Ayer escuchábamos algunas canciones del primer disco navideño de los Statler Brothers. Solo hicieron dos. Hoy, con motivo de la Navidad, nos vamos a fijar en el segundo de ellos. Christmas Present vio la luz en 1985, también en el seno de Mercury Records y producido igualmente por Jerry Kennedy.
Jimmy Fortune era la voz de tenor de los Statler Brothers y para este disco escribió Christmas Country Style. Se trata de una de las canciones más animadas del álbum y comienza con los instrumentos propios del bluegrass.
La nana Brahms Bethlehem Lullaby fue escrita por Philip Balsley, Lew DeWitt y Harold Reid y habla del nacimiento de Jesús en Belén.
Old Toy Trains es una versión de una canción compuesta por Roger Miller en 1967. La letra recuerda que hoy es el día en que los niños que reciben sus regalos de Papá Noel (en lugar de los Reyes Magos, o más bien además de ellos) los abren.
Escuchemos ahora la adaptación al francés que hizo el neozelandés Graeme Allwright en 1968, llamada Petit Garçon.
Los hermanos Reid escribieron Whose Birthday is Christmas, en la que un hijo pregunta a su padre de quién es el cumpleaños que celebramos en Navidad.
River of Country os desea feliz Navidad invitándoos a descubrir el primero de los discos navideños de uno de los grupos de country más longevos del género, con casi 50 años a sus espaldas. Me refiero a los Statler Brothers, que, en 1978, sacaron al mercado Christmas Card.
A pesar de su nombre, no todos sus componentes eran hermanos –solo lo eran dos– y, además, no se apellidaban Statler sino Reid. Empezaron como una formación góspel y, aunque nunca perdieron sus esencias, las aclimataron al country y alcanzaron con él su verdadera popularidad; servían de grupo de acompañamiento a Johnny Cash. El disco vio la luz en Mercury Records, producido por Jerry Kennedy. Se compone de once temas, una mezcolanza de canciones tradicionales navideñas y otras escritas por ellos mismos. Centrémonos en estas últimas.
Comencemos con The Carols Those Kids Used to Sing, escrita por los hermanos Reid, Don y Harold. El narrador rememora las Navidades de su juventud. Sus recuerdos más vívidos son los de “los villancicos que solían cantar los muchachos”.
En Christmas to Me el protagonista describe lo que significan las Navidades para él y concluye con que nunca deberían ser tristes y deberían cumplirse todos los sueños.
Don Reid compuso I never spend a Christmas that I don’t think of you, una carta de amor a su novia en la que le asegura que nunca pasará una Navidad en la que no piense en ella.
I Believe in Santa’s Cause, escrita por Lew DeWitt y Buddy Church, habla de la importancia de creer en el espíritu de la Navidad, aunque la vida no nos lo ponga fácil.
Tom T. Hall era conocido como “el contador de historias”, y, sin duda, pocas de sus canciones son más características que esta de esa faceta suya. En su juventud, trabajó con su tía en un cementerio, y buscaba inspiración en las conversaciones con la gente que iba allí a despedir a sus seres queridos.
Así surgió esta canción, cuyo protagonista es un sepulturero contratado para cavar la tumba y hacer los preparativos del funeral. La letra tiene un tono humorístico. El narrador y sus compañeros observan desde la distancia (no tiene traje, no le gustan las charlas sobre el “fuego del Infierno” y tampoco le apetece entretenerse, porque, cuando termine el acto, tiene que ir a trabajar y cortar el césped) a la gente que asiste al funeral. Admiran el coche en el que llega uno de los familiares o el elegante vestido de la viuda. El final también tiene ese tono humorístico e irónico que solía caracterizar a Hall: el fallecido le debía cuarenta dólares que ahora, supone, tendrá que dar por perdidos.
La canción salió como single en octubre de 1968 a través del sello Mercury Records y se convirtió en su primer Top 10 en las listas de country. En la letra, cita la conocida marcha militar Taps, lo que sugiere que el fallecido era un veterano de guerra; aunque por el título puede que no la conozcáis, seguramente la hayáis escuchado en más de una ocasión. Aquí la tenéis.
Vamos ahora con el tema en cuestión. Escuchemos la versión original de Tom T. Hall en su álbum de debut homónimo, que apareció en 1969.
Johnny Cash y Waylon Jennings la cantaron a dúo en su disco Heroes (1986). Os dejo con su interpretación.
En 1969 la versionó Dave Dudley en su disco One More Mile.
Ahí queda dicho. Puede que la afirmación del título parezca exagerada, pero no lo es si recordamos la cantidad de carreras emblemáticas que Fred Foster encauzó a lo largo de su extensa carrera –más de 60 años.
«El campeón del talento de Nashville», como lo definió The New York Times, murió el pasado 20 de febrero en Nashville a la edad de 87 años. Nacido en 1931, a temprana edad sintió la vocación de la música y, a los 18 años, se trasladó a Washington, donde participó en la primera sesión de grabación de Jimmy Dean en 1953, que dio lugar a Bumming Around.
Se dice que cuando trabajaba en Mercury Records propuso a la dirección que contrataran a un joven de 20 años llamado Elvis Presley, pero RCA Records se les adelantó con un contrato más jugoso para la estrella emergente. Unos años después, en 1958, Foster fundó Monument Records y se aseguró el control exclusivo sobre los «fichajes». Su olfato era infalible. Empezó contratando a Roy Orbison, a quien produjo sus grandes éxitos, Oh, Pretty Woman, Running Scared, Only the Lonely, Crying o Blue Bayou –luego versionado por Linda Ronstadt–, entre otros. Pocos años después, se hizo con los servicios de Dolly Parton y contribuyó a lanzar su carrera. «Vio algo en mí que nadie más vio», señaló la artista en la ceremonia en la que Foster ingresó en el Salón de la Fama de la música country en 2016.
Además de productor, destacó también como compositor. Figura, por ejemplo, como co-autor del temazo de Kris Kristofferson Me and Bobby McGee, popularizado luego por Janis Joplin; y del mismo Kristofferson produjo Help me make it through the night. Uno de sus últimos trabajos fue hace poco más de diez años, cuando produjo el álbum de Willie Nelson en homenaje a la compositora Cindy Walker, You Don’t Know Me: The Songs of Cindy Walker (2006).
Comencemos escuchando su primera incursión en el mundo de la música, Bumming Around, de Jimmy Dean (1953).
El primer éxito importante de Roy Orbison fue Only the Lonely (1960), que se tuvo que conformar con el segundo puesto en las listas de ventas (Brenda Lee le quitó el primero con I’m Sorry). «Sólo los solitarios saben cómo me siento esta noche, sólo los solitarios saben por qué lloro», dice el protagonista después de que su pareja le abandone.
Uno de los primeros éxitos de Dolly Parton fue Dumb Blonde (1967), escrita por Curly Putnam e incluida en el primer disco de Parton, Hello, I’m Dolly. La protagonista se queja de que la gente piense que es tonta sólo por el hecho de ser rubia. Os dejo con ella.
Otro tema de su álbum de debut es Something Fishy.
Escuchemos ahora una canción que Kris Kristofferson escribió en 1972, Why Me, Lord?, en la que se pregunta por qué ha sido elegido por Dios, por qué es objeto de tanta bondad.
Foster no solo se ciñó al country, como escucharemos con las siguientes muestras.
En 1963 creó una filial de Monument Records centrada en el rhythm and blues (R&B). Su nombre, Sound Stage 7. A este sello pertenece la grabación de Joe Simon de The Chokin’ Kind (1969).
Ahora, un instrumental al saxofón producido también por él. Obra de Boots Randolph, Yakety Sax (1963) se haría luego muy popular como sintonía de El Show de Benny Hill.
Para componerla, Randolph se inspiró en un tema de 1958, Yakety Yak, grabado por The Coasters con el estilo que imperaba entonces, el rockabilly.
En 2008 produjo la colaboración entre Willie Nelson y Ray Price que mereció un Grammy. Aquí versionaban un legendario tema escrito por Leon Payne en 1949 y grabado originalmente por Hank Williams. La letra está plagada de consejos para evitar caer por «la carretera perdida». He aquí Lost Highway.
Así era conocido el biografiado de hoy, nacido en aquel estado en 1920. Su padre tocaba el fiddle y él heredó su pasión por la música y aprendió a tocar ese instrumento –del que llegó a ser un virtuoso– y la guitarra. Su carrera comenzó a finales de los años 40 en un programa de variedades de una emisora de Chicago y de allí se trasladó a Hollywood. Entonces firmó sendos contratos discográficos –primero con Mercury Records y luego con Decca–. Era la época en que los cowboys cantantes causaban furor en el cine y su experiencia en los rodeos de Arizona propició que él también lo fuera.
En los años 50 decayó la popularidad de los westerns, pero él siguió grabando discos con considerable éxito. Posteriormente, compaginó su carrera con su labor como narrador de algunas películas de Disney. Por sus contribuciones al cine se le asignó una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Murió en 1999. Su hijo también se dedica a esto del country.
Escuchemos ahora alguno de sus singles más exitosos, como Don’t Go Near the IndiansSings and Tells Tales of the Golden West (1962).
El primero de su carrera fue Afraid (1949), una canción de amor en la que el narrador expresa su temor a perder a su amada.
Termino con una de las canciones de cowboys más celebradas de todos los tiempos. Streets of Laredo habla de un joven cowboy moribundo que se lamenta de la vida que ha llevado y que le ha conducido a una muerte prematura. Por ello, a esta balada también se la conoce como El lamento del cowboy.
Hace 87 años nacía en Carolina del Norte Fred Foster, nuestro protagonista de hoy. A los 17 años, abandonó su casa para perseguir su sueño: el mundo de la música. Cuando trabajaba en Mercury Records, con solo 20 años, intentó convencer (sin éxito) al jefe de marketing de su empresa de que contratara a Elvis Presley. Fred Talmadge tendría ocasión de lamentar su fracaso, aunque en su descargo hay que decir que al menos lo intentó, si bien no pudo igualar la puja de otros sellos discográficos.
Poco después, Foster fundó su propio sello para gozar de poder absoluto sobre los contratos. En Monument Records descubrió nada más y nada menos que a Roy Orbison –a quien produjo sus mayores éxitos, Pretty Woman, Only the Lonely (escuchada en La Guitarra de las Musas), Crying (ya escuchada aquí) o Blue Bayou (ya escuchada aquí)–. También contribuyó decisivamente a lanzar la carrera de Dolly Parton, que dio sus primeros pasos con él. En su faceta como compositor, fue coautor, junto a Kris Kristofferson, de Me and Bobby McGee, que cantaron el propio Kristofferson, Roger Miller y Janis Joplin en su versión más conocida. En los últimos años, Foster ha producido discos de leyendas como Willie Nelson, Merle Haggard o Ray Price, los dos últimos ya fallecidos. En 2016 entró en el Salón de la Fama de la Música Country por su contribución como productor a nuestro género.
Como os decía, su carrera está íntimamente ligada a Roy Orbison, por lo que hoy escucharemos alguno de los temas que le produjo. En primer lugar, Running Scared, obra de Orbison y Joe Melson de 1961. La canción cuenta la historia de un hombre que se pasa la vida temiendo que su pareja se vaya con otro; al final, sí, aparece un amante y se pregunta a quién elegirá ella. Para su alegría, se queda con el narrador. La letra guarda muchas similitudes con otro de sus grandes éxitos, Pretty Woman.
Love Hurts aparecía como cara B de este single. Versiona un tema de los Everly Brothers escrito por Boudleaux Bryant. Aquí el narrador reflexiona sobre el amor: “el amor duele; es como una nube que está cargada de lluvia, es una estufa que quema cuando está caliente». “Es una mentira que te pone triste”, concluye.
De 1964 es It’s Over, escrita por Orbison y Bill Dees. Esta balada habla de una relación que ha terminado y “todos los arcoíris del cielo empiezan a decir adiós”.
William Tolliver Carlisle nació en 1908 en Kentucky. Ya os he hablado de él como integrante de los Carlisle Brothers (aquí lo podéis ver), pero hoy me voy a centrar en su carrera en solitario una vez que su hermano se retiró en 1950.
Bill siguió adelante en su calidad de guitarrista de excepción y fundó un nuevo grupo, The Carlisles, con la cantante Martha Carson y la compositora Betty Amos –sin ningún vínculo familiar con el artista–, al que se luego se sumarían los hijos de Carlisle. A principios de los 50 firmó un contrato con Mercury Records y triunfó con una serie de canciones de corte humorístico. En esa década la música country era muy popular y la flamante televisión –Carlisle solía aparecer en The Ozark Jubilee– no hacía sino amplificar su mensaje.
Luego, escribió alguna canción góspel, pero, según decía, prefería que otros las grabaran, ya que a él se le daban mejor los temas más intrascendentes. El resto de su vida colaboró con el Grand Ole Opry y, en 2002, un año antes de su muerte, fue designado miembro del Salón de la Fama de la música country. Murió a los 94 años en Nashville.
Escuchemos ahora el que fue su mayor éxito con The Carlisles. En 1952 aparecía No Help Wanted, una composición escrita por él cuyo éxito le hizo codearse con las últimas grabaciones de Hank Williams. Esta y otras canciones fueron las “culpables” de que The Carlisles fuera invitado a formar parte de la gran familia del Opry.
El narrador conoce a una chica con la que todo el mundo quiere estar y ha de soportar la insistencia de sus amigos para alternar con ella. “No necesito ayuda, puedo hacer el trabajo solo”, les dice. Os dejo con la versión original.
Hank Thompson la versionó con su grupo The Brazos Valley Boys en 1953.
El grupo de doo-wop The Crows la grabó ese mismo año.
Seguimos hoy con un dúo de bluegrass. Los inicios de la carrera de los hermanos Stanley, Carter (1925-1966) y Ralph (1927-2016), son muy parecidos a los anteriores invitados de esta sección, los Bailey Brothers. Empezaron en la radio pero tuvieron que interrumpir su andadura por la Segunda Guerra Mundial. En 1946, tras abandonar el ejército, formaron el grupo The Clinch Mountain Boys. Del año siguiente data su primera grabación para Rich R Tone. En 1949 firmaron con Columbia y empezaron ya a ser muy conocidos. A principios de los 50 se separaron momentáneamente, pero volvieron con energías renovadas de la mano de Mercury Records.
Los Stanley Brothers fueron de los primeros artistas de bluegrass que hicieron una gira internacional: en 1966 recorrieron Europa. Poco después, murió Carter. No obstante, Ralph se ocupó de mantener vivo su legado y siguió en los escenarios con el grupo que había formado con aquel. En 1992, entraron en el Salón de la Fama de la música bluegrass y, en 2000, la figura de Ralph se revitalizó gracias a la banda sonora de la película de los Coen O Brother Where Art Thou. Finalmente, murió en 2016 (aquí podéis ver la entrada que le dediqué entonces).
Una de sus grabaciones más conocidas es Man of Constant Sorrow, una antigua canción folk que se podría traducir como «el hombre de la aflicción constante». La melodía tiene más de cien años, aunque la letra actual se compuso hace unos noventa. La grabación de los Stanley Brothers apareció en mayo de 1951.
Mountain Dew, compuesta por Bascom Lamar Lunsford y Scotty Wiseman, trata de la destilación ilegal de alcohol en los años de la Prohibición.
Vamos ahora con una canción góspel de William Bradbury (música) y Jefferson Hascall (letra). Esta grabación de Angel Band es de 1955.
The Rank Stranger, todo un clásico del bluegrass, es obra de Albert E. Brumley. Los Stanley la interpretaron en 1960. Al final de su vida, el narrador regresa a su pueblo natal, y todo le resulta extraño. Aquellos a los que conoció ya están muertos: «Todos se han trasladado a una bella casa junto al mar cristalino y brillante»; y él espera ir allí algún día y sentirse como en casa.
Ralph es el autor de How Mountain Girls Can Love (1958), una alegre melodía en la que el narrador se asombra de lo bien que pueden llegar a amar las chicas de las montañas.
En 1968 nacía en Quebec nuestra protagonista de hoy. Desde muy pequeña se entusiasmó con el country, en parte por tradición familiar: sus abuelos habían sido cantantes de este estilo en Canadá y habían llegado a trabajar con Johnny Cash y George Jones, y su madre hizo también sus pinitos en la música folk.
Su ilusión por trasladarse a Nashville se vio satisfecha en 1994. Al año siguiente, firmó su primer contrato con Mercury Records, sello en el que publicó seis álbumes: Terri Clark, Just the Same, How I Feel, Fearless, Pain to Kill y Life Goes On. Desde 2004 es miembro del Grand Ole Opry (es la primera mujer canadiense en conseguir ese honor). Su último trabajo lleva por título Some Songs (2014). El éxito de este disco, y de los otros dos que ha sacado en esta década, no es comparable sin embargo al que alcanzaron sus primeras obras, y eso que ahora presenta uno de los programas con mayor solera de country, Country Gold, tarea en la que sustituyó a Randy Owen, el legendario miembro de Alabama.
Su single de debut, Better Things to Do, que sigue la línea del country clásico, llegó al número tres de las listas. Se trata de un tema de 1995 escrito por Tom Shapiro, Chris Waters y la propia Clark, y pertenece a su primer disco, Terri Clark. Una mujer se niega a dejarse arrastrar por la tristeza a causa de una ruptura sentimental y afirma que “tiene mejores cosas que hacer”.
Toby Keith Covel nació en Oklahoma en 1961 y pasó su infancia en Arkansas. Su interés por la música le llegó de su abuela, en cuya casa pasaba las vacaciones de verano. Esta regentaba un bar a la vieja usanza, con música en directo, y Keith se quedaba embelesado escuchando a los músicos. A los ocho años empezó a tocar la guitarra y muy pronto se dedicó a la música de manera no profesional. Junto con un grupo de amigos, y mientras trabajaba en unos pozos petrolíferos de Oklahoma, fundó a los 20 años de edad el grupo Easy Money Band.
Consciente de que su futuro estaba en este arte –aunque su familia no estaba tan segura–, a principios de los noventa se fue a Nashville. Ninguna discográfica parecía interesada en él y Keith estaba a punto de tirar la toalla, pero en 1993 un ejecutivo de la Mercury Records le ofreció su primer contrato. Con su primer single, Should’ve Been a Cowboy, llegó al número 1 y desde entonces su carrera no ha declinado. De hecho, esta canción tiene el honor de ser la más radiada en las emisoras country en los años noventa. En 2003 llegó otra de sus canciones más conocidas, Beer for My Horses, que cantó a dúo con Willie Nelson. Y en octubre de 2015 apareció su último álbum, 35MPH Town, del que acaba de sacar su tercer single, Beautiful Stranger.
A lo largo de su trayectoria, se ha echado a la carretera en multitud de giras, la última de las cuales le llevará por diversas regiones de Estados Unidos a partir de mayo de 2016. Y no ha faltado a su cita con el cine, con varias apariciones en televisión y un papel protagonista en la película Broken Bridges, de Steven Goldmann (2006), acerca de un cantante de country.
Escuchemos su primer éxito, Should’ve Been a Cowboy. Incluido en su álbum de debut Toby Keith y compuesto por él mismo, el single salió en febrero de 1993. La letra idealiza la vida en libertad de los cowboys y cita un serial radiofónico del oeste muy conocido en los cincuenta, Gunsmoke, así como a los cowboys cantantes Gene Autry y Roy Rogers. Llegó a vender más de 500.000 copias y el equipo local de la Universidad de Oklahoma, los Cowboys, la convirtió en su himno.