama de la música country en 2016.
Además de productor, destacó también como compositor. Figura, por ejemplo, como co-autor del temazo de Kris Kristofferson Me and Bobby McGee, popularizado luego por Janis Joplin; y del mismo Kristofferson produjo Help me make it through the night. Uno de sus últimos trabajos fue hace poco más de diez años, cuando produjo el álbum de Willie Nelson en homenaje a la compositora Cindy Walker, You Don’t Know Me: The Songs of Cindy Walker (2006).
Comencemos escuchando su primera incursión en el mundo de la música, Bumming Around, de Jimmy Dean (1953).
El primer éxito importante de Roy Orbison fue Only the Lonely (1960), que se tuvo que conformar con el segundo puesto en las listas de ventas (Brenda Lee le quitó el primero con I’m Sorry). «Sólo los solitarios saben cómo me siento esta noche, sólo los solitarios saben por qué lloro», dice el protagonista después de que su pareja le abandone.
Uno de los primeros éxitos de Dolly Parton fue Dumb Blonde (1967), escrita por Curly Putnam e incluida en el primer disco de Parton, Hello, I’m Dolly. La protagonista se queja de que la gente piense que es tonta sólo por el hecho de ser rubia. Os dejo con ella.
Otro tema de su álbum de debut es Something Fishy.
Escuchemos ahora una canción que Kris Kristofferson escribió en 1972, Why Me, Lord?, en la que se pregunta por qué ha sido elegido por Dios, por qué es objeto de tanta bondad.
Foster no solo se ciñó al country, como escucharemos con las siguientes muestras.
En 1963 creó una filial de Monument Records centrada en el rhythm and blues (R&B). Su nombre, Sound Stage 7. A este sello pertenece la grabación de Joe Simon de The Chokin’ Kind (1969).
Ahora, un instrumental al saxofón producido también por él. Obra de Boots Randolph, Yakety Sax (1963) se haría luego muy popular como sintonía de El Show de Benny Hill.
Para componerla, Randolph se inspiró en un tema de 1958, Yakety Yak, grabado por The Coasters con el estilo que imperaba entonces, el rockabilly.
En 2008 produjo la colaboración entre Willie Nelson y Ray Price que mereció un Grammy. Aquí versionaban un legendario tema escrito por Leon Payne en 1949 y grabado originalmente por Hank Williams. La letra está plagada de consejos para evitar caer por «la carretera perdida». He aquí Lost Highway.
El compositor de esta canción, Cy Coben, empezó su carrera sin centrarse en ningún género en particular, pero cuando en 1949 viajó a Nashville se dio cuenta de que lo suyo era el country.
A partir de entonces colaboró en mútiples ocasiones con Eddy Arnold, que fue quien grabó, originalmente, esta canción, una emotiva declaración de amor a su pareja. En aquel single, la cara B recogía otra composición del mismo Coben titulada Something Old, Something New.
Escuchemos la versión original de Eddy Arnold, que se mantuvo seis semanas como la más vendida en las listas de country y western.
Hay otra canción de los años 50 que suele confundirse con esta por la semejanza de su título, Baby Let’s Play House, obra de Arthur Gunther de 1954 y uno de los primeros ejemplos de rockabilly. Escuchemos la grabación que hizo Elvis Presley, que contaba a la sazón con 20 años.
Un año antes de su muerte en 1959, la grabó un jovencísimo Buddy Holly, que tenía solo 21 años.
Volvamos al country con la cara B a que he aludido antes, Something Old, Something New, en la que podemos apreciar el uso de la steel guitar.
El pasado 17 de enero se despedía de nosotros para siempre Reggie Young, a la edad de 82 años y tras una carrera de seis décadas. Su nombre podría pasar un tanto desapercibido, pero Young fue uno de esos guitarristas en la sombra al que escuchamos en multitud de canciones country (y de otros estilos) que hoy son consideradas clásicos.
Trabajó habitualmente en Memphis, un híbrido entre el country de Nashville y el blues del delta del Mississippi, y en esas coordenadas se movía también Reggie: «Soy una especie de cruce entre B.B. King y Chet Atkins», se definió en una entrevista en 2017. Young fue miembro del grupo The Memphis Boys, que entró en 2007 en el Salón de la Fama de músicos de Nashville.
Trabajó con multitud de artistas. En 1964, fue uno de los músicos que abrió la primera gira estadounidense de Los Beatles. También lo hizo con Elvis Presley. En Suspicious Minds se habla de que no es posible mantener una relación si se desconfía eternamente: «No podemos construir nuestros sueños sobre mentes suspicaces». A la guitarra, Reggie Young.
También tocó la guitarra en la versión original de esta canción, obra de Mark James (aunque, desde que la grabó Elvis, su voz se adueñó del tema y la suya es la única versión que se recuerda). Escuchémosla.
Otra canción que nos viene a la cabeza al pensar en Elvis es In the Ghetto. Disfrutemos de Reggie Young a la guitarra.
En esa misma sesión, Elvis grabó también Kentucky Rain, con Reggie Young en su papel acostumbrado.
Escuchemos ahora Ebb Tide (1964), un tema casi instrumental en el que él toca la guitarra.
También intervino en algunas grabaciones de The Box Tops, como The letter (1967) o Cry Like a Baby (1968), que vamos a escuchar a continuación.
En 1968, la británica Dusty Springfied alcanzó un gran éxito con Son of a Preacher Man, incluida en el álbum Dusty in Memphis. Os dejo con ella y con Reggie a la guitarra.
A partir de 1972 se trasladó a vivir a Nashville y se centró en la música country. Uno de los clásicos de este género en los que se reconoce su presencia es la canción de Waylon Jennings Luckenbach, Texas (Back to the Basics of Love).
También colaboró con Willie Nelson. Aquí le escuchamos en Always on My Mind (1980).
En 2008 vio la luz el único álbum en solitario de Young, titulado Forever Young, parafaseando la canción de Dylan. A él pertenece Memphis Grease.
Para ese álbum también compuso un tema dedicado al lugar donde vivía, Leipers Fork. Nos despedimos con Coming Home to Leipers Fork.