Jean Pruett, un ejemplo de «one-hit wonder» en la música country

 

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Norma Jean Bowman nació en Alabama hace 81 años. Su interés por la música country se gestó al abrigo del Grand Ole Opry. Se casó con un conocido guitarrista de este estilo que llegaría a trabajar con Marty Robbins y, gracias a él, se introdujo en el mundo de las discográficas, debutando en 1963.Durante el resto de esa década disfrutó de un modesto éxito, pero todo cambió cuando en 1973 apareció su disco Satin Sheets, del que formaba parte la canción homónima, su tema más conocido. Nos hallamos, pues, ante un caso característico de one hit wonder (que podría traducirse como “portento de un solo éxito”).En 1969, entró en la órbita de Decca Records. Owen Bradley, una de las mentes pensantes de ese sello, se enamoró de su voz, convencido de que gustaría a las amas de casa y vendería muchos discos. A juzgar por la canción que vamos a escuchar después –y que le hizo entrar además en el Grand Ole Opry–, no se equivocaba. A finales de los 70, sin embargo, su carrera empezó a declinar y, aunque volvió brevemente a mediados de los 80, su estrella se terminó apagando.

Escuchemos ya Satin Sheets, un tema escrito por Paul Volinkaty que apareció como single en febrero de 1973 y que constituyó el único número 1 de Pruett en las listas. La letra habla de una esposa infeliz a la que su marido proporciona todo lo que el dinero puede comprar; pero ese dinero no le puede abrazar fuerte como lo hace otro hombre que ha conocido, y le pide que la deje marchar, porque ahora sólo tiene “sábanas de satén para tumbarse y almohadas de satén para llorar”.Volinkaty escribió esta canción, la primera de su carrera, en 1970, en apenas media hora, pero no consiguió que nadie se interesara por ella hasta casi tres años después. La guerra de Vietnam abrió los ojos a mucha gente y hablar abiertamente de sexo –“no me dejas satisfecha”– ya no resultaba escandaloso.

Os dejo en primer lugar con la versión original de Jeanne Pruett. Su interpretación le hizo merecedora de varios premios en la Asociación de la Música Country de aquel año (1973): vocalista y single del año.

Ahora, escuchemos una versión de Loretta Lynn que ya tuvimos ocasión de disfrutar en la entrada dedicada a su disco Love is the Foundation (1973).

Tammy Wynette la incluyó en Another Lonely Song (1974).

Hank Williams Jr. la cantó desde el punto de vista del marido que no es capaz de darle a la mujer lo que necesita. Su grabación pertenece a Living Proof: The MGM Recordings (1974).

Dolly Parton la grabó en Treasures (1996).

Una de las voces contemporáneas más celebradas, Martina McBride, la versionó en Timeless (2005).

Today I Started Loving You Again. Merle Haggard y Bonnie Owens, 1968

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Esta que vamos a escuchar hoy es una de las canciones más significativas de la carrera de Merle Haggard, fallecido el pasado 6 de abril. Aunque lo solemos asociar con el outlaw country, Haggard fue un artista de lo más polifacético, y aquí nos regala una balada al estilo honky-tonk.
Su mujer de entonces, Bonnie Owens, que antes fuera esposa de su amigo Buck Owens, firmó también el tema, aunque su contribución, tal como ella misma reconoció, fue mínima: “Una noche que estábamos en Dallas, Merle me mandó a buscar una hamburguesa. Cuando volví había escrito Today I Started Loving You Again”.
El single apareció como la cara B de The Legend of Bonnie and Clyde. Pasó un tanto desapercibido, pero el tiempo y sus numerosas versiones hicieron que acabara eclipsando incluso a The Legend of Bonnie and Clyde.
El narrador intenta superar sin éxito su reciente ruptura sentimental: “Qué estúpido al pensar que lo superaría llorando un millón de lágrimas. Debería haber sabido que lo peor estaba por llegar”. Escuchemos la versión original de Merle Haggard en 1968.

El primer álbum en solitario de John Fogerty, tras su paso por Creedence Clearwater Revival, fue The Blue Ridge Rangers (1973). Esta es la versión que aparece en el álbum.

Kenny Rogers y el primer grupo en el que colaboró, The First Edition, la grabaron en 1973.

La cantante Sammi Smith la elevó a la categoría de clásico en 1975.

Emmylou Harris la grabó para su álbum Thirteen (1986).

El último disco de George Jones, Hits I Missed… And One I Didn’t (2005), también incluía una versión del tema.

Ahora, Martina McBride en el disco en que rescata canciones imperecederas del country, Timeless (2005).

Termino por hoy con la versión que Willie Nelson incluyó en Remember Me Vol. 1 (2011).

Connie Smith, la última mujer en entrar en el Salón de la Fama

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Constance June Meador nació en Indiana en 1941, aunque creció en Virginia Occidental, un estado que gusta mucho del country. Los sábados por la noche no se perdía el Grand Ole Opry y, tras participar en varios concursos locales de country, la RCA se fijó en ella y la contrató en 1964, año en que grabó su primer y único número 1, Once a Day (que luego escucharemos).
Al año siguiente, vio cumplido su sueño de entrar en la institución que tanto había significado para ella durante su infancia. Los años 60 fueron su década, y la presión de las discográficas fue cada vez más dura. Intentó alejarse de todo ello refugiándose en la música gospel, que tenía un público más reducido, aunque sin descuidar el country. A finales de los 70, se retiró parcialmente de los escenarios hasta que volvió con energías renovadas en 1998, poco después de casarse con Marty Stuart, uno de los grandes de este género. Su último álbum hasta la fecha lleva por título Long Line of Heartaches (2011).
Para George Jones era su cantante preferida; Dolly Parton dijo de ella: «Solo hay tres cantantes femeninas en el mundo, Barbra Streisand, Linda Ronstadt y Connie Smith. El resto de nosotras solo estamos fingiendo»; y Elvis Presley la tenía en muy alta estima y poseía toda su discografía.
En 2012, entró a formar parte del Salón de la Fama de la música country, uniéndose así a un selecto grupo de artistas femeninas como Loretta Lynn –para Smith su cantante de country favorita–, Kitty Wells, Dolly Parton o Patsy Cline, entre otras.
Vamos con su single de debut, Once a Day, el primer single femenino de la historia del country que alcanzó el número 1. Escrita por Bill Anderson especialmente para ella, la letra habla de una mujer que no ha superado su ruptura y, aunque intenta limitar su sufrimiento a «una vez al día», no le es posible. Connie fue nominada a la mejor vocalista femenina en la primera entrega de los Grammy en que se concedió este premio.

Posteriormente, la misma Smith la interpretó en francés con el título Pas Souvent (1966), convirtiéndose así en una de las pocas cantantes country que ha cantado en otro idioma que no sea inglés.

Loretta Lynn, en su álbum Songs from my Heart (1965).

El mismo año, David Houston la incluyó en Sings Twelve Country Hits (1965).

Os dejo con George Jones en I’m a People (1966).

Uno de los pocos cantantes country hispanos, Trinidad López III, conocido como Trini Lopez –nació en Dallas de ascendencia mexicana– la versionó en Welcome to Trini Country (1968).

Martina McBride la recuperó para su álbum de versiones sobre clásicos del country Timeless (2005).

Por último, veamos y escuchemos a Rhonda Vincent en una actuación en directo en 2010.

Harlan Howard, el rey de los compositores country

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Harlan Perry Howard nació en 1927 en una ciudad del norte, pero creció en Kentucky, territorio más proclive al country. Su primera inmersión en este estilo vino de la mano del Grand Ole Opry y sus emisiones. “Me atenazaban el corazón. La sinceridad de las canciones me conmovía. Incluso cuando era un crío me gustaban las canciones tristes, las que hablaban de la vida real. Reconocía esta música como una súplica. Me llamaba”, recordó en cierta ocasión, y a los 12 años empezó a escribir sus primeras canciones.
Tras combatir en la Segunda Guerra Mundial como paracaidista, se dedicó en serio a la música country. Su canción Pick Me Up on Your Way Down (1958), grabada por Charlie Walker, llegó al segundo puesto en las listas. Pero sus mayores éxitos como compositor serían Heartaches by the Number (1959), grabada por Ray Price; I Fall to Pieces (1961), escrita junto a Hank Cochran y grabada por Patsy Cline; Busted (1962), grabada por Johnny Cash; y I’ve got a Tiger by the Tail (1964), junto a Buck Owens, quien la convirtió en un éxito.
En 1973 entró a formar parte del Salón de Fama de los Compositores de Nashville y, en 1997, obtuvo un honor todavía mayor, al ser nombrado miembro del Salón de la Fama de la Música Country. A final de su vida era toda una institución y un modelo a seguir para los jóvenes: “Muchos de los viejos compositores ya no están aquí. Como yo soy el único que queda de los 60, eso me convierte en un dinosaurio. Los jóvenes escritores quieren ser como yo. Bueno, yo quería ser un profesional como Fred Rose o Irving Berlin”. Su muerte en 2002 dejó un vacío irreparable en la industria.
Escuchemos ya una de sus composiciones, Heartaches by the Number (1959). El narrador enumera las veces que se le rompió el corazón: la primera cuando su pareja le abandonó, la segunda cuando volvió pero no hizo ningún esfuerzo por quedarse, la tercera cuando le llamó diciendo que iba a volver pero se quedó esperando. “Cada día me amas menos, cada día yo te amo más”, se lamenta.
Ray Price fue quien primero la grabó en 1959, convirtiendo esta melodía en un auténtico clásico del country.

La versión de Guy Mitchell en 1959 fue la que más éxito tuvo, y no tardó en ascender al número 1 de las listas.

George Jones la grabó para George Jones Sings Country and Western Hits (1961).

Os dejo ahora con el propio autor, Harlan Howard, que la interpretó en All Time Favorite Country Songwriter (1965).

Willie Nelson la incluyó en Country Favorites, Willie Nelson Style (1966).

Al alba de su carrera, Dwight Yoakam la versionó en Guitars, Cadillacs, Etc. Etc. (1986).

¿Y cómo sonaría esta canción interpretada por una mujer? Os dejo con Martina McBride en su disco Timeless (2005).

El pasado mes de mayo, Cyndi Lauper sacó su álbum Detour, en el que aparece su versión de Heartaches by the Number.

I Hope You Dance. Mark Sanders y Tia Sillers, 1999

I HOPE YOU DANCE
La canción que vamos a escuchar hoy fue todo un fenómeno en Estados Unidos en las postrimerías del siglo XX. El single salió en el año 2000, y llegó al número 1 de la lista Billboard, donde se mantuvo cinco semanas consecutivas, para dar luego el salto a la lista Adult Contemporary, que no es solo de country, y convertirse en uno de los pocos temas country-pop que lo consigue.
Se suele considerar la canción de cabecera de Lee Ann Womack, quien la vincula con todo lo que cualquier padre desearía para sus hijos. La letra es una invitación constante a la vida: “Espero que nunca pierdas tu capacidad de asombro, que nunca temas a las montañas en la distancia, que todavía te sientas pequeño cuando estés al lado del océano, siempre que tengas la opción de quedarte sentado o bailar, espero que bailes”. En definitiva, nos pide que no nos dejemos llevar por la abulia.
Se llevó todos los premios habidos y por haber: el de la Asociación de Música Country, el de la Academia de Música Country, el Grammy a la mejor canción country, el de la Asociación de Compositores de Nashville…
He aquí la versión original de Lee Ann Womack con el desaparecido grupo Sons of the Desert, que salió a la venta como single en marzo de 2000 y fue incluida en el álbum I Hope You Dance, en mayo de aquel año.

La del artista irlandés Ronan Keating pertenece a su álbum Ten Years of Hits (2004), y constituyó todo un éxito en el Reino Unido.

La interpretación de Gladys Knight sonó en la película The Family that Preys (2008).

Escuchemos la versión en holandés de Glennis Grace, que lleva por título Dat is Mijn Wens, para su álbum This is My Voice (2012).

La actriz canadiense Michelle Creber la incluyó en su CD Timeless (2012), cuando solo contaba con 13 años de edad.

Rose Garden. Joe South, 1970

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Esta canción, conocida como I never promised a rose garden, fue escrita por Joe South, que también la grabó, aunque, si se convirtió en un éxito internacional, fue gracias a la versión de Lynn Anderson de 1970.
La artista se interesó por el tema, pero su productor la consideraba ”una canción de hombres” (“te podría prometer un gran diamante”, dice la letra). Finalmente le dio luz verde y acabó siendo uno de los mayores éxitos de su carrera.
La letra transmite optimismo, y, según Lynn Anderson, esa fue la principal razón de su éxito: la gente quería olvidarse de las miserias de Vietnam. Aunque las cosas no siempre salgan como se han planeado –“siempre tiene que haber un poco de lluvia”–, hay que sobreponerse –“no ponerse melancólico y compartir los buenos tiempos mientras se pueda”.
La canción se ha grabado en otros idiomas, véase la versión de Duncan Dhu Jardín de rosas.

O la portuguesa Mar de rosas, de The Fevers.

Escuchemos ahora la original del autor, Joe South.

El verdadero éxito llegó con la grabación de Lynn Anderson, en octubre de 1970, que le valió el Grammy a la mejor interpretación femenina al año siguiente.

Os dejo con la versión de Loretta Lynn, perteneciente a su álbum I wanna Be Free (1971).

La cantante canadiense K.D. Lang la versionó en 1987, en su álbum Angel with a Lariat.

En 2005 Martina McBride publicó su disco Timeless, repleto de versiones de grandes clásicos como este.