El silbato del tren (VI)

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Cambiamos de registro en nuestra serie con una canción góspel. Get on Board Little Children, también conocida como The Gospel Train, fue publicada en 1872 y, según algunas fuentes, pudo ser escrita por el ministro baptista John Chamberlain. Tiene multitud de versiones y una de las más conocidas es la de Tennessee Ernie Ford que vamos a escuchar ahora. El narrador recomienda a todos los niños que se suban sin más dilación al tren del evangelio que se aproxima por el recodo, pues «hay sitio para todos, la tarifa es barata, caben tanto los pobres como los ricos y no hay segunda clase».

Great Nashville Railroad Disaster es una historia real sobre un accidente ferroviario que tuvo lugar en Nashville el 9 de julio de 1918. Fue el peor de la historia de esta ciudad y se llevó por delante la vida de al menos 101 personas y provocó 171 heridos, tras un choque frontal entre dos trenes, uno que había salido de Nashville y otro de Memphis. La grabó David Allan Coe en su álbum I’ve Got Something to Say (1980).

Escuchemos ahora Ghost Trains, obra de Famous Lashua que Hank Snow incluyó en su disco dedicado a los trenes Railroad Man (1963). El espíritu de la canción intenta captar la angustia de una pesadilla: un hombre cree ver trenes fantasma en el cielo nocturno hasta que estos se difuminan con la llegada del amanecer. La letra recuerda al clásico de la música western Ghost Riders in the Sky (1948).

Guy Clark, un rey entre los trovadores de Texas

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Nuestro protagonista de hoy nació en Texas en 1941. Durante su juventud Guy Clark despuntó como luthier, es decir, construía y reparaba sus propios instrumentos de cuerda. Al principio de su carrera, en los primeros años 70, se le conocía sobre todo como compositor. Escribió canciones para Jerry Jeff Walker, Johnny Cash, David Allan Coe, Steve Wariner o Vince Gill, entre muchos otros. Al tiempo, se fue labrando un prestigio como mentor de figuras tan respetadas como Rodney Crowell o Steve Earle. Entre las canciones que salieron de su magín y popularizaron otros se encuentran New Cut Road, que grabó Bobby Bare; Heartbroke, que versionó Ricky Skaggs; o Desperados Waiting for a Train, de The Highwaymen.

En 1981 se estrenó el documental Heartworn Highways, que abordaba el nacimiento del outlaw country y en el que Clark tenía un papel protagonista. En 2014 ganó el Grammy al mejor álbum folk por My Favorite Picture of You, su último trabajo antes de fallecer en su ciudad adoptiva, Nashville, en 2016. Su última canción, Cheer Up Little Darling, ha visto la luz en el disco de Angaleena Presley, Wrangled, que salió al mercado el pasado mes de abril.

Escuchemos ya una de sus primeras composiciones, L.A. Freeway, fraguada en el tiempo que pasó en su detestada Los Ángeles, antes de establecerse en Nashville. En la letra, el narrador se muestra feliz con la perspectiva de abandonar esa ciudad californiana que solo puede presumir de asfalto y humo. A juzgar por unas declaraciones que hizo en 2011, su opinión sobre Los Ángeles se mantuvo inalterable hasta el final: «Estoy contento de no estar allí. ¿Quién elegiría esa ciudad? Es demasiado enloquecedora para mi gusto». Clark la grabó en su disco de debut Old No. 1 (1975).

Retrocedamos ahora en el tiempo. El primero que grabó ese tema fue su amigo Jerry Jeff Walker en 1972. Lo hizo en su disco homónimo y tras experimentar algo parecido al abandonar Nueva York por Austin (Texas).

Por último, vamos a disfrutar de un dúo entre la cantante canadiense Rose Cousins y el australiano Jordie Lane en 2013.

 

Enjaulados (XI)

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Volvemos con Johnny Cash, quien, en esta ocasión, contó con la colaboración de Linda Ronstadt, Roy Clark y Foster Brooks, que se hicieron cargo de algunas de las canciones del disco.

A concert behind prison walls fue un concierto grabado en 1976 en la prisión de Nashville, Tennessee, como parte del documental Flower Out of Place, que se emitió en la televisión el año siguiente y no aparecería en formato CD hasta 2003. Cash interpreta aquí alguno de sus éxitos más conocidos.

Escuchemos una de las canciones que interpreta Linda Ronstadt, Desperado, de los Eagles.

Para terminar con esta sección y, a la manera de esos álbumes que ofrecen una serie de bonus tracks al final, os hablaré de algunos discos carcelarios de estilos como el rock o el blues.

El disco de debut de David Allan Coe, Penitentiary Blues (1970), no fue grabado en una prisión, sino en un estudio, pero sus canciones fueron escritas cuando este estaba entre rejas. Se trata de un álbum de blues más que de country, y sus letras describen de primera mano la desesperación que se siente al estar privado de libertad y la ansiedad de enfrentarse al mundo exterior tras una larga temporada a la sombra.

Vamos con uno de sus temas, Cell 33. Jerry Lee Lewis toca el piano en clave rock, y el narrador, exasperado, dice: “Me encontrarán colgado aquí mañana si no viene alguien con la llave”.

 

Enjaulados (II)

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Randy Travis también ha tenido sus más y sus menos con las autoridades, aunque no ha llegado a entrar en prisión. El autor de Three Wooden Crosses (que escuchamos en la biografía de Travis) fue detenido en febrero de 2012 totalmente borracho en un lugar público, concretamente en el exterior de una iglesia baptista. Al día siguiente se disculpó con el pretexto de que había estado celebrando la Super Bowl. Pocos meses después, lo arrestaron por conducir bajo los efectos del alcohol, con el agravante de amenazas a las fuerzas del orden, y lo liberaron a la mañana siguiente, tras depositar un conocido suyo la fianza.

Os dejo con Good Intentions, que pertenece a Always & Forever (1987), escrita por Randy Travis, Merle Haggard y Marvin Coe. La canción cuenta la historia de un chico que, pese a sus esfuerzos por comportarse bien y no seguir los pasos de su padre, acaba en la cárcel. Durante su estancia en prisión, su madre muere, y cuando es liberado le dice a su memoria que «sus intenciones eran las mejores».

Siendo David Allan Coe uno de los máximos exponentes del outlaw country, no es de extrañar que aparezca también en esta sección. Sus años de adolescencia y juventud se caracterizaron por sus continuas entradas y salidas de correccionales y prisiones por robos y hurtos. Aunque todo eso es cierto, parece que el propio Coe ha magnificado su leyenda de fuera de la ley, puesto que alguna de sus historias son difíciles de corroborar, como que mató a un hombre en prisión. En cualquier caso, se puede decir que su carrera musical, que empezó cuando salió de ella –su álbum de debut, Penitentiary Blues, está basado en sus experiencias en la cárcel–, hizo que encauzara su vida. Sus últimos problemas con la justicia los tuvo en 2015, acusado de evasión de impuestos, por lo que fue condenado a pagar cerca de un millón de dólares.

Escuchemos el tema con el que se abre Penitentiary Blues (1970). La canción, encuadrada en el blues, trata sobre la vida diaria en la prisión y cómo el protagonista nació para perder.

Enjaulados (I)

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Hace un par de meses, a propósito de la canción You Never Even Called Me By My Name, os comentaba que David Allan Coe dijo con sorna que una canción country no era del todo perfecta si no hablaba de temas como «mamá, trenes, emborracharse o la prisión».

Pues bien, en la serie que comienza hoy me voy a centrar en una de esas líneas: la prisión, empezando por algunos cantantes que dieron con sus huesos en la cárcel, la mayoría de las veces por delitos menores, y cuya experiencia les sirvió, en ocasiones, de inspiración para componer sus canciones.

Sabido es que Willie Nelson siempre ha tenido una relación muy íntima con la marihuana y que ha abogado por su legalización (de hecho, ha creado su propia marca de hierba para venderla en los pocos estados en los que ya es legal con fines recreativos y medicinales). Este coqueteo le ha supuesto algún que otro problema con la justicia. Hace más de 40 años, en una gira por las Bahamas junto a Hank Cochran, los oficiales de aduana hallaron una pequeña cantidad de cannabis en su equipaje, a resultas de lo cual fue encarcelado (lo liberaron después de que su amigo Cochran pagara la fianza). En 1994 se repitió la historia, esta vez cerca de Waco, Texas: detenido, no pudo asistir a la ceremonia de los Grammy ese año. En 2006 le encontraron marihuana y champiñones alucinógenos –champiñones mágicos– en el autobús en el que viajaba junto con otros músicos de gira por Louisiana. Y no sería la última vez: en 2010, fue arrestado en su estado natal, Texas, también por posesión de drogas, si bien entonces se libró de ir a la cárcel al pagar una multa de 2.500 dólares. Incluso el fiscal bromeó en la vista y le dijo que le dejarían marchar si tocaba para ellos Blue Eyes Cryin’ in the Rain. La jueza no se lo tomó muy bien, observó que aquella no era una corte de bufones, y que ella no se dejaba cegar por las estrellas de la música. De momento, el caso sigue pendiente…

Escuchemos Roll me up and smoke me when I die, tema que, como se deduce del título, sintetiza su pasión por la marihuana. El tema, obra del propio Willie, está incluido en Heroes (2012), y cuenta con la colaboración de Jamey Johnson, Kris Kristofferson y Snoop Dogg, este último ajeno al country. El disco fue producido por Buddy Cannon en colaboración con John Colgin, Rich Alves y Mike McQuerry. Por cierto, el álbum en principio se iba a llamar como la canción, pero finalmente le cambiaron el título por Heroes, ya que temían que los sectores más conservadores del país se mostraran reacios a comprarlo y las ventas se resintieran.

You Never Even Called Me By My Name. Steven Goodman y John Prine, 1975

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Hoy le toca el turno a “la canción western y country perfecta”, a juzgar por lo que sus propios autores dijeron con sarcasmo. Uno de ellos, Steve Goodman, estaba un tanto dolido con la industria. Había escrito City of New Orleans (Country Urbano XVII), pero su versión, a diferencia de la de otros pesos pesados, no había tenido demasiado éxito: en aquellos tiempos, la savia nueva parecía condenada a una suerte de ostracismo.

Así, decidió tirar de sentido del humor para denunciar esta situación. En la letra de este tema, un hombre se queja a su pareja de que ni siquiera le llama por su nombre y le recuerda que no tiene por qué llamarle Merle Haggard, Waylon Jennings o Charley Pride.

Sus autores siempre tuvieron en mente a David Allan Coe, uno de los primeros representantes del outlaw country –corriente a la que, por cierto, también le costó hacerse un hueco en la industria–, para que la grabara. Cuando este la recibió, le dijo a Goodman, por seguir con la broma, que no era la canción country perfecta, tal como él pretendía, ya que no habla de mamá, trenes, camiones, emborracharse o la prisión. Ni corto ni perezoso, Goodman añadió estos versos adicionales: “Estaba borracho cuando mamá salió de la prisión y fui a recogerla bajo la lluvia, pero antes de llegar a la comisaría con mi camión, fue atropellada por un tren”. Finalmente, la estrofa fue incluida y resultó determinante para su éxito.

La versión original de David Allan Coe fue incluida en su disco Once Upon a Rhyme (1975). El single fue su primer Top 10 en las listas.

Escuchemos un directo de Steve Goodman en 1982.

Hootie and the Blowfish la interpretaron en directo en 2013.

Jamey Johnson, la gran esperanza del country

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Hace 41 años nacía en Alabama, uno de los estados del corazón del sur de Estados Unidos, Jamey Johnson, nuestro protagonista de hoy.
Ya desde su infancia se zambulló en la música country, siguiendo a su ídolo Alan Jackson. Tras su paso por el cuerpo de marines, despegó su carrera. Su primera actuación fue como telonero de David Allan Coe. En 2002 se autoeditó el disco They Call Me Country. Firmó su primer contrato con el sello BNA, donde sacó su primer disco importante, The Dollar (2005), que fue su primera entrada en las listas.
Johnson ha compuesto también canciones para otros artistas, como Give it Away –premio a la mejor canción country en la Academia y la Asociación de Música Country en 2007–, que interpretó George Strait. Su siguiente álbum, That Lonesome Song, tuvo muy buena acogida y lo situó, de hecho, en la primera plana del country. Fichó por Mercury Nashville, con la que editó sus siguientes tres álbumes antes de fundar su propia discográfica, Big Gassed Records.
Escuchemos ahora una de sus mejores canciones, In Color, perteneciente a su tercer disco That Lonesome Song. El disco apareció en 2007 y el single al año siguiente (hasta la fecha es su single más vendido y el mejor situado en las listas). Con este tema ganó el premio a la mejor canción del año tanto en la Academia de la Música Country como en la Asociación de Música Country, además de ser candidato en los Grammy.
Escrita por él mismo, junto con James Otto y Lee Thomas Miller, la letra recuerda que la nuestra fue la generación que hizo la transición de las fotografías en blanco y negro a color. Se trata de un tema de corte nostálgico en el que un abuelo va mostrando a su nieto una serie de fotografías a modo de inventario vital: la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial y su favorita: la de él y su mujer el día de su boda. “Pero no puedes ver lo que hay detrás de esos tonos de gris. Lo deberías haber visto en color”.
Inicialmente Johnson le cedió el tema a Trace Adkins. Os dejo con ella.

Simultáneamente a la versión que acabamos de escuchar, el propio Jamey la grabó. En mi opinión, su versión es superior. ¿Quién mejor que el propio autor para identificarse con la historia?

Roll On (Eighteen Wheeler). Dave Loggins, 1983

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Alabama fue uno de los grupos de música country más exitosos de los 80: encadenaron nada menos que 26 números 1 a lo largo de esa década, y este de hoy fue el duodécimo.
Pertenece al disco homónimo Roll On, que vio la luz en enero de 1984 y había sido grabado un año antes. La canción –el primer single del álbum– es toda una síntesis de ese subgénero del country conocido como “truck songs” (canciones de camioneros). Gracias a su estribillo pegadizo y al mensaje optimista que transmite, no tardó en triunfar.
Un camionero ha de mantener a su mujer y sus hijos, y emprende un viaje de trabajo con su camión de dieciocho ruedas. Pero la ventisca que asola el centro de Estados Unidos hace que se pierda y las autoridades inician su búsqueda tras informar a la esposa del suceso. No obstante, el mal tiempo hace que se vean obligados a abandonar las tareas de rescate. La familia no pierde la esperanza y reza para que sobreviva. En la estrofa final, suena el teléfono, y, aunque esperan lo peor, el “hombre del piso de arriba” –referencia a Dios– ha escuchado sus súplicas y la voz que responde es la del padre. Este pregunta a su “equipo” si se han acordado de cantar la canción que les enseñó en su día: “Sigue adelante, carretera, sigue adelante, papá, hasta que vuelvas a casa, sigue adelante, familia, seguid adelante, equipo, sigue adelante, mamá, como te dije que hicieras”.
Escuchemos la versión original de Alabama.

En 1994, David Allan Coe hizo otra en su álbum Twenty Greatest Hits.

No trabajes en la Fiesta del Trabajo

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Con motivo de la fiesta del Trabajo que hoy celebramos, os presento una selección de cinco canciones country que encuentran su inspiración en este tema.
Take this job and shove it. David Allan Coe compuso esta canción en 1977, y se la ofreció a Jonny Paycheck, quien la grabó por primera vez en su álbum Take this job and shove it. Paycheck fue uno de los máximos representantes del outlaw country y este fue su único número 1. El tema, que daría lugar a la película homónima de 1981 dirigida por Gus Trikonis, habla de un tipo que, tras quince años de trabajo, se encuentra con que su mujer lo ha abandonado, y ya no ve razones para seguir ahí, al pie del cañón, de modo que puede decir sin miedo: “Coge este empleo y métetelo por donde te quepa. El capataz es un perro, el jefe es tonto, se ha hecho un nuevo peinado y se cree que está de moda”. Una letra rompedora, ¿no? Y un discurso apetecible…

Forty hour week (for a living). Compuesta por Don Schlitz, Dave Loggins y Lisa Silver, fue popularizada por Alabama en su álbum Forty Hour Week (1984). Constituye todo un tributo al trabajo industrial y abunda en referencias a los talleres de automóviles o las fábricas de acero, sin olvidar, por supuesto, otro tipo de quehaceres: la lucha contra el fuego, el trabajo con el martillo, la venta tras un mostrador, el correo, el campo, las minas… En definitiva, un homenaje a todo el que cumple “una semana de cuarenta horas con un espíritu que no se puede reemplazar por las máquinas”. Al final, se oyen las notas de America the Beautiful.

Working Man Blues. Merle Haggard compuso e interpretó esta canción, que vio la luz en 1969 como single de su álbum A Portrait of Merle Haggard. Se trata de un tema emblemático para el sonido Bakersfield. Su protagonista debe mantener a su mujer y a nueve niños, por lo que no tiene más remedio que trabajar mientras pueda usar las manos. Aunque a veces piensa en dejarlo todo y coger un tren a otra ciudad, vuelve a su rutina y a cantar el blues del trabajador.

Shiftwork. Esta canción pertenece al disco Just Who I Am: Poets & Pirates (2007). Fue compuesta por Troy Jones y cantada a dúo por Kenny Chesney y George Strait, que se quejan de la cantidad de trabajo que tienen y de que, encima, lo tienen que hacer por turnos: de 7 a 3, de 3 a 11 y de 11 a 7. Al final proponen ir a la playa e irse de fiesta de 7 a 3, de 3 a 11 y de 11 a 7.

Little man. En 1999 apareció el disco de Alan Jackson High Mileage, en el que figuraba esta canción, que salió como single con fines promocionales. Compuesta por el propio Jackson, la letra añora los tiempos en que había pequeñas empresas, engullidas ya por las grandes corporaciones. Antes se podía comprar en la ferretería de Johnson, la joyería de Morgan o la botica de Lee King…, pero ahora todas esas tiendas están vacías, y solo han quedado el cartel de la Coca Cola y tiendas de autoservicio. El mundo se ha olvidado del “hombre pequeño”.

Stand by your man. Tammy Wynette y Billy Sherrill, 1968

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Hoy os traigo una canción con la que el movimiento feminista nunca ha simpatizado, pero que, vista con los ojos actuales, no deja de ser divertida. De hecho, se ha convertido en una de las canciones country más populares de los años 60, quizá por la controversia que suscita.
Muchas mujeres consideran que la letra defiende la supeditación del género femenino al hombre. “Tendrás malos momentos, él tendrá buenos momentos haciendo cosas difíciles de entender, pero si le amas lo perdonarás porque, después de todo, es sólo un hombre”.
Lo que está claro es que los autores consiguieron movilizar –y encender– los ánimos de ambos sexos, lo que se tradujo en un notable éxito comercial. Es tan emblemática, que en 2010 la Biblioteca del Congreso la incluyó en su Registro de Grabaciones.
Hay una anécdota referente a este tema: probablemente, muchos de vosotros recordaréis el llamado escándalo de Monica Lewinski, que salpicó al entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton. Pues bien, unos años antes, cuando Clinton era todavía gobernador de Arkansas, la historia se repitió con Gennifer Flowers, quien dijo haber mantenido una relación con él durante 12 años. El futuro presidente y su mujer Hillary fueron entrevistados por la CBS para aclarar el asunto, y en esa entrevista Hillary mencionó la canción, diciendo que apoyaba a su marido porque creía en él cuando decía que las acusaciones eran falsas y no porque fuera simplemente una mujercita “standing by my man”.
El tema también ha sido utilizado en el cine en repetidas ocasiones: Mi vida es mi vida (1970), Juego de lágrimas (1992), Algo para recordar (1993) o Cuatro bodas y un funeral (1994), entre otras.
Escuchemos el single de Tammy Wynette, una de las co-autoras, aparecido en septiembre de 1968.

Entre sus muchas versiones, traemos aquí la de Loretta Lynn, que la grabó en su disco Woman of the World/To Make a Man (1969).

Patti Page hizo su propia versión.

En 1970 Candi Staton le dio este toque soul.

David Allan Coe la incluyó en su disco Invictus Means Unconquered (1981).