El bluegrass visita al rock (I)

bluegrass rock
Una forma de saber si una canción es realmente buena es someterla a la prueba del tiempo y ver si aguanta su paso. Pero en esta entrada –y en la siguiente, porque sobran los ejemplos– os propongo una fórmula más novedosa. ¿Por qué no hacer un simple experimento con el «clásico» en cuestión? Cojamos la canción y cambiémosla de estilo a ver cuál es el resultado.
A esto es a lo que se han dedicado –con mayor o menor fortuna, lo dejo a vuestro criterio– algunos grupos de bluegrass con canciones emblemáticas del rock, creando una suerte de rockgrass. En los siguientes enlaces veremos, pues, cómo quedan canciones muy reconocibles del rock al tratarlas con instrumentos típicos del bluegrass como el banjo, la mandolina… ¿Empezamos?
Un grupo al que se le da muy bien esto de transformar estándares de rock en bluegrass es Iron Horse. Lo hicieron, por ejemplo, con el tema de Guns ‘n Roses Sweet Child O’Mine (1987).

Retrocedamos a los años 70, en concreto a 1972, cuando Elton John triunfó con Rocket Man. Pues así suena esta canción en clave bluegrass. De nuevo, sus responsables son Iron Horse.

El escritor alemán Hermann Hesse escribió allá por los años 20 una novela llamada El lobo estepario, cuyo título original es Steppenwolf. Quizá os suene el nombre, porque fue recuperado por una banda de rock de los años 60 y 70. Uno de sus mayores éxitos fue Born to Be Wild que, por cierto, aparecía en la película Easy Rider (1969). Así la concibió Iron Horse en clave bluegrass.

El grupo finlandés Steve ‘n’ Seagulls se fijó en los australianos AC/DC para su primera versión de un tema rock. Versionó su conocido Thunderstruck (1990).

El grupo Cornbread Red está formado por Stan Dailey, Dennis Clifton, Mark Scott y Mark Whitehead. En el álbum The Bluegrass Tribute to Classic Rock, versionaron Have you ever seen the rain, de Creedence Clearwater Revival.

Otro de los temas más conocidos del rock es Smoke on the Water, de Deep Purple. Esta es la versión de Cornbread Red, perteneciente al álbum anterior.

Setenta años después

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River of Country no podía quedarse al margen de la celebración que hoy conmemora toda Europa. El 8 de mayo de 1945 terminaba oficialmente la Segunda Guerra Mundial en el Viejo Continente: el mariscal Jodl, sucesor de Hitler al frente del Tercer Reich, firmó en Berlín el acta de rendición incondicional de Alemania frente a los aliados, un día después de hacerlo en Reims, Francia. Japón prolongaría la agonía unos meses más, por lo que la paz no fue completa hasta entonces.
Escuchemos, en fin, una recopilación de canciones country que causaron furor aquel año.
En la conocida lista Billboard –que comenzó su andadura en enero de 1944–, Shame on You, de Spade Cooley, se adueñó del podio en las dos primeras semanas de mayo, si bien no era de temática bélica. Os hablé de Cooley el 4 de abril de 2014, en una entrada a propósito del western swing donde pudimos escuchar el tema.
https://riverofcountry.wordpress.com/2014/04/04/una-corona-compartida/
Smoke on the Water, de Red Foley –que nada tiene que ver con la canción homónima de Deep Purple–, sí que se precia de tener una letra patriótica. A este tema ya le dediqué una entrada que podéis revisar aquí.
https://riverofcountry.wordpress.com/2014/04/22/el-otro-deep-purple/
Gene Autrey, una de las principales figuras de los años 40, alcanzó un gran éxito –otro más– con At Mail Call Today. El narrador recibe en el frente una carta de su novia, en la que le anuncia que ha encontrado a otra persona y que lo suyo se ha terminado.

Una vez liquidado el frente occidental, la guerra prosiguió en el Pacífico. La siguiente canción hace referencia al momento en que Estados Unidos ondea la bandera de las barras y estrellas en Iwo Jima. Se titula Stars and Stripes in Iwo Jima, y esta es la versión de Bob Wills.

Paralelamente a la lista Billboard de country, corría la de música folk, donde triunfó este mismo tema, Stars on Stripes on Iwo Jima, esta vez en la versión de Sons of the Pioneers. ¿Cuál de las dos preferís vosotros?

In illo tempore, los enemigos públicos número 1 eran Hitler e Hirohito. La siguiente canción, Hitler’s last letter to Hirohito, de Carson J. Robison, también se aupó a lo más alto de la lista Billboard de música folk. Imagina con humor lo que Hitler le escribiría a Hirohito en una carta, que garabatea desde su búnker (porque en Berlín ya no queda ni una oficina de correos). El Führer lo compara con Mussolini y lo tilda de cobarde, por acoquinarse ante los reveses. Teme exiliarse allí si ocurre lo peor, y, en la posdata, le informa de que se ha afeitado el bigote para que Stalin no sepa quién es quién cuando ambos sean derrotados. Le hubiera gustado hacerse un lifting de cara, pero teme que lo que le van a hacer es un lifting de cuello.

Hay que reconocer que la paz impuesta tras la Segunda Guerra Mundial ha sido duradera, pues no ha habido otro conflicto de alcance en suelo europeo, a excepción de la Guerra de Yugoslavia y los enfrentamientos en el este de Ucrania. Seamos optimistas por un día, hoy toca, y confiemos en que no vuelvan a cabalgar por Europa los cuatro jinetes del Apocalipsis.