No es ninguna novedad la enorme contribución del blues a la música country, y esta de hoy es otra demostración. El tema fue compuesto como una canción country-blues por los miembros de los Mississippi Sheiks Walter Vinson y Lonnie Chatmon. En 2008 la canción entró en el Salón de la Fama de los Grammy. La letra habla de una ruptura pero, aun así, el protagonista se siente esperanzado, “sentado en la cima del mundo”.
El título guarda relación con una canción popularizada por Al Jolson en 1926, I’m Sitting on Top of the World, aunque la melodía es totalmente diferente. Pocos años después, desde su grabación por Bob Wills y los Texas Playboys, se convirtió en un clásico de la música western swing.
Los seguidores de Elia Kazan quizá reconozcan esta melodía, ya que sonó en Un rostro en la multitud (1957). También la escuchamos en la película Cold Mountain, en una versión de Jack White que pondré luego; y, en los últimos años, ha aparecido en la banda sonora de la serie Hijos de la Anarquía.
La primera vez que se grabó fue en febrero de 1930 por los Mississippi Sheiks, un grupo formado por la familia Chatmon y Walter Vinson que se disolvió en 1933.
Bob Wills convirtió este clásico en un estándar de la música western swing en 1935.
The Light Crust Doughboys alcanzó la cima de su fama en los años inmediatamente anteriores al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Esta grabación corresponde a 1938.
Un jovencísimo Ray Charles –no había cumplido aún los 20– grabó esta versión en 1949.
En 1957, Howlin’ Wolf hizo una de las versiones más conocidas de este tema.
Esta es la interpretación de Doc Watson en los años sesenta.
Cream, en su álbum Wheels of Fire (1968).
Os dejo ahora con la versión de Jack White.
Nos quitamos el sombrero con el gran guitarrista Chet Atkins.
Will the Circle Be Unbroken Vol. 2 (1989) es un álbum de Nitty Gritty Dirt Band del que extraemos esta pista.
the light crust doughboys
Bob Wills, el rey de la música western swing
James Robert Wills, Bob Wills, nació en 1905 en el estado de Texas. Su padre era bueno con el violín y ganó varios concursos del estado con este instrumento. No es de extrañar que su hijo llegara a ser un virtuoso del mismo, aunque también aprendió a tocar la mandolina –de origen italiano pero muy popular en la música hillbilly de principios de siglo–. Otra hermana tocaba el piano y, en general, todos los Wills hicieron sus pinitos en la música, aunque fuera amenizando las fiestas campestres en el ámbito propio de una familia de granjeros, que vivía de la recogida de algodón.
Fue en ese contexto donde el joven Robert trabó relación con la música negra, lo que enriqueció su carrera. Y esta comenzó, digamos, a los 16 años, cuando Bob dejó a su familia y se largó en un mercancías a probar fortuna (en cierta ocasión, casi perdió la vida al bajarse de un tren en marcha).
Se casó en los felices veinte, y alternó su residencia entre Nuevo México y su Texas natal. Allí, pintado de negro, como dictaba la moda, actuó en espectáculos callejeros anunciando productos medicinales. Admiraba a la cantante Bessie Smith, por la que “cabalgó 50 millas para oírla actuar”, y en noviembre de 1929 se inició en el mundo de las grabaciones, si bien estas no fueron editadas hasta unos años más tarde.
En los años 30, creó el grupo The Light Crust Doughboys, que no tardó en despuntar, y se asoció con Tommy Duncan en 1932. Dos años más tarde se trasladó a Tulsa, Oklahoma, donde emprendió con su socio un programa musical en la radio. De este período destaca su canción más memorable, San Antonio Rose, a la que ya le dedicamos un espacio. Los años de la Segunda Guerra Mundial fueron muy fructíferos para Wills, que probó fortuna con el cine. Su película más famosa fue Take me back to Oklahoma (1940).
En 1944 debutó en el Grand Ole Opry y se trasladó a California, donde abrió su propio club nocturno en Sacramento. Su popularidad iba viento en popa. Su banda, rebautizada como The Texas Playboys, tocaba cada semana para nada menos que 10.000 personas en distintos bailes del oeste.
Miembro del Salón de la Fama de la Música Country desde 1968, tras unos años de mala salud, consecuencia de un infarto, Bob Wills falleció en 1975 de una neumonía.
En febrero de este año, la Sociedad Histórica de Oklahoma anunció su proyecto de realizar un documental sobre su vida y obra, que llevará por título: Todavía el rey: Bob Wills, el hombre y la música.
Escuchemos ahora su canción Take me back to Tulsa, de 1940. Fijaos en la referencia racial, modificada luego para adaptarla a lo políticamente correcto. Os cuento. En una estrofa, la letra dice: “Los negritos recogen el algodón, los blancos se llevan el dinero”, que más tarde se cambió por estos versos: “El hombre pequeño recoge el algodón, el gran hombre se lleva el dinero”.