Ricky Van Shelton, una estrella efímera del country

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Nuestro protagonista de hoy nació hace 66 años en Virginia, y se retiró de la música hace casi doce. Su padre cantaba góspel, y en ese estilo se inició él, aunque pronto su interés derivó al country. Tras aterrizar en Nashville, en 1986 consiguió su primer contrato con Columbia Records y, al año siguiente, presentó su disco de debut, Wild-Eyed Dream. El resto de esa década y la primera mitad de la siguiente fueron sus años dorados, con discos como Loving Proof (1988), RVS III (1990), Backroads (1991), Don’t Overlook Salvation (1992) o A Bridge I Didn’t Burn (1993).

Como os decía, su carrera empezó con fuerza, pero, a partir de mediados de los 90, tuvo que hacer frente a su declive. En 1997 formó su propia discográfica, RVS, y siguió sacando discos hasta el año 2000, cuando vio la luz Green Fried Tomatoes. Comercialmente hablando, las cosas le iban cada vez peor, y en 2006 rindió su espada.

Os dejo con Living Proof. No fue su primer número 1, pero sí el primer número 1 que escribieron expresamente para él, ya que los anteriores habían sido versiones. Obra de Johnny McRae y Steve Clark, Van Shelton incluyó esta balada en su disco Loving Proof (1988). Cuenta la historia de dos amantes que dejaron de tener contacto hace tiempo. Cuando uno de ellos regresa, no pueden evitar enamorarse de nuevo; y el narrador concluye que son «la prueba viviente de que el amor nunca muere».

 

El country se escucha hasta en el espacio

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Cuando faltan pocas semanas para que el próximo 2 de marzo se desvelen los ganadores de la 86ª edición de los premios Oscar, le dedico un breve espacio a la película Gravity, que opta a 10 estatuillas, y que ayer ganó seis premios Bafta de la Academia Británica, entre ellos el de la banda sonora.
La razón es muy simple. Al comienzo de la cinta, se reconoce una canción del género más puramente americano: me refiero al tema Angels are hard to find, de Hank Williams Jr. (sí, el hijo del legendario Hank).
La canción aparece en dos álbumes de Hank Williams Jr.: Living proof, de 1974, y Pure Hank, de 1991, y su inclusión en la película de Cuarón no puede ser más apropiada; ya que habla de la soledad y el aislamiento, algo que, como bien sabéis, experimentan los protagonistas durante todo el metraje.
El tema se presenta como una oración a Dios, a quien el cantante pide un ángel al que amar e idolatrar. Aunque en esencia la canción se refiera a una mujer, podría ser aplicable a cualquier ser amado (por ejemplo, a la hija de Sandra Bullock). En resumen, Angels are hard to find trata sobre la necesidad de mantener la esperanza pase lo que pase.
El tema aparece dos veces durante la película: la primera, en la escena inicial, cuando Matt Kowalski (George Clooney) y Shariff (Paul Sharma) flotan en el espacio mientras la doctora Stone (Sandra Bullock) repara el telescopio Hubble, y la última cuando Kowalski remolca a Stone hacia la Estación Espacial Internacional. Os dejo con ella. Una buena canción es difícil de encontrar.