Hoy se celebra en Estados Unidos el Día de Acción de Gracias, toda una institución que, al coincidir en jueves, permite a los americanos disfrutar por estas fechas de unas minivacaciones de 4 días.
Son días familiares, más incluso que los de Navidad, que para ellos se reducen a una exaltación comercial. Su origen se remonta a las fiestas que celebraban los campesinos al final de la cosecha para agradecer la misma. Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo al respecto, se cree que la primera vez que se conmemoró fue en Florida en el siglo XVII, es decir, aún bajo dominio británico. El día siguiente a esta fiesta se conoce como el Viernes Negro, cuando se abre la “veda” para las compras navideñas.
Con este motivo, he seleccionado hoy unas cuantas canciones country, que resultan muy apropiadas, y es que todas ellas tienen algo en común: dan las gracias por todo lo que ilumina nuestra vida.
En primer lugar, os dejo con This, de Darius Rucker, escrita por él mismo junto con Frank Rogers y Kara DioGuardi en 2010. El narrador se muestra agradecido porque tiene un bebé durmiendo en su cuna, su esposa se ríe en sus brazos, suena la lluvia en el tejado y el juego está a punto de empezar. Por todo ello, se considera un hombre afortunado.
Unos años antes, en 2001, y solo unas semanas después del 11-S, apareció Blessed, que fue grabada por Martina Mc Bride y escrita por Troy Verges, Hillary Lindsey y Brett James. Aquí, la cantante dice que es bendecida cada vez que le besa el sol, oye a sus hijos reír o simplemente cuando se sienta en el porche, pensando que vive en un lugar maravilloso.
En 1999, Diane Warren compuso I Could Not Ask For More, aunque el éxito llegaría a la canción dos años después en la voz de Sara Evans.
Escrita por Darrell Scott, It’s a Great Day to be Alive, también alcanzó el éxito algunos años después de ser compuesta, gracias al single de Travis Tritt aparecido en 2000. Es un canto que concluye con que este es un gran día para estar vivo.
Por último, escuchemos a Willie Nelson en I’m Alive, incluida en su álbum Moment of Forever, de 2008. La canción fue escrita por Dean Dillon y Kenny Chesney y en ella se afirma que no vale la pena decir que la vida es dura. Aunque te haya dejado cicatrices, debes estar contento de estar vivo.
Pues nada, después de escuchar estas canciones ya podéis preparar el pavo y el pastel de calabaza.