Ghost riders in the sky. Stan Jones, 1948

La música country también puede ser muy onírica y tratar temas relacionados con la mitología, como nos demuestra este clásico de 1948. Su compositor, Stanley Davis Jones, es la personificación del cowboy: creció en un rancho en Arizona, cuando perdió a su padre compitió en rodeos para ganar dinero, trabajó como ranger y, como colofón, fue un gran amigo del director John Ford (compuso la música de algunas de sus películas e interpretó pequeños papeles en westerns). Este bagaje sin duda influyó a la hora de escribir este tema paradigmático del country. La primera grabación se la debemos al actor Burl Ives, en un disco de Columbia Records de febrero de 1949. Este tema tan evocador adquirió una popularidad inmediata y distintos autores la incorporaron a su repertorio: Bing Crosby, Peggy Lee, Frankie Laine, Elvis Presley o incluso el cantante español Raphael, en una versión no muy conocida cuya letra cambió levemente.
Pero, sin lugar a dudas, la grabación más famosa (y por la que nuestros lectores la recordarán) es la de Johnny Cash de 1979, que llegó al número 1 de las listas. La melodía recuerda lejanamente a la canción popular de la Guerra de Secesión When Johnny comes marching home, y, como otros clásicos, ha trascendido las fronteras de la música, ya que su estribillo lo cantan los seguidores del equipo de fútbol británico Aston Villa antes de sus encuentros, y ha inspirado el título de la película de superhéroes Ghost Rider (2007). Su influencia ha sido, en definitiva, enorme, y The Doors reconoció que fue determinante para su mítico Riders on the Storm.
La letra recuerda a una historia mitológica escandinava, La caza salvaje. El narrador tiene la visión de un rebaño de vacas que corren en el cielo perseguidos por unos jinetes fantasmas. Estos jinetes, condenados a perseguir eternamente al rebaño sin atraparlo jamás, al estilo del mito de Sísifo, dan un consejo al narrador: que cambie su manera de ser o, en caso contrario, también estará destinado a perseguir eternamente al rebaño demoníaco en el cielo.