A todos nos gusta la arquitectura musical; no hay duda sobre eso.
We all love musical architecture; there’s no doubt about that.
Levon Helm
Loretta Lynn escribió esta canción en 1969, pero no se comercializó hasta el año siguiente, cuando la grabó en un single que llegó al número 1 de las listas. Se trata de un tema autobiográfico sobre su niñez en una localidad rural de Tennessee, Butcher Holler. Su padre, Ted Webb, trabajaba en la mina Van Leer, y, a pesar de sus dificultades económicas –eran ocho bocas las que había que alimentar–, fue una familia feliz. Su madre leía la Biblia, hacía las tareas domésticas y, si bien su vida era dura, no se quejaba y siempre sonreía. Ya de adulta, Lynn regresa al hogar para encontrarse que ya no queda nada allí, excepto los recuerdos de la hija del minero. Un final al estilo de la película Regreso a Bountiful (1985).
Al ser esta una canción sobre la vida de Loretta Lynn, no cuenta con demasiadas versiones. El tema aparece en la película Quiero ser libre –ver entrada sobre Loretta Lynn–, en la que Sissy Spacek interpreta a la artista y canta ella misma. Aquí la vemos interpretando la canción junto a Levon Helm, que hace de su padre en la película.
Miranda Lambert y Sheryl Crow se unieron a Loretta para cantarla en la entrega de los premios de la Asociación de la Música Country de 2010.
Lo dijo Robbie Robertson, el guitarrista del grupo de rock The Band. Su concierto de despedida, The Last Waltz, tuvo lugar en 1976, y Martin Scorsese lo filmó, añadiendo entrevistas con los miembros del grupo para una película que se estrenó en 1978, y que es, os lo aseguro, una obra maestra.
En dicho concierto actuaron artistas de la talla de Muddy Waters, Neil Diamond, Eric Clapton, Joni Mitchell o la estrella del country Emmylou Harris. Esta última intervino en una de las mejores canciones del grupo, Evangeline, que, según confesó más tarde el gran Levon Helm, otro de los miembros de The Band, fue escrita por Robertson la noche inmediatamente anterior al concierto.
Evangeline es ya un clásico sureño, que capta a la perfección el sonido de Luisiana. La acción nos sitúa en las orillas del río Mississippi, donde una chica, la que da nombre a la canción, espera la llegada de su amado, un tahúr que vive de jugar en los barcos que cruzan dicho río.
Os sugiero que prestéis especial atención a la música de violín o fiddle con que empieza el tema, que, sin duda, gana mucho con la actuación virginal de Emmylou.
Quitémonos los sombreros, y mandemos un cariñoso recuerdo a los únicos supervivientes de esta mítica banda, Garth Hudson y el citado Robbie Robertson.