El abuelo de la música country

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Si no fuera por el banjo, no cabe duda de que el country, el folk o el bluegrass perderían gran parte de su esencia. Por eso, y con motivo de la publicación en Estados Unidos de su biografía, escrita por su bisnieto Mike Doubler con el título Dixie Dewdrop: The Complete Uncle Dave Macon Story, hoy nos vamos a fijar en uno de los primeros virtuosos de este instrumento.

Nos referimos, sí, a Uncle Dave Macon, apodado The Dixie Dewdrop («La gota de rocío de Dixie»). Nacido en 1870 como David Harrison Macon en un pequeño pueblo de Tennessee, su padre había sido capitán confederado en la Guerra de Secesión. Cuando contaba 13 años, su familia se trasladó a Nashville –que todavía, claro, no era la capital de la música country– para regentar un hotel, frente al cual su padre sería asesinado años después.

Nuestro protagonista fundó entonces una compañía de transporte de ganado en otra ciudad de Tennessee, que se vio obligado a cerrar tras la Primera Guerra Mundial por la competencia de los camiones y el ferrocarril.

Macon actuaba aquí y allá a su aire, sin plantearse dedicarse a ello de forma profesional. Tras la quiebra de su empresa, parecía el momento propicio y así fue como, a sus más de 50 años, nació la leyenda de uno de los mejores intérpretes de banjo de todos los tiempos. En palabras del historiador de la música Charles Wolfe, «si la gente llama a Jimmie Rodgers el padre de la música country, entonces Uncle Dave Macon debería ser el abuelo de la música country«.

Tras unirse al intérprete de fiddle Sid Harkreader, su destreza llegó a oídos de los dueños del Ryman Auditorium (lo que sería la sede del Grand Ole Opry, institución de la que formaría parte hasta su muerte y de la que sería su primera superestrella), y ya en 1927 formó su propio grupo, The Fruit Jar Drinkrers.

Había hecho algunas grabaciones para Vocalion en 1924, pero su carrera discográfica tomó impulso en 1930 cuando firmó con Okeh Records. En 1935 realizó para Bluebird Records sus famosas grabaciones con otros pioneros del country, The Delmore Brothers.

En total, hay registradas unas 170 grabaciones de Dave Macon entre los años 1924 y 1938. Nuestro hombre siguió al pie del cañón hasta semanas antes de su muerte en 1952 y, como prueba de su popularidad, a su funeral asistieron más de 5.000 personas, entre ellas Roy Acuff, Bill Monroe o el director del Grand Ole Opry, George D. Hay. Con carácter póstumo, el Salón de la Fama de la música country le abrió sus puertas en 1966.

Escuchemos ya algunas de sus grabaciones más emblemáticas.

En Way Down the Old Plank Road, grabada para Vocalion en 1926, Sam McGee lo acompaña a la guitarra.

Otro de sus grandes éxitos fue Soldier’s Joy, con Sid Harkreader al violín o fiddle.

Keep My Skillet Good and Greasy es un buen ejemplo de sus canciones optimistas, que le servían para luchar contra la depresión que le acechó toda la vida.

En la letra de Sail Away Ladies se dice que no vale la pena sentarse y llorar, solo hay que navegar y olvidarnos de nuestros problemas.

Una de las canciones gospel más conocidas es Rock of Ages. «Roca de los siglos cortada para mí, déjame esconder mi rostro en ti», dice la letra. Aquí, Uncle Dave Macon la toca al banjo.

Durante la Guerra de Secesión, se hizo muy popular Richmond is a Hard Road to Travel, que hacía referencia a la dificultad de tomar Richmond –segunda capital de los Estados Confederados–. Uncle Dave Macon adaptó la letra a Jordan Am a Hard Road to Travel, aludiendo a la dificultad de cruzar el Jordán.

En 1940 Hollywood hizo una película ambientada en el Grand Ole Opry, titulada precisamente así, Grand Ole Opry, en la que Uncle Dave Macon interpretaba con su hijo Dorris a la guitarra Take Me Back to My Old Carolina Home. Os dejo con esta escena.

En Familia (y X)

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A principios de los años 40, la carrera de la familia Carter tocaba a su fin por los continuos problemas legales del dueño de la emisora donde trabajaban, John Brinkley. El gobierno de Estados Unidos empezó a investigarle por evasión fiscal, y en 1941 se declaró en bancarrota, tan solo un año después de cerrar la radio. Así, la familia Carter volvió a sus sesiones de grabación, y en octubre de 1940 los encontramos trabajando para la OKeh records. Escuchemos algunas de estas grabaciones en su sede de Chicago.
En Heaven’s Radio se habla del invento de la radio y de sus imperfecciones (a veces hay interferencias). Sin embargo, tal cosa no sucede con lo que se escucha en el cielo; allí no se necesitan emisoras de radio, solo oraciones y esas siempre las escucha Dios nítidamente.

En I Found You Among the Roses el narrador exalta la naturaleza de junio: un año antes tuvo el privilegio de conocer a su amada entre las rosas.

En 1941 volvieron al sello donde empezaron, la RCA, esta vez a través de su filial Bluebird, que la empresa matriz había creado en 1932.
Something Got Hold of Me fue escrita por A.P. Carter. El narrador exhibe su escepticismo cuando oye que la gente habla maravillas de la religión, pero termina admitiendo que «me asomé a la puerta, el diablo dijo que no entrara, fui a luchar contra ella, pero algo se apoderó de mí».

Los Wilburn Brothers revitalizaron este clásico del gospel en su álbum Livin’ in God’s Country (1959).

Si bien la mayoría de las composiciones de los Carter fueron compuestas por el patriarca, A.P., esta lo fue por Maybelle. En Lonesome Homesick Blues la protagonista siente nostalgia de su hogar, sobre todo cuando escucha el nombre de su amado. Al oír el sonido del tren que le va a llevar de vuelta a su casa, promete que pasará el resto de sus días con él.

La fama de la familia Carter era muy considerable tras sus numerosas grabaciones y su paso por la radio, y la revista Life les consagró un reportaje que, sin embargo, no llegó a aparecer, ya que la fecha prevista para su publicación coincidió con el ataque a Pearl Harbour, en diciembre de 1941. La familia original se separó (Sara se fue con su marido a California y A.P. se fue a su cabaña de Virginia, donde moriría en 1960). Maybelle fue la única que mantuvo su trabajo, ahora en compañía de sus hijas.
Maybelle murió en 1978 y, en 1979, Sara Carter. Este último año, una de las hijas de Sara y A.P., Janette Carter, fundó la Carter Family Fold (http://www.carterfamilyfold.org) para recuperar el legado de la familia. Actualmente, está dirigida por su hija, Rita Forrester, tras el fallecimiento de aquella.
Y así llegamos al final de esta serie dedicada a la familia Carter. Ite missa est, pero su música nunca tendrá fin.

La Emperatriz del Blues

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Una de las mejores definiciones del blues que he oído nunca aparece en la película Bessie, que se estrenó en España el pasado 1 de julio: “El blues no se trata de que la gente te conozca, sino de que tú conozcas a la gente”. Es lo que Ma Rainey, interpretada por Mo’Nique, le dice a una joven Bessie Smith (1894-1937), encarnada por Queen Latifah, antes de que esta decida dedicarse en cuerpo y alma al blues (aunque la colaboración entre Rainey y Smith comenzó en 1912, no se conservan grabaciones de ese momento).
Dirigida por Dee Rees para la HBO, Bessie se adentra en la biografía de esta pionera del blues: comienza cuando se queda huérfana de madre (su padre murió cuando era un bebé) y su hermana Viola (Khandi Alexander) se hace cargo de ella.
La cinta hace referencia a momentos históricos como la Prohibición en EE.UU. (la carrera de Smith se desarrolló sobre todo en esos años) y el segregacionismo (la artista nació en Tennessee y murió en Mississippi, dos de los estados con mayor población negra del país), y sobresale por su cuidada ambientación, que nos traslada a los tumultuosos años 20.
El primer contrato discográfico en solitario de Smith fue, en 1923, con Columbia Records, sello para el que realizó más de 160 grabaciones, en unos años en que las cantantes femeninas de blues estaban arrasando; en 1920, Okeh Records había fichado a Mamie Smith con gran éxito. Bessie se casó con Jack Gee, que se convertiría en su manager, pero el matrimonio no acabó bien por las infidelidades de ambos; uno de los amantes de la estrella fue Richard Morgan, con quien viviría hasta su muerte.
Empecemos ya con la selección musical. Una de las primeras canciones que grabó fue Cemetery Blues.

En el mismo disco en que apareció el tema que acabamos de escuchar, figuraba su mayor éxito, Downhearted blues (1923), que fue incluida en la Biblioteca del Congreso en 2002. Escuchémosla.

Saint Louis Blues (1925) tuvo tanto éxito, que cuando el cine sonoro dio sus primeros pasos la artista fue llamada a rodar una película homónima en 1929.

Alexander’s Ragtime Band, compuesta por Irving Berlin en 1911, fue una composición tremendamente popular durante el primer tercio del siglo XX. Bessie Smith la grabó en 1927.

Escuchemos ahora Nobody knows you when you’re down and out (1929).

En los aciagos años de la Depresión, Bessie Smith interpretó I need a little sugar in my bowl (1931), escrita por Clarence Williams, J. Tim Brimm y Dally Small. Cansada de sentirse sola porque su hombre la ha dejado, la narradora necesita un aliciente: “un perrito caliente entre mis muslos, un azucarillo en mi cuenco, un calor abrasador en el suelo”.

El estreno de Porgy and Bess, de George Gershwin, en el Colonial Theatre de Boston el 30 de septiembre de 1935 fue toda una revolución, ya que todos los actores eran de raza negra. Poco antes de morir en un accidente de tráfico, algo que no se menciona en la película, Bessie Smith hizo esta versión de su canción más famosa, Summertime.

Tal como dijo Frank Walker, el directivo de la Columbia que la descubrió, “cuando Bessie cantaba el blues, lo hacía de corazón. El blues era su vida”.

Las grabaciones de Bristol: el debut de los grandes

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Hasta ahora hemos visto algunas grabaciones de música country: las de Eck Robertson con Henry C. Gilliland, Fiddlin’ John Carson o Vernon Dalhart. Todas ellas tenían un punto en común: los artistas debían desplazarse a Nueva York para grabar, ya que las discográficas no contaban con ninguna otra sede. Esto cambió en 1927, cuando algunos productores visionarios de la Okeh Records o la Columbia decidieron enviar personal de su compañía en busca de nuevos talentos en el centro y el sur de Estados Unidos, caldo de cultivo de la música country.
Ralph Peer era uno de ellos. Dejó la Okeh por la Victor Talking Machine Company y fundó un estudio de grabación en la pequeña localidad de Bristol, Tennessee, concretamente en un almacén de sombreros de State Street. Pidió ayuda a su amigo Stoneman para localizar nuevos talentos en las zonas rurales y, siguiendo su consejo, se trasladó a los Apalaches –sobre todo Georgia, Carolina del Norte y Tennessee– y reclutó a varios músicos de la zona.
Entre el 25 de julio y el 5 de agosto de 1927, se desarrollaron maratonianas sesiones de grabación en Bristol, en las que actuaron el propio Ernest Stoneman, quien formó un grupo, los Dixie Mountaneers, Ernest Phipps, Eck Dunford, los Blue Ridge Corn Shuckers, Blind Alfred Reed o B. F. Shelton, todos ellos de carrera efímera.
Sin embargo, las sesiones sirvieron para descubrir a dos gigantes de la música country: la familia Carter (cuyas grabaciones tuvieron lugar el 1 y 2 de agosto) y Jimmie Rodgers (que lo hizo el 4 de agosto).
La familia Carter grabó los siguientes temas: Bury me under the weeping willow, Little Log Cabin by the Sea, The poor orphan child, The storms are on the ocean, Single girl, married girl y The wandering boy. Por su parte Jimmie Rodgers hizo lo propio con The soldier’s sweetheart y Sleep, Baby, sleep.
Estos once días en Bristol sirvieron para descubrir tanto a la población americana como al resto de discográficas lo lucrativo que podía ser el negocio del country y, por ello, se les puede considerar el Big Bang del género.
Todo se lo debemos, en fin, al productor Ralph Peer, que publicó a artistas de jazz como Fats Waller, Louis Armstrong, Jelly Roll Morton, música popular de Hoagy Carmnichael, las Andrews Sisters o Glenn Miller, y a otros artistas country. El conjunto de su carrera le valió ser miembro del Salón de la Fama del country.
De la familia Carter, aquí tenéis The poor orphan child.

Y de Jimmie Rogers vamos a escuchar su nana Sleep, baby, sleep, con su inconfundible yodel. Será como un dulce viaje al pasado…

A la música se le une la letra

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Tras haber visto cómo empezó el country veamos ahora cómo continuó. John Carson nació en Georgia en 1868 y, como no podía ser de otra forma, creció en una granja. Durante su adolescencia aprendió a tocar el violín, adquiriendo gran destreza con el instrumento, lo que le valió el sobrenombre de Fiddlin’ John Carson (el violinista John Carson).
A principios del siglo XX, tras casarse, comenzó a trabajar en los molinos de algodón y llegó a ser capataz. Tras perder su trabajo por una huelga de algodoneros, se trasladó junto a su familia a Atlanta, Georgia. Allí escribía canciones y las vendía en las calles. Por aquel entonces, de lo que más se hablaba en Georgia era del crimen de la niña de 13 años Mary Phagan a manos de Leo Frank, un judío americano. Este proceso fue clave para el avance del antisemitismo en Estados Unidos. Frank fue condenado a la horca, el gobernador lo indultó, y el pueblo, sediento de sangre, lo linchó y finalmente lo ahorcó. Carson dedicó una canción a este caso.
Posteriormente, tuvo mucho éxito en los numerosos concursos de violinistas de Georgia, proclamándose vencedor hasta en siete ocasiones. Estos triunfos llegaron a oídos del empresario Polk C. Brockman, quien convenció a Ralph Peer, jefe de la Okeh Records, de su potencial. Así fue como el 14 de junio de 1923, en un edificio abandonado de Atlanta, tuvo lugar la grabación del primer disco de Fiddlin’ John Carson, con las pistas Little Old Log Cabin in the Lane y The hen cackled and the rooster´s going to crow (solo instrumental).
Aunque a Peer no le gustó la voz del chico, se terminó rindiendo a la evidencia de las espectaculares ventas y le ofreció grabar en Nueva York. Su éxito continuó hasta su muerte a los 81 años de edad en Atlanta.
Aquí tenéis el disco: