You’re the Only World I Know. Sonny James y Robert Tubert, 1964

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Sonny James, el «caballero sureño», encadenó una serie de números 1, en una racha que empezó con esta canción de amor. Su objetivo, tal como declaró, fue conseguir la mayor simplicidad posible. Así, cuando ya tenía una idea clara de la melodía, llamó a Robert Tubert y le dijo que quería que la letra consistiera sólo en una afirmación. Este dio con «eres el único mundo que conozco», que un entusiasmado James grabó en septiembre de 1964. El tema se encuadra en el sonido Nashville, ese estilo edulcorado que incorpora elementos pop a la melodía.

Escuchemos el original de Sonny James, incluido en el álbum homónimo, You’re the Only World I Know (1964).

Marie Osmond hizo una excelente versión de este tema en su disco de debut Paper Roses (1973).

Wanda Jackson la interpretó en A Woman Lives for Love (1970).

Por último, os dejo con David Houston en David Houston Sings Twelve Great Country Hits (1965).

A Little Bitty Tear. Hank Cochran, 1961

a littlebitty tear
Uno de los compositores más prolíficos de la música country fue Hank Cochran, a quien pertenece la canción de hoy. Por suerte para el country, cambió de opinión en el último momento cuando, con poco más de 20 años, planeó hacer autoestop hacia Hollywood, pero terminó yendo a Nashville, donde se labró una fructífera carrera. Esta fue una de las primeras canciones que escribió y confirmó su merecida fama, que había cimentado el año anterior al escribir con Harlan Howard el clásico de Patsy Cline I Fall to Pieces (ya escuchado aquí).
En una entrevista para la revista Billboard, Cochran dijo que había escrito el tema en el coche, cuando iba de camino a casa desde el trabajo. El narrador, tras una ruptura, se las promete muy felices porque cree que su carácter optimista le librará del sufrimiento, pero se da cuenta de que la realidad es muy distinta cuando «una pequeña lágrima (asoma a sus ojos) y le defrauda».
Burl Ives fue el primero en grabarla, en una de sus interpretaciones más populares. La incluyó en The versatile Burl Ives (1961) y mereció sendas nominaciones a los Grammy: a la mejor grabación country y a la mejor actuación masculina solista.

Unos meses más tarde, la versionó Wanda Jackson.

El mismo año, 1961, el cantante de rockabilly Johnny Burnette la grabó para Navidad.

Skeeter Davis y Porter Wagoner nos regalaron un disco de dúos en 1962, entre los que se encontraba este.

Otro dúo, en esta ocasión británico, el formado por Miki y Griff, la versionó ese mismo año. Fueron de los primeros artistas británicos invitados a actuar en el Grand Ole Opry.

El propio Hank Cochran la grabó en 1965.

There’s a New Moon Over My Shoulder. Jimmie Davis, Ekko Whelan y Lee Blastic, 1944

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La luna siempre ha sido un tema recurrente en las canciones de amor. La balada de hoy es un buen ejemplo de ello: su título hace referencia a la fase de la luna nueva, aquella en la que esta no es visible desde la Tierra, ya que la parte del satélite frente a nosotros no está iluminada por el Sol (exactamente lo contrario a la luna llena). Casualmente, hoy, 7 de noviembre, si estáis en Madrid podréis ver –o mejor dicho, no ver– la luna llena. Pero no nos desviemos, que este es un blog de música, no de astronomía…
There’s a New Moon Over My Shoulder fue escrita por un viejo conocido nuestro, el gobernador Jimmie Davis, quien, justo aquel año, 1944, ganó las elecciones para su primer mandato como gobernador de Louisiana. La canción se podría encuadrar en el western swing. Su letra nos presenta a un hombre que espera en vano a que su pareja vuelva con él, porque esta le prometió que lo haría con la llegada de la luna nueva. Desde entonces, muchas lunas nuevas han pasado y sigue sin aparecer.
El primero en grabarla, en 1944, fue Tex Ritter. Constituyó uno de los éxitos sobre los que cimentaría su carrera posterior (los más cinéfilos recordaréis que Ritter fue quien puso voz al tema principal de High Noon, Solo ante el peligro).

Uno de sus autores, Jimmie Davis, la grabó al año siguiente y su versión, aún más conocida que la anterior, llegó al número 1 de las lista folk.

Con la influencia que ejercía el sonido Nashville en la época, Jim Reeves la versionó en su disco Moonlight and Roses (1964).

Ahora, una voz femenina, la de Wanda Jackson, que la incluyó en Wanda Jackson Salutes the Country Hall of Fame (1966).

Bill Haley la interpretó a ritmo de rock en su disco grabado en Nashville Rock Around the Country (1971), que parafrasea su canción más emblemática, Rock Around the Clock.

Tres grandes del bluegrass, Mac Wiseman, Doc Watson y Del McCoury, la incluyeron en su álbum Mac Doc & Del (1998).

Y seguimos en el bluegrass. Larry Sparks la grabó como parte de la banda sonora de la película Transamerica (2005), en la que participaron Old Crow Medicine Show o Dolly Parton, entre otros.

El mundo en sus manos

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Para celebrar el Domingo de Resurrección, vamos a escuchar una canción góspel de autor desconocido que ha gozado siempre de gran popularidad: He’s Got the Whole World in his Hands.

Se trata de un antiguo espiritual negro publicado por primera vez en 1927. Su letra habla, como se infiere del propio título, de que todo el mundo está ligado a Dios. En 1933, el historiador musical Frank Warner hizo las primeras grabaciones del tema con el fin de preservarlo, pero no sería hasta un cuarto de siglo después cuando ganó fama gracias a una grabación pop procedente del otro lado del océano.

Laurie London, un alumno de 13 años del instituto religioso de enseñanza secundaria inglés Davenant Foundation Grammar School, la grabó acompañado por la orquesta de Geoff Love. Aunque en Inglaterra no le fueron mal las ventas –llegó al puesto 12 de las listas–, su éxito no fue nada comparado con el que alcanzó en Estados Unidos, donde en 1958 se mantuvo cuatro semanas como número 1, convirtiéndose, así, en el primer single de un británico que conquistaba el primer puesto de las listas.

Escuchemos esta grabación para el sello Parlophone, una veterana discográfica que se ha apuntado tantos tan celebrados como el Sergeant Pepper’s de los Beatles o los grandes éxitos de Queen.

Este es Pat Boone en Great, Great, Great (1962).

Loretta Lynn en The old rugged cross (1992).

Tammy Wynette la incluyó en su álbum Inspiration (1969).

El mismo año, la reina del rockabilly, Wanda Jackson, hizo su propia versión en su disco The Happy Side of Wanda (1969).

El grupo The Jordanaires también la incorporó a su repertorio.

Y, para acabar, este directo de Mary Duff.

 

Bill Anderson, Bill el susurrador

bill anderson
James William Anderson nació en 1937 en Carolina del Sur, aunque creció en Georgia, donde estudió Periodismo y simultaneó los libros con un programa de radio local.
Su primera composición fue City Lights, grabada por Ray Price en 1958 y años después, en 1975, por Mickey Gilley (en ambas ocasiones llegó al primer puesto de las listas). El éxito llevó a Anderson a trasladarse a Nashville y fichar por Decca Records.
Su primer número 1, ya como cantante, fue en 1962 con Mama Sang a Song. A partir de entonces fue considerado uno de los mejores compositores de música country de todos los tiempos –en 1975 entró en el Salón de la Fama de los Compositores de Nashville–, y hasta la fecha su carrera se compone de más de 50 álbumes.
Su melodiosa forma de cantar, así como la inserción de estrofas recitadas en sus composiciones, hizo que se le conociera como Bill el susurrador, y así tituló la autobiografía que publicó en 1989. Ha escrito canciones para estrellas como Wanda Jackson, Connie Smith, Lynn Anderson, Conway Twitty, Jim Reeves y, entre las nuevas, Brad Paisley, Kenny Chesney o George Strait. Incluso Aretha Franklin, más allá de las frontera del country, ha cantado alguno de sus temas.
Su ojo para los negocios es proverbial. En Anderson, Carolina del Sur –así llamada por un general de la guerra de Independencia contra Gran Bretaña–, una cadena de restaurantes adoptó el nombre de una de sus canciones, Po’ Folks (1961). Bill se planteó demandarlos, pero al final vendió los derechos por una suculenta suma. Listo, muy listo.
Su canción Still es quizá su tema más conocido. El single salió en 1963, producido por Owen Bradley para Decca Records. Se trata de una balada de amor en parte hablada. Un hombre, desesperado porque su novia le ha dejado, le escribe una canción: “Aunque me rompiste el corazón y estemos lejos, te amo todavía”. Escuchemos ya a Bill el susurrador…