Ochenta años después…

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Hoy vamos a retrasar los relojes hasta 1935. Aquel año se estrenó un western que incluía uno de los mayores clásicos de la música country de esa década, junto con That Silver Haired Daddy of Mine (ya escuchado aquí). Me refiero a Tumbling Tumbleweeds, una de las primeras grabaciones de Gene Autrey que superó el millón de unidades vendidas.
La canción fue escrita en 1930 por el canadiense Bob Nolan, que no la patentó hasta 1934, cuando el grupo Sons of the Pioneers la grabó junto con Roy Rogers (Rudy Vallee le había puesto ya voz en 1933, pero su interpretación no fue registrada).
Nolan trabajaba de caddie en Los Ángeles, California, cuando se le encendió la bombilla. El título alude a las sorrascas o rodadoras, esas plantas con forma de bolas que van rodando por el desierto, mecidas por el viento y sin rumbo fijo, tan típicas de las películas del Oeste. El autor plantea una obvia analogía con la vida de los cowboys, siempre a la deriva. Originariamente, la canción se llamó Tumbling Leaves y tenía una estrofa más, pero un ejecutivo de la discográfica Sam Fox Music la eliminó, sin el consentimiento de su autor, al entender que no sonaba lo bastante a western.
No sería esa la última vez que los patrones le tomaran el pelo. En 1959, extrañado por los exiguos beneficios que le reportaba un tema tan popular, contrató los servicios de un abogado, que descubrió que la editora que a la sazón explotaba los derechos, la Williamson Music, estaba “amañando” las cifras y le pagaba solo un pequeño porcentaje de lo que le correspondía. Nolan les demandó y ganó el pleito, pero, como la ley no permitía revisar las ventas anteriores a siete años, nunca llegó a recibir todo lo que la canción había generado.
La película homónima de 1935, protagonizada por Gene Autrey, catapultó a la fama la canción, que también sonaría en cintas posteriores como West of the Santa Fe (1938), Silver Spurs (1943), Hollywood Canteen (1944) o Don’t Fence Me In (1945).
Escuchemos ahora algunas versiones de este clásico, cuya letra ha sido considerada por la Asociación de Escritores Western como una de las 100 mejores del siglo. “Me encontrarán solo pero libre como las plantas del desierto. Las preocupaciones del pasado quedarán atrás, no hay ningún lugar donde ir, pero yo encontraré el camino, yendo a la deriva como las plantas del desierto”.
Esta es la original de Sons of The Pioneers –grupo formado por Bob Nolan, Tim Spencer y Roy Rogers–, que la convirtieron en su canción de cabecera.

La popularidad le llegó, como hemos dicho, cuando Gene Autrey, el cowboy cantante, la interpretó en Tumbling Tumbleweeds (1935).

Slim Whiteman alcanzó un gran éxito con esta personal reinterpretación en 1956.

La versión de Frankie Laine pertenece a su álbum Call of the Wild (1962).

Marty Robbins la grabó en su disco All Around Cowboy (1979).

Setenta años después

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River of Country no podía quedarse al margen de la celebración que hoy conmemora toda Europa. El 8 de mayo de 1945 terminaba oficialmente la Segunda Guerra Mundial en el Viejo Continente: el mariscal Jodl, sucesor de Hitler al frente del Tercer Reich, firmó en Berlín el acta de rendición incondicional de Alemania frente a los aliados, un día después de hacerlo en Reims, Francia. Japón prolongaría la agonía unos meses más, por lo que la paz no fue completa hasta entonces.
Escuchemos, en fin, una recopilación de canciones country que causaron furor aquel año.
En la conocida lista Billboard –que comenzó su andadura en enero de 1944–, Shame on You, de Spade Cooley, se adueñó del podio en las dos primeras semanas de mayo, si bien no era de temática bélica. Os hablé de Cooley el 4 de abril de 2014, en una entrada a propósito del western swing donde pudimos escuchar el tema.
https://riverofcountry.wordpress.com/2014/04/04/una-corona-compartida/
Smoke on the Water, de Red Foley –que nada tiene que ver con la canción homónima de Deep Purple–, sí que se precia de tener una letra patriótica. A este tema ya le dediqué una entrada que podéis revisar aquí.
https://riverofcountry.wordpress.com/2014/04/22/el-otro-deep-purple/
Gene Autrey, una de las principales figuras de los años 40, alcanzó un gran éxito –otro más– con At Mail Call Today. El narrador recibe en el frente una carta de su novia, en la que le anuncia que ha encontrado a otra persona y que lo suyo se ha terminado.

Una vez liquidado el frente occidental, la guerra prosiguió en el Pacífico. La siguiente canción hace referencia al momento en que Estados Unidos ondea la bandera de las barras y estrellas en Iwo Jima. Se titula Stars and Stripes in Iwo Jima, y esta es la versión de Bob Wills.

Paralelamente a la lista Billboard de country, corría la de música folk, donde triunfó este mismo tema, Stars on Stripes on Iwo Jima, esta vez en la versión de Sons of the Pioneers. ¿Cuál de las dos preferís vosotros?

In illo tempore, los enemigos públicos número 1 eran Hitler e Hirohito. La siguiente canción, Hitler’s last letter to Hirohito, de Carson J. Robison, también se aupó a lo más alto de la lista Billboard de música folk. Imagina con humor lo que Hitler le escribiría a Hirohito en una carta, que garabatea desde su búnker (porque en Berlín ya no queda ni una oficina de correos). El Führer lo compara con Mussolini y lo tilda de cobarde, por acoquinarse ante los reveses. Teme exiliarse allí si ocurre lo peor, y, en la posdata, le informa de que se ha afeitado el bigote para que Stalin no sepa quién es quién cuando ambos sean derrotados. Le hubiera gustado hacerse un lifting de cara, pero teme que lo que le van a hacer es un lifting de cuello.

Hay que reconocer que la paz impuesta tras la Segunda Guerra Mundial ha sido duradera, pues no ha habido otro conflicto de alcance en suelo europeo, a excepción de la Guerra de Yugoslavia y los enfrentamientos en el este de Ucrania. Seamos optimistas por un día, hoy toca, y confiemos en que no vuelvan a cabalgar por Europa los cuatro jinetes del Apocalipsis.

¡Que vengan los renos!

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Los cantantes de música country también han incluido en su repertorio temas navideños. El ejemplo que os traigo, uno de los más conocidos –al menos en el mundo anglosajón–, es Rudolph, the Red Nosed Reindeer (“Rodolfo, el reno de la nariz colorada”), cuyo origen se puede rastrear en un cuento infantil de Robert L. May publicado en 1939. El cuñado de May, Johnny Marks, era compositor y tuvo la feliz ocurrencia de adaptar la historia en una canción. Fue su pasaporte a la fama.
Aunque la primera grabación se la debemos a Harry Brannon, no fue hasta unos meses después, con la versión de Gene Autrey, cuando la canción empezó su carrera hacia el éxito. La letra recuerda un poco a la historia del patito feo. En este caso, un reno que tiene una nariz en exceso brillante y de la que todo el mundo se ríe es el elegido por Santa Claus para que guíe su trineo.
Escuchad el original de Gene Autrey. La grabación es de 1949.

Red Foley la grabó en 1951.

Merle Haggard la incluyó en su álbum Goin’ Home for Christmas (1982).

Os dejo ahora con la versión de Dolly Parton (1990).

Una de las interpretaciones con más sabor country es la de Alan Jackson de 1996.

Por último, escuchad la de Lynyrd Skynyrd en su álbum Christmas Time Again (2000).

La colina de los arándanos

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El tema que os traigo hoy fue propio de las big bands, aunque después se dejara arrullar por multitud de versiones en todos los estilos: rock, country, jazz… Escrita en 1940 por Vincent Rose, con letra de Larry Stock y Al Lewis, la escuchamos por primera vez en la voz de Gene Autrey (ver entrada 1 de abril), que la cantaba en la película The Singing Hill. La canción nos habla de la emoción del narrador cuando encuentra a su amada en la colina de los arándanos (“el viento en los sauces tocaba una dulce melodía de amor”), y, aunque esta felicidad terminó demasiado pronto, «todavía eres parte de mí».
Esta es la versión original de Gene Autrey en la referida película.

La más popular fue, en cambio, la del pionero del rock y el rhythm and blues Antoine Domino, más conocido como Fats Domino (1956).

Elvis Presley la grabó a su manera un año después.

Un gran guitarrista de rock, Duane Eddy, presentó una personalísima versión instrumental en 1959.

Escuchemos, cómo no, las versiones de afamados cantantes country. En primer lugar, la de Skeeter Davis en de 1961.

Ahora le toca el turno a Loretta Lynn (1971).

Jerry Lee Lewis, maestro del country y el rock, interpretó este tema en su álbum Southern Roots (1973), acompañado de su inseparable piano.

Y, para terminar, escuchemos una versión muy curiosa por el inusual intérprete que la ejecuta, el mismísimo presidente ruso Vladimir Putin.

Webb Pierce, el cantante de la voz doliente

Webb Pierce
En una pequeña localidad de Luisiana vio la luz en 1921 este cantante de country, que alcanzó un éxito descomunal en la década de los 50, cuando nada menos que 13 canciones suyas alcanzaron el número 1.
Desde muy pequeño se interesó por la música hillbilly. Sus iconos fueron Jimmie Rodgers, Gene Autry y la música cajun en general, típica de su estado natal. A los 28 años empezó su carrera como profesional, cuando firmó un contrato con la discográfica Four Star Records, si bien ya antes había actuado como aficionado en numerosos locales. Para que su carrera despegara se sirvió de un pequeño ardid: en sus primeras actuaciones, compraba entradas para diversas muchachas a condición de que infundieran entusiasmo al público. La treta funcionó, y pronto empezó a colaborar con los grandes y publicó varios discos.
En 1951 firmó con la todopoderosa Decca Records y con ella consiguió sus primeros números 1. Cuando el Grand Ole Opry se vio obligado a prescindir de los servicios de Hank Williams por sus problemas con el alcohol, pusieron el ojo en este joven de Luisiana y a fe que no se equivocaron: en la década de los 50 fue el cantante de country más popular.
Pierce siempre será recordado por su atuendo en público, con esos trajes que le hacía un sastre de Hollywood. Y a lo largo de su vida protagonizó todo tipo de extravagancias: se compró dos descapotables que forró con billetes de dólares de plata y se construyó una costosísima piscina en su casa de Nashville con forma de guitarra. Finalmente, murió en 1991 de cáncer de páncreas.
Escuchemos uno de sus mayores éxitos, More and more (1954), escrito por Merle Kilgore y que se mantuvo diez semanas como número 1 de la prestigiosa revista del billboard.
El tema aparece en los títulos de crédito de la película Las colinas tienen ojos (2006). La letra es muy simple. El narrador, abandonado por su pareja, está superando la depresión y en el trance de olvidarla. El uso de la steel guitar es maravilloso y le añade un matiz nostálgico que evoca los ritmos hawaianos. Fue Pierce el primero que utilizó este instrumento en la canción Slowly, solo unos meses anterior a esta, y que también hemos escuchado aquí.