Comencemos con una efeméride. Tal día como hoy de hace 150 años, el 9 de abril de 1865, el general Lee rindió su ejército en Appomattox (Virginia), lo que selló el fin de la Guerra de Secesión con la victoria unionista. Los soldados pudieron reanudar el curso de sus vidas y de eso precisamente hablaremos en la entrada de hoy: del regreso al hogar desde el frente de batalla.
La canción más popular sobre este tema fue When Johnny comes marching home, que, en realidad, se escribió dos años antes de que acabara la guerra. Su autor, Patrick Gilmore, un letrista de ascendencia irlandesa, se sirvió de la melodía de Johnny Fill Up the Bowl (“Johnny, llena el cuenco”), también conocida como For Bales (“Por los fardos de heno”). Escuchémosla.
En el folk, la paternidad de las canciones resulta a menudo confusa. Es el caso de Johnny, I hardly knew ye, con la que también comparte melodía. The Irish Rovers versionó esta canción, que se remonta unos 250 años atrás en el tiempo.
Os dejo ahora con una conocida adaptación que se hizo durante la guerra, tocada por el Second South Carolina String Band. La letra hace referencia a la alegría que inundará a todos “cuando Johnny vuelva a casa”.
Esta es la interpretación de Dolly Parton durante una celebración del 4 de julio, fiesta nacional.
El director de orquesta Mitch Miller nos dejó esta otra versión de carácter coral.
Finalmente, películas como La conquista del Oeste, Yankee Dandy, Lo que el viento se llevó, Nacido el cuatro de julio y muchas otras la incorporaron a su banda sonora.
I’m going back to Dixie es una canción escrita en 1874, una vez finalizada la guerra, por C. A. White. Fue muy popular entre los soldados que regresaban del frente. El maestro del bluegrass John Hartford incluyó una versión de la misma en su disco Goin’ Back to Dixie (1992).
En el marco de una convención de instrumentistas del fiddle, escuchemos a los especialistas del banjo Wayne Shrubsall y Peter Feldman, miembros de The Old Time Band.
Tom Roush la revitalizó en 2011.
Al finalizar la Guerra de Secesión, comenzó el período de la “reconstrucción”, en el sentido literal y también en el figurado. No todo el mundo toleró el nuevo orden de cosas, y sobre eso habla la siguiente canción. Había rebeldes que no aceptaban ser “reconstruidos”. La letra de Unreconstructed Rebel –también conocida como I’m a good old rebel– está narrada por un soldado sureño que no comparte en absoluto los valores de los “yankees”, se alegra de haber luchado contra ellos y no quiere el perdón por nada de lo que ha hecho.
He aquí la interpretación del Second South Carolina String Band.
La película Forajidos de leyenda la incluyó en su banda sonora, con música de Ry Cooder.
second south carolina string band
Norte y Sur (X)
En esta exploración musical sobre la guerra de Secesión, hoy me voy a centrar en la caballería, que desempeñó un papel preeminente en el conflicto. Puede que no fuera el cuerpo más numeroso, pero sí es el que nos brinda la imagen más evocadora de aquella época: soldados a caballo, armados de sables, carabinas o pistolas, que a menudo echaban pie a tierra y se desempeñaban como infantería. Entre las batallas más memorables en que combatieron, podríamos citar la de Gettysburgh (Pennsylvania) o la de Chancellorsville (Virginia), ambas en 1863.
Una pieza universalmente conocida es el “himno” utilizado por el Séptimo de Caballería, de origen irlandés -aprovechando que hoy es el día de San Patricio, fiesta nacional de Irlanda. Al principio se llamó Garryowen, nombre de una pequeña localidad irlandesa cerca de Limerick, y surgió no como una canción militar, sino como una tonada popular para acompañar uno de los pasatiempos favoritos de los irlandeses: beber.
Su ritmo perfecto hizo que el ejército se la apropiara. Hay noticias de que los británicos la entonaron ya en el siglo XVIII. Luego, los emigrantes irlandeses la introdujeron en Estados Unidos y los americanos la hicieron suya.
¿Quién no la ha oído alguna vez en el cine? Una de las películas en que “suena” es Murieron con las botas puestas (Raoul Walsh, 1942), que narra la vida del teniente Custer (Errol Flynn), y en Centauros del desierto, y en Fort Apache, y en Pequeño Gran Hombre, y en Gangs of New York, y en muchas otras.
Escuchemos primero la versión de la melodía con la letra original, que, naturalmente, invita a beber: “En vez de agua beberemos cerveza y pagaremos por ella al punto, ningún hombre irá a la cárcel por deudas. Desde Garryowen hasta la gloria”.
Ahora la versión meramente instrumental, inmortalizada por la historia americana en episodios como la batalla de Little Big Horn (1876) contra los indios –o nativos americanos, por utilizar el término políticamente correcto.
Veamos seguidamente la escena de Murieron con las botas puestas con la letra adaptada por los americanos. Los soldados se enorgullecen de pertenecer al Regimiento del Séptimo de Caballería.
Y, finalmente, una canción de corte alegre, Join the Cavalry (Jine the Cavalry en la grafía antigua), que cantaban las tropas Confederadas y se convirtió, de hecho, en el himno no oficial de su caballería. La letra hace referencia a varios personajes históricos: el general McClellan, que organizó el ejército que luchó en Potomac, y Joe Hooker, un oficial del ejército de la Unión que sufrió una estrepitosa derrota en Chancellorsville. Escuchemos su versión canónica, interpretada por el Second South Carolina String Band.
Norte y Sur (IX)
Rose of Alabamy, escrita en 1846 por Silas S. Steele, tiene su origen en los espectáculos de minstrel o trovadores ambulantes negros, que causaron furor en Estados Unidos allá por el siglo XIX. El protagonista es un tipo que trabaja en una plantación de algodón de Mississippi, y parte con su inseparable banjo a visitar a su “rosa de Alabama”.
Esta es la versión canónica:
Ahora viene la de Second South Carolina String Band.
James Pentecost, Cory Rosenberg, Carl Anderton, John Allin y Mark Weems nos regalaron los oídos con instrumentos de la época.
Dear Evelina, Sweet Evelina –o simplemente Sweet Evelina– fue publicada en Nueva York en 1863, aunque es posible que fuera conocida con anterioridad por la tradición oral. Los autores se mantuvieron en la sombra y solo dieron a conocer la pista de sus iniciales: M. hizo la letra y T. puso la música, como en una película de espías. La canción resultó muy popular entre las tropas confederadas.
Tom Roush la recuperó para su CD Somewhere between the blue and the gray (2011).
Escuchad ahora la versión del grupo de cuerda 97 Regimental String Band.
He aquí una lectura alejada del country. Se la debemos al prestigioso Mormon Tabernacle Choir, que la incluyó en su disco Songs of the Civil War.
Nacido en Arkansas, Thomas Paulsley LaBeff, más conocido como Sleepy LaBeef, grabó este tema para su disco Roots, junto con Mike Bailey, David Irvin y Katy J. Arnovick.
Terminamos este recorrido por las canciones de amor de la guerra de Secesión con una de las más antiguas, The girl I left behind me, melodía que entonaban ya los soldados británicos en el siglo XVIII con el título de Brighton Camp. Se sabe que fue publicada en Dublín en 1791, y que de allí navegó a Estados Unidos. Ha aparecido en numerosas películas: Fort Apache, La legión invencible y Río Grande –todas ellas de John Ford–, Waterloo, de Sergei Bondarchuck, y La carga de la Brigada Ligera, de Tony Richardson, entre otras.
Escuchemos la marcha de David Butolph.
The Redcoats (“Los casacas rojas”, como se conocía al ejército británico) grabaron esta versión.
California Consolidated Drum Band aportó esta otra interpretación.
Norte y Sur (VII)
En las próximas entregas nos aproximaremos a uno de los lugares comunes de todas las guerras: las canciones que los soldados en el frente dedican a sus novias y mujeres.
La primera que vamos a escuchar, Lorena, fue escrita en 1856, unos años antes de que estallara la guerra, en Ohio –estado del norte–, pero fue tremendamente popular en ambos bandos durante el conflicto. Su autor, el reverendo Henry D.L. Webster, se la dedicó a un viejo amor, Ella Blocksom, cuyo rechazo provocó que abandonara su labor como pastor. Su amigo Joseph Philbrick Webster se ocupó de la música. Nostálgico y sentimental, el tema caló tan hondo entre las tropas sureñas, que hubo quien dijo que fue el culpable de que el Sur perdiera la guerra: al cantarla, los soldados se ponían en modo melancólico, y perdían las ansias de luchar. Max Steiner la incluyó en la banda sonora de Lo que el viento se llevó (1939) y, años después, en algunas escenas de Centauros del desierto (1956). La letra expone lo perdurable del amor: “Los años se arrastran lentamente, hay nieve en el terreno, el sol se pone en el cielo, hay escarcha donde antes había flores, pero los corazones laten tan cálidamente ahora como cuando se aproximaban los días del verano”.
En mi opinión, Tennessee Ernie Ford fue quien mejor supo captar el espíritu suave de la balada con su espléndida voz de barítono. Lo hizo en su disco Songs of the Civil War (1961).
Escuchemos al 97 Regimental String Band.
Tom Roush ha recuperado multitud de canciones de la Guerra Civil, entre ellas ésta.
Second South Carolina String Band versionó este clásico.
El virtuoso del fiddle y el banjo –y gran representante del bluegrass– John Hartford nos regaló esta versión.
Norte y Sur (V)
¿Qué estados sureños formaron la Confederación o, como se conoce en inglés, los Confederate States of America, CSA? La canción de hoy, Bonnie Blue Flag, nos lo cuenta.
El primero de ellos fue Carolina del Sur, que el 20 de diciembre de 1860, tras la victoria de Abraham Lincoln en las elecciones de noviembre, decidió separase de la Unión. Siguieron su estela Mississippi, Florida, Georgia y Louisiana en enero de 1861, mientras que Texas lo hizo en febrero de aquel año. Todos estos estados se separaron, pues, antes de que Lincoln tomara posesión del cargo –el 4 de marzo– y de que oficialmente estallara la guerra. Después de Fort Sumter, proclamaron la Secesión los restantes: Virginia, Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte. En 1863, una parte de Virginia que no estaba de acuerdo con la Secesión formó el estado de Virginia Occidental, que todavía pervive. Aunque Kentucky y Missouri no abandonaron el Congreso de la Unión, hubo significativos sectores pro Confederados en ambos estados.
El título de la canción, “La bandera azul esbelta”, se refiere a la bandera de la Confederación, una estrella blanca sobre fondo azul. Fechada en 1861, es obra del irlandés Harry McCarthy, que utilizó la melodía de The Irish Jaunting Car. Su popularidad fue tal, que llegó a rivalizar con Dixie entre las canciones sureñas.
La letra cita a Davis y Stephens, presidente y vicepresidente, respectivamente, de esta comunidad de estados que nunca gozaría de reconocimiento internacional. Y un apunte final: desde luego, el tema no podía faltar en el cine, y, en este sentido, aparece en la banda sonora de Centauros del desierto (1956), Misión de audades (1959) o El bueno, el feo y el malo (1966), Dioses y generales (2003).
Una de las versiones más famosas es la que hizo Tennessee Ernie Ford.
Escuchemos ahora la versión del Second South Carolina String Band.
Veamos la escena en que es interpretada por el elenco de Dioses y generales (2003).
Tom Roush, que se ha especializado en grabar temas propios del siglo XIX, incluyó este tema en su disco Echoes in Time.
Norte y Sur (III)
Todo estaba preparado para la guerra, y los soldados se internaron en la geografía de Estados Unidos –sobre todo en el Sur– dispuestos a entregar su vida.
Bobby Horton, todavía en activo, es un especialista en grabar temas de la Guerra de Secesión, tanto del bando confederado como del unionista: ha publicado varios volúmenes con canciones de esta época. Este que vamos a escuchar, The March of the Southern Men, que se remonta a 1863, corresponde a Homespun Songs of the CSA Volumen 4 (1988).
Aunque la primera capital confederada fue Montgomery (Alabama), cinco días después de que estallara la guerra, el 17 de abril de 1861, Virginia decidió separarse de la Unión y sumarse al bando confederado. En el mes de mayo, las autoridades de los Estados Confederados, encabezadas por el presidente Jefferson Davies, eligieron Richmond como su nueva capital. Era esta una urbe mucho más grande, que al final de la guerra alcanzaría los 100.000 habitantes. La ciudad se convirtió, así, en el bastión a batir, y de ahí la canción que vamos a escuchar ahora, Richmond is a Hard Road to Travel. La letra hace referencia a algunas batallas de los primeros años de la contienda. He aquí la versión canónica del Second South Carolina String Band.
En el marco de un festival bluegrass que tuvo lugar en Brooklyn (Nueva York), Chris Tile y Michael Daves nos regalaron esta interpretación.
Otro de los escenarios que fue testigo del baño de sangre de la Secesión fue Georgia. Escuchemos ahora Marching Through Georgia, escrita hacia el final de la guerra, en 1865, por Henry Clay Work, y que alude a la toma de Savannah, Georgia, por el general unionista Sherman. Se dice que Sherman llegó a aborrecerla, harto de que la tocaran en todos los actos a los que acudía. Fue tan popular, que hasta las tropas japonesas la entonaban en Port Arthur en 1905, en el contexto de la guerra ruso-japonesa, y el Imperio Británico también la hizo suya para festejar sus victorias militares en la India, entonces la joya de la Corona. Como no podía ser de otra manera, también ha sido utilizada en el cine, así en Raíces Profundas (1953), de George Stevens.
Aquí tenéis la versión del 97 Regimental String Band.
Una de las mejores voces masculinas que ha dado la música country, Tennessee Ernie Ford, hizo su propia versión de esta marcha.
En 2013 el grupo Old Crow Medicine Show la interpretó en su disco Divided and United.
Como curiosidad, escuchemos la versión japonesa Tokyo Bushi, compuesta por Satsuki Soeda en 1919.
Llegas tarde para cenar
Como complemento a la serie que estoy dedicando a la Guerra de Secesión, hoy vamos a escuchar una canción folk de corte humorístico que fue muy popular en la época, pero que no hace referencia a la guerra en sí. Me refiero a Old Dan Tucker, que goza de innumerables versiones.
No se sabe exactamente su origen, que se remontaría a los años anteriores a la guerra. En concreto, hay una versión de 1843 con letra de Dan Emmett, el creador de Dixie, que contaba a la sazón con 15 años. Este compositor fue además el fundador de la primera compañía de trovadores con la cara pintada de negro, tan populares a finales del siglo XIX y principios del XX.
Otra versión sobre su origen es que fue escrita por esclavos en Georgia a propósito de un granjero llamado Dan Tucker. La letra cuenta con multitud de variantes, todas con un estribillo en común –“Quítate de en medio; llegas tarde para cenar”–, algunas de las cuales son parodias políticas. John Steinbeck hizo una referencia a la canción en su novela Las uvas de la ira.
Escuchemos la versión de Second South Carolina String Band, incluida en el disco Southern Soldier (1997).
Grandpa Jones y su mujer interpretaron este clásico del bluegrass en el Grand Ole Opry.
Una de las primeras grabaciones que se conservan de esta popular melodía se la debemos al violinista Fiddlin’ John Carson, que la grabó en 1924.
El virtuoso del banjo Uncle Dave Macon también la grabó en los años 20.
El especialista en el fiddle Gid Tanner y su grupo, los Skillet Lickers, la grabaron poco después.
En los años 50 la estrella del country Johnny Horton, que se singularizaba por grabar temas muy alegres, hizo su propia versión.
Pete Seeger, que nos dejó el pasado año, se dedicó a revitalizar la música folk, algo que ciertamente logró con este estándar del bluegrass.
Escuchemos ahora alguna versión reciente. En primer lugar, la de Bruce Springsteen, que en 2006 la interpretó en un concierto en Verona.
Por último, escuchemos al cantante de ascendencia irlandesa Jimmy Kelly, en su disco The Hometown Sessions (2010).
Norte y Sur (II)
Hoy nos vamos a centrar en un aspecto esencial de cualquier guerra: el factor humano. Según diversos estudios, en la de Secesión lucharon aproximadamente 2.750.000 soldados, de los que unos 2 millones nutrían las filas del Norte –los yankees, de uniforme azul– y el resto las del Sur –los rebeldes, de uniforme gris.
Al final de la contienda se estima que más de 600.000 soldados de ambos bandos perdieron la vida. Fue la guerra más sangrienta del siglo XIX, tras las guerras napoleónicas en Europa.
Los orígenes de la primera canción que os traigo –Southern Soldier– se remontan a los últimos años de la guerra en la región de los Apalaches, en las Carolinas. Esta melodía folk fue revitalizada en el disco del mismo nombre grabado por Second South Carolina String Band en 1997. La letra presenta a un soldado que se despide de su mujer, su hijo y su anciana madre para luchar por la causa del sur.
Escuchemos ahora Rebel Soldier, el lamento de un soldado confederado que se encuentra lejos de su hogar, solo tiene “una manta por mortaja” y siente nostalgia por todo lo que ha dejado atrás.
Johnny Rebel –alter-ego de Clifford Joseph Trahan– hizo esta versión.
Esta otra, obra de Waylon Jennings, apareció en un disco compilatorio de 1991, Songs of the Civil War.
Bobby Horton, nacido en 1948, se ha dedicado a recopilar canciones de la guerra civil americana.
Los soldados de la Confederación eran conocidos coloquialmente como Johnny Reb. Así precisamente se titula la siguiente canción, que, a diferencia de las anteriores, no data de los tiempos de la guerra, sino que es posterior. Johnny Horton la popularizó en un disco de 1959. Es un homenaje a todos los soldados “rebeldes” que lucharon hasta el final.
En 1966 Johnny Cash la grabó en su álbum Johnny Cash Sings Ballads of the True West.