There’s a New Moon Over My Shoulder. Jimmie Davis, Ekko Whelan y Lee Blastic, 1944

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La luna siempre ha sido un tema recurrente en las canciones de amor. La balada de hoy es un buen ejemplo de ello: su título hace referencia a la fase de la luna nueva, aquella en la que esta no es visible desde la Tierra, ya que la parte del satélite frente a nosotros no está iluminada por el Sol (exactamente lo contrario a la luna llena). Casualmente, hoy, 7 de noviembre, si estáis en Madrid podréis ver –o mejor dicho, no ver– la luna llena. Pero no nos desviemos, que este es un blog de música, no de astronomía…
There’s a New Moon Over My Shoulder fue escrita por un viejo conocido nuestro, el gobernador Jimmie Davis, quien, justo aquel año, 1944, ganó las elecciones para su primer mandato como gobernador de Louisiana. La canción se podría encuadrar en el western swing. Su letra nos presenta a un hombre que espera en vano a que su pareja vuelva con él, porque esta le prometió que lo haría con la llegada de la luna nueva. Desde entonces, muchas lunas nuevas han pasado y sigue sin aparecer.
El primero en grabarla, en 1944, fue Tex Ritter. Constituyó uno de los éxitos sobre los que cimentaría su carrera posterior (los más cinéfilos recordaréis que Ritter fue quien puso voz al tema principal de High Noon, Solo ante el peligro).

Uno de sus autores, Jimmie Davis, la grabó al año siguiente y su versión, aún más conocida que la anterior, llegó al número 1 de las lista folk.

Con la influencia que ejercía el sonido Nashville en la época, Jim Reeves la versionó en su disco Moonlight and Roses (1964).

Ahora, una voz femenina, la de Wanda Jackson, que la incluyó en Wanda Jackson Salutes the Country Hall of Fame (1966).

Bill Haley la interpretó a ritmo de rock en su disco grabado en Nashville Rock Around the Country (1971), que parafrasea su canción más emblemática, Rock Around the Clock.

Tres grandes del bluegrass, Mac Wiseman, Doc Watson y Del McCoury, la incluyeron en su álbum Mac Doc & Del (1998).

Y seguimos en el bluegrass. Larry Sparks la grabó como parte de la banda sonora de la película Transamerica (2005), en la que participaron Old Crow Medicine Show o Dolly Parton, entre otros.

Johnny Bond, intérprete de música western

JOHNNY BOND

Cyrus Whitfield Bond nació en 1915 en una pequeña granja de Oklahoma. Debutó a los 22 años en el grupo The Bell Boys, junto con Jimmy Wakely y Scotty Harell, con los que interpretaba temas de música western en una radio local. Después, darían el salto al show de Gene Autry, uno de los más populares de la época.

Como curiosidad, el grupo se sirvió de una triquiñuela para conseguir no uno sino dos contratos discográficos: grabaron para Decca Records con el nombre Jimmy Wakely Trio y para Columbia como Johnny Bond & the Cimarron Boys.

Bond no solo apareció en las ondas, también en muchas películas de los años 40. Aparte de su faceta como cantante, fue un prolífico compositor: entre sus cientos de canciones, destacan I Wonder Where You Are Tonight, Love Gone Cold, Your Old Love Letters, Tomorrow Never Comes, Those Gone, Left Me Blues o Cimarron.

Su popularidad empezó a declinar a finales de los 50 y principios de los 60, pero experimentó una segunda juventud a raíz de su fichaje por Starday Records. Durante la última década de su vida se centró en la producción en el sello que había fundado con su amigo Tex Ritter, Vidor Records. Murió en 1978 y en 1999 entró póstumamente en el Salón de la Fama de la Música Country.

Escuchemos Divorce Me C.O.D., todo un éxito para Merle Travis cuando este la grabó en 1946 –la había compuesto aquel mismo año con Cliffie Stone– y que Johnny Bond grabó al año siguiente, alcanzando el número 3 de las listas.

¿Qué tenía esta canción que daba suerte a todo aquel que la tocaba? Su letra, muy original, tuvo mucho que ver. Esta juega con varios acrónimos, que se van introduciendo de forma natural en la canción. Un hombre aconseja a su mujer que si quiere conseguir su libertad realmente rápido se divorcie de él «pagando al contado» (una forma de divorcio exprés muy recurrente en Estados Unidos en aquel tiempo).

Escuchemos ahora la versión original de Merle Travis.

Carl Smith la incluyó en I Want to Live and Love (1965).

Tex Ritter, cantante y actor

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Woodwar Maurice Ritter, conocido como Tex porque vio la luz en Texas, nació en 1905. Tras terminar sus estudios, a finales de los años 20 se despertó su interés por la música y, en 1928, empezó a trabajar en la radio cantando canciones de cowboys en una emisora local.

De allí dio el salto a Nueva York, donde, a principios de la década siguiente, se hizo un hueco en Broadway haciendo papeles de cowboy. En 1933 empezó su carrera discográfica: primero con Columbia y, después, con Decca Records. Viendo que la industria del cine tenía mucho potencial, se trasladó a Los Ángeles, y en sus primeros años allí desplegó una gran actividad. Su película más conocida fue Trouble in Texas (1937), junto a Rita Hayworth –o Rita Cansino, como era conocida entonces.

El punto álgido de su carrera tuvo lugar tras firmar con el flamante sello Capitol Records en 1942. Con ellos encadenó multitud de éxitos, como I’m Wasting My Years On You, There’s a New Moon Over My Shoulder o Deck of Cards. Fue uno de los primeros cantantes que se lanzó a hacer una gira internacional y, en 1952, dio varios conciertos en Europa.Su grabación más recordada de esa época es Do not forsake me oh, my Darling, de la película Solo ante el peligro (1952), que recibió el Oscar a la mejor canción original y que ya hemos escuchado aquí. En 1955 creó su propio sello junto con Johnny Bond, Vidor Publications. Fue, además, uno de los impulsores en 1961 del Salón de la Fama de la música country así como del museo a él asociado. Murió en 1974 en Nashville, donde había establecido su residencia y donde aparecía regularmente en el Grand Ole Opry.

El episodio histórico del que los tejanos se encuentran más orgullosos sucedió en 1836, cuando emprendieron una guerra contra México con el objetivo de crear en Texas una república independiente. Tras la victoria de El Álamo, se creó un efímero estado que en 1848 fue anexionado por Estados Unidos. Remember the Alamo recuerda esos hechos. Escrita por Jane Bowers, una de las primeras compositoras de canciones western, tuvo multitud de versiones y se convirtió en su obra más emblemática: la asociación de Escritores Western de América la incluyó en su lista de las 100 mejores canciones western de la historia. Ritter la grabó en 1955 y estrenó con ella el sello al que aludía antes. El tema apareció en la banda sonora de Down Liberty Road al año siguiente.

El grupo de folk The Kingston Trio la incluyó en su álbum At Large (1959).

Johnny Cash la interpretó en 1960, si bien no se editó hasta tres años más tarde en Ring of Fire: The best of Johnny Cash.

En el mercado británico la versión que tuvo más éxito fue la del cantautor Donovan (1965).

Willie Nelson la incluyó en su álbum conceptual Texas in My Soul (1968).

 

Big Rock Candy Mountain. Harry McClintock, 1928

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Hoy vamos a escuchar una canción que se adentra en el mundo de la fantasía y de los cuentos infantiles. Big Rock Candy Mountain fue escrita por Harry McClintock, conocido también por su sobrenombre artístico, Haywire Mac. McClintock llevó una vida muy aventurera: se fue de casa para unirse a un circo, vivió en África, trabajó como marino, estuvo en Filipinas coincidiendo con la guerra de 1898 –suministraba munición y víveres al ejército estadounidense– y residió en China en el momento de la rebelión Boxer. Tras volver a Estados Unidos, se puso a trabajar como obrero de ferrocarril en las montañas de Utah.

Cuando grabó su canción más conocida, esta Big Rock Candy Mountain –montaña de caramelo en forma de gran roca– los lugareños, a modo de broma, bautizaron con ese nombre una de las montañas de aquellos parajes, que hoy, gracias a él, se ha convertido en un destino turístico. Es probable que la fuente de inspiración de McClintock fuera la balada del siglo XVII Invitation to Lubberland.

McClintock la escribió a finales del siglo XIX, pero la grabó por primera vez en 1928. La letra describe la visión que un vagabundo tiene del paraíso: las gallinas ponen huevos pasados por agua, hay árboles que dan cigarrillos, los policías tienen patas de palo y sus perros tienen dientes de goma. El tema figuró en la banda sonora de O Brother Where Art Thou, de los hermanos Coen (2000).

Esta es la versión original de Harry McClintock de 1928.

Uno de los pioneros del country, Vernon Dalhart, la grabó poco después.

La versión que hizo Burl Ives en 1949 adquirió gran popularidad.

En los años 60 Johnny Cash la interpretó ante un grupo de niños.

Escuchad ahora a Tex Ritter.

Concluyo por hoy con el especialista en folk y bluegrass John Hartford.

 

 

 

Fred Rose, el descubridor de Hank

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Hoy os traigo a uno de los primeros compositores que se dedicó profesionalmente al country –hasta entonces los temas eran interpretados y compuestos por una misma persona o bien eran temas tradicionales de autor anónimo– y que, para más inri, fundó un sello discográfico esencial para conocer la génesis de este estilo.

Me refiero a Fred Rose, nacido en 1898 y muerto en 1954, solo dos años después que su pupilo Hank Williams. Durante su infancia se ganó la vida cazando propinas en St. Louis y más tarde en Chicago. Luego, en los años 20, empezó a componer para otros artistas, por ejemplo para Sophie Tuker, una actriz y cantante alejada del country.

El paso a la música western lo dio en 1936, cuando Tex Ritter grabó su composición We’ll Rest at the End of the Trail. Después de unos años en Hollywood, creando música para los westerns musicales de los llamados “cowboys cantantes” –Gene Autry, Roy Rogers o Ray Whitley–, se estableció en Nashville, donde se asoció con Roy Acuff. Junto con esta estrella fundó el sello Acuff-Rose, que alistaría a Hank Williams en sus filas. Cuando en 1945 Rose dejó el sello para centrarse en su faceta de compositor, su hijo se hizo cargo de la empresa hasta los años 80, en que él y Acuff la vendieron.

La figura de Rose fue tan importante para la música country que, cuando se creó el Salón de la Fama en 1961, sus primeros elegidos fueron Hank Williams, Jimmie Rodgers y Fred Rose. También es miembro, a título póstumo, del Salón de la Fama de Compositores desde 1985.

Con el pseudónimo Floyd Jenkins, escribió el clásico del bluegrass Fireball Mail, interpretada por su socio y amigo Roy Acuff. La canción habla de un ficticio tren que alcanzaba tal velocidad, que lo llamaron «El Correo Bola de Fuego».

Años más tarde, la grabó Hank Snow.

Escuchemos ahora el mismo tema en clave bluegrass e instrumental. Al banjo, Earl Scruggs y, a la guitarra, Lester Flatt.

Como hemos visto, Rose cuidó sobre todo a los artistas en sus facetas de compositor o productor, pero, aunque su voz no brillara en exceso, sacó también unos pocos discos. Uno de ellos fue Tender Hearted Sue, que grabó en 1945 con el nombre artístico de The Rambling Rogue. El tema aparece en el recopilatorio Kings of Western Swing Vol. 2 (2004).

 

Mick Flavin, el representante irlandés del country

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Hace 62 años nacía en una granja de Longford (Irlanda) Mick Flavin, que sintió muy pronto la llamada del country escuchando viejos discos de Hank Williams, George Jones, Tex Ritter o Charley Pride.

Se hizo con una guitarra por cuatro libras y aprendió a tocarla por sí solo. A los 16 años fue contratado por un grupo local, compaginando esa afición con su trabajo de carpintero. En 1986 grabó su primer disco en una edición limitada que se financió él mismo, pero su verdadero éxito le llegó al año siguiente con I’m Gonna Make it After All. En 1988 dio el salto a Inglaterra, donde adquirió una mayor visibilidad, y en 1990 fichó por Ritz Records.

Como ejemplo de la huella que ha dejado en la música country, en 2005 fue nominado al Global Artist Award por la Asociación de la Música Country.

Escuchemos su primer éxito, I’m Gonna Make it After All (1987), perteneciente al álbum homónimo. Un hombre conoce al amor de su vida y confía en que, después de todos los golpes que ha recibido, esa vez lo va a conseguir.

Se trata de una versión de una canción que ya había sido grabada por Johnny Rodriguez en Practice Makes Perfect (1977).

La canción de las praderas

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Esta es una de las canciones más famosas sobre cowboys que se han escrito nunca. El origen de Bury Me Not on The Lone Prairie, también conocida como Cowboy’s Lament o The Dying Cowboy, se sitúa en las grandes llanuras de Texas según diversas fuentes, que precisan que la localidad de Lohn habría evolucionado al lone –“solitario”– del título.

Sea como fuere, la canción parece estar inspirada en una antigua balada de corte marinero, Ocean Burial, en la que el protagonista pide que si muere no le entierren en el mar, sino en el cementerio familiar. En la que nos ocupa, cambia el deseo de no ser enterrado en el mar por el de la pradera solitaria, aunque al final no lo atienden, y el personaje es sepultado en esa vastedad.

Si sois aficionados al cine, os resultará vagamente familiar, pues John Ford utilizó esta melodía como música de fondo en el clásico La Diligencia (1939), y su popularidad inspiró también un western menor con el mismo título, Bury Me Not on the Lone Prairie (1941). Escuchemos ahora unas cuantas versiones del tema.

En 1965 Johnny Cash la incluyó en su álbum Sings the Ballads of the True West.

Ese mismo año el grupo Sons of the Pioneers, con la participación de Roy Rogers, la grabó en Legends of the West.

Os dejo con la versión de Cisco Houston, conocido sobre todo por haber trabajado con Woodie Guthrie.

Tex Ritter, al que hoy en día todo el mundo recuerda por ser la voz del tema de apertura de High Noon (Solo ante el peligro), también la interpretó.

Johnnie Ray fue muy popular en los 50. De él es la versión que sigue.

Escuchemos ahora dos versiones corales. La primera se la debemos a Roger Wagner Chorale en Folksongs of the Frontier (1956) y la siguiente a Norman Luboff Choir en Songs of the West (1955).

En la década de los 60 el actor y cantante Burl Ives grabó esta canción, que apareció en el recopilatorio A Little Bitty Tear: The Nashville Years (1994).

Jimmie Rodgers la incluyó en On the Trail (1959).

Termino con un instrumental en el que priman las mandolinas.

The Cattle Call. Tex Owens, 1934

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La canción de hoy, reconocida como una de las 100 mejores del género western por la Asociación Western Writers of America, fue compuesta en los peores años de la Gran Depresión, lo que explica que su primera versión no vendiera lo que merecía. Su autor, Tex Owens, que había sido cowboy en su juventud, la escribió mientras esperaba en un estudio de Kansas a entrar en un programa de radio un día que nevaba. “Mirando la nieve, pensé en el ganado y en lo agradable que sería poder reunirlo en torno a mí. Así es como se me ocurrió el título La llamada del ganado. Cogí mi guitarra y en 30 minutos ya había escrito la música y cuatro versos de la canción”.
La grabó primero en 1934 y luego dos años más tarde. Owens se trasladó a Hollywood en 1943 y empezó a participar en películas del oeste. Durante el rodaje de Río Rojo (1948), su caballo cayó sobre él y se rompió la espalda, lesión de la que nunca se recuperó.
Escuchemos la grabación de Tex Owens de 1936.

Eddy Arnold, una de las mayores estrellas del country de los 40 y 50, la grabó en varias oportunidades. La catapultó a la fama en 1944, reeditó el éxito en 1949, y años después, en 1955, la volvió a grabar y permaneció 26 semanas en las listas. Todavía la grabaría una vez más, en 1961. Aquí lo escuchamos en 1955, con la orquesta de Hugo Winterhalter.

Antes de grabar High Noon, Tex Ritter versionó este clásico en 1947.

Este es Slim Whitman en 1954.

Dottie West la incluyó en su álbum Dottie Sings Eddy (1969).

Emmylou Harris (1992) en su álbum Songs of the West, que apareció en 1994.

LeAnn Rimes y Eddy Arnold la cantaron a dúo en 1996. Ella tenía solo 14 años; Arnold, 78.

Dwight Yoakam, que la interpretó en El hombre que susurraba a los caballos (1998), la incorporó a su álbum recopilatorio In others’ words (2003).

Country Urbano (III)

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6. The Streets of Laredo. Seguimos en Laredo con una de las baladas de cowboys más queridas de la música country, también conocida como The cowboy’s lament. Ha aparecido muchas veces en el cine, por ejemplo en Tres padrinos, de John Ford (1948); Muerte de un jugador, de John Hancock (1973); Brokeback Mountain, de Ang Lee (2005); o Bajo el paseo de la ley (1986) y Noche en la Tierra (1991), ambas de Jim Jarmush.
Fue publicada por primera vez en el libro de John Lomax Cowboy Songs and Other Frontier Ballads (1910). Como ocurre con tantas canciones folk, se ignora el nombre de su autor, aunque probablemente se le deba a Frank H. Maynard, tal como este declaró repetidamente a lo largo de su vida. La Asociación de Escritores Western la incluyó en su catálogo de las 100 canciones western más importantes de todos los tiempos.
Un cowboy desahuciado cuenta su historia a otro que pasa cabalgando junto a él. Ha sido alcanzado por una bala, y en sus últimas horas se arrepiente de la vida que ha llevado. Versionada por multitud de artistas, escuchemos, en primer lugar, la interpretación de Johnny Cash.

Ahora, la maravillosa versión de Marty Robbins.

Tex Ritter la incluyó en su álbum Blood on the Saddle.

He aquí la versión instrumental de Chet Atkins, perteneciente a su álbum The other Chet Atkins.

Esta grabación está incluida en el disco recopilatorio de los grandes éxitos de Jim Reeves.

7. Wacko from Waco. El cantante nacido en Texas Billy Joe Shaver, de 76 años de edad, hace un juego de palabras entre Waco, la ciudad donde pasó su infancia, y wacko (“chiflado” en inglés). La historia habla de un hombre que, en defensa propia, mata a un tipo en Waco. Curiosamente, en 2007 la ficción se hizo realidad cuando Shaver fue acusado de disparar, sin llegar a matarlo, a otro hombre también en defensa propia, por lo que fue absuelto. Escrita en colaboración con el gran Willie Nelson, pertenece a su álbum Live at Billy Bob’s Texas.

Los cowboys cantantes

singing cowboys Con la explosión del cine sonoro, Hollywood se esforzó por aprovechar el tirón de la incipiente música country o, más específicamente, de su subgénero, la música western. Así comenzaron a surgir los llamados “singing cowboys” que, a lomos de un caballo, entonaban melodías sobre la vida en los campos y el camino. Se trataba de producciones de serie B, que alcanzaron gran popularidad hasta la década de los 40. Escuchemos la primera canción de este tipo, When the Work’s All Done This Fall, grabada por Carl T. Sprague en 1925 –antes, pues, de que comenzara el sonoro– para la RCA Victor. La historia narra las ansias de un joven cowboy, Charlie, por visitar a su madre al terminar sus tareas como guardián de ganado. Sin embargo, se produce una estampida y, cuando está intentando reagrupar el ganado, el buen hijo sufre una caída mortal. En la inscripción sobre su tumba se lee: “Charlie murió al amanecer de una caída; no visitará a su madre cuando acabe el trabajo este otoño”. Esta canción fue grabada también por Marty Robbins y figura en el disco Saddle Tramp (1966). El primer singing cowboy que apareció en una película sonora fue Ken Maynard, en Sons of the Saddle (1930). Escuchemos Cowboy’s Lament en la voz de Maynard, que luego se convertiría en un gran éxito con el título The Streets of Laredo. “El rey de los cowboys” fue Roy Rogers, que intervino en más de 100 películas. Escuchemos su interpretación de Don’t Fence Me In, de Cole Porter, en Hollywood Canteen (1944). Otro de los grandes clásicos es Gene Autry, a quien ya dediqué una entrada el pasado 1 de abril (aquí podéis verla). Y una última celebridad: Tex Ritter, que puso voz a High Noon, el oscarizado tema principal de Solo ante el peligro. Ritter actuó en unas 40 películas entre los años 30 y la primera mitad de los 40, para dedicarse luego en exclusiva a grabar discos. Os dejo con Rye Whiskey, que interpretó en Song of the Gringo (1936). Rodeo Boy es un tema de El héroe de Texas, (1937), que protagonizó junto con Rita Hayworth.