El mundo en sus manos

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Para celebrar el Domingo de Resurrección, vamos a escuchar una canción góspel de autor desconocido que ha gozado siempre de gran popularidad: He’s Got the Whole World in his Hands.

Se trata de un antiguo espiritual negro publicado por primera vez en 1927. Su letra habla, como se infiere del propio título, de que todo el mundo está ligado a Dios. En 1933, el historiador musical Frank Warner hizo las primeras grabaciones del tema con el fin de preservarlo, pero no sería hasta un cuarto de siglo después cuando ganó fama gracias a una grabación pop procedente del otro lado del océano.

Laurie London, un alumno de 13 años del instituto religioso de enseñanza secundaria inglés Davenant Foundation Grammar School, la grabó acompañado por la orquesta de Geoff Love. Aunque en Inglaterra no le fueron mal las ventas –llegó al puesto 12 de las listas–, su éxito no fue nada comparado con el que alcanzó en Estados Unidos, donde en 1958 se mantuvo cuatro semanas como número 1, convirtiéndose, así, en el primer single de un británico que conquistaba el primer puesto de las listas.

Escuchemos esta grabación para el sello Parlophone, una veterana discográfica que se ha apuntado tantos tan celebrados como el Sergeant Pepper’s de los Beatles o los grandes éxitos de Queen.

Este es Pat Boone en Great, Great, Great (1962).

Loretta Lynn en The old rugged cross (1992).

Tammy Wynette la incluyó en su álbum Inspiration (1969).

El mismo año, la reina del rockabilly, Wanda Jackson, hizo su propia versión en su disco The Happy Side of Wanda (1969).

El grupo The Jordanaires también la incorporó a su repertorio.

Y, para acabar, este directo de Mary Duff.

 

Jerry Reed, guitarrista, cantante, compositor, actor…

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Nuestro protagonista nació en Atlanta en 1937. De pequeño le regalaron una guitarra y, desde ese momento, siempre tuvo clara su vocación: «Voy a ir a Nashville y voy a ser una estella», se repetía una y otra vez.

A los 18 años consiguió su primer contrato discográfico con Capitol Records. A principios de los años 60, su popularidad creció gracias a que varios artistas, entre ellos Brenda Lee, versionaron sus éxitos. Fue contratado por la RCA, la discográfica de Chet Atkins, con quien colaboró en algunos álbumes instrumentales.

Su primera entrada en las listas fue gracias a Guitar Man (1967), que no tardaría en grabar también Elvis Presley. Compaginó su carrera musical con pequeños trabajos en el cine e intervino en más de veinte películas. Los años 70 mereció varios reconomientos, tanto en los Grammy como en la Asociación de la Música Country, donde fue nombrado instrumentalista del año dos ediciones consecutivas. Murió en Nashville a los 71 años.

Escuchemos uno de sus temás más conocidos, Eastbound and Down, que compuso en 1977 para la película Smokey and The Bandit, en la que tuvo un papel secundario. Cuando salió como single, llegó al número 2 de las listas, ayudado quizá por el viento de cola de la taquilla que alcanzó la película –126 millones de dólares de 1977 solo en EE.UU.

La canción, de carácter alegre, fue escrita por Reed y Dick Feller e incluye la colaboración de Gordon Stoker, un miembro del mítico grupo vocal The Jordanaires. Su protagonista se dirige en camión hacia el sur, y la carretera simboliza el camino a la libertad.

La madrina del rock and roll

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El nacimiento del rock and roll se suele situar a mediados de los 50, pero, como hemos tenido ocasión de ver en este blog, años antes algunos temas presagiaron las posibilidades que podía ofrecer. No deja de ser curioso que una de las artistas que más influiría en el rock and roll posterior se dedicara sobre todo al gospel (la música religiosa es lo último que uno asociaría a este estilo).
Hoy vamos a hablar de Rosetta Tharpe, una de las primeras que grabó música gospel y utilizó la guitarra eléctrica allá por los años 30. Rosetta Nubin nació en una pequeña localidad de Arkansas en 1915, en el seno de una familia que se dedicaba a recoger algodón y, en sus ratos libres, a la música. Su madre colaboraba en la iglesia baptista de su pueblo, tocando la mandolina, y así fue como nuestra protagonista se empezó a interesar por la música. A los 19 años se casó con un predicador, Thomas Thorpe, y, aunque se divorció de él poco después, decidió mantener su apellido como nombre artístico, cambiando Thorpe por Tharpe.
De 1938 datan sus primeras grabaciones. Un hito en su carrera fueron los conciertos que ofreció en 1938 en el Carnegie Hall y en el Cotton Club de Harlem. Hasta el final de su vida, en 1973, siguió dando conciertos y codeándose con grandes de la música como Mahalia Jackson. En efecto, Sister Rosetta Tharpe, como era conocida, ejercería gran influencia sobre numerosos artistas de rock and roll posteriores. Jerry Lee Lewis, uno de sus mayores admiradores, se sorprendía de que una mujer que cantaba música religiosa fuera de las primeras artistas rock de la historia. Johnny Cash, el gran Johnny Cash, la citó en su discurso de entrada en el Salón de la Fama del Rock and Roll como su cantante de gospel preferida. Y uno de los miembros del grupo The Jordanaires, que trabajaba con Elvis Presley, habló sobre la especial predilección del cantante por ella: “A Elvis le encantaba Rosetta Tharpe”.
En 2007 entró a formar parte, a título póstumo, del Salón de la Fama de la música blues, y un año más tarde Gayle Wald publicó su biografía.
Escuchemos ya algunas de sus interpretaciones. En primer lugar, escuchemos That’s All, una grabación histórica en directo en el Carnegie Hall (diciembre de 1938), con Albert Ammons al piano.

El mismo año grabó Rock Me.

This Train es un tema de autor desconocido que Sister Rosetta Tharpe grabó en 1939. Fue otro tema precursor del rock.

Os dejo con The Lonesome Road, una grabación de 1941.

Strange Things Happening Everyday fue grabada en 1944. Cuando salió como single de la mano de Decca, se convirtió en la primera canción gospel en llegar a la lista Race Records, luego conocida como Rhythm and Blues. Según un artículo del periódico británico The Guardian –12 de junio de 2011–, esta podría ser una de las primeras canciones rock de la historia. Tharpe ya utilizaba aquí la guitarra eléctrica, mientras que Sammy Price tocaba el piano y el bajo.

Precious Memories es un himno gospel escrito por J.B.F. Wright en 1925 y grabado luego por multitud de artistas. Trata de “los preciados recuerdos que inundan mi alma”. Esta es la versión de Tharpe en 1948.

En Up Above my Head (1948), un dúo que grabó Tharpe con Marie Knight, se dice: “Allá arriba, escucho música en el aire”.

Anticipémonos medio año a la Navidad y escuchemos, para acabar, su interpretación de Silent Night en 1949.

Como un ferrocarril de montaña

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Así es la vida según la canción que vamos a escuchar hoy. Life is Like a Montain Railroad (también conocida como Life’s Railway to Heaven) es una canción gospel con música de Charles Davis Tillman, hijo de un predicador evangélico, y letra de M. E. Abbey, que vio la luz en Georgia en 1890 (aunque no figura en el copyright, es probable que la poetisa Eliza R. Snow colaborara en la letra original).
La canción fue escogida como una de las cien mejores del siglo XX por la Asociación de Escritores del Oeste de América. La letra compara nuestro periplo vital con un viaje en tren en el que debemos perseverar, tener cuidado de las curvas y vigilar los túneles, poner la vista en los raíles y la mano en el regulador. Al final, nos encontraremos con el superintendente, es decir, con Dios, que nos dará la bienvenida a su orilla jubilosa: “Cansado peregrino, bienvenido a casa”.
Patsy Cline la grabó en 1959 acompañado por Willie Nelson. Los coros son de The Jordanaires.

Os dejo con el hombre de negro, Johnny Cash.

Los Statler Brothers la grabaron para su álbum The Legend Goes On (1982).

Escuchemos este directo de Jerry Lee Lewis en Londres en 1983.

Merle Haggard la incluyó en su álbum Cabin in the Hills (1999).

Steven Curtis Chapman lo hizo en Deep Roots (2013), con la colaboración de Herb Chapman, padre e hijo.

Entre los artistas actuales que se han atrevido con ella, destaca Brad Paisley.

Lecil Travis Martin, conocido como Boxcar Willie, nos deleitó con esta interpretación.

The Oak Ridge Boys la cantaron –¡sin acompañamiento instrumental– en un concierto que dieron en Galveston, Texas, en 2015.

Escuchemos ahora un registro diferente. Dorothy Norwood es una de las grandes representantes de gospel (empezó su carrera junto a Mahalia Jackson), a la que escuchamos aquí en The best of Dorothy Norwood: the Early Years (2000).

Y al tercer día…

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En este día en que conmemoramos la resurrección de Jesús, hablaremos de uno de los himnos evangélicos más célebres de todos los tiempos, How Great Thou Art (“Qué grande eres”).
El origen hay que buscarlo no en Estados Unidos, sino en tierras septentrionales europeas, concretamente en Suecia, donde en 1885 un joven predicador de 26 años, Carl Gustav Boberg, escribió el poema O Store Gud (“Oh gran Dios”).
Años después, durante una reunión religiosa, Boberg se enteró de que le habían puesto música, utilizando una vieja melodía sueca. El caso es que este himno fue del agrado de la jerarquía eclesiástica y se tradujo primero al alemán en 1907 y luego al ruso en 1912.
La primera versión en inglés data de 1925, por parte de E. Gustav Johnson, aunque la más conocida –y la que ha llegado hasta nuestros días– es la de un misionero británico que había emigrado a Estados Unidos procedente del este de Europa. Stuart K. Hine escribió la letra en los años 30 del pasado siglo y, desde entonces, ha formado parte del repertorio de gran parte de los artistas que han cantado gospel.
El narrador se asombra del poder de Dios, que se despliega en todo el universo. Vamos a escuchar distintas versiones de este himno cantadas por artistas country.
Tennessee Ernie Ford la grabó con acompañamiento coral de The Jordanaires en su álbum I Love to Tell the Story (1962).

Elvis Presley lo hizo para How Great Thou Art (1967).

Os dejo con la versión de Connie Smith, que la interpretó por primera vez en Back in Baby’s Arms (1969).

Dolly Parton la ha incluido en multitud de álbumes; el primero de ellos, A Real Live Dolly (1970).

Escuchemos a The Statler Brothers en Holy Bible New Testament (1976).

Martina McBride la incluyó en Amazing Grace (1995).

Alan Jackson la versionó en Precious Memories (2006).

En 2008 apareció el álbum colectivo How Great Thou Art: Gospel Favorites Live from the Grand Ole Opry, en el que Carrie Underwood nos regaló esta versión.

Patsy Cline Showcase. Patsy Cline, 1961

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Cuatro años después del primer disco de Patsy Cline, salió este Patsy Cline Showcase, de la mano de Decca Records y producido por Owen Bradley. Del álbum se editaron dos singles, Crazy y I fall to pieces, ambos escuchados aquí. Tras la muerte de Patsy en marzo de 1963, el disco se reeditó y al título Patsy Cline Showcase se le añadió “with the Jordanaires”, que era un cuarteto de gospel que se ocupó de los coros para artistas de rock y country de renombre, como Elvis Presley y otros cantantes del sonido Nashville.
Las sesiones de grabación de nuestro disco tuvieron lugar a principios de 1961, cuando Patsy se estaba recuperando de un accidente de coche que casi le costó la vida. La última vez que se reeditó fue en septiembre de 2012, por el sello Labelle y en formato digital.
Escuchemos algunos de sus temas. El primero, Foolin’ Around, fue compuesto por Buck Owens y Harlan Howard. Una mujer se lamenta de que su pareja haya estado jugando con ella desde el principio y le devuelve el anillo de compromiso. Pero lo cierto es que le estará esperando y “cuando te canses de tontear con dos o tres más, vuelve a casa y tontea conmigo”.

The wayward wind (“El viento caprichoso”) fue compuesta en 1956 por Stanley Lenowski y, entre todas las versiones que mereció, destaca la de Patsy Cline para este disco.

Una de las primeras grabaciones de Cline, que volvió a grabar aquí, es A poor man’s roses (or a rich man’s gold), escrita por Bob Hilliard y Milton De Lugg. Aquí, la protagonista se enfrenta a un gran dilema. ¿Con qué debería quedarse como muestra de amor, con las rosas de un pobre o con el oro de un rico, insensible, desalmado y frío? Al final, ni qué decir tiene, se queda con el amor verdadero representado por las rosas del primero.

Patsy Cline también grabó el clásico de 1938 San Antonio Rose, el mayor éxito de Bob Wills (25 de enero). Con sus matices vocales, nuestra estrella revitalizó este gran clásico del country.

Don Gibson, el poeta triste

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Donald Eugene Gibson nació en 1928 en Carolina del Norte, en el seno de una familia sin recursos, y prácticamente no tuvo oportunidad de ir al colegio. Intentaba evadirse de sus dificultades con la música y aprendió a tocar la guitarra. En 1948 formó el grupo The Sons of the Soil (“Los hijos de la tierra”), con los que hizo sus primeras grabaciones. Pero no fue hasta 1957 cuando entró en contacto con Chet Atkins, quien lanzó su carrera. Desde ese año hasta principios de los 70, Gibson dominó la escena musical como letrista de grandes éxitos que inmortalizaron estrellas como Ray Charles (I can’t stop loving you) o Patsy Cline (Sweet dreams). A finales de los 60, Gibson grabó varios dúos con Dottie West e incluso sacó un disco con ella. Falleció en 2003 de causas naturales, dos años después de entrar en el Salón de la Fama de la Música Country. Tras su muerte, se le rindió un homenaje en el condado de Cleveland, en su Carolina del Norte natal, donde un teatro, que hoy funciona como plataforma para estrellas del country, fue rebautizado con su nombre en 2009.
Escuchemos su primer número 1, Oh, Lonesone Me (1958), un tema compuesto por Gibson en colaboración con Chet Atkins y coros de The Jordanaires, y publicado por el sello RCA de Nashville. La canción nos habla de una ruptura sentimental que el protagonista no ha superado, pero la mujer sí. Total, que se la imagina flirteando con otros como si nada hubiera pasado.

Esta canción tiene innumerables versiones, una de las cuales es esta de Johnny Cash de 1961.

Escuchemos ahora la versión de Neil Young correspondiente a su disco After the gold rush (1970).

En 1990, The Kentucky Headhunters alcanzaron su mayor éxito con una versión más rockera del clásico de Gibson. Os dejo con él.

I fall to pieces. Hank Cochran, 1960

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El primer número 1 que Patsy Cline consiguió en su carrera fue este I fall to pieces. La canción surgió de la colaboración entre Hank Cochran y Harlan Howard, y Patsy la incluyó en su disco Patsy Cline Showcase. También se publicó, aparte, en un sencillo de Decca Records, cuya cara B correspondía a Lovin’ in Vain.
Cochran y Howard se conocieron en California y decidieron hacer algo juntos. La primera versión de nuestro tema la grabó la mujer del segundo, Jan, y se la ofrecieron al productor de Decca Records, quien intentó encontrar al artista adecuado. Después de que Brenda Lee y Roy Druskin dijeran “no”, la estrella emergente del country Patsy Cline, que entonces tenía 28 años, se ofreció a grabarla en una histórica sesión con los coros de apoyo del legendario grupo de gospel The Jordanaires.
Patsy creía que dejarían en segundo plano su interpretación, y las relaciones con The Jordanaires no fueron muy amistosas. También, y según su amiga Loretta Lynn, quien también triunfaría en esto del country, se peleó con el productor de Decca Owen Bradley –el artífice del sonido Nashville– por el carácter pop que este quería imprimir a la canción. Sin embargo, la sangre no llegó al río y, con el tiempo, Patsy agradeció a Bradley sus sabios consejos y los miembros de The Jordanaires se convirtieron en unos de sus mejores amigos.
La canción pasó desapercibida al principio en las emisoras country, pero pronto una nueva estrategia de promoción la catapultó a la fama, y el tema tardaría mucho en apearse de las listas de los más vendidos.
Un leve accidente de coche de Patsy, en junio de 1961, paró un poco la promoción, pero, independientemente de estos altibajos, la artista se convirtió en un miembro habitual del Grand Ole Opry, uno de los mayores honores que podía merecer un cantante country.
I fall to pieces parte del fin de una relación. Ella no puede superarlo y, cada vez que alguien dice su nombre o pasa por su lado, se cae a pedazos. Él le repite una y otra vez que lo deje atrás y encuentre a alguien nuevo a quien amar, pero ella es incapaz de olvidar su amor y “fingir” que nunca lo ha conocido.

The wings of a dove. Bob Ferguson, 1958

Aunque esta canción fue compuesta por Robert Bruce Ferguson, no se hizo famosa hasta dos años más tarde gracias a la grabación de Ferlin Husky que llegó al número 1 durante 10 semanas entre el 60 y el 61. La canción fue utilizada para la película sobre una estrella del country, Gracias y favores (1983) protagonizada por Robert Duvall. Por cierto, Duvall confiere a su interpretación del tema un ritmo lento y lleno de emoción. En 1987 la Broadcast Music Incorporated concedió a Ferguson una medalla por el millón de veces que había sonado canción en las ondas. Gran cantidad de artistas han visto el potencial de esta canción y la han grabado destacando las versiones de Loretta Lynn, Dolly Parton, el representante del bluegrass Ricky Scaggs, el grupo de gospel The Jordanaires entre otros. Respecto a la letra de la canción, une a la perfección la cadencia del country con la historia bíblica pues hace referencia a distintos pasajes de la Biblia donde Dios envía una paloma blanca a la humanidad como símbolo de su amor como cuando tras el diluvio universal envió una paloma a Noé para buscar tierra firme.