It wasn’t God who made honky-tonk angels. Jay Miller, 1952

Y la mujer llegó al country. Pero no cualquier mujer, sino la que se ha venido en denominar La reina de la música country. Aunque la canción no fue compuesta por una fémina, la grabación de Kitty Wells lanzó el tema al estrellato, donde se mantuvo nada menos que seis semanas consecutivas como número uno.
Bien es cierto que el honor de “anotar” la primera entrada en las listas del country corresponde a Margaret Whiting, en aquel Slippin’ around que compartió con Jimmy Wakely. Pero Kitty fue la primera que lo consiguió en solitario, en una época en que las mujeres no lo tenían nada fácil a la hora de acceder a la música country. En su autobiografía, Kitty, fallecida en 2012, confesaba que se vio abrumada por el éxito, un éxito que mostraría el camino a figuras como Patsy Cline, Tammy Wynette, Loretta Lynn o Dolly Parton.
Y es que no se trata solo de que el intérprete de It wasn’t God… sea una mujer, sino de que su fondo es todo un canto a la liberación sexual del género femenino.
Contextualicémoslo. Surgió como respuesta a un tema anterior de Hank Thompson, The wild side of life, en la que el autor culpaba de las posibles infidelidades de los hombres a las mujeres, por sus continuas dudas y mojigaterías a la hora de entregarse a su verdadero amor.
Al escuchar esta sarcástica canción, Jay Miller, el compositor de la nuestra, pensó que sería muy apropiado darle réplica con la voz de una mujer y a un ritmo un poco más rápido que la original.
El sello Decca Records ofreció la golosina a la vocalista Kitty Wells, que hasta entonces no había tenido demasiado éxito y tampoco parecía muy decidida a grabarla. Los 125 dólares que le pagarían por la sesión le convencieron de lo contrario.
La grabación cuenta con la colaboración del marido de Wells, Johnny Wright, al bajo eléctrico, Paul Warren al violín y Shot Jackson a la guitarra acústica.
La NBC prohibió pincharla por ser “demasiado sugerente”, pero el público dio la razón a los artistas. La melodía es una vieja conocida en las tonadas country, pues, aparte de la citada The wild side of life, fue utilizada por la familia Carter en I’m thinking tonight of my blue eyes (1929) o Roy Acuff en Great Speckled Bird (1936). Esta coincidencia fue recordada por el compositor de country David Allan Coe en If that ain’t country.
La canción comienza cuando la narradora escucha en la gramola el tema de Hank Thompson, a quien reprocha que las cosas no son como él dice, sino que “muchos hombres piensan que todavía están solteros y eso provoca que las mujeres vayan por mal camino”. A partir de ahí, el tema se convierte en toda una reivindicación de la Mujer, con mayúscula.