Muere Fred Foster, el mejor productor de country de todos los tiempos

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Ahí queda dicho. Puede que la afirmación del título parezca exagerada, pero no lo es si recordamos la cantidad de carreras emblemáticas que Fred Foster encauzó a lo largo de su extensa carrera –más de 60 años.
«El campeón del talento de Nashville», como lo definió The New York Times, murió el pasado 20 de febrero en Nashville a la edad de 87 años. Nacido en 1931, a temprana edad sintió la vocación de la música y, a los 18 años, se trasladó a Washington, donde participó en la primera sesión de grabación de Jimmy Dean en 1953, que dio lugar a Bumming Around.
Se dice que cuando trabajaba en Mercury Records propuso a la dirección que contrataran a un joven de 20 años llamado Elvis Presley, pero RCA Records se les adelantó con un contrato más jugoso para la estrella emergente. Unos años después, en 1958, Foster fundó Monument Records y se aseguró el control exclusivo sobre los «fichajes». Su olfato era infalible. Empezó contratando a Roy Orbison, a quien produjo sus grandes éxitos, Oh, Pretty Woman, Running Scared, Only the Lonely, Crying o Blue Bayou –luego versionado por Linda Ronstadt–, entre otros. Pocos años después, se hizo con los servicios de Dolly Parton y contribuyó a lanzar su carrera. «Vio algo en mí que nadie más vio», señaló la artista en la ceremonia en la que Foster ingresó en el Salón de la Fama de la música country en 2016.
Además de productor, destacó también como compositor. Figura, por ejemplo, como co-autor del temazo de Kris Kristofferson Me and Bobby McGee, popularizado luego por Janis Joplin; y del mismo Kristofferson produjo Help me make it through the night. Uno de sus últimos trabajos fue hace poco más de diez años, cuando produjo el álbum de Willie Nelson en homenaje a la compositora Cindy Walker, You Don’t Know Me: The Songs of Cindy Walker (2006).
Comencemos escuchando su primera incursión en el mundo de la música, Bumming Around, de Jimmy Dean (1953).

El primer éxito importante de Roy Orbison fue Only the Lonely (1960), que se tuvo que conformar con el segundo puesto en las listas de ventas (Brenda Lee le quitó el primero con I’m Sorry). «Sólo los solitarios saben cómo me siento esta noche, sólo los solitarios saben por qué lloro», dice el protagonista después de que su pareja le abandone.

Uno de los primeros éxitos de Dolly Parton fue Dumb Blonde (1967), escrita por Curly Putnam e incluida en el primer disco de Parton, Hello, I’m Dolly. La protagonista se queja de que la gente piense que es tonta sólo por el hecho de ser rubia. Os dejo con ella.

Otro tema de su álbum de debut es Something Fishy.

Escuchemos ahora una canción que Kris Kristofferson escribió en 1972, Why Me, Lord?, en la que se pregunta por qué ha sido elegido por Dios, por qué es objeto de tanta bondad.

Foster no solo se ciñó al country, como escucharemos con las siguientes muestras.
En 1963 creó una filial de Monument Records centrada en el rhythm and blues (R&B). Su nombre, Sound Stage 7. A este sello pertenece la grabación de Joe Simon de The Chokin’ Kind (1969).

Ahora, un instrumental al saxofón producido también por él. Obra de Boots Randolph, Yakety Sax (1963) se haría luego muy popular como sintonía de El Show de Benny Hill.

Para componerla, Randolph se inspiró en un tema de 1958, Yakety Yak, grabado por The Coasters con el estilo que imperaba entonces, el rockabilly.

En 2008 produjo la colaboración entre Willie Nelson y Ray Price que mereció un Grammy. Aquí versionaban un legendario tema escrito por Leon Payne en 1949 y grabado originalmente por Hank Williams. La letra está plagada de consejos para evitar caer por «la carretera perdida». He aquí Lost Highway.

Jimmy Dean, el rey de la salchicha

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El protagonista de hoy nació en Texas en 1928. De pequeño aprendió a tocar el piano y, como tantos otros, solía cantar en su iglesia local. Su carrera comenzó en los años 50, sobre todo en la radio, y despegó a raíz de su contrato con el sello Columbia en 1957.

Su mayor éxito le llegó en 1961 con Big Bad John, de la que ya os he hablado (aquí la podéis escuchar). También hizo incursiones en el cine. Su papel más importante fue en la película de la saga de James Bond Diamantes para la eternidad (1971). Además, fue un empresario de éxito: en 1969, creó una empresa de alimentación especializada en salchichas, muy popular en la época gracias a sus anuncios de corte humorístico, que él mismo grababa. La empresa le hizo de oro hasta que la vendió en 1984 por la nada desdeñable cifra de 80 millones de dólares. Sus últimos años transcurrieron en un estado de semirretiro y murió en 2010, unos meses después de haber sido elegido para entrar en el Salón de la Fama de la música country.

Las ganancias que tuvo en vida le permitieron hacer una generosa donación a su ciudad natal, que se lo agradeció recientemente, con la apertura en 2016 de un museo dedicado a su figura.

Escuchemos el single con el que debutó cuando contaba con poco más de veinte años, Bumming Around (1952). Obra de Pete Graves, el tema tiene el típico sonido country de los 50, con la sempiterna steel guitar que nos evoca el estilo de Webb Pierce. Años después, su autor recordaba cómo la compuso. Se basó en otra canción suya de los tiempos en que participaba en rodeos, y utilizó una frase de una canción de Ernest Tubb: “Esperaba que Ernest me demandara pero no lo hizo”, bromeó. La letra exalta la libertad del protagonista que, aunque no tiene nada, es feliz y se dedica a “vagar por ahí”.

A lo largo de su carrera Jimmy Dean tuvo dos números 1. El primero de ellos, Big Bad John, ya lo escuchamos aquí, como apunté unas líneas más arriba. Vamos ahora con el segundo, que alcanzó lo más alto de las listas en 1965. Se trata de una balada llamada The first thing every morning (and the last thing every night), coescrita por Dean y Ruth Roberts. El narrador subraya que lo primero que hace cada mañana y lo último que hace cada noche es pensar en su amada.

Con nombre propio (yXIII)

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Como colofón a esta serie, os dejo con otras canciones con nombre propio en el título que ya han aparecido en algún momento en el blog y que también tienen un lugar destacado en la historia del country.
Shel Silverstein es el autor de A Boy Named Sue, que escuchamos recientemente en la popular versión de Johnny Cash.
Annie’s Song ilustró musicalmente la entrada dedicada a John Denver, el poeta de Colorado.
Del disco Sweet Sixteen, de Reba McEntire, escuchamos Cathy’s Clown, que grabaron primero los Everly Brothers.
Cuando The Oak Ridge Boys ingresaron en el Salón de la Fama de la Música Country en 2015, os puse su éxito Elvira.
En la reseña biográfica dedicada a Reba McEntire escuchamos Fancy, sobre una hija que es inducida a la prostitución por su propia madre para conseguir dinero.
Loretta Lynn se dedicó ¡una canción a sí misma! en su disco Love is the Foundation. Su título, Hey Loretta.
Uno de los clásicos que hemos escuchado de Dolly Parton es Jolene, sobre una mujer que le pide a otra que no le quite a su novio “solo porque puede”.
Kenny Rogers alcanzó uno de sus primeros éxitos con su grupo The First Edition y este Ruby, Don’t Take Your Love to Town, sobre un veterano de guerra lisiado que suplica a su pareja que no lo abandone “porque todavía necesita compañía”.
Jimmy Dean, basándose en un personaje ficticio y de leyenda, escribió Big Bad John.
En el disco de Alan Jackson Angels and Alcohol (2015) pudimos disfrutar de Jim and Jack and Hank.
Keith Urban fue nominado a los Grammy 2016 por su John Cougar, John Deere, John 3:16.
Ode to Billie Joe, la canción más conocida de Bobbie Gentry, también ha tenido su hueco en el blog.
Willie Nelson y Merle Haggard interpretaron a dúo Pancho and Lefty, acerca de dos cowboys, en su disco homónimo.

Big Bad John. Jimmy Dean y Roy Acuff, 1961

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La canción de hoy recuerda a un personaje de leyenda en Estados Unidos, a quien se atribuyen poderes casi sobrehumanos, llamado John Henry (Paul Bunyan en otras fuentes).
Es la historia de un minero apodado Big John, de más de dos metros de altura y más de 110 kilos de peso, que en una pelea por una mujer en Nueva Orleans mata a un hombre. Un día se produce un desprendimiento en la mina y, gracias a su tremenda fuerza, consigue abrir un boquete y salvar a sus compañeros. Él queda sepultado, aunque su destino no queda claro al final de la canción. En 1990 Hollywood transformó esta historia ficticia en una película, Big Bad John, que protagonizó el propio Jimmy Dean.
Su grabación original le valió en 1962 el Grammy a la mejor grabación country y western.

Escuchemos la versión de Patti Page en Golden Hits of the Boys (1962).

Charlie Daniels Band la versionó en Homesick Heroes (1988).

Entramos ahora en el terreno de las canciones-respuesta, y es que este tema requería, sin duda, una continuación. En The Cajun Queen (1962), Dean añade que la mujer por la que luchó, valiente como ella sola, se dirigió a la mina y se las apañó para salvar a su amado. Ahora se les puede encontrar en Nueva Orleans con nada menos que 110 nietos.

Dos años más tarde, una de las mejores voces femeninas del country, Dottie West, grabó My Big John (1964), que cuenta la historia desde el punto de vista de la mujer.

Dispuesto a explotar el filón, el mismo año que The Cajun Queen (1962) Dean presentó Little Bitty Big John, en la que el hijo de Big John, que ha oído hablar maravillas de su padre, se propone encontrarlo y finalmente halla la escultura que le dedicaron por su proeza.

Pocas canciones han dado lugar a tantas parodias como esta. Por poner un ejemplo, escuchemos el éxito de Phil McLean Small Sad Sam (1961). Su protagonista, débil y cobarde, huye un día de una pelea; otro le echan del autobús por intentar robar el bolso a una mujer; y, en cierta ocasión, tras un accidente de ascensor, en vez de ayudar a los demás utiliza la puerta de emergencia para ponerse a salvo, antes de que caiga al vacío tras romperse la última conexión que lo mantenía en suspenso.

Roy Clark, la estrella televisiva

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Roy Linwood Clark nació en Virginia en 1933, y creció entre dos grandes urbes, Nueva York y Washington. Desde muy joven, pudo desarrollar su talento para los instrumentos musicales. A los 15 años, ganó un campeonato de banjo y otro de banjo y guitarra, y a los 17 hizo su primera aparición en el Grand Ole Opry. En los años 50 empezó su fulgurante carrera televisiva, y contribuyó enormemente a popularizar el country.
Empezó a trabajar en el programa de uno de los grandes del género, Jimmy Dean, pero lo despidieron por problemas de puntualidad. Se dice que Dean le dijo: “Eres la persona de más talento a la que me he visto obligado a despedir”. En cualquier caso, no le guardó ningún rencor, ya que, en cuanto tuvo otro programa a principios de los sesenta, se apresuró a contar con él.
Sin dejar ese formato, en 1963 dio el salto a la grabación de discos. Firmó primero con Capitol Records y luego se inclinó por Dot Records. Seis años después, le llegó la oportunidad de presentar su propio programa, Hee Haw, junto con Buck Owens, que se emitiría hasta 1992. Clark también se dejó ver en la gran pantalla: Matilda (1978) o Uphill All The Way (1986) fueron algunas de las cintas en que intervino. En 1987, entró formalmente en el Grand Ole Opry y, en 2009, en el Salón de la Fama de la Música Country.
Escuchemos Alabama Jubilee, que le valió el Grammy a la mejor actuación instrumental country en 1981. El vídeo en cuestión corresponde a un programa de Porter Wagoner emitido en 1969.

Este 2015 se cumple un siglo desde que George L. Cobb y Jack Yellen escribieran el tema de marras, y desde entonces ha conocido multitud de versiones. Una de las primeras grabaciones fue la de los Skillet Lickers, en 1926.

La versión de Red Foley (1951) llegó al tercer puesto en las listas de country.

Escuchemos la versión instrumental de The Ferko String Band (1955).

Ahora vamos con dos virtuosos de la guitarra. En primer lugar, Chet Atkins (1956).

Y, finalmente, Jerry Reed, quien la incluyó en su álbum Cookin’ (1970).