La mano derecha de Hank

don helms

No es ninguna novedad que Hank Williams ha sido una de las figuras más definitorias e influyentes de la música country. Pero sería cuando menos injusto no reconocer a las personas que estuvieron detrás de él y que contribuyeron en gran medida a que llegará a ser quien fue.

Sin lugar a dudas, el trabajo de Don Helms a la steel guitar fue esencial en su obra. Donald Hugh Helms nació en 1927 en Alabama. Creció escuchando western swing, concretamente a Bob Wills, cuyo guitarrista Leon McAuliffe ejerció una gran influencia sobre él; y, a los 15 años, adquirió su primera steel guitar. Su carrera despegó cuando Hank Williams lo fichó en 1944 para formar parte de su grupo The Drifting Cowboys como intérprete de la steel guitar. Aunque abandonó el grupo al año siguiente para alistarse en el ejército –R.D. Norred y Felton Pruett lo sustituyeron por un tiempo–, en 1949 volvió a él y se convirtió en su alma. De hecho, aparece en unas 100 grabaciones de Hank Williams y en 10 de sus 11 números 1.

Entre esos hits se encuentran I’m So Lonesome I Could Cry (3 abr 2014), I Can’t Help It If I’m Still In Love With You (26 may 2016), Jambalaya (21 abr 2014, como el vídeo de la canción ya no está disponible lo podéis escuchar aquí), Hey, goodlooking (2 jun 2016) o Your Cheatin’ Heart –su última colaboración con Hank antes de su muerte– (25 abr 2014).

Bill Lloyd, conservador de los instrumentos de cuerda en el Salón de la Fama de la Música Country, declaró tras conocerse la noticia de su fallecimiento: «Después de la quejumbrosa voz de Hank Williams y sus excelentes melodías, en lo siguiente que piensas es en la steel guitar«.

Miembro desde 1984 del Salón de la Fama de la Steel Guitar –como veis, hay un Salón de la Fama para casi todo–, Don Helms nos dejó en 2008 en Nashville a los 81 años de edad.

Tras la muerte de su “mentor” en el año 1953, Helms siguió al pie del cañón y su instrumento engrandeció un montón de clásicos, como Walking after Midnight de Patsy Cline (6 jun 2014), Waterloo de Stonewall Jackson (16 jul 2016) o Long Black Veil de Lefty Frizzell (17 sep 2014).

Entre las canciones que todavía no he comentado en el blog y en las que podemos disfrutar de su arte, citaría Blue Kentucky Girl, de Loretta Lynn, escrita por Johnny Mullins en 1965.

Otro ejemplo es Cash on the Barrelhead, popularizada por The Louvin Brothers en 1956.

A lo largo de su carrera, Don Helms trabajó con figuras del country como Johnny Cash (con quien grabó para la Columbia sus primeros álbumes), Jim Reeves, Ferlin Husky, Webb Pierce, Ernest Tubb o The Wilburn Brothers. Pero su admiración por Hank Williams fue inalcanzable: según recoge Paul Hemphill, autor de una biografía sobre Williams, en sus conciertos, cuando se apagaban las luces, solía decir: «Ahora, cerrad los ojos y pensad en Hank». Él no dejó de hacerlo y perpetuó su memoria colaborando igualmente con los hijos del cantante, Hank Williams, Jr. y Jett Williams, su hija póstuma.

 

At Folsom Prison. Johnny Cash, 1968

At-Folsom-Prison
Uno de los mejores discos en directo que ha dado la música country ha sido este At Folsom Prison, que Johnny Cash grabó en un concierto en esa prisión de California el 13 de enero de 1968.
El álbum es uno de los más emblemáticos de Johnny y, en parte, le valió el sobrenombre de El hombre de negro, que le acompañaría el resto de su carrera, ya que solía cantar canciones de tema sombrío vestido de ese color.
A Cash siempre le había atraído la idea de actuar en una cárcel, pero sus productores se mostraban reacios a la idea. Todo cambió cuando se fue a la Columbia, bajo la supervisión de Bob Johnston, quien le animó a cumplir su sueño.
Muchos años antes, Cash había visto un drama carcelario, Inside the walls of Folsom Prison (1951), de Crane Wilbur, que le inspiraría el single Folsom Prison Blues (ya escuchado aquí). Se dirigió a Sacramento (California), donde el entonces gobernador del Estado Ronald Reagan se entusiasmó con la idea. En sus dos actuaciones, Johnny estuvo acompañado por Carl Perkins –que cantó su éxito Blue Suede Shoes– y los Statler Brothers –que hicieron lo propio con Flowers on the Wall–. A los cuatro meses, salió el disco, que se convirtió unánimemente en un éxito de crítica y público –en 2003, año de la muerte de Cash, había vendido más de tres millones de discos– y, en 1968, alcanzó el primer puesto de los álbumes country. Ha sido reeditado, además, en multitud de ocasiones: en 1999, y, merced a su éxito, prácticamente cada año hasta 2013.
Dark as a dungeon, de Merle Travis, es un tema sobre la dura vida en las minas de Tennessee. Al final, el cantante advierte que, como esta actuación está siendo grabada, los presos no pueden decir “hell” o “shit”, ni nada parecido.

I still miss someone es obra del propio Cash y su padre, Roy.

T. J. Arnall escribió Cocaine Blues. La historia habla sobre un hombre que mata a su mujer bajo la influencia del whisky y la cocaína y es condenado a 99 años en la penitenciaría de San Quintín.

Escuchemos ahora una de las canciones sobre trenes más conocidas, Orange Blossom Special. Fue escrita en 1938 y ha conocido multitud de versiones.

The Long Black Veil fue un éxito para Lefty Frizzel en 1959. Ya hemos escuchado su versión. Os dejo ahora con la del “hombre de negro”.

Lefty Frizzell, una guitarra hecha a medida

Lefty-Frizzell William Orville Frizzell, más conocido como Lefty Frizzell, nació en Texas en 1928. Su niñez y adolescencia transcurrieron en Arkansas. Gran admirador de Jimmie Rodgers, se convirtió en un virtuoso de la guitarra y hasta rivalizó en los honky-tonks con el mismísimo Hank Williams, con quien se semejó, además, en su vida turbulenta. Lo llamaban Lefty desde sus años de escuela, cuando derribó a un compañero con la mano izquierda. A los 19, fue acusado de violar a una menor y pasó unos meses en la cárcel, lo que no afectó a su carrera, ya que, al salir, firmó un contrato con la Columbia y varias de sus grabaciones alcanzaron lo más alto de las listas. En 1950 empezó a actuar en el Grand Ole Opry. Sin embargo, su excesiva afición a la bebida hizo que, a partir de finales de esa década, su carrera y su salud se resintieran. Siguió trabajando incansablemente, aunque con menor éxito, hasta el año de su muerte, 1975, a causa de un derrame cerebral. Su influencia en estrellas del country posteriores –como Merle Haggard, George Jones o Willie Nelson– fue enorme, y su hermano menor David, nacido en 1941, siguió sus pasos y aún hoy se encuentra en activo. Su guitarra, una Gibson J-200 de 1949 hecha especialmente para él por Paul Bigsby, era una auténtica prolongación de su sensibilidad y sus manos. Durante un tiempo, se conservó en el Salón de la Fama de la música country, y actualmente pertenece a la colección particular de la familia Frizzell. Una de sus mejores interpretaciones es Long black veil (1959), producida por Don Law, editada por Columbia Records, y escrita por Danny Hill y Marijohn Wilkin, que, además, tocaba el piano en la grabación original. La canción llegó al puesto 6 de las listas de country, y raro es el artista que no la ha grabado desde entonces. Así, nos encontramos con las versiones de Johnny Cash junto con Joni Mitchell, Sammi Smith, Emmylou Harris, Joan Baez, David Allan Coe o, más recientemente, en 2006, Bruce Springsteen. Con la historia que nos cuenta, se podría hacer una novela… o una película de humor negro: en una noche oscura se comete un asesinato, y se inicia la investigación pertinente para detener al culpable. La justicia procede interrogando al protagonista de la canción, a quien considera sospechoso. Aunque él no ha sido, se niega a presentar una coartada porque estaba con la mujer de su mejor amigo y prefiere morir a traicionarla. Finalmente, es ajusticiado, su amante presencia la ejecución y visita su tumba con un largo velo negro (de ahí el título). Y todo con tal de no descubrir su secreto…