Judy Rodman o la mala suerte

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Judy Robbins nació en California en 1951. A temprana edad aprendió los rudimentos de la guitarra y, a raíz de su matrimonio con el batería John Rodman, se trasladó a Nashville y orientó su carrera hacia el country. Trabajó con artistas de la talla de Johnny Cash o Tammy Wynette y pronto le llegó su primer contrato discográfico (y como veremos, el último) con MTM Records, sello cuyas iniciales correspondían a su fundadora, Mary Tyler Moore.

Entró con muy buen pie en el género y, en 1985, ganó el premio a la mejor artista novel de la Academia de la Música Country. Cuando todas las luces la enfocaban, su compañía quebró en 1988 y el disco que estaba preparando –el tercero de su carrera, Goin’ to Work– no llegó a pisar la calle. La carrera de Rodman corrió casi la misma suerte y, tras el cierre del sello, no consiguió encontrar su lugar en el panorama musical; aunque siguió trabajando como productora y compositora, su carrera como solista había tocado a su fin.

Entre sus trabajos posteriores, destaca su composición del éxito de LeAnn Rimes One Way Ticket (1996), que escribió junto a Keith Hinton.

Su único número 1 fue Until I Met you (1986), una balada escrita por Hank Riddle que pertenece a su primer álbum, Judy.

A ese mismo trabajo corresponde She Thinks that She’ll Marry.

Alice Randall y Mark. D. Sanders compusieron Girls Ride Horses Too, que Rodman grabó en su disco A Place Called Love (1987).

 

Leavin’ On Your Mind. Wayne Walker y Webb Pierce, 1961

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La canción que vamos a escuchar hoy tuvo su punto de polémica allá por los años sesenta del pasado siglo. Webb Pierce y Wayne Walker, sus autores, se la ofrecieron a una cantante canadiense recién llegada a esto del country y que a la sazón trabajaba en Decca Records. Su nombre, Joyce Smith. En el mismo sello, sin embargo, también estaba Patsy Cline que, cuando se dio cuenta del potencial del tema, comprendió que podía significar otro éxito para su carrera. Intentó convencer a Owen Bradley, el productor del sello, de que se la diera a ella, pero este no cedió, al menos en un primer momento. Y parece que no se equivocó, pues la grabación original de Joyce Smith vendió más de 100.000 copias, una cifra muy considerable para la época, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de su primer single.
Patsy Cline terminaría haciendo su versión, y, como era habitual, estuvo a la altura de su talento. Salió al mercado en enero de 1963 y se convirtió en su último single, ya que murió dos meses más tarde en un accidente de aviación. Cline tenía previsto incluir la canción en su siguiente disco, Faded Love, que no llegó a editarse aunque el contenido ya estaba ultimado.
En la letra, la protagonista le dice a su pareja que, si tiene pensado dejarla, lo haga cuanto antes para que el sufrimiento no sea tan duradero.
Escuchemos la versión original de Joyce Smith en 1961.

Patsy Cline no pudo resistirse a grabarla un año después.

LeAnn Rimes la recuperó para su álbum epónimo de 1999, que grabó con solo 17 años y en el que incluyó varias versiones de su ídolo, Patsy Cline.

Rissi Palmer la incluyó en su álbum de debut Rissi Palmer (2007).

La versión de Lorrie Morgan pertenece a A Moment in Time (2009).

Blue. LeAnn Rimes, 1996

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El disco de hoy es otro ejemplo de un debut precoz en el mundo del country –parece increíble, al escucharlo, que su autora solo tuviera 13 años–.No era la primera vez que se daba esa circunstancia: Tanya Tucker también había sacado su primer disco, Delta Dawn, a la misma edad. Sin embargo, el caso de Rimes no tiene precedentes, pues dos años antes había sacado otro disco, All That –en formato casete y CD– con un sello independiente, Nor Va Jak, que, aunque no fue bien en el mercado, hizo que Curb Records se fijara en ella, comenzando así su carrera profesional. Al poco de firmar con ellos, aparecería, sí, Blue.

Vamos primero con la canción que le da título, que Rimes había grabado ya para All That. Debido a una confusión, Curb Records editó como single ese primer trabajo, el que hizo a los 11 años, en lugar del que grabó para ellos. Escrito por Bill Mack en 1958, él mismo lo había dado a conocer, pero fue la versión de LeAnn Rimes la que lo puso en órbita. De hecho, gracias a ella Mack ganaría el Grammy como mejor canción country así como el premio de la Academia de Música Country, a la vez que Rimes obtenía el primero de esos galardones en la categoría de mejor interpretación femenina. Cuando Mack escribió la canción, Patsy Cline seguía siendo la mayor estrella femenina del country, e inevitablemente surgió la cuestión de si la había escrito para ella. Mack siempre lo negó. La protagonista se pregunta por qué su pareja no está tan triste como ella tras la ruptura.

Otro single extraído del disco fue One Way Ticket (Because I can), obra de Keith Hinton y Judy Rodman, que constituyó su único número 1 en Estados Unidos. La letra nos presenta a una persona deseosa de lanzarse al mundo y “comprarse un billete de ida para ver lo lejos que puede llegar”.

El último single que apareció del disco original fue The Light in Your Eyes, de Dan Tyler, aunque estaba previsto que fuera el primero (tras el impacto que produjo Blue, la discográfica no tuvo más remedio que cambiar de planes). La letra es un aldabonazo de esperanza ante las situaciones adversas: “Nunca pierdas la luz de tus ojos”.

Durante la Navidad de 1996 salió Blue con dos bonus tracks, Put a Little Holiday in your Heart, compuesta por Greg, Scott y Roger Wojohn, y la versión de Unchained Melody, compuesta por Alex North –la música– y Hy Zaret –la letra– en 1955. Ambas salieron como singles. Escuchémoslas consecutivamente.

The Cattle Call. Tex Owens, 1934

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La canción de hoy, reconocida como una de las 100 mejores del género western por la Asociación Western Writers of America, fue compuesta en los peores años de la Gran Depresión, lo que explica que su primera versión no vendiera lo que merecía. Su autor, Tex Owens, que había sido cowboy en su juventud, la escribió mientras esperaba en un estudio de Kansas a entrar en un programa de radio un día que nevaba. “Mirando la nieve, pensé en el ganado y en lo agradable que sería poder reunirlo en torno a mí. Así es como se me ocurrió el título La llamada del ganado. Cogí mi guitarra y en 30 minutos ya había escrito la música y cuatro versos de la canción”.
La grabó primero en 1934 y luego dos años más tarde. Owens se trasladó a Hollywood en 1943 y empezó a participar en películas del oeste. Durante el rodaje de Río Rojo (1948), su caballo cayó sobre él y se rompió la espalda, lesión de la que nunca se recuperó.
Escuchemos la grabación de Tex Owens de 1936.

Eddy Arnold, una de las mayores estrellas del country de los 40 y 50, la grabó en varias oportunidades. La catapultó a la fama en 1944, reeditó el éxito en 1949, y años después, en 1955, la volvió a grabar y permaneció 26 semanas en las listas. Todavía la grabaría una vez más, en 1961. Aquí lo escuchamos en 1955, con la orquesta de Hugo Winterhalter.

Antes de grabar High Noon, Tex Ritter versionó este clásico en 1947.

Este es Slim Whitman en 1954.

Dottie West la incluyó en su álbum Dottie Sings Eddy (1969).

Emmylou Harris (1992) en su álbum Songs of the West, que apareció en 1994.

LeAnn Rimes y Eddy Arnold la cantaron a dúo en 1996. Ella tenía solo 14 años; Arnold, 78.

Dwight Yoakam, que la interpretó en El hombre que susurraba a los caballos (1998), la incorporó a su álbum recopilatorio In others’ words (2003).

He stopped loving her today. Bobby Braddock y Curly Putman, 1980

he stopped Hoy vamos a escuchar una de las más bellas historias de amor de todos los tiempos y, todo hay que decirlo, también de las más tristes. Apareció en abril de 1980, primero como single y luego como parte del álbum de George Jones I Am What I Am. Según su productor, Billy Sherrill, a Jones no le gustaba nada: creía que nadie querría escuchar una canción tan deprimente y, además, consideraba que la melodía se parecía demasiado al éxito Help Me Make it Through the Night, de Kris Kristofferson (que podéis escuchar aquí). Aunque a regañadientes, se decidió a grabarla, y menos mal; porque, a juzgar por el éxito que cosechó –fue su primer número 1 después de seis años– y de los premios que mereció, claramente se equivocaba. En efecto, Jones ganó el Grammy en 1980 a la mejor interpretación masculina, y ese mismo año la canción fue distinguida con el premio de la Academia de Música Country al mejor single y a la mejor composición. La Asociación de Música Country lo nombró mejor vocalista masculino tanto en 1980 como en 1981. Desde 2008, el tema forma parte del acervo musical de la Biblioteca del Congreso, y, cuando Jones murió en 2013, la canción reapareció en las listas y las ventas del single se multiplicaron. Billy Sherrill se había enamorado literalmente de la canción. Tal fue su impacto, que no pudo dormir la primera noche que la escuchó. Se empeñó en que la grabara su estrella George Jones, que en aquel momento atravesaba un mal momento por sus problemas con el alcohol y las drogas. La letra habla de una separación. El hombre no se resigna y promete amar a su pareja hasta el final: sigue guardando las viejas cartas –en las que ha subrayado cada “te amo”– e idolatrando su retrato. Finalmente, “hoy” ha dejado de amarla, pero no por propia voluntad, sino porque “han puesto una corona de flores en su puerta”. Es decir, que ha cumplido su promesa de amarla hasta la muerte. Esta es la original de George Jones. En 2006, Josh Turner la interpretó en su concierto Country Songs of the Year. Lee Ann Rimes la cantó en el Grand Ole Opry en 2011. Como he apuntado, George Jones murió en 2013, y Alan Jackson la cantó en su funeral en mayo de ese año. En la entrega de premios de la CMA, la Country Music Association, en noviembre de 2013, el mismo Jackson la cantó a dúo con George Strait.

Patsy Montana, la chica del millón de copias

patsy montana Su nombre real era Ruby Blevins, nació en 1908 en Arkansas y en 1929 se fue a California a probar fortuna en el mundo de la música. Ganó un concurso de talento vocal y aprendió a tocar la guitarra. Después, se trasladó a Chicago e hizo una audición para el National Barn Dance, un programa de radio, hoy desaparecido, cuyas emisiones comenzaron solo un año antes de las del Grand Ole Opry. Le salió bien y, a partir de ahí, se abrió camino en la música country. Escogió su nombre artístico de un actor de cine mudo, Monte Montana, y protagonizó la película Colorado Sunset (1939), con Gene Autry. Se retiró en los años cincuenta para dedicarse a su familia, y volvió en 1964 acompañando en un disco a la estrella emergente Waylon Jennings; pero su tiempo había pasado ya. El año en que murió, 1996, entró en el Salón de la Fama de la Música country. Escuchemos la canción más popular de Patsy Montana, I Want to Be a Cowboy’s Sweetheart, que escribió en 1934 y grabó al año siguiente para ARC Records. Está basada en Texas Plains, de Stuart Hamblen, y ostenta el honor de ser la primera grabación de una mujer que vendió más de un millón de copias, toda una hazaña considerando que se comercializó en lo más hondo de la Gran Depresión. El tema aparece en los títulos de crédito de la película Lone Star (John Sayles, 1996). Esta es la versión que grabó Rosalie Allen en los años 40. Otra artista country, Patti Page, hizo un single de esta canción western. Suzy Bogguss la incluyó en su álbum Somewhere Between (1989). La siguiente versión se la debemos a una jovencísima LeAnn Rimes en All That (1994). Cuando grabó el disco, sólo tenía 11 años.

Patsy Cline, la mejor voz de contralto del sonido Nashville

Patsy Cline Virginia Patterson Hensley, o Patsy Cline si nos atenemos a su nombre artístico, nació en Virginia en 1932. De niña empezó a cantar en el coro de la iglesia junto con su madre –¿cuántos artistas country no empezaron así?– y se interesó por las grandes leyendas de la música. A Jimmie Dean no se le pasó por alto su calidad vocal, y le ofreció colaborar con él en un programa de radio. En 1955 consiguió su primer contrato con la Four Star Records. En aquel momento su éxito fue escaso, ya que las mujeres apenas tenían cabida en el country, pero, al menos, comenzó a actuar en el Grand Ole Opry. Un año más tarde conoció a quien sería su productor hasta el día de su muerte. Owen Bradley, de la Decca Records, la lanzó al estrellato, y enriqueció a la vez su sello con éxitos como Walking after Midnight, I fall to pieces y Crazy, su canción más emblemática, compuesta por Willie Nelson. En marzo de 1963, tras un concierto benéfico por un disc jockey que había fallecido en un accidente de tráfico, tomó un avión de regreso a Nashville, que se estrelló debido a las inclemencias meteorológicas. Cline tenía sólo 30 años. Os dejo con su último número 1, She’s got you (1962), escrito por Hank Cochran. Este se acercó una noche a casa de Patsy y le dijo que le había compuesto su siguiente número 1. Cline lo escuchó, y le gustó tanto que llamó a Bradley para grabarlo al día siguiente. El tema formaría parte de su LP Sentimentally Yours, su tercer y último disco. En 1977 su gran amiga Loretta Lynn hizo su propia versión en un disco-homenaje a Patsy Cline. Por último, escuchad la versión de LeAnn Rimes, cuya voz ha sido comparada por algunos con la de la propia Patsy Cline.

Crazy. Willie Nelson, 1961

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Hoy os traigo una de las mejores canciones de la historia de la música country, cuyo éxito le ha hecho cruzar la frontera a géneros como el jazz, el pop o el folk rock. Fue escrita por un entonces casi desconocido joven de 28 años. Y es justo preguntarse: ¿Qué habría sido de la música country sin él? Me refiero, claro, a Willie Nelson, que empezó su carrera escribiendo canciones para artistas de prestigio. Esta, en concreto, se la ofreció a Billy Walker, que la rechazó –¡gran error!– por considerarla una “canción de chicas”. Willie, buen amigo del marido de Patsy Cline, Charlie Dick, con quien solía coincidir en un bar de Nashville, le mostró la maqueta, y Dick propuso a su esposa que la grabara. Al principio, tampoco ella estaba muy convencida (acababa de sufrir un accidente de tráfico y tenía molestias al cantar), pero su productor Owen Bradley la convenció y no tardó en convertirse en su mayor éxito. Loretta Lynn, gran amiga de Patsy, recordó en una entrevista que la primera vez que Cline la interpretó en el Grand Ole Opry lo hizo con muletas.
Con posterioridad, la canción ha conocido multitud de versiones, como las de LeAnn Rimes –que cantó en la Casa Blanca ante George Bush padre–, Linda Ronstadt, Kenny Rogers, Dottie West o incluso Julio Iglesias. El último artista que la ha grabado es Neil Young en su disco A letter home (abril de 2014).
La protagonista se lamenta por su amor perdido con estas palabras: “Estoy loca por pensar que mi amor podría retenerte, loca por llorar, loca por intentarlo y loca por amarte”. Escuchemos la versión original de Patsy Cline, con esa calidez vocal que hizo de ella una de las grandes damas del country.

Os dejo ahora con la versión de LeAnn Rimes.

El Grammy más joven

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Una curiosidad: el nombre de los premios Grammy –los Oscar de la música– proviene de Grammophone Awards. Bien. Aunque todavía faltan cinco meses para su próxima edición, hoy me apetece contaros una curiosidad sobre el certamen (otra, de hecho).
La artista más joven en ganar un Grammy pertenece, precisamente, a la música country. Sucedió en enero de 1997, cuando LeAnn Rimes obtuvo dos premios, a la mejor artista novel y a la mejor interpretación femenina por su canción Blue. Era su primer single, si bien había debutado a los nueve años con su LP Everybody’s Sweetheart.
Rimes nació en agosto de 1982, es decir, que a la sazón contaba solo 14 años de edad. La artista sigue en activo y el pasado mes de agosto sacó su disco Dance Like You Don’t Give a…
¿Qué decir de Blue? En 1956, Billy Mack escribió la canción y él mismo la grabó en un disco que vio la luz dos años después y no tuvo demasiado éxito. El tema ofrecía posibilidades, y un amigo de Bill le sugirió que se la ofreciera a Patsy Cline. Esta murió en un accidente de aviación en 1963, por lo que la canción quedó aparcada hasta que la precoz LeAnn Rimes la hizo suya en una interpretación que quita el aliento. En la letra, hay un guiño al clásico de Hank Williams I’m so lonesome I could cry. Escuchemos ahora Blue en la voz irrepetible de LeAnn Rimes…

Wasted days and wasted nights. Freddy Fender, 1959

Era cuestión de tiempo que un cantante de ascendencia mexicana y, por tanto, bilingüe, se dedicara a la música country.
Freddy Fender –cuyo nombre verdadero era Baldemar Huerta Medina y quiso apellidarse Fender por la marca de guitarras– nació en la ciudad fronteriza de San Benito, Texas. Desde temprana edad, mostró interés por la música y versionó en español los éxitos de Elvis Presley. En 1959, grabó Wasted days and wasted nights para Duncan Records, pero no gozó del éxito que sin duda merecía por razones extemporáneas, puesto que, en mayo de 1960, Freddy fue detenido y encarcelado en la prisión de Baton Rouge, Luisiana, por posesión ilegal de marihuana.
Mientras estuvo en la cárcel, la canción, olvidada en Estados Unidos, fue recuperada en México y, en 1961, el grupo Los Rogers la grabó con el título Noches y días perdidos. En fin…
El gobernador del estado, Jimmie Davis, autor también del éxito You are my sunshine, intercedió por Fender y le puso en libertad, lo que no impidió que su carrera quedara aparcada hasta que, en 1975, grabó de nuevo este tema de juventud y otro original, Before the next teardrop falls, en el que introdujo varios versos en español.
La grabación fue un completo éxito. Vendió más de un millón de discos y alcanzó el primer puesto del Billboard Hot Country Singles.
En W., la cinta biográfica de Oliver Stone sobre el presidente George W. Bush, suena, por cierto, de fondo, y la última vez que se escuchó fue en la versión de LeAnn Rimes, la joven estrella del country actual.
Wasted days and wasted nights constituye un lamento del narrador ante la pérdida de su amada. Desde el adiós, no hace sino desperdiciar las noches y los días y preguntarse por qué la debería seguir amando cuando ella tiene la culpa de que se sienta tan triste.