El bluegrass visita al rock (y II)

bluegrass rock
Hoy vamos a seguir explorando cómo el bluegrass ha tratado a la música rock, con versiones que nos llevarán desde los Rolling Stones a Cream pasando por Dire Straits y muchos otros.
Vamos primero con un tema folk que el grupo de rock británico The Animals convirtió en un éxito en los años 60, House of the Rising Sun. El grupo de folk-bluegrass canadiense The Dead South se apuntó esta versión.

O Bardo e o Banjo es un grupo de bluegrass nacido en São Paulo en 2012. Una de sus grabaciones es esta versión de Walk of Life, el conocido tema de Dire Straits.

En este repaso por los clásicos del rock no podían faltar los Rolling Stones. Escuchemos Sympathy for the Devil en la versión del álbum The Bluegrass Tribute to Classic Rock Volume Two.

En 1957 Jerry Lee Lewis triunfaba con Great Balls of Fire (vendió un millón de copias en solo diez días). El título de la canción hace referencia a una expresión de asombro que era muy utilizada en el sur de Estados Unidos. New Grass Revival la incluyó en su disco homónimo de 1972.

El bluegrass también le ha hincado el diente a una de las muestras más conocidas del rock sureño, Sweet Home Alabama. Esta es la versión de Larry Cordle y los Lonesome Standard, perteneciente a su disco Best of Pickin’ on Lynyrd Skynyrd: The Ultimate Bluegrass Tribute.

Con la llegada del siglo XXI surgía el grupo bluegrass Hayseed Dixie, que, entre otros clásicos, versionó Black Magic Woman, un tema compuesto por Peter Green, el fundador de Fleetwood Mac.

Del álbum Killer Grass (2010), de Hayseed Dixie, es esta versión de Bohemian Rhapsody.

El grupo de rock Survivor compuso Eye of the Tiger. Os dejo con una versión bluegrass que podemos disfrutar en The Bluegrass Tribute to Classic Rock.

Ahora, escuchemos la versión bluegrass de Cocaine, un tema escrito por J. J. Cale en 1976, grabado por él y de nuevo por Eric Clapton al año siguiente en su álbum Slowhand. Esta versión pertenece a The best of pickin’ on Eric Clapton (2007).

Termino con un clásico de Cream obra de Jack Bruce y Pete Brown, White Room, interpretado aquí por el grupo Cache Valley Drifters en su disco White Room (1996).

Red Sovine o el country de camioneros

red sovine

Woodrow Wilson Sovine (1917-1980) era pelirrojo y por eso adoptó el sobrenombre de Red. Su carrera musical empezó a finales de los años 30, cuando se asoció con Johnnie Bailes. El grupo que formaron, The Singing Sailors, no tuvo demasiado éxito y cada uno se acabó yendo por su lado: Bailes se unió a sus hermanos –aquí podéis ver la entrada que dediqué a los Bailes Brothers– y Red continuó su carrera en solitario con un nuevo grupo, The Echo Valley Boys. Empezó a actuar en el Louisiana Hayride y conoció a la gran estrella del momento, Hank Williams, quien le abrió las puertas de MGM Records. Cuando Williams dio el salto al Grand Ole Opry, Sovine asumió la responsabilidad de llenar el hueco dejado por él en el Louisiana Hayride. Entonces Red se buscó a otro mentor: Webb Pierce, con quien grabó el dúo Why Baby Why, su primer número 1.

El terreno estaba abonado para que lo invitaran a formar parte del Grand Ole Opry, lo que sucedió poco después. Nuestro protagonista nunca olvidó la ayuda que le habían brindado para triunfar en la música y él se propuso hacer lo propio con jóvenes aspirantes: el caso más conocido fue el de Charley Pride, en aquel entonces jugador de béisbol y que terminaría siendo un emblema del country. A mediados de los años 60, empezó a grabar canciones de este género, donde los protagonistas solían ser camioneros –un público muy fiel a este tipo de música–. Sovine las recitaba, acompañadas por una melodía compuesta por él mismo. Entre ellas destacaría Giddy Up Go, Phantom 309 o Teddy Bear.

Escuchemos dos temas de su producción discográfica, uno del principio de su carrera y otro del final.

Uno de sus primeros éxitos fue Missing You (1955), escrita en colaboración con Dale Noe. Se trata de una balada en la que el protagonista echa de menos a su amada.

Dos años más tarde la grabó su amigo Webb Pierce. Escuchémosle.

La grabación de Jim Reeves apareció póstumamente en 1972.

Sovine también hizo multitud de versiones de canciones de otros artistas. Una de ellas fue Lay Down Sally (1978), que había sido escrita por Eric Clapton.

Country Urbano (XXXII)

Chicago-Architecture
85. Sweet Home Chicago. Empezamos hoy con un icono del blues, fallecido prematuramente en 1938 a los 27 años de edad (al igual que Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain o Amy Winehouse, de quien, por cierto, os recomiendo el documental sobre su vida Amy). Robert Johnson murió en una pelea de bar, presumiblemente envenado por un marido celoso. Elogiado por artistas como los Allman Brothers, Eric Clapton, Bob Dylan o los Rolling Stones, el bluesman escribió este tema –que con el paso del tiempo se ha convertido en todo un himno de Chicago– en una habitación de hotel de San Antonio, Texas, en 1936. Os dejo con la original.

Entre sus múltiples versiones, podemos empezar por la de Canned Heat, que la grabó en su álbum en directo Boogie Up the Country (1987).

Ahora, la conocidísima versión de los Blues Brothers, incluida en la película Granujas a todo ritmo, de John Landis (1980).

86. Milwaukee, here I come. A orillas del lago Michigan se encuentra la ciudad de Milwaukee. Este tema fue escrito por Lee Fikes y grabado como single por George Jones y Brenda Carter en 1968. Ella tenía entonces 17 años, y era prácticamente una desconocida en el mundo del country. Tuvo la suerte de intervenir en este disco porque las dos primeras opciones para acompañar a Jones, Tammy Wynette y Melba Montgomery, estaban contratadas por otros sellos discográficos que les impedían “servir” en otras casas (años después George la grabaría con Tammy). “Me voy de esta ciudad hasta que decidas a quién quieres más, a las estrellas del Opry o a mí”, le suelta a su pareja la chica, en plan ultimátum, y se larga de Nashville a Milwaukee. Escuchemos a George Jones, acompañado de Brenda Carter y Tammy Wynette consecutivamente.

Él era el blues

LAS VEGAS - AUGUST 16:  Recording artist B.B. King performs at his B.B. King's Blues Club at the Mirage Hotel & Casino August 16, 2010 in Las Vegas, Nevada.  (Photo by Ethan Miller/Getty Images)

LAS VEGAS – AUGUST 16: Recording artist B.B. King performs at his B.B. King’s Blues Club at the Mirage Hotel & Casino August 16, 2010 in Las Vegas, Nevada. (Photo by Ethan Miller/Getty Images)

El 14 de mayo de 2015 comenzó una nueva era. Si las fechas históricas se miden en “antes de Cristo” o “después de Cristo”, las musicales se deberían fijar según las fases de “antes y después de B. B. King”. Tal fue la influencia de Riley Ben King, nacido, como buen bluesman, en el delta del Mississippi y criado en una plantación de algodón. Sus gustos musicales se concretaron cantando gospel en el coro de una iglesia evangélica, lo que canalizaría su carrera. Después de la guerra, decidió dedicarse de lleno al blues y se fue a vivir con un primo de su madre, el también bluesman Bukka White. Poco después empezó a trabajar en un programa de radio y se le empezó a conocer como el Blues Boy de Beale Street, luego Blues Boy a secas y, finalmente, B. B. King. Escuchemos consecutivamente sus dos primeras grabaciones en el sello Bullet Records, una discográfica de Nashville de corta duración. Primero, Miss Martha King (1949). Ahora, Your Baby Packs Up and Goes (1949). Ambas pasaron sin pena ni gloria, y solo tras firmar con RPM Records, un sello capitaneado por Sam Phillips –quien había descubierto a talentos como Jerry Lee Lewis, Johnny Cash, Carl Perkins o el gran Elvis Presley–, empezó a probar las mieles del éxito. En 1951, Three O’Clock Blues, un blues compuesto en 1946 por Lowell Fulson, llegó al número 1 en las listas de R&B (Rhythm and Blues). Escuchemos también Rock me baby, en la versión que aparece en Now appearing at Ole Miss (1980), uno de sus múltiples álbumes en directo (si bien el tema había aparecido como single en 1964). Uno de los grandes logros de B. B. King fue el de transmitir la pasión por el blues a todo el mundo, gracias a la frenética actividad de sus conciertos en directo. Por poner un ejemplo, en 1956 ofreció nada menos que 342 actuaciones, es decir, prácticamente todos los días del año el blues que fluía por sus venas saltó al corazón de su público, que se fue enriqueciendo a medida que los grandes artistas de rock, así Eric Clapton, declaraban la influencia del gigante de Mississippi. La siguiente canción, uno de sus clásicos más recurrentes, se titula The Thrill is Gone (“La energía se ha terminado”), pero ya veréis que eso es absurdo: la fuerza que desprende la música de B. B. King sigue vigente hoy como ayer. El tema pertenece a su disco Completely Well (1969) y, como la mayor parte de sus éxitos, no es de su cosecha, sino que fue escrito por Rick Darnell y Roy Hawkins en 1951. Su interpretación le valió el primero de los quince Grammy que atesoró en su carrera. El rey del blues también dedicó una canción a su guitarra, Lucille. La historia es bien conocida: en 1949, tocando en un local, dos hombres se pelearon y chocaron accidentalmente con una lámpara de queroseno. Hubo que desalojar la sala y, cuando B. B. King salió a la calle, se dio cuenta de que se le había olvidado su guitarra, una Gibson, por lo que, sin pensárselo dos veces, entró por ella (¡le había costado 30 dólares!). La llamó Lucille –a esa y a todas las guitarras que vinieron después–, pues la mujer por la que se estaban peleando los hombres llevaba ese nombre. Este homenaje quedaría incompleto sin una de sus grabaciones más conocidas, Everyday I have the blues, que incluyó por primera vez en su LP de debut Singing the Blues (1956) y que se convirtió en otro de los clásicos de su repertorio, con grabaciones tan sonadas y enardecidas como las del Live At the Regal (1969) y Live in Cook County Jail (1971). Una vez más, la canción es anterior: fue escrita en 1935, aunque B. B. King se basaría en la versión de Memphis Slim de 1947.

Don Williams, el gigante gentil de la música country

Don-Williams
Hace 75 años nacía en Floydala, una pequeña localidad de Texas, nuestro protagonista. Desde niño se interesó por la música, y a los tres años ganó su primer concurso vocal. ¿El premio? Un despertador. Aprendió a tocar la guitarra y, tras acabar sus estudios, formó el grupo folk Pozo-Seco Singers en Corpus Christi, Texas, que no se desmanteló hasta 1971.
Williams emprendió su carrera en solitario, y a fe que lo hizo bien: solo cuatro de sus más de 40 singles no llegaron al Top 10. A lo largo de su trayectoria, mereció el premio al single del año por Tulsa Time (1978), concedido por la Academia de Música Country, y la Asociación de Música Country le otorgó, ese mismo año, su reconocimiento como mejor vocalista masculino. Como compositor, sus canciones han sido interpretadas por los más grandes, entre ellos Johnny Cash, Lefty Frizzell, Josh Turner, Alison Krauss, Waylon Jennings, Alan Jackson o Eric Clapton, y su influencia ha traspasado fronteras (Nigeria, Kenya, Australia, Ucrania…), si bien sus mayores éxitos, fuera de Estados Unidos, los ha cosechado en Reino Unido. En 2010, entró en el Salón de la Fama de la Música Country. Hoy, sigue en activo y en marzo de 2014 sacó su último álbum, Reflections.
Escuchemos aquí It must be love, uno de sus 17 números 1. La letra habla de los extraños sentimientos que provoca el amor: “Primero siento frío y calor, parece que me voy a incendiar pero no, caigo como un gorrión pero vuelo como una paloma, debes de ser el sueño que he estado soñando, qué sentimiento, debe ser amor, qué si no puede ser”. Os dejo con la versión original de Don Williams para el álbum Expressions (1978).

La magnífica versión de Alan Jackson (1999) también llegó al número 1 de las listas al año siguiente y, en mi opinión, supera incluso el original. El tema aparecía en su álbum Under the Influence.

La música nos lleva a todos sitios

LastWaltz_Logo
Lo dijo Robbie Robertson, el guitarrista del grupo de rock The Band. Su concierto de despedida, The Last Waltz, tuvo lugar en 1976, y Martin Scorsese lo filmó, añadiendo entrevistas con los miembros del grupo para una película que se estrenó en 1978, y que es, os lo aseguro, una obra maestra.
En dicho concierto actuaron artistas de la talla de Muddy Waters, Neil Diamond, Eric Clapton, Joni Mitchell o la estrella del country Emmylou Harris. Esta última intervino en una de las mejores canciones del grupo, Evangeline, que, según confesó más tarde el gran Levon Helm, otro de los miembros de The Band, fue escrita por Robertson la noche inmediatamente anterior al concierto.
Evangeline es ya un clásico sureño, que capta a la perfección el sonido de Luisiana. La acción nos sitúa en las orillas del río Mississippi, donde una chica, la que da nombre a la canción, espera la llegada de su amado, un tahúr que vive de jugar en los barcos que cruzan dicho río.
Os sugiero que prestéis especial atención a la música de violín o fiddle con que empieza el tema, que, sin duda, gana mucho con la actuación virginal de Emmylou.
Quitémonos los sombreros, y mandemos un cariñoso recuerdo a los únicos supervivientes de esta mítica banda, Garth Hudson y el citado Robbie Robertson.