A White Sport Coat (and a Pink Carnation). Marty Robbins, 1957

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La canción que vamos a escuchar hoy está dedicada a una de las tradiciones más socialmente extendidas de Estados Unidos: el baile de graduación (llamado prom en inglés), que normalmente tiene lugar el último año de instituto. Como hemos visto en tantas y tantas películas, es todo un acontecimiento: los chicos invitan a las chicas a ser su pareja en esa fiesta de fin de curso y todos van vestidos de manera formal.
Veamos el origen de esta canción. Un año antes, en 1956, Marty Robbins consiguió un éxito extraordinario con Singing the Blues (ya escuchada aquí), pero no le sentó nada bien que su productor, Mitch Miller, le ofreciera grabarla a un cantante que había descubierto recientemente, Guy Mitchell (o Albert Cernik, hijo de inmigrantes croatas) cuando la versión de Marty todavía estaba funcionando en el mercado.
Para intentar hacer las paces con Robbins, Miller le ofreció que escribiera otro tema que él produciría y, además, le conseguiría a Ray Coniff, cuya orquesta gozaba de gran predicamento en los 50. Así fue como en enero de 1957 grabó A White Sport Coat (and a Pink Carnation) y el single llegó al número 1. La letra nos presenta a un chico que se muestra dolido porque la chica que le había prometido ser su pareja en el baile de graduación ha cambiado de parecer y ha elegido a otro. Por cierto, Jimmy Buffett homenajeó a esta canción en un disco titulado A White Sport Coat (and a Pink Crustacean), de 1973.
Escuchemos la versión original de Marty Robbins.

Ese mismo año la grabó Johnny Desmond.

Este tema tuvo tanto éxito, que rápidamente se exportó al otro lado del océano. En Inglaterra la versión de Terry Dene, uno de los cantantes ingleses más afamados de la época previa a los Beatles, gozó de gran popularidad.

El primer éxito del trío británico King Brothers fue este pequeño clásico.

Los Beatles y el country (y II)

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Vamos ahora con el cuarto de los álbumes de estudio de los Beatles, Beatles for Sale (1964), centrándonos, como hasta ahora, en las canciones más influidas por el country. A este disco pertenece I don’t want to spoil the party, en cuya letra el protagonista, dolido por su reciente ruptura, no quiere aguar una fiesta y planea irse a un lugar más tranquilo a rumiar su tristeza.

Baby’s in Black fue la primera canción que se grabó del álbum, aunque en su disposición final aparezca en tercer lugar. De carácter melancólico, está cantada a dúo por John Lennon y Paul McCartney.

Lennon escribió No Reply para Beatles for Sale, con la que se abre el disco. En la letra de esta canción folk rock, un hombre ve con desmayo cómo su novia lo ignora: no le abre la puerta, no le contesta al teléfono y la ve entrar en casa con otro hombre.

Escuchemos ahora I’m a Loser, también obra de Lennon para el mismo disco. Su autor señaló en 1980: «Este soy yo en mi período Dylan. Parte de mí sospecha que soy un perdedor y parte de mí cree que soy Dios todopoderoso» (All We Are Saying: The Last Major Interview with John Lennon and Yoko Ono, Davis Sheff, 2000). Aquel 1964 a los Beatles les dio por Buck Owens y George Jones, y es natural que les saliera una canción de temática netamente country. Antes de que el disco viera la luz, fue presentada en una grabación para la BBC.

Entre 1963 y 1964 los Beatles visitaron, en efecto, los estudios de la BBC y ahí grabaron varios temas. Estos fueron recopilados en un álbum llamado Live at the BBC, que apareció en 1994. Una de sus canciones con más sabor country de ese ciclo fue Lonesome Tears in My Eyes, obra de Jimmy Burnette, Dorsey Burnette, Paul Burlison y Al Mortimer y grabada por vez primera por el propio Burnette en 1957. Esta versión de los Beatles data de julio de 1963.

El mismo mes versionaron una canción del matrimonio compuesto por Felice y Boudleaux Bryant, So How Come No One Loves Me, que los Everly Brothers habían popularizado tres años antes.

Y he aquí, para acabar, el homenaje que los de Liverpool rindieron en mayo del 64 a una canción inmortalizada por Elvis Presley en 1955 y escrita por Stan Kesler y Charlie Feathers. Se trata de I Forgot to Remember to Forget, aquí en la voz de George Harrison.

Los Beatles y el country (I)

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En las siguientes dos entregas os voy a hablar de una faceta bastante desconocida del grupo británico pop por excelencia, los Beatles. Uno de sus integrantes, Ringo Starr –o, mejor, sir Richard Starkey, título que ostenta desde marzo de este año– nunca ha ocultado su pasión por el country. En 1959 se unió a un grupo inglés cuyo nombre tenía resonancias country, The Raging Texas, y, además, adoptó el nombre de Ringo en honor a Johnny Ringo, un forajido que participó en el duelo de O.K. Corral.

Fue él quien puso la voz en la versión de los Beatles de un clásico del género, Act Naturally, escrito por la estrella del Grand Ole Opry Johnny Rusell y popularizada por Buck Owens. Los Beatles la incluyeron en Help (1968).

El que ha sido considerado por algunos como el mejor disco de la banda, el Álbum Blanco (1968) –algo imposible de responder, porque, como ha escrito Manuel Recio en Jot Down, «todos son el mejor disco de los Beatles«–, también incluía una canción cantada por Ringo Starr de reminiscencias country, Don’t Pass Me By, que constituyó su primera composición en solitario para el grupo y en la que introdujo un instrumento puramente country, el fiddle, tocado aquí por Jack Fallon. El protagonista pide a su pareja que «no pase de largo, le haga llorar y le ponga triste».

Otra de las canciones de los Beatles cantadas por Ringo Starr fue What Goes On, incluida en Rubber Soul (1965).

En 1970 los Beatles anunciaron su separación y cada uno de sus integrantes continuó su carrera en solitario. En concreto, Ringo sacó en septiembre de ese año un álbum grabado en Nashville, Beaucoups of Blues (tras su debut en solitario, Sentimental Journey). Escuchemos el tema que da título al disco, que además salió como single y es obra de Buzz Rabin.

Un forajido de leyenda

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Ríos de tinta (y de celuloide) han corrido sobre la figura de Jesse James, uno de los más emblemáticos ladrones de bancos y trenes que haya existido nunca.

Hijo de un predicador que falleció cuando Jesse era niño, en su juventud luchó en la Guerra de Secesión en el bando confederado –era oriundo de un estado sudista, Missouri–, después de que su granja fuera brutalmente atacada por las tropas de la Unión. Resultó herido hacia el final de la misma y, tras la derrota de los suyos, se asoció con su hermano mayor, Frank, que moriría por causas naturales a los 72 años, y empezó su vida de forajido.

Después de unos años de clandestinidad, un nuevo miembro entró en su banda. Se llamaba Robert Ford, y fue el hombre que lo traicionó y mató en abril de 1882, cuando su mentor tenía 34 años y el judas 20. Este moriría, a su vez, en 1892, asesinado en un saloon de Colorado. Hasta aquí el breve resumen de la vida de Jesse James. El folk, como no podía ser menos, también ha tenido que decir algo al respecto. Aunque no se conoce con certeza cuándo fue compuesta, probablemente a finales del siglo XIX, Jesse James –también conocida como The Ballad of Jesse James– fue el homenaje de la música a la figura de este bandolero que, gracias a un periodista con el que trabó amistad, empezó a ser considerado por el pueblo como una especie de Robin Hood que robaba a los ricos para dárselo a los pobres (algo que, según los historiadores, no es más que una mera leyenda). La primera grabación que se conserva de este tema es la de 1919 de Bentley Ball. En 1924, Buscom Lamar Lunsford le siguió los pasos. El tema apareció en 1939 en la escena final de la película Tierra de audaces, de Henry King, sobre la vida de Jesse James.

Escuchemos la versión de Woody Guthrie (1944).

El escocés Lonnie Donegan, el artista británico de mayor éxito antes de Los Beatles, hizo su propia versión en 1956.

Eddy Arnold la incluyó en su álbum Thereby Hangs a Tale (1959).

The Kingston Trio nos brindó esta interpretación en Close Up dos años después.

Este clásico se suele tocar en clave bluegrass. La versión más conocida dentro de este estilo es la de The Country Gentlemen en 1968.

El gran Johnny Cash la grabó en 1979 para su álbum The legend of Jesse James, aparecido el año siguiente.

Y, para terminar, Ry Cooder, que nos ofreció este instrumental para la banda sonora de The Long Riders (1980).

 

El mundo en sus manos

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Para celebrar el Domingo de Resurrección, vamos a escuchar una canción góspel de autor desconocido que ha gozado siempre de gran popularidad: He’s Got the Whole World in his Hands.

Se trata de un antiguo espiritual negro publicado por primera vez en 1927. Su letra habla, como se infiere del propio título, de que todo el mundo está ligado a Dios. En 1933, el historiador musical Frank Warner hizo las primeras grabaciones del tema con el fin de preservarlo, pero no sería hasta un cuarto de siglo después cuando ganó fama gracias a una grabación pop procedente del otro lado del océano.

Laurie London, un alumno de 13 años del instituto religioso de enseñanza secundaria inglés Davenant Foundation Grammar School, la grabó acompañado por la orquesta de Geoff Love. Aunque en Inglaterra no le fueron mal las ventas –llegó al puesto 12 de las listas–, su éxito no fue nada comparado con el que alcanzó en Estados Unidos, donde en 1958 se mantuvo cuatro semanas como número 1, convirtiéndose, así, en el primer single de un británico que conquistaba el primer puesto de las listas.

Escuchemos esta grabación para el sello Parlophone, una veterana discográfica que se ha apuntado tantos tan celebrados como el Sergeant Pepper’s de los Beatles o los grandes éxitos de Queen.

Este es Pat Boone en Great, Great, Great (1962).

Loretta Lynn en The old rugged cross (1992).

Tammy Wynette la incluyó en su álbum Inspiration (1969).

El mismo año, la reina del rockabilly, Wanda Jackson, hizo su propia versión en su disco The Happy Side of Wanda (1969).

El grupo The Jordanaires también la incorporó a su repertorio.

Y, para acabar, este directo de Mary Duff.

 

Como hermanos (I): Everly Brothers

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Hoy estamos de estreno. Aparte de inaugurar mes, emprendemos una nueva serie temática sobre hermanos que se han dedicado a esto del country (aunque también tocaremos los palos del bluegrass y el gospel).

Para la primera entrega, comienzo con uno de los dúos fraternales más conocidos, los Everly Brothers, Don y Phil Everly, este último fallecido en 2014. Entraron en la música gracias a un amigo de la familia, Chet Atkins, bajo cuyo paraguas consiguieron sus primeros contratos discográficos.

Su primer éxito, Bye, Bye Love (1957), que podéis escuchar aquí, los catapultó a la fama. En la década de los 60, con la invasión musical británica, las ventas se les resintieron un poco, pero supieron capear el temporal con el disco Two Yanks in England (1966), compuesto, fundamentalmente, de versiones de The Hollies, un grupo británico que los admiraba y con los que llegaron a triunfar en las islas británicas.

A partir de los años 80 su estrella empezó a declinar. En 2001 el dúo consiguió el mayor honor que se concede en la música country: entraron en su Salón de la Fama (del Salón del Rock and Roll eran miembros desde 1986).

Su influencia ha sido enorme. Los Beatles gustaban de definirse como «los Everly Brothers británicos» e incluso el premio Nobel Bob Dylan dijo: «Se lo debemos todo. Ellos fueron los que lo empezaron». Escuchemos algunos ejemplos de su discografía.

Para la compañía Cadence Records, con la que firmaron su primer contrato, grabaron en 1957 Should We Tell Him, que saldría al mercado al año siguiente. Obra de ambos, en la letra el narrador sospecha que una chica le es infiel a su novio, buen amigo suyo, y duda si contárselo o no.

Una de las canciones más recordadas de los Everly Brothers es este All I Have to Do is Dream, compuesta por el matrimonio Bryant, que ya había escrito para ellos Bye, Bye, Love. A la guitarra, Chet Atkins.

Bird Dog, de Boudleaux Bryant, fue grabada por nuestra pareja en 1958. El título hace referencia a un tipo de perro cazador de aves, a las que rastrean por el olor. El protagonista compara a un amigo suyo con este tipo de perro porque, una y otra vez, trata de quitarle a la novia.

Como cara B del single que acabamos de escuchar, aparecía Devoted to You, escrita también por Boudleaux Bryant, en esta ocasión junto a su mujer, Felice Bryant. En esta balada de amor, el narrador afirma que dedicará toda su vida a su pareja.

When Will I Be Loved pertenece a su disco The Fabulous Style of the Everly Brothers (1960). Encuadrada en el rockabilly, fue compuesta por Phil Everly y constituyó su primer single escrito en solitario.

Sonny Curtis creó Walk Right Back en 1961, mientras estaba en el ejército. Cuando le dieron un permiso, se dirigió a Hollywood, donde coincidió con los Everly Brothers que, al escucharla, se decidieron a grabarla de inmediato.

Crying in the Rain (1962) nació de la colaboración entre Carole King (la música) y Howard Greenfield (la letra). A pesar de su éxito comercial, fue la única vez que trabajaron juntos.

La melancólica Love of the Common People, de John Hurley y Ronnie Wilkins, describe una historia de pobreza y marginalidad provocada por el desempleo. Sin embargo, la canción evoluciona hacia un tono optimista, ya que los protagonistas seguirán adelante gracias al «amor de la gente corriente». Un temprano ejemplo de la canción social que eclosionaría a finales de los 60. El tema ha tenido multitud de versiones. Os dejo con la de los Everly Brothers de 1967.

 

Hasta siempre, cowboy de lentejuelas

glen campbell

Ayer el country perdió a otro imprescindible. Glen Travis Campbell –aquí podéis ver su breve reseña biográfica– ha muerto a los 81 años de edad tras una larga lucha contra el Alzheimer.

En su adolescencia y juventud se prendó del arte de Django Reinhardt y decidió consagrar su vida a la música. A los 14 años dejó el colegio y se fue a Los Ángeles a probar fortuna. Su popularidad comenzó en 1967, con By the Time I Get to Phoenix, y ya al año siguiente consiguió todo un hito: superar en ventas a los Beatles en Estados Unidos.

Su creciente popularidad hizo que incluso John Wayne le invitara a actuar en Valor de ley (1969), en un papel nada desdeñable (además, interpretó el tema principal de la película). Entre 1969 y 1972, tuvo un programa propio en el que predicaba la grandeza del country. Willie Nelson, Johnny Cash o Linda Ronstadt, entre otros artistas, pasaron por él.

Pero su carrera había empezado unos años antes. Uno de sus hitos fundacionales tuvo lugar en 1964, cuando los Beach Boys lo llamaron para sustituir a Brian Wilson, que sufría una de sus cíclicas depresiones. Incluso se le puede escuchar tocando la guitarra en Pet Sounds (1966). Tan encantados estaban con su estilo, que le ofrecieron unirse al grupo con carácter permanente, pero Glen declinó la oferta.

En sus más de 50 años sobre los escenarios, Campbell vendió nada más y nada menos que 45 millones de discos. En 2005 fue nombrado miembro del Salón de la Fama de la música country; en una entrevista señaló: «Puedes tener el vocalista masculino y todo eso. Yo me quedó con el Salón de la Fama». Bruce Springsteen dijo de él: «Tenía una bonita voz, pura, nada sofisticada. Era simple en la superficie pero había un mundo de emociones por debajo».

A principios de 2011 le diagnosticaron Alzheimer y, consciente de que poco a poco iría perdiendo la conexión con su público, se embarcó en una gira de despedida, Goodbye Tour. Tras finalizarla grabó en Nashville el que sería su último trabajo, Adiós (así, en español), que incluye sobre todo versiones de Harry Nilsson (Everybody’s Talking), Willie Nelson (Funny How Time Slips Away) o Bob Dylan (Don’t Think Twice, It’s Allright) entre otros. El disco, que consta de 12 canciones, fue guardado como oro en paño por su discográfica, Universal Music, que lo sacó al mercado el pasado mes de junio.

Como parte de este pequeño homenaje, vamos a escuchar algunas de sus canciones más conocidas. Entre ellas, Rhinestone Cowboy. Larry Weiss escribió este tema en 1975. La letra habla de un cantante de country al que el éxito le ha sido esquivo pero que aún confía en brillar como un cowboy con lentejuelas.

El primer éxito importante de su carrera fue gracias a Jimmy Webb, quien escribió para él By the Time I Get to Phoenix, una canción de amor en la que el narrador recuerda a su novia, a la que ha dejado, en cada una de las ciudades por las que pasa.

Al año siguiente Webb escribió otro tema para él, Wichita Lineman, en el que un operario de una compañía telefónica no puede dejar de pensar en su amada.

Con su colaborador habitual, el citado Jimmy Webb, abordó un tema candente, la guerra de Vietnam, en Galveston. Mientras cumple con su deber, un soldado sueña con volver a su ciudad natal de Galveston (Texas).

En 1968 consiguió su primer Grammy por Gentle on my Mind, una canción escrita por John Hartford después de ver Doctor Zhivago en el cine. Se trata de una canción de amor en la que dos amantes se citan clandestinamente.

Su último número 1 fue Southern Nights, un tema escrito por Allen Toussaint, quien ya lo había grabado años antes, y en el que evoca las noches sureñas.

 

Brenda Lee, Little Miss Dynamite

UNSPECIFIED - JANUARY 01:  (AUSTRALIA OUT) Photo of Brenda LEE  (Photo by GAB Archive/Redferns)

UNSPECIFIED – JANUARY 01: (AUSTRALIA OUT) Photo of Brenda LEE (Photo by GAB Archive/Redferns)


Brenda Mae Tarpley nació en 1944. Auténtica niña prodigio, a los cinco años ganó un concurso de talentos locales, lo que le abrió las puertas de la radio y la televisión. Tenía nueve años cuando murió su padre, y entró de lleno en el mundo de la música para sostener económicamente a su familia. Comenzó a trabajar con Red Foley en su programa Ozark Jubilee, y su primera gran incursión en la escena musical fue en 1956, cuando salió su primer single, una versión del conocido clásico de Hank Williams Jambalaya.
Ese mismo año la Decca Records le hizo un contrato, y al año siguiente grabó Dynamite, cuyo título –unido a su corta estatura– explica el apelativo con el que se la conocería a lo largo de su carrera, Little Miss Dynamite, que inspiró su autobiografía en 2002.
A finales de la década de los cincuenta, y durante los sesenta, su éxito no dejó de crecer (solo fue superada en ventas por Ray Charles, Elvis Presley y los Beatles). Sin embargo, su fama decayó en los 70 y 80. En los años 70, adoptó un estilo netamente country, al que pertenecen sus populares singles The Cowgirl and the Dandy y Broken Dust, ambos de 1980.
En 1997 entró a formar parte del Salón de la Fama de la música country, y todos los años es ella quien da a conocer a los nuevos miembros. Su último trabajo fue el álbum gospel Gospel Duets with Treasured Friends (2007). Actualmente vive en Nashville.
Sin duda, la canción más conocida de Brenda Lee es I’m Sorry (1960), un éxito descomunal cuando aún no había cumplido los 16. La Decca Records no estaba muy convencida de que funcionase comercialmente por su edad. Se equivocaron: no solo arrasó en Estados Unidos, sino también en el mercado británico, donde triunfó antes incluso que en su país de origen. El single fue reconocido con un disco de oro y la canción fue nominada a un Grammy. Incluida en su LP Brenda Lee (1960), se considera uno de los primeros ejemplos del sonido Nashville. La escribieron Donnie Self y Dub Allbritten, y su letra se centra en una mujer que lamenta el fin de una relación amorosa. «Siento haber sido tan tonta, no sabía que el amor podía ser tan cruel. Me dices que los errores forman parte de ser joven, pero eso no arregla el mal que se ha hecho».
Escuchemos la versión original de Brenda Lee en 1960.

Ese mismo año Bobby Vee la incluyó en su álbum Bobby Vee Sing your Favorites.

Jane Morgan la versionó para su disco In My Style (1965).

Dottie West la grabó para Feminine Fancy (1968).

Por «pinchar» una versión que triunfó en Europa, escuchemos a Yvonne Prenosilova en checo. El título, Ron Slzy.