Un batería muy prolífico

hal blaine

El 12 de marzo recibíamos la noticia de la muerte de Hal Blaine. Su dedicación a la batería fue tan extensa, que algunas fuentes hablan de que su trabajo puede escucharse en nada menos que 6.000 singles, 150 de los cuales llegaron al Top 10 y, de ellos, 40 al número 1.
Así que, a poco que indaguemos en su discografía es fácil encontrar algún tema de country en el que se pueda gozar de su arte; aunque, dada la ingente cantidad de grabaciones que hizo, lo cierto es que tocó todos los palos. Por eso, en esta entrada, escucharemos también canciones rock y pop que merecen ya el adjetivo de clásicas. Blaine tocó junto a Elvis Presley, Frank Sinatra, Sonny & Cher, The Byrds, Barbra Streisand y Simon y Garfunkel, entre muchos otros.
En cuanto a la música country, colaboró en repetidas ocasiones con John Denver. Por ejemplo, en Thank God I’m a Country Boy (1974), sobre las bondades de ser un chico de campo.

O en I’m Sorry (1975), que Denver estructura como una disculpa a su pareja, a la que tiene un tanto abandonada.

La cara B de la canción anterior es Calypso, que Denver escribió como homenaje a Jacques Yves Cousteau (Calypso era el nombre del barco en el que este hacía sus expediciones).

«Tú llenas mis sentidos como una noche en el bosque, como las montañas en primavera, como un paseo bajo la lluvia». Así empieza Annie’s Song, en la que también se reconoce la perfección de Blaine a la batería.

Salgamos ahora del terreno country. Brian Wilson ha sido uno de los músicos que se ha apresurado en alabar la figura de Blaine al conocer su muerte: «Fue un gran músico y un gran amigo… Hal me enseñó muchas cosas y tuvo mucho que ver con nuestro éxito… fue el mejor batería de la historia». Con él colaboró en la famosa Good Vibrations (1966).

También en el primer número 1 de los Beach Boys, I Get Around (1964).

The Byrds fue un emblemático grupo de rock de los 60 hasta su disolución a principios de la década siguiente. Uno de sus mayores éxitos fue Mr. Tambourine Man (1965).

Una de las canciones más conocidas de Frank Sinatra es Strangers in the Night. Lo que no es tan conocido es que Hal Blaine tocaba la batería en esta melodía.

Otro de los grandes clásicos del siglo XX, obra de The Carpenters, es Close to You.

También Simon and Garfunkel le deben parte de su popularidad. En Mrs. Robinson, canción que aparece en la banda sonora de la película El graduado (1967), toca Hal Blaine.

Otro de los temas más reconocibles de este dúo es Bridge Over Troubled Water, grabada en 1969. Hal Blaine también puso aquí su granito de arena.

El mago de las cuerdas

the wizard

Hoy os presento a un virtuoso que tocaba el banjo, la guitarra, el ukelele y casi cualquier cosa que tuviera cuerdas, por lo que fue conocido como El mago de las cuerdas.

Se llamaba Roy Smeck y nació en Pensylvania en 1900 como Leroy Smeck. Sus influencias musicales –de jazz, ragtime y música hawaiana– eran muy sólidas, pero no cantaba demasiado bien, por lo que orientó su carrera hacia las piezas instrumentales, donde sabía que podía brillar más.

Durante los años 20 y 30 fue tan popular, que hasta tocó en la presentación del presidente Roosevelt en 1933 e hizo giras por Europa (actuó también en la coronación de Jorge VI). En los inicios del cine sonoro se le pudo ver en cortometrajes como That Goes Double (1933) y, en los años 30, fundó su propio grupo, The Vita Trio.

En 1985 el documental sobre su vida The Wizard of the Strings fue nominado al Oscar. Murió a los 94 años y en 2001 fue nombrado miembro del Salón de la Fama del banjo.

Vamos ya con alguna de sus más de 500 grabaciones, que realizó para los principales sellos discográficos del momento: Victor Recordings, Decca Records o Edison Recordings (en el Salón de la Fama del Ukelele, del que también fue miembro, se conserva el cheque de 25 dólares que Thomas Alva Edison le pagó por sus grabaciones). Estas fueron recopiladas en su mayoría en The Magic Ukelele of Roy Smeck (2003).

Escuchemos su versión de Twelfth Street Rag, un ragtime compuesto en 1914.

Ahora, dos valses al ukelele. El primero de ellos lleva por título Music Box Waltz.

El segundo es Waltz of Yesteryear.

Los aficionados al cine conocerán el musical La calle 42 (1933), a cuya banda sonora pertenece Shuffle Off to Buffalo. Roy Smeck la adaptó al ukelele con este resultado.

Como dije antes, su formación musical era exquisita. Escuchemos su adaptación al ukelele de Melody in F, compuesta por Anton Rubinstein en el siglo XIX.

Otro de sus temas con este instrumento fue I Ain’t Got Nobody, versión de una canción compuesta en 1915.

Por último, escuchemos Bye Bye Blues, obra de Fred Hamm, Dave Bennett y Bert Lown de 1925.

¿Bailamos el vals?

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Los inicios del country estuvieron muy ligados a los llamados barn dances o bailes del granero, así que no es de extrañar que sus artífices adaptaran un tipo de baile de salón de profunda raigambre en Europa, de donde procedían los antepasados de gran parte de los pioneros de country. Me refiero al vals, que abandonó entonces su carácter «aristocrático» y se popularizó en la música hillbilly. Escuchemos algunas muestras.

Empezamos con uno instrumental. Parece que sus orígenes están en una composición polaca de nombre Pitala Sie Pani, que fue descubierta por los americanos durante la Segunda Guerra Mundial. Desde ahí la llevaron a Estados Unidos, donde la rebautizaron como Westphalia Waltz en honor a una ciudad de Texas. La grabación más importante fue la de Hank Thompson en 1955.

Willie Nelson homenajeó a Lefty Frizzell, el primero en grabar esta canción, Mom and Dad’s Waltz, en To Lefty from Willie (1977).

Volvemos a los valses instrumentales, cuyo protagonismo suele recaer en el violín o fiddle. Georgiana Moon –también conocida como Dreamy Georgiana Moon– fue compuesta en 1935 por Clayton McMichen, aunque la verdad es que no tuvo mucho éxito comercial (injustamente a mi parecer). Tal como dijo un desilusionado McMichen años después, «es una de las más bellas melodías que he escrito nunca. Pensábamos que nos haríamos ricos con ella. No vendimos suficiente ni para pagar la primera edición. Me dieron unos 75 u 80 centavos por escribirla». Escuchemos la interpretación de Silver and Strings.

Seguimos en la parte instrumental, pero ahora con otro instrumento. Escuchad cómo suena la mandolina en el siguiente vals, Down Home Waltz.

El valle de Shenandoah es un valle de Virginia al que Clyde Moody, apodado el «rey del vals hillbilly«, dedicó un vals. Escuchemos Shenandoah Waltz en la versión de Ernest Tubb.

El violista folk canadiense Andy De Jarlis es el responsable de esta versión de Starlight Waltz.

Goodnight Waltz es un vals tocado a la guitarra por Chet Atkins y Doc Watson. Aparece en el álbum Reflections (1980).

Y termino por hoy recordando los temas relacionados con el vals que ya hemos escuchado aquí:

De Waltz across Texas hemos escuchado la original de Ernest Tubb y la versión de Willie Nelson. Por no repetir, vamos ahora con la de Waylon Jennings, que pertenece a su álbum Music Man (1980).

Ahora, dos valses dedicados cada uno a sendos estados esenciales para el country, Tennessee y Kentucky. Primero Kentucky Waltz, escrito por Bill Monroe en 1946. En su día ya escuchamos la versión original, de modo que hoy pincharemos la que hizo Eddy Arnold en 1951.

Os dejo con la grabación de Patsy Cline del clásico Tennessee Waltz, grabado originalmente en 1950 por Patti Page y compuesto por Redd Stewart y Pee Wee King.

En 1959 lo versionó Connie Francis.

 

El primer cuarteto de cuerda de Nashville

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Chet Atkins concibió una interesante iniciativa en los años setenta: reunirse con otros guitarristas y formar con ellos un cuarteto. El fruto de esos encuentros, unas grabaciones celebradas entre septiembre y noviembre de 1978, fue el álbum The First Nashville Guitar Quartet, editado en 1979 por RCA Records.

El cuarteto estaba compuesto por el propio Atkins, Liona Boyd –guitarrista canadiense que había estudiado con Andrés Segovia, lo que explica que se incluyera un arreglo para guitarra del Concierto de Aranjuez–, John Knowles y John Pell.

Este disco ha sido reeditado en dos ocasiones junto con otros trabajos de Atkins: la primera, en 1997, con Me and My Guitar (1978); y la segunda, diez años después, con The Night Atlanta Burned (1975).

Llama la atención la variedad de estilos que aúna el álbum, a los que Atkins y su grupo dan una perfecta cohesión. Empezamos con un tema country que resultó un éxito para Anne Murray en Let’s Keep it That Way (1978) y que ganó el premio a la mejor canción en la Academia de Música Country. Sin más, You Needed Me, escrita por Randy Goodrum.

Os dejo ahora con la grabación de la canadiense Anne Murray.

El único single fue Love Song of Pepe Sanchez, de John Pell, una alegre melodía a la que Pell aporta un inconfundible sabor latino.

Vamos ahora con un tema propio de Disney, Someday My Prince Will Come, que escribieron Larry Morey –la letra– y Frank Churchill –la música– para la película Blancanieves (1937).

Una de las marchas militares más conocidas es The Washington Post March, un encargo de ese periódico a John Philip Sousa. Escuchemos la grabación de Chet Atkins.

Otro tema es Londonderry Air, una melodía que luego se utilizaría para la quintaesencia de las canciones irlandesas, Danny Boy, ya escuchada aquí.

El disco termina con dos adaptaciones de Chet Atkins de sendas piezas de música clásica, y es que este hombre se atrevía con todo. Primero, la citada interpretación del concierto de Aranjuez, que en el disco figura con el nombre Rodrigo Concerto.

Por último, una pieza de Johann Sebastian Bach inspirada en sus conciertos de Brandenburgo, Brandenburg, interpretada a la guitarra por los cuatro virtuosos.

 

Dobro significa bueno en cualquier lengua

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Aparte de instrumentos típicos como la guitarra, el violín o la batería, la música folk y el bluegrass se sirven de instrumentos propios como el banjo, la mandolina o el dobro, al que está dedicada la entrada de hoy.

El dobro es simplemente una guitarra de resonancia con un sonido más trémulo, más cercano al del banjo que al de la guitarra. En el bluegrass suele tocarse en posición horizontal con las cuerdas hacia arriba, mientras que en el blues se toca igual que una guitarra.

Es curioso que los inventores de un instrumento tan americano –léase estadounidense– como este vinieran de un lugar tan distante como Eslovaquia. Los hermanos Dopyera eran, en efecto, hijos del Imperio Austro-Húngaro. Poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, la familia emigró a California. En su país natal se ganaban la vida haciendo violines y, una vez asentados en Estados Unidos, un empresario llamado Beauchamp les encargó que fabricaran un instrumento con un sonido más fuerte que el de la guitarra para que destacara más en una orquesta.

Así, los Dopyera inventaron un resonador que, acoplado en el cuerpo de una guitarra, le daba un sonido peculiar, como de lamento. Todo esto ocurría en 1928, pero el instrumento no fue bautizado hasta el año siguiente, cuando los hermanos fundaron la compañía Do Bros. –iniciales de Dopyera Brothers–, lo que propició que el nuevo instrumento se empezara a conocer como dobro. Da la casualidad de que dobro en eslovaco (y en otras lenguas eslavas) significa “bueno”, por lo que el lema de la compañía vino rodado: “Dobro significa bueno en cualquier lengua”. En homenaje a sus inventores, en Trnava (Eslovaquia), hay un pequeño museo llamado Salón de la Fama del Dobro.

Escuchemos ya a algunos de los mejores intérpretes del dobro de la historia. En primer lugar, os dejo con Josh Graves, artífice de su popularización a partir de 1950 tras incluirlo en Flatt & Scruggs, en el tema Carroll County Blues.

Gene Wooten en Beyond the Sunset.

Mike Auldridge interpreta el clásico del siglo XIX Lorena.

Bashful Brother Oswald, también conocido como Pete Kirby, fue un asiduo del Grand Ole Opry hasta su muerte. Aquí interpreta The End of the World.

En el capítulo de intérpretes vivos, traigo dos ejemplos. En primer lugar, Jerry Douglas, que atesora nada menos que 14 Grammys. En el disco recopilatorio Bluegrass Today (2003) se incluía Hey Joe, un tema versionado en múltiples ocasiones, entre otros por el gran Jimmi Hendrix.

Del mismo artista, Little Martha, perteneciente a su disco Lookout for Hope (2002). La composición fue escrita por Duane Allman en 1971.

Por último, Rob Ickes toca el dobro en Angeline the Baker, acompañado a la mandolina por Andy Leftwich. El tema pertenece al álbum Rob Ickes: Contemporary Dobro Artistry (2008).

La mano derecha de Hank

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No es ninguna novedad que Hank Williams ha sido una de las figuras más definitorias e influyentes de la música country. Pero sería cuando menos injusto no reconocer a las personas que estuvieron detrás de él y que contribuyeron en gran medida a que llegará a ser quien fue.

Sin lugar a dudas, el trabajo de Don Helms a la steel guitar fue esencial en su obra. Donald Hugh Helms nació en 1927 en Alabama. Creció escuchando western swing, concretamente a Bob Wills, cuyo guitarrista Leon McAuliffe ejerció una gran influencia sobre él; y, a los 15 años, adquirió su primera steel guitar. Su carrera despegó cuando Hank Williams lo fichó en 1944 para formar parte de su grupo The Drifting Cowboys como intérprete de la steel guitar. Aunque abandonó el grupo al año siguiente para alistarse en el ejército –R.D. Norred y Felton Pruett lo sustituyeron por un tiempo–, en 1949 volvió a él y se convirtió en su alma. De hecho, aparece en unas 100 grabaciones de Hank Williams y en 10 de sus 11 números 1.

Entre esos hits se encuentran I’m So Lonesome I Could Cry (3 abr 2014), I Can’t Help It If I’m Still In Love With You (26 may 2016), Jambalaya (21 abr 2014, como el vídeo de la canción ya no está disponible lo podéis escuchar aquí), Hey, goodlooking (2 jun 2016) o Your Cheatin’ Heart –su última colaboración con Hank antes de su muerte– (25 abr 2014).

Bill Lloyd, conservador de los instrumentos de cuerda en el Salón de la Fama de la Música Country, declaró tras conocerse la noticia de su fallecimiento: «Después de la quejumbrosa voz de Hank Williams y sus excelentes melodías, en lo siguiente que piensas es en la steel guitar«.

Miembro desde 1984 del Salón de la Fama de la Steel Guitar –como veis, hay un Salón de la Fama para casi todo–, Don Helms nos dejó en 2008 en Nashville a los 81 años de edad.

Tras la muerte de su “mentor” en el año 1953, Helms siguió al pie del cañón y su instrumento engrandeció un montón de clásicos, como Walking after Midnight de Patsy Cline (6 jun 2014), Waterloo de Stonewall Jackson (16 jul 2016) o Long Black Veil de Lefty Frizzell (17 sep 2014).

Entre las canciones que todavía no he comentado en el blog y en las que podemos disfrutar de su arte, citaría Blue Kentucky Girl, de Loretta Lynn, escrita por Johnny Mullins en 1965.

Otro ejemplo es Cash on the Barrelhead, popularizada por The Louvin Brothers en 1956.

A lo largo de su carrera, Don Helms trabajó con figuras del country como Johnny Cash (con quien grabó para la Columbia sus primeros álbumes), Jim Reeves, Ferlin Husky, Webb Pierce, Ernest Tubb o The Wilburn Brothers. Pero su admiración por Hank Williams fue inalcanzable: según recoge Paul Hemphill, autor de una biografía sobre Williams, en sus conciertos, cuando se apagaban las luces, solía decir: «Ahora, cerrad los ojos y pensad en Hank». Él no dejó de hacerlo y perpetuó su memoria colaborando igualmente con los hijos del cantante, Hank Williams, Jr. y Jett Williams, su hija póstuma.

 

El abuelo de la música country

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Si no fuera por el banjo, no cabe duda de que el country, el folk o el bluegrass perderían gran parte de su esencia. Por eso, y con motivo de la publicación en Estados Unidos de su biografía, escrita por su bisnieto Mike Doubler con el título Dixie Dewdrop: The Complete Uncle Dave Macon Story, hoy nos vamos a fijar en uno de los primeros virtuosos de este instrumento.

Nos referimos, sí, a Uncle Dave Macon, apodado The Dixie Dewdrop («La gota de rocío de Dixie»). Nacido en 1870 como David Harrison Macon en un pequeño pueblo de Tennessee, su padre había sido capitán confederado en la Guerra de Secesión. Cuando contaba 13 años, su familia se trasladó a Nashville –que todavía, claro, no era la capital de la música country– para regentar un hotel, frente al cual su padre sería asesinado años después.

Nuestro protagonista fundó entonces una compañía de transporte de ganado en otra ciudad de Tennessee, que se vio obligado a cerrar tras la Primera Guerra Mundial por la competencia de los camiones y el ferrocarril.

Macon actuaba aquí y allá a su aire, sin plantearse dedicarse a ello de forma profesional. Tras la quiebra de su empresa, parecía el momento propicio y así fue como, a sus más de 50 años, nació la leyenda de uno de los mejores intérpretes de banjo de todos los tiempos. En palabras del historiador de la música Charles Wolfe, «si la gente llama a Jimmie Rodgers el padre de la música country, entonces Uncle Dave Macon debería ser el abuelo de la música country«.

Tras unirse al intérprete de fiddle Sid Harkreader, su destreza llegó a oídos de los dueños del Ryman Auditorium (lo que sería la sede del Grand Ole Opry, institución de la que formaría parte hasta su muerte y de la que sería su primera superestrella), y ya en 1927 formó su propio grupo, The Fruit Jar Drinkrers.

Había hecho algunas grabaciones para Vocalion en 1924, pero su carrera discográfica tomó impulso en 1930 cuando firmó con Okeh Records. En 1935 realizó para Bluebird Records sus famosas grabaciones con otros pioneros del country, The Delmore Brothers.

En total, hay registradas unas 170 grabaciones de Dave Macon entre los años 1924 y 1938. Nuestro hombre siguió al pie del cañón hasta semanas antes de su muerte en 1952 y, como prueba de su popularidad, a su funeral asistieron más de 5.000 personas, entre ellas Roy Acuff, Bill Monroe o el director del Grand Ole Opry, George D. Hay. Con carácter póstumo, el Salón de la Fama de la música country le abrió sus puertas en 1966.

Escuchemos ya algunas de sus grabaciones más emblemáticas.

En Way Down the Old Plank Road, grabada para Vocalion en 1926, Sam McGee lo acompaña a la guitarra.

Otro de sus grandes éxitos fue Soldier’s Joy, con Sid Harkreader al violín o fiddle.

Keep My Skillet Good and Greasy es un buen ejemplo de sus canciones optimistas, que le servían para luchar contra la depresión que le acechó toda la vida.

En la letra de Sail Away Ladies se dice que no vale la pena sentarse y llorar, solo hay que navegar y olvidarnos de nuestros problemas.

Una de las canciones gospel más conocidas es Rock of Ages. «Roca de los siglos cortada para mí, déjame esconder mi rostro en ti», dice la letra. Aquí, Uncle Dave Macon la toca al banjo.

Durante la Guerra de Secesión, se hizo muy popular Richmond is a Hard Road to Travel, que hacía referencia a la dificultad de tomar Richmond –segunda capital de los Estados Confederados–. Uncle Dave Macon adaptó la letra a Jordan Am a Hard Road to Travel, aludiendo a la dificultad de cruzar el Jordán.

En 1940 Hollywood hizo una película ambientada en el Grand Ole Opry, titulada precisamente así, Grand Ole Opry, en la que Uncle Dave Macon interpretaba con su hijo Dorris a la guitarra Take Me Back to My Old Carolina Home. Os dejo con esta escena.

Los condes actualizan el Bluegrass

the earls of leicester
El bluegrassver entrada 30 enero 2014– se nutre de las raíces del country; y, aunque en la actualidad se encuentre un tanto desplazado por la corriente más pop de este género, los grupos que se dedican a él lo hacen con verdadera pasión.
Es el caso de The Earls of Leicester (Los condes de Leicester), una formación nacida en 2013 cuyo nombre homenajea al dúo del guitarrista Lester Flatt (Lester y Leicester se pronuncian igual) y el intérprete del banjo Earl Scruggs. Creado por Jerry Douglas, gran admirador suyo, hasta la fecha ha sacado dos discos: The Earls of Leicester (2014), Grammy al mejor álbum bluegrass, y Rattle & Roar, que salió el pasado 15 de julio.
El 27 del mismo mes la Asociación Internacional de Música Bluegrass dio a conocer sus candidaturas. The Earls of Leicester parte con tres: artista del año, grupo vocal del año y grupo instrumental del año. A título individual, algunos de sus componentes también han alcanzado este reconocimiento: Jerry Douglas como intérprete de dobro, Shawn Camp como vocalista masculino, Barry Bales como intérprete de contrabajo y Charlie Cushman como intérprete de banjo. Si queréis saber si ganarán, atentos a la ceremonia del próximo 29 de septiembre.
Escuchemos ya algunas de sus actuaciones.
Lester Flatt, en colaboración con Bill Monroe, escribió Why Did You Wander.

He aquí su interpretación de Big Black Train en el teatro Ryman de Nashville en 2014. La canción, compuesta por Stanley Johnson y George Sherry, es la que abre su primer disco.

En el festival FreshGrass tocaron Don’t Let your Deal Go Down, que debemos a Louise Certain, George Sherry, Gladys Stacey y Wayne Walker.

Tom James y Jerry Organ compusieron I’ll Go Stepping Too (algo así como “Yo también me apunto”), incluida en el disco de debut de The Earls of Leicester.

Lester Flatt escribió en los 50 Get in Line Brother, un tema de carácter religioso en el que aconseja a los pecadores portarse bien.

Escuchemos la grabación de Flatts & Scruggs en 1951.

Los hermanos Stanley, Ralph y Carter, compusieron Who will Sing for Me. Escuchemos a The Earls of Leicester en una actuación de 2013.

Os dejo ahora con el tema instrumental Shucking Corn, cuyos acordes fueron escritos por Louise Certain, Buck Graves y Gladys Stacey.

Tom James y Marijohn Wilkin escribieron On my Mind, una nostálgica canción en la que el narrador echa de menos a su amada.

Por último, escuchemos el tema de Tompall Glaser I Don’t Care Anymore, que también aparece en el álbum The Earls of Leicester.

La temperatura del licor de maíz

demijohn
El pasado mes de febrero Robert Earl Keen revitalizó un gran clásico del bluegrass, Hot Corn, Cold Corn, en su disco Happy Prisoner: The Bluegrass Sessions. Aprovechando este regalazo, ¿qué os parece si hoy escuchamos algunas de sus versiones?
Keen nació hace 59 años en Texas, un estado no muy-bluegrass. Como él mismo ha reconocido en una entrevista, “no soy cantante de bluegrass. La idea es que el disco suene como yo mismo. Quería presentar estas canciones del modo en que las percibo”. Su pasión por el bluegrass y el blues queda fuera de toda duda en Happy Prisoner y, particularmente, en la canción que traemos hoy, cuyos orígenes son, por cierto, desconocidos, aunque es probable que naciera a principios del siglo XX en los llamados “bailes de granero”.
El narrador clama desesperadamente porque le lleven una jarra, no importa si el licor de maíz está caliente o frío. No ha bebido nada “desde Dios sabe cuándo” y le pide a su tía que la llene otra vez.
Los maestros del bluegrass Flatt & Scruggs la incluyeron en su álbum en directo Live at Carnegie Hall (1962).

Esta es la interpretación de Jerry Garcia y David Grisman para su disco Not for kids only (1993).

Escuchemos a Nothin’ Fancy Bluegrass.

Ahora, los Southfork Bluegrass Boys, un grupo compuesto por James Kirk (guitarra y voz), David Kirk (mandolina), Larry Kirk (bajo), Kevin Church (banjo) y Clifton Mark (dobro).

Al efímero grupo Run C. & W. –formado por Russell Smith, el virtuoso del banjo Bernie Leadon, Jim Photoglo y Vince Melamed– se le ocurrió combinarla con I like it like that y la incluyó en su álbum Row vs. Wade (1994).

Ahora, unos tipos de Boulder (Colorado) que funden el bluegrass con el rock y la música cajun. Se llaman Leftover Salmon y la grabaron en Ask the Fish (1995).

Los blugrasseros The Earls of Leicester –Johnny Warren al fiddle, Charlie Cushman al banjo, Barry Bales al bajo, Tim O’Brien a la mandolina, Shawn Camp a la guitarra y Jerry Douglas al dobro– la grabaron en julio de 2014 en la sede del Grand Ole Opry en Nashville (Tennessee).

Por último, disfrutemos de Robert Earl Keen en el citado Happy Prisoner (2015), que precisamente se abre con este tema.

El rey de las cuerdas

Instrumentos de Cuerda
¿Qué sería del country (y de la música del siglo XX en general) sin la guitarra? Para mostrar su importancia, nadie mejor que el protagonista de hoy, Joe Maphis, que pasó a la historia por su forma “explosiva” de tocar la guitarra, ejerció una gran influencia sobre el maestro Chet Atkins, y mereció con toda justicia el sobrenombre de “El rey de las cuerdas” (y es que no sólo tocaba la guitarra, sino cualquier instrumento de cuerda que se le pusiera por delante).
Su carrera profesional comenzó a principios de los 50 junto a otro gran guitarrista, Merle Travis. A la sazón utilizaba una Mosrite, que Semie Moseley le fabricó específicamente para él, y que hoy puede verse en el Salón de la Fama de la Música Country de Nashville. Maphis admiraba profundamente el estilo de Maybelle Carter a la guitarra y se puede decir que la admiración era mutua. Cuando Maphis murió en 1986, Johnny Cash y su mujer June Carter Cash, hija de Maybelle, se ocuparon de enterrarlo en una tumba al lado de su madre y el marido de ésta.
Escuchemos una de sus primeras composiciones, Pickin’ and Singin’.

En 1953 grabó Dim Lights, Thick Smoke junto con su mujer, Rose Lee.

Ahora vamos con uno de los discos más importantes de su carrera, Fire On the Strings (1957), un título en absoluto hiperbólico, ya que imprime puro fuego a la guitarra.
Aquí tenéis el tema que da título al disco.

Flyin’ Fingers es otra muestra de su virtuosismo.

Un año antes de que saliera ese disco, sacó el single Guitar Rock and Roll, con un estilo rockabilly.

Os dejo ahora con el clásico del bluegrass Katy Warren Breakdown.

Otro instrumento de cuerda esencial para el country es el banjo. Escuchad este Floggin’ the Banjo (“Azotando el banjo”).

Por último, otro ejemplo de sus destrezas con el banjo, Twin Banjo Special, en el que toca con su mujer.