Johnny Cash: De entre los muertos

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La extensa carrera discográfica de Johnny Cash decayó un tanto en los años 80, no porque no siguiera sacando discos sino porque estos ya no tenían el éxito de antaño. El protagonista de la entrada de hoy, Rick Rubin, fue el encargado de devolver, si no la vitalidad, sí la conexión con el público a Johnny Cash.
Con sólo 25 años, este productor fundó un nuevo sello discográfico, Def American Recordings, rebautizado en 1993 como American Recordings. Como cualquier productor con un nuevo proyecto entre manos, se pasaba la vida buscando savia nueva para su sello y así fue como se fijó en Johnny Cash.
Viajó a California, donde aquel vivía, y el maestro se mostró encantado de que un joven emprendedor quisiera trabajar con él. Además, gracias a Rubin, el público más joven empezó a descubrirlo y el Hombre de Negro pudo salir de su letargo durante los últimos años de su vida.
En concreto, Rubin sacó con él cuatro discos y otros dos que aparecieron póstumamente. Seis en total, pues, que se conocen como la serie American Recordings. En uno de ellos, un álbum con grabaciones en directo, reunió a Johnny Cash y a su coetáneo Willie Nelson, nada menos. Escuchemos un ejemplo de cada uno de ellos.
La primera colaboración entre el productor y el artista fue American Recordings (1994), al que pertenece The Beast in Me, una canción de su ex-yerno Nick Lowe.

Después vino Unchained (1996), repleto de colaboraciones con otros artistas. De él escucharemos Southern Accents, escrita por Tom Petty.

El siguiente, que no se considera parte de la serie American Recordings, es su colaboración con Willie Nelson, VH 1 Storytellers (1998). Ahí se incluye su versión en directo de Ghost Riders in the Sky, el clásico de 1948 sobre unos jinetes fantasma en el cielo que, por su mal comportamiento aquí en la Tierra, se ven obligados a perseguir eternamente a la manada del Diablo.

En el siguiente álbum, America 3: Solitary Man (2000), se notaba ya que la salud de Cash empezaba a mermar. Escuchemos su excelente versión de One, que grabó U2 en 1991. Siguiendo las palabras de Bono, su compositor, la canción habla de que no tenemos opción: o aprendemos a convivir entre nosotros o no sobreviviremos.

American IV: The Man Comes Around (2002) fue el último álbum que apareció en vida de Cash, y mereció el premio al Álbum del Año en la Asociación de Música Country. Se compone en su mayoría de versiones de otros artistas, por ejemplo de The First Time Ever I Saw Your Face, popularizada por Roberta Flack en 1972.

Los siguientes discos de los que os voy a hablar aparecieron con carácter póstumo. El primero de ellos, Unearthed, vio la luz dos meses después de su muerte (septiembre de 2003). Se trata de una caja de cinco discos que incluye una selección de las canciones grabadas en los anteriores discos de la serie, así como una colección de canciones góspel. Al primer disco de Unearthed pertenece Flesh and Blood, una composición del propio Cash fechada en 1970.

American V: A Hundred Highways apareció tres años más tarde y fue todo un éxito de ventas, hasta el punto de auparse al número 1, el primero de Johnny después de 37 años. Consiste en versiones de canciones de otros artistas. Por ejemplo, de A Legend in My Time, que fue un éxito para Don Gibson en 1960.

El último disco de Johnny Cash producido por Rubin fue American VI: Ain’t No Grave (2010), del que escucharemos una de sus últimas grabaciones, Ain’t No Grave (Can Hold My Body Down). Se trata de una canción góspel escrita por Claude Ely en 1934, cuando este contaba doce años y se encontraba enfermo de tuberculosis. En el estribillo, el protagonista afirma que no hay tumba que le pueda mantener bajo tierra, en referencia a la resurrección. La solemne versión de Johnny Cash fue utilizada en la banda sonora de Django desencadenado (2012).

Don’t take your guns to town. Johnny Cash, 1958

La espectacular carrera de Johnny Cash ha dado a la música country nada menos que 13 números 1. Entre ellos, el quinto de su carrera, la historia de un joven cowboy que quiere demostrar su valía.
El productor Don Law, de la Columbia, auspició esta grabación de Cash, junto con la de I still miss someone, en un sencillo que vio la luz en diciembre de 1958. Muchos años después, en 1998, Johnny colaboró con Willie Nelson en el disco VH1: Storytellers, que también incluye este tema.
Cash ha sido uno de los cantantes más prolíficos de la historia: cuenta en su haber con más de 80 discos de larga duración (LPs) y más de 100 singles, grabados entre 1954 y su muerte en 2003. U2, alejado como todos sabemos de la música country, hizo su propia versión de este clásico en su single Elevation (2001), confirmando que la buena música no tiene por qué encasillarse en un estilo concreto.
La canción cuenta la historia de un joven llamado Billy Joe, que crece inquieto en su granja. Desoyendo los consejos de su madre, que le pide que no se lleve las armas a la ciudad (lo que da título a la canción), decide demostrar que ya es un hombre. Se cambia de ropa, se lustra los zapatos, coge sus armas, y se siente feliz cantando en su silla de montar, hasta que llega a un pueblo ganadero con una sonrisa en los labios y entra en un bar. Allí bebe su primer licor fuerte para calmar su mano temblorosa. En esto, entra otro cowboy y se empieza a reír de él, lo que enfurece a Billy, que, cuando va a desenfundar, descubre (demasiado tarde, todo hay que decirlo) que su antagonista es más rápido que él. Cuando cae al suelo y la multitud se reúne en torno a él, resuenan en su mente las palabras de su madre: “No te lleves las armas a la ciudad”.