Centenario de Tennessee Ernie Ford

tennessee erne ford centenary
Tal día como hoy, 13 de febrero, nacía en Bristol (Tennessee) Ernest Jennings Ford. Tanto se identificaba con su estado natal, que hoy todos lo conocemos como Tennessee Ernie Ford (aquí podéis ver la reseña biográfica que le dediqué en los primeros meses de vida de este blog).
Un siglo después, su portentosa voz de bajo barítono nos sigue acompañando, como evidenciaremos a través de unas grabaciones que pueden resumir su trayectoria. Gracias a las cualidades de su voz, precisamente, se fue abriendo paso en el mundo del espectáculo, ya que las emisoras de radio se lo disputaban para contratarle como anunciante.
Sin lugar a dudas, su mayor éxito fue su versión de 1955 del tema Sixteen Tons, que Merle Travis había escrito en 1946, acerca de los sinsabores del trabajo en una mina. «Cargas 16 toneladas, y ¿qué es lo que consigues? Un día más viejo y adentrarte más en las deudas», dice el estribillo. El narrador está tan agobiado por el trabajo, que no puede permitirse ni morir: «San Pedro, no me llames porque no puedo ir, debo mi alma al almacén de la compañía».

You Don’t Have to Be a Baby to Cry aparecía en la cara A del single que incluía Sixteen Tons.

Otra de sus canciones más afamadas es su grabación del conocido tema folk Oh, Shenandoah (1959), que, se cree, nació en el siglo XIX entre los comerciantes de pieles de castor que entraban en el territorio que rodea al río Missouri.

Fijémonos ahora en otra faceta de su carrera, sus grabaciones gospel. En 1956, sacó su disco Hymns, que llegó a ser disco de platino –algo totalmente inaudito para un álbum de ese estilo–; y, en 1964, consiguió un Grammy por otro disco de esa naturaleza, Great gospel songs. Como ejemplo de esta producción, vamos a escuchar In the garden, un himno religioso de hace más de 100 años. El narrador escucha la voz de Jesús en la naturaleza y su voz es tan dulce que hasta los pájaros dejan de cantar para escucharle.

Una de sus primeras grabaciones fue Mule Train (1949), que pertenece a su disco Sixteen Tons. Se trata de una divertida canción de cowboys en la que Tennessee Ernie hace virguerías con la voz. Apareció en la película Singing Guns y fue nominada al Oscar a la mejor canción, que finalmente perdió frente a Mona Lisa, popularizada por Nat King Cole.

A ese mismo álbum corresponde The Cry of the Wild Goose, compuesta por Terry Gilkyson. La letra habla de un hombre de espíritu inquieto que se compara a sí mismo con «un ganso salvaje».

El valle de las sombras

shenandoah
La música folk, como hemos escuchado en más de una ocasión, ha ayudado a moldear la música country. Hoy la entrada está dedicada a una canción folk muy conocida, cuya popularidad aumentó gracias al género cinematográfico. Me refiero a Oh, Shenandoah (o simplemente Shenandoah). Sus orígenes se pierden en los albores del siglo XIX. El valle del río Shenandoah se encuentra en Virginia y, por ello, el gobierno del estado la intentó incluir por ley en su acervo musical. La iniciativa no prosperó, ya que, de hecho, la letra no cita explícitamente ese estado.
La primera versión escrita de la canción data de 1876, aunque probablemente surgiera mucho antes, cuando los aventureros, comerciantes de pieles de castor en su mayoría, navegaban por el río Missouri abajo (“a través del ancho Missouri”) y en ocasiones se establecían en este valle y se casaban con mujeres indias. La universidad Washington & Lee suele utilizar la melodía como himno, ya que la institución se encuentra, precisamente, en el corazón del valle de Shenandoah.
Tras esta pequeña introducción, vamos a escuchar algunas de las versiones más conocidas del tema.
Tennessee Ernie Ford fue una de las mejores voces masculinas que dio el country. La versionó en su disco The Folk Album (1971).

Glen Campbell lo hizo en The artistry of Glen Campbell.

El maccarthismo virtualmente acabó con la carrera de Paul Robeson. Escuchemos su magnífica interpretación.

The Statler Brothers la interpretaron en Big Country Hits.

Dave Alvin le dio un toque soul.

Arlo Guthrie, el hijo de Woodie Guthrie, ha recuperado esta canción folk en su disco Son of the Wind (1994).

Entre las versiones que no pertenecen a la música country, una de las mejores es la de la noruega Sissel Kyrkjebø.

Como decía antes, el cine contribuyó a popularizarla. En La conquista del Oeste, cuya banda sonora es de Alfred Newman, aparecieron fragmentos de este tema. Pero donde cobra un mayor protagonismo, y da nombre incluso a la película, es en El valle de la violencia (Shenandoah, 1965), dirigida por Andrew V. McLaglen e interpretada por James Stewart.

Y, sin salir del cine, escuchad este arreglo de Ennio Morricone de Oh, Shenandoah, en la voz de Peter Tevis para su álbum Un pugno di…West.