The lost highway. Leon Payne, 1948

El “baladista ciego”, como era conocido Leon Payne, fue el autor de una de las melodías más populares del mundo de los vagabundos, tan en boga en los años difíciles de la Gran Depresión.
Payne nació ciego de un ojo, perdió la visión del otro durante su infancia, y estudió en una de las escuelas para invidentes que proliferaban en el sur de Estados Unidos, la Texas School for the Blind.
Aunque él fue el primero que grabó este tema, Hank Williams lo hizo célebre al año siguiente, y su versión tuvo tanto éxito, que aún hay gente que le atribuye la autoría.
La historia de esta composición es curiosa. Payne, a la sazón de 31 años, estaba haciendo autostop entre California y su localidad natal de Texas para visitar a su madre. Nadie le prestaba ayuda y, desesperado, escribió esta melodía, hasta que el Ejército de Salvación acudió en su rescate y pudo llegar a su destino.
La influencia de The lost highway en el devenir de la música ha sido enorme, y, a modo de ejemplo, una de las mejores canciones del siglo XX, Like a rolling stone, de Bob Dylan, debe su título al primer verso de este clásico de Payne.
La letra habla de un vagabundo perdido, que ha pagado con creces por su vida disoluta. Ahora solo posee una baraja de cartas, una jarra de vino y las mentiras de una mujer. El narrador se identifica con el oyente (“solo tenía 22 años; no era ni bueno ni malo, sólo un chico como tú”), y al final aconseja: “No empecéis a vagar por la carretera equivocada o la angustia será vuestro único destino y maldeciréis el día en que os empezasteis a deslizar por la carretera perdida”. Un tema perfecto para todo aquel que se sienta perdido en la vida. Os dejo con él.