Las mejores canciones country de cada década

best country

El título de esta entrada puede resultar un tanto ambicioso: con tanta producción, es de todo punto imposible elegir una sola canción por década. La lista que he preparado es, por tanto, muy subjetiva y probablemente mañana elegiría otras. Me he circunscrito al siglo pasado por aquello de que es difícil juzgar a nuestros contemporáneos como clásicos hasta que no pase el tiempo suficiente. Venga, sin más, vamos ya con la lista.

Años 30: Tumbling Tumbleweeds. La música country empezaba a hacerse popular en esa década gracias sobre todo a la difusión que ofrecía la radio. He elegido una canción de western music compuesta por Bob Nolan y lanzada a la fama por el grupo Sons of the Pioneers. La letra compara la vida de un cowboy con la de las plantas rodadoras del desierto, que van “dando tumbos”.

Años 40: Lovesick Blues. Para la siguiente os traigo un tema en nombre de Hank Williams. No lo compuso él –su origen habría que buscarlo en los años 20–, pero fue su primer single de éxito en 1947.

Años 50: El Paso. En 1959 Marty Robbins triunfó con este tema puramente “del oeste” en el que un cowboy se enamora de una chica mexicana, reta a un duelo a otro hombre que también flirtea con ella y lo mata. Pero su destino también es trágico, pues una bala lo alcanza cuando está despidiéndose de su amada.

Años 60: Ring of Fire. Se trata de una de las canciones más populares de Johnny Cash, en la que compara al amor con un anillo de fuego del que es imposible escapar.

Años 70: I Can Help. En 1974, Billy Swann compuso esta canción acerca de un hombre que ofrece su ayuda a la mujer de la que está enamorado. Su rica instrumentación, con el teclado y la guitarra acústica, hizo de ella el éxito más rotundo de Swann, cuya carrera no volvió a alcanzar estas cotas.

Años 80: Highwayman. The Highwaymen, un grupo formado por cuatro grandes, Willie Nelson, Kris Kristofferson, Merle Haggard y Johnny Cash, se mantuvo junto el tiempo suficiente para romper moldes en la música country de esta década. La canción está contada por varios personajes ya fallecidos –un salteador de caminos, un marinero, un constructor de la presa Hoover en los años 30 y un piloto de una nave espacial–, que recuerdan cada uno sus hazañas.

Años 90: Chattahoochee. Para la última década del siglo, he escogido una canción de corte muy alegre de Alan Jackson en la que el protagonista recuerda sus experiencias de juventud a orillas del río Chattahochee, cuyas aguas discurren por Georgia, Alabama y Florida.

 

Hank de gira por Europa

nov 49 Welcomes WSM’s Grand Ole Opry at Neubiberg Air Base
En la actualidad raro es el músico –y no hablo solo de country– que puede prescindir de las giras para promocionar su carrera. Pero, por razones económicas, esto antes no funcionaba así, y lo anómalo era que un artista se pudiera permitir el lujo de salir de las fronteras de su mercado natural para ampliar su público. Pues bien: hasta en esto Hank Williams fue un pionero.
En noviembre de 1949, el Grand Ole Opry realizó su primera gira internacional y Williams, que se había incorporado a su nómina en junio de aquel año, participó en ella. Era un valor seguro: la noche de su debut en el Opry, y aplicando la inflación correspondiente, hizo ganar más de 10.000 dólares de 2019 a WSM, la empresa propietaria de la institución.
Según la carta de invitación de las Fuerzas Aéreas Americanas, en la gira participaron 29 figuras de la música country, entre ellas Red Foley (Clyde Foley), Minnie Pearl (Ophelia C. Cannon), Little Jimmy Dickens (James C. Dickens), Roy Acuff y el propio Hank, que aparecía registrado como Hiram Williams, su verdadero nombre.
La gira, cuyo objeto era entretener al personal de la Fuerza Aérea estadounidense, se prolongó 30 días y tocó suelo alemán, británico y de las islas Azores. No cabe duda de que 1949 fue un año memorable para Hank: en mayo, nació su primer hijo, Hank Williams, Jr.; en junio consiguió el sueño de su vida, entrar en el Grand Ole Opry; y, en noviembre, visitó Europa por primera y única vez en su vida.
Escuchemos la grabación para la radio –la televisión todavía no había despegado y carecemos de imágenes del evento– de Move It On Over, el 18 de noviembre en Berlín. La canción, editada en 1947, habla en clave de humor de un hombre a quien su mujer ha echado de la cama y le pide al perro que se haga a un lado para poder dormir junto a él.

En la presentación al fragmento radiofónico anterior, Hank era presentado como el chico del Lovesick Blues, título de una canción que éste había grabado a finales de 1948 y que, tras su aparición en febrero de 1949, se convirtió en uno de sus mayores éxitos. Aquí la tenéis.

Pocos días antes de esta gira, vio la luz uno de sus temas más emblemáticos, I’m So Lonesome I Could Cry («una de las canciones más tristes que he oído nunca», diría años después Elvis Presley), que grabó el 30 de agosto en Ohio. Escuchémosla.

El cine rinde tributo a una diva del country

Original Cinema Quad Poster - Movie Film Posters

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La primera artista femenina que llegó al Salón de la Fama de la Música Country en solitario (Sara y Maybelle Carter lo habían conseguido antes como miembros de un grupo) fue Virginia Patterson Hensley, universalmente conocida como Patsy Cline.
Su figura fue –lo es todavía– tan importante para la música country que, siguiendo la estela del biopic sobre Loretta Lynn Quiero ser libre (1980), el director Karel Reisz filmó en 1985 Sweet Dreams, con Jessica Lange como Patsy Cline (nominada al Oscar por este papel); Ed Harris como su segundo marido, Charlie Dick; y Ann Wedgeworth como su madre. Fue producida por la HBO, creada solo dos años antes.
El título está extraído de uno de los grandes éxitos de Cline (cuya entrada podéis ver aquí), y es su propia voz la que realza la banda sonora, que se sirve de las versiones originales que ella misma grabó.
La película se centra en el período entre 1956 y su muerte en un accidente aéreo a la edad de 30 años, en 1963, justo en la cima de su carrera. Patsy Cline está casada con un hombre mayor, Gerald Cline. Su monótona vida da un giro cuando conoce al vivaz Charlie Dick, con quien se casará en segundas nupcias y vivirá una tempestuosa relación. Tras ver la película, Dick dijo que era una buena obra de ficción, pero no del todo fiel a la hora relatar su matrimonio con Patsy. Charlie moriría en 2015 a la edad de 81 años, pero la verdadera estrella, aquí, es la música de Patsy Cline. Escuchemos, pues, fragmentos de su banda sonora.
La primera canción que aparece es San Antonio Rose, un éxito de los años 30 de Bob Wills. Escuchémosla en la voz de Patsy Cline.

En un momento del guion, se reconoce la importancia de Hank Williams en el country: su productor, al ver la ambición de Cline, le dice: “Así que quieres ser como Kitty Wells”, a lo que Cline responde: “Diablos, no, quiero ser como Hank Williams”. Este es su Lovesick Blues cantado por Patsy.

Ahora, su interpretación de un clásico de Bill Monroe, Blue Moon of Kentucky.

Al inicio del metraje, Patsy Cline consigue un gran éxito con Walking After Midnight (aquí tenéis la entrada que dediqué a este tema). Otro de los grandes éxitos de Patsy de los que ya me he ocupado en River of Country es I fall to Pieces (que podéis escuchar aquí). Y en esta banda sonora tampoco podía faltar la imperecedera Crazy. No está de más volverla a escuchar.

Long Gone Lonesome Blues. Hank Williams, 1950

LONG GONE
Con esta canción ya clásica, Hank Williams consiguió su segundo número 1 en las listas; el primero le había llegado de la mano de Lovesick Blues, tema con el que ilustré su biografía y que guarda con este ciertas similitudes.
Según algunas fuentes, Williams se inspiró para escribir esta canción en sus frecuentes salidas para pescar con su amigo Vic McAlpin, quien en 1970 entraría a formar parte del Salón de la Fama de los compositores de Nashville. El caso es que Hank estaba un poco ausente y McAlpin le recriminó: “Vienes aquí a pescar y dejas que los peces se vayan nadando”. Así, precisamente, comienza la letra de la canción: “Bajé al río para ver a los peces pasar nadando y estaba tan triste que quería morir”. El narrador quiere tirarse al río porque su novia le ha abandonado, pero está seco, y planea buscar otro con agua tan fría como el hielo: se lanzará tres veces pero solo saldrá dos.
Os dejo con la grabación original de Hank Williams, que pudimos escuchar en la película Moonrise Kingdom, de Wes Anderson (2012).

En los albores del rock, Marty Robbins la incluyó en Rock ‘n’ Roll Robbins (1956).

Hollis Champion, nombre artístico de Elmer Fudpucker, le dio un toque rock y triunfó en 1965.

Os dejo con Del Shannon en su disco Del Shannon Sings Hank Williams (1965).

Leon Redbone la incluyó en No Regrets (1988).

En 2001 salió un álbum de homenaje a Hank Williams en el que varios artistas interpretaban sus temas. Sheryl Crow fue la encargada de versionar Long Gone Lonesome Blues.

El nieto de Hank, Hank Williams III, también la interpretó.

The Malpass Brothers, un dúo compuesto por los hermanos Christopher y Taylor, se han especializado en recuperar viejas canciones de country. Aquí los vemos en directo.

Hank con otros ojos

hank wiliams cover
La música country, y en particular el honky-tonk, le debe mucho, si no todo, a Hank Williams. Su importancia es tal, que incluso puede presumir de haber “inventado” el rock and roll con su primera canción, Move It On Over (1947).
Mucho se ha estudiado ya su figura, así que, para no ser repetitivo, me voy a centrar en las versiones que otras leyendas del country han ejecutado de clásicos suyos como Jambalaya, I saw the light, Howlin’ at the Moon y otros.
En 1978, para conmemorar el 25 aniversario de su muerte, el sello Mercury Records publicó una recopilación de 40 grandes éxitos del cantante: algunos de esos hits aparecerán hoy aquí pero, como he señalado, en la voz de otros cantantes como Johnny Cash, Patsy Cline o Willie Nelson.
Williams nació en 1923 en Alabama. Sufría de la espalda –espina bífida–, lo que le ocasionó graves dolencias a lo largo de su vida. De hecho, murió el día de Año Nuevo de 1953 a los 29 años de edad, por el abuso de calmantes para mitigar esos dolores. Falleció de camino a un concierto en Canton, Ohio, al que lo llevaba el estudiante Charlie Carr. En el trayecto pararon para visitar a un médico que le puso la inyección que presuntamente fue la causa última de su muerte.
Su carrera no fue, pues, excesivamente larga, pero sí muy fructífera –se conservan más de 200 grabaciones suyas en cinco años–. En 1947 le dio la mano al éxito, y ya nunca le abandonó.
Lovesick Blues, escrita por Friends y Mills en 1922 para el musical Oh, Ernest, fue revitalizada por Williams en una versión de 1949. Escuchémosla aquí en la voz de Patsy Cline, otra cantante que también falleció muy joven, a los 30 años. Esta versión es de 1960.

My Bucket’s got a Hole in it. También de 1949, fue escrita, como la anterior, unos años antes. Un joven Ricky Nelson –tenía 18 años cuando la versionó– la incorporó a su repertorio en 1958.

Como dije al principio, el rock, que eclosionó a partir de la segunda mitad de los 50, bebe en parte de Move it On Over, que se adelantó a su tiempo. Escuchemos aquí la versión de George Thorogood and the Destroyers (1978) en su disco Move It On Over.

I’m so lonesome I could cry (1949) es, en palabras de Elvis, “una de las canciones más tristes que he oído”. He aquí la interpretación de Johnny Cash de 1960, en su disco Now there was a song.

Os dejo ahora con la de Mr. Presley en el concierto que ofreció en Hawai en 1973.

Ahora es el turno de uno de los grandes de la música country, George Jones, quien en 1960 versionó este Howlin’ at the Moon.

Jambalaya. Estamos ante una de las canciones más versionadas de Hank Williams. Fue escrita y grabada por él mismo en 1952, tomando como inspiración la jambalaya, un plato a base de arroz y marisco de la cocina cajun. En 1973, y tras abandonar el legendario grupo CCR, John Fogerty grabó su primer disco en solitario con el título The Blue Ridge Rangers.

Como no podía ser de otra manera, el citado Elvis versionó numerosos temas de Hank Williams, entre ellos el archiconocido Your Cheatin’ Heart. Esta grabación, de 1958, no vería la luz hasta 1965; y había sido escrita por Williams en 1952, tras divorciarse de su primera mujer, Audrey Sheppard, el “corazón infiel” de la composición.

Termino la entrada con una versión de I saw the light, con la que Hank Williams solía terminar sus conciertos. Fue una de las primeras que grabó, en 1947, aunque no salió al mercado hasta el año siguiente. Willie Nelson y Leon Russell hicieron una excelente versión en su disco de 1979 One for the Road.

Premios desde el Más Allá

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Cuando empezaron a entregarse los premios Grammy en 1958, Hank Williams ya llevaba cinco años muerto, pero eso no le ha impedido cosechar algunos galardones, el último de ellos este año, en la categoría de mejor álbum histórico, por una compilación de Omnivore Records llamada The Garden Spot Programs, 1950.
Williams tiene una especial querencia por la categoría de mejor álbum histórico, establecida en 1979, ya que, en 1998, otra recopilación suya, The Complete Hank Williams, consiguió este premio.
El disco que comentamos hoy, aparecido en mayo de 2014, se compone de 24 pistas, inéditas en su mayoría desde su grabación en Nashville en 1950 por Williams y su grupo The Drifting Cowboys. Entre las versiones, se encuentran Lovesick Blues, Mansion on the Hill o I Don’t Care if Tomorrow Never Comes, así como otras que nunca vieron la luz, como Mind Your Own Business o I’ll be a bachelor till I die.
Escuchemos Mansion on the Hill.

Otro de los temas remasterizados es I Don’t Care if Tomorrow Never Comes.

Por último, los avances de la técnica hicieron posible que en 1989 Hank Williams Jr. apareciera acompañado de su padre cantando una de sus canciones, There’s A Tear in My Beer, que le valió el Grammy a la mejor colaboración vocal de country.

Hank Williams, la gran leyenda del country

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Hiram King Williams nació en Mount Olive, Alabama, en 1923. Su niñez no fue muy alegre debido a la mala relación entre sus padres, que acabaron divorciándose, y a sus diferencias irreconciliables con el nuevo marido de su madre. Pasaba mucho tiempo en las calles, y allí conoció a un músico negro, Rufus Payne, que le enseñó a tocar la guitarra y fue su primera gran influencia en el mundo de la música.
Toda su vida estuvo marcada por profundos dolores de espalda, que le llevaron al excesivo consumo de alcohol y otras drogas que le servían como analgésicos. La cosa es que había nacido con espina bífida, un problema acrecentado años más tarde cuando se cayó en un rodeo en Texas.
En 1937, emprendió su carrera con el grupo The Drifting Cowboys, con su madre, que también regentaba una casa de huéspedes, como manager. Entre tanto, Hank empezó a trabajar en la radio de Montgomery, capital de Alabama, y conoció a Fred Rose, que se convertiría en el productor de sus canciones.
Cuando en 1944 se casó con Audrey Sheppard, la figura de su madre fue sustituida por la dominación de su mujer. La relación se vino abajo, y, en octubre de 1952, se casó con Billy Jean Jones, diez años menor que él. Su primer gran éxito le llegó en 1947 con la canción Move it on over. Un año antes había intentado sin éxito unirse a las filas del Grand Ole Opry, donde ingresó en 1949 tras su siguiente éxito, la canción que vamos a escuchar hoy.
El día de Nochevieja de 1952, Hank tenía un concierto en Virginia, pero no pudo asistir por culpa de una tormenta de nieve, y, como no estaba en condiciones de conducir, contrató a un estudiante para que le llevara a Canton, Ohio, para el concierto de Año Nuevo.
Esa noche, cuando iba dormitando en el asiento trasero del Cadillac, Hank Williams murió de un infarto a los 29 años de edad. Cuando al día siguiente anunciaron su muerte en el local, el público creyó que se trataba de una nueva excusa de un tipo ya acostumbrado a los pretextos.
Su funeral fue el acontecimiento más multitudinario de Alabama, con cerca de 20.000 personas que quisieron rendirle un postrer homenaje. Irónicamente, el último single que editó en vida, y que llegaría al número 1 en la semana de su muerte, llevaría por título I’ll never get out of this world alive.
Escuchemos ahora uno de los mayores éxitos de Hank Williams, Lovesick Blues, una canción escrita por Cliff Friend e Irving Mills en 1922. La canción fue utilizada en el musical Oh, Ernest y fue grabada de nuevo en 1925 y 1928, antes de que la música country se apropiara de ella. Rex Griffin la grabó en 1939 y Hank Williams detectó su potencial y, en 1948, la cantó en el programa de radio Louisiana Hayride. Su tremenda acogida hizo que la grabara en un single que salió a la venta en febrero del año siguiente, y sus 50.000 unidades vendidas en sólo dos semanas le abrieron las puertas del Grand Ole Opry, ansiada meta tras haber sido rechazado en 1946.