La primera de las canciones que os presento hoy, Yellow Rose of Texas, de autor desconocido, fue escrita para otra guerra, la de independencia de Texas, en 1836. Durante la Guerra Civil alcanzó, no obstante, su mayor popularidad, ya que fue publicada por escrito poco antes de que ésta estallara.
La letra hace referencia a una sirvienta negra, Emily D. West –en aquellos años se decía que las personas negras tenían la piel amarilla, al ser mulatas– de la que se enamora el general mexicano Santa Ana, que pierde la cabeza por ella, baja la guardia, siempre según la leyenda, y propicia la victoria de los texanos en la decisiva batalla de San Jacinto, que les aseguró la independencia hasta que, en 1848, su territorio entró a formar parte de la Unión. El soldado anhela visitar a su “rosa amarilla de Texas”, a la que tuvo que dejar para ir a la guerra. Cuando se encuentren, no volverán a separarse.
En 1955 Mitch Miller alcanzó uno de los mayores éxitos de su carrera con su interpretación de Yellow Rose of Texas, confiriéndole un estilo de marcha militar.
Os dejo ahora con Bobby Horton.
En 1984 Johnny Kee y Lane Brody le cambiaron la letra y llegó al número 1.
Hoyt Axton, acompañado por John Hartford, nos legó esta romántica versión.
Aura Lea es una canción escrita en 1861 por George R. Poulton y W. W. Fosdich, que le puso letra. En esta ocasión, la destinataria es una “doncella de cabellos dorados”, la Aura Lea del título.
El tema tuvo su pertinente presencia en el séptimo arte. En la película Rivales (1936), de Howard Hawks, la canta Frances Farmer.
Esta es la versión de Tom Roush.
97 Regimental String Band también la incluyó en su repertorio.
Escuchemos esta grabación de los años 50 de Jim Reeves.
Con una letra distinta, fue utilizada años después por Elvis Presley para su célebre Love Me Tender (1956).
howard hawks
El gran día puede ser esta noche
Es lo que decía Irving Berlin en su canción Stepping out with my baby (“Saliendo con mi chica”), y es lo que sentirán los nominados a alguno de los premios Oscar, que se fallan esta noche. Este año no hay ninguna canción de género country que opte a la estatuilla a la mejor canción original; pero, si volvemos la vista atrás, hubo cuatro (o tres, si somos puristas) que no solo compitieron por el galardón, sino que lo ganaron. Fueron estas:
Do not forsake me oh my darling. En 1952 Fred Zinneman rodó un western ciertamente atípico sobre los conflictos de conciencia a los que se enfrenta un sheriff, Gary Cooper, cuando llega al pueblo el líder de una banda criminal. La película no tuvo buena acogida (dos pesos pesados como John Wayne y Howard Hawks la criticaron abiertamente), pero pocas veces una canción ha captado tan bien el significado de una historia en la que el deber acaba siendo un sinónimo del amor. El tema, también conocido como la Balada de High Noon, tiene música de Dimitri Tiomkin y letra de Ned Washington. Escuchemos la melodía de Tex Ritter tal como suena en la película:
I’m easy. Hubo que esperar a 1975 para ver laureada otra canción country. Fue gracias a Nashville, la película en la que Robert Altman homenajeó a la cuna del country. La canción I’m easy, de Keith Carradine, fue el único Oscar que recibió esta cinta, que sigue la vida de varios personajes relacionados con la industria country en la capital de Tennessee. El tema nos habla de un amante muy ingenuo que siente una gran admiración por su amada. Escuchémoslo:
Things have changed. Bob Dylan también ha hecho su particular incursión en el terreno country, fusionándolo con otros estilos como el rock o el folk. La película de Curtis Hanson Jóvenes prodigiosos (Wonder Boys, 2000) contaba con una banda sonora de excepción. Por cierto que el tema se usó en el anuncio que Chrysler emitió en la última Super Bowl el 2 de febrero.
The weary kind. Nueve años más tarde, ganó el Oscar esta canción del más puro estilo country, que aparece en la película Corazón salvaje (Crazy Heart), por la que Jeff Bridges también se llevó la estatuilla. El creador de la canción, Ryan Bingham, afirma en la letra que “este no es lugar para los tristes y exhaustos”, una versión libre de la cita bíblica del Evangelio según San Mateo, “venid a mí los tristes y cansados que Yo os aliviaré”. El tema lo ganó todo: el Oscar, el Globo de Oro y el Grammy.