Centenario de Charlie Christian

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Charlie Christian no se dedicó al country, sino al jazz y al swing, pero hoy, 29 de julio, se cumplen 100 años de su nacimiento y merece nuestro modesto homenaje.
Nacido en el seno de una familia de músicos pobres en Texas, que poco después se trasladó a Oklahoma, su padre murió cuando él tenía 12 años, y lo único que le heredó fueron sus instrumentos musicales. Aprendió a tocar la guitarra, el saxo tenor y la trompeta, y en 1939 Benny Goodman lo contrató para su orquesta, iniciando así una carrera artística que apuntaló en su dominio de la guitarra eléctrica, instrumento relativamente nuevo en aquel tiempo.
Su figura ha ejercido una gran influencia sobre guitarristas como Eddie Cochran, B.B. King, Chuck Berry o Carlos Santana, entre otros. Incluso el trompetista Miles Davis reconoció su deuda con él… De modo que, ¿cuál es la razón de que sea tan poco conocido en la actualidad? La razón estriba en su prematura muerte: a finales de los 30, contrajo tuberculosis y, en marzo de 1942, murió sin haber cumplido los 26 años.
Escuchemos algunas de sus grabaciones más conocidas. Aunque en vida no sacó ningún disco, su obra ha sido recopilada en diversos álbumes, el más importante de los cuales lleva por título Solo Flight: The Genius of Charlie Christian (1972), que incluye algunas de las sesiones que hizo con Benny Goodman.
Rose Room fue uno de sus primeros trabajos con el sexteto de Benny Goodman. Compuesto por Art Hickman y Harry Williams, se grabó en octubre de 1939.

Escuchemos ahora Honeysuckle rose, un estándar del jazz compuesto por Fats Waller y Andy Razaf.

Esta es su versión de I Got Rhythm, de George Gershwin. Él toca la guitarra; Jerry Jerome, el saxofón.

En 1927 Hoagy Carmichael compuso Stardust. Así lo interpretó Charlie Christian con el sexteto de Benny Goodman. La grabación data de 1939.

Otro estándar del jazz que versionó fue Tea for Two, compuesto por Vince Youmans en 1925 para el musical No, No, Nanette. Jerry Jerome al saxo, Frankie Hines al piano y Oscar Pettifor al bajo.

Una de los primeros temas basados en un riff es Royal Garden Blues, de Clarence Williams (1919). En esta grabación de 1940, podemos disfrutar también de Benny Goodman y Count Basie.

I walk the line. Johnny Cash, 1956

El primer número 1 de Johnny Cash llegó con este conocidísimo tema. El single fue un completo éxito y vendió más de dos millones de copias. Sobre su génesis, Cash confesó en una entrevista que lo escribió en una noche entre bambalinas en Gladewater, Texas. El hombre que prometía “ir por el buen camino” llevaba dos años casado con Vivian Liberto y I walk the line sonaba a espontánea declaración de intenciones.
Al principio, Cash soñaba con una balada lenta, pero el productor Sam Phillips –fundador de Sun Records, el sello discográfico donde trabajaba Johnny– le convenció de que se trabajara un ritmo más rápido. El aplauso fue clamoroso. Tras la grabación del 2 de abril de 1956, el single se lanzó el 1 de mayo; y, durante seis semanas, nadie lo tosió como número 1 de la música country y alcanzó incluso el puesto 19 en las listas de pop. Los disc-jockeys se habían enamorado de esta melodía.
Cash contó en los estudios con la colaboración del bajista Marshall Grant y del guitarrista Luther Perkins, que, antes de dedicarse a la música, habían sido mecánicos. El Hombre de Negro la grabó en varias oportunidades a lo largo de su carrera: en 1964 para su disco homónimo, en 1969 para At Folsom Prison, en 1970 para la banda sonora de la película I walk the line y, en 1988, para su disco Classic Cash: Hall of Fame. Y, aunque las versiones de otros artistas han quedado eclipsadas por la voz de Cash, es justo citar aquí las de Hoagy Carmichael, George Jones, Ernest Tubb, Waylon Jennings o incluso la del actor Joaquin Phoenix, que la interpretó en la película En la cuerda floja (2005). El francés Laurent Wolf ha sido uno de los últimos en ponerle voz en Walk the line Remix (2009).
La letra surgió sin afectaciones. En apenas veinte minutos, ya la tenía terminada. Y hay que reconocer que, aunque el artista se esforzó en ser fiel, la siempre tozuda realidad lo apartó del buen camino. Su mujer Vivien Liberto presentó una demanda de divorcio en 1966 por las continuas infidelidades de su esposo, que, además, abusaba de las drogas y el alcohol. La canción, desde luego, no deja entrever esas bajezas cuando dice: “Encuentro muy fácil ser fiel, me encuentro solo cuando termina el día, porque eres mía, voy por el buen camino”. O un poco más adelante: “Me das razones para un amor que no puedo esconder, por ti incluso intentaría cambiar el rumbo de las mareas, porque eres mía, voy por el buen camino”.
En honor a la verdad, Johnny consiguió ir “por el buen camino” con su segunda mujer, June Carter, con la que estuvo casado hasta su muerte, casi se podría decir que por amor: The Man in Black murió apenas cuatro meses después que su esposa.

El country marca su territorio (VI)

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15. Georgia on my mind. Esta canción no fue ideada para el estilo country. Fue compuesta en 1930 por Hoagy Carmichael con letra de Stuart Gorrel. Sin lugar a dudas, la versión más famosa es de Ray Charles (1960), que le dio ese toque country para su álbum The Genius hits the road. Otras versiones célebres son las de Louis Armstrong, Ella FitzGerald o Billie Holliday. El tema (cuyo título no se refiere al estado, sino a una chica llamada Georgia, hermana del compositor) es el himno oficioso del estado de Georgia desde 1979.

16. Rainy Night in Georgia. Esta nostálgica balada fue escrita en 1962 por Tony Joe White y popularizada ocho años después por Brook Benton. Vendió en toda su historia la nada desdeñable cifra de un millón de discos. Otras versiones destacables han sido las de Hank Williams Jr., Tennessee Ernie Ford o Ray Charles. La letra se centra en la soledad de un vagabundo sin ningún sitio adonde ir en la noche lluviosa de Georgia. Solo le queda su guitarra y el recuerdo de una mujer.

17. The devil went down to Georgia. Esta es una de las canciones más conocidas del grupo Charlie Daniels Band. Fue grabada en 1979, y el tema alcanzó rápidamente un éxito descomunal. Desde luego, rezuma alegría por todos sus poros. La historia revitaliza el viejo mito sobre el pacto con el Diablo. En concreto, el Diablo va a Georgia a robar el alma de un violinista, Johnny, a quien propone un reto: harán los dos un concurso para ver quién toca mejor el instrumento y, si gana el chico, se llevará un violín de oro, pero si lo hace el Diablo le robará su alma. Ante el virtuosismo de Johnny, al Diablo no le quedará otra que reconocer su derrota.