Un amigo que comparte todas nuestras penas

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Con motivo de la celebración de la Pascua os ofreceré cada día clásicos del góspel que, a fuerza de versiones, se han hecho un hueco en este género.

Hoy, Jueves Santo, cuando conmemoramos la Última Cena, escucharemos What a friend we have in Jesus, uno de los temas góspel más conocidos. Su origen demuestra que de la sucesión de tragedias pueden salir los poemas más hermosos, y digo poemas porque el germen de esta canción fueron unos versos de Joseph M. Scriven, un poeta irlandés de familia acomodada cuya novia se ahogó accidentalmente el día antes de la boda.

Scriven emigró entonces a Canadá, donde se refugió en la religión para sobrellevar su pérdida. Unos años más tarde, la tragedia le visitó de nuevo. Próximo a casarse con su prometida Eliza Roche, esta contrajo neumonía y murió como consecuencia de ella. En 1855, le llegaron noticias de que su madre, todavía en Irlanda, se encontraba gravemente enferma y, a modo de consuelo, le escribió un poema, que luego se convertiría en nuestro What a Friend we have in Jesus.

En un principio, no lo publicó y no fue hasta diez años más tarde que se supo que era suyo. En este himno religioso escuchamos: “Cuánta paz nos perdemos, cuánto dolor innecesario soportamos, solo porque no llevamos todo a Dios en oración”. El poeta se pregunta también: “¿Podremos encontrar un amigo tan fiel que comparta todas nuestras penas?” Los últimos años de la vida de Scriven estuvieron marcados por problemas de salud y fuertes depresiones, hasta su muerte en 1866… también ahogado (no se sabe si por accidente o se suicidó). Poco después de su muerte el poema llegó a oídos de un abogado y compositor de Massachussetts, Charles Crozat Converse, quien decidió ponerle música.

Tennessee Ernie Ford la grabó en Sings from his Book of Favorite Hymns (1962).

Escuchemos a Glen Campbell para Favorite Hymns (1989).

Willie Nelson en How Great Thou Art (1996).

Alan Jackson la incluyó en Precious Memories (2006).

Brad Paisley hizo una versión instrumental a la guitarra en Play (2008).

El único álbum góspel de Ronnie Milsap hasta la fecha es Then Sings My Soul (2009). Escuchemos su versión.

El tema también ha sido traducido a diversas lenguas y, en particular, en Asia goza de cierta popularidad. Escuchemos la versión en japonés, traducida como Itsukushimi Fukaki.

Termino con otra versión exótica, esta en hindi. Sunil Solomon canta Yeshu Kaisa Dost Piara.

Ray Price, el último de la generación

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Una de las primeras entradas de este blog la dediqué a la muerte de Ray Price el 16 de diciembre del pasado año. Veamos ahora con mayor largueza su biografía. Price nació en una pequeña granja de Texas en 1926 y empezó la carrera de veterinaria. Sus estudios, no obstante, se vieron abruptamente interrumpidos tras la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizada ésta, se consagró a su gran pasión: la música. Mientras ayudaba a su amigo Lefty Frizzell en sus sesiones de grabación, el sello Bullet Records se interesó por él y le ofreció su primer contrato. En su vida se cruzó el legendario Hank Williams, con quien compartió piso tras el divorcio de este, y a su muerte fue Price quien se hizo cargo de su grupo The Drifting Cowboys. Durante los años 60, Price experimentó con el sonido Nashville, y su fe cristiana lo guió a la música gospel, cantando multitud de himnos evangélicos como Rock of ages, What a friend we have in Jesus o Amazing Grace. Price se mantuvo en activo hasta su muerte. Tras su último disco de estudio, The Last of the Breed –”El último de la generación”– (2007), inició una gira con otros grandes del country como Willie Nelson o Merle Haggard. Al finalizar, Haggard lo elogió en estos términos: “Este viejo nos ha dado una lección de cómo se canta. Estaba ahí con el micrófono contra su pecho mientras que Willie y yo todavía estábamos buscándolo”. Y la verdad es que Haggard tampoco es tan joven, tiene 77 años…
Vamos a escuchar una de sus canciones de cabecera, junto con Crazy Arms, que ya puse el 12 de enero. Me refiero a Release me, compuesta por Eddie Miller en 1946. Aunque la mayoría de vosotros la conoceréis por la versión del británico Engelbert Humperdinck, un gran éxito de 1967, Ray Price fue la primera estrella que la grabó en diciembre de 1953, apenas tres años después de que lo hiciera el propio autor. Miller, por cierto, encontró dificultades para que alguien pusiera voz a su tema, pero, tras Ray Price, todo el mundo quiso hacerlo: Kitty Wells, Jim Reeves, Eddy Arnold, Patti Page, Elvis Presley y muchos otros. Acerca de la letra, el narrador insiste a su pareja para que lo libere, ya que ha conocido a un nuevo amor mucho mejor que ella (reconozcamos que esto último no es muy delicado).