25 años sin Roy Acuff

roy acuff

La primera superestrella del Grand Ole Opry, Roy Acuff, moría tal día como hoy hace 25 años. Aunque ya hablé de él en su biografía –que podéis repasar aquí, donde además disfrutaréis de uno de sus temas más conocidos, The Great Speckled Bird–, con motivo de esta efeméride recordaré de nuevo su figura y la influencia que ha ejercido sobre la música country.

Sus inicios musicales fueron tardíos. En su juventud empendió una carrera deportiva en el campo del baseball y quiso jugar con los New York Yankees. La abandonó a principios de los años 30 y probó suerte en el Grand Ole Opry, donde fue rechazado hasta su inclusión definitiva en 1938.

En 1988 celebró su medio siglo en la institución. Todo ese tiempo dio para que se convirtiera en una de las grandes personalidades del country. Durante la guerra, los soldados estadounidenses desplazados en Alemania y Japón escuchaban sus discos en los ratos libres. En 1942 fundó su propio sello discográfico junto a Fred Rose, con Hank Williams entre sus filas. Este lo alabó en estos términos en una entrevista que concedió en 1952: «… Roy Acuff es el mejor ejemplo de lo que entiendo por sinceridad. Es el mejor cantante que haya conocido nunca la música. Si le contratas, no te tienes que preocupar de cuánto público asistirá. Para atraer el poder en el Sur, eran Roy Acuff y luego Dios», sentenciaba. Acuff era su ídolo y Fred Rose su inspiración.

En 1962 Roy hizo historia al convertirse en el primer artista vivo que ingresaba en el Salón de la Fama de la música country (los primeros habían sido Hank Williams y Jimmie Rodgers, ambos a título póstumo). Su figura es tan esencial para la industria, que uno de los personajes de la película Nashville, de Robert Altman, se inspiró en él.

Las canciones sobre trenes siempre han tenido un lugar destacado en el country y las de Roy son un buen ejemplo de ello. En los balbuceos de este blog escuchamos ya Wabash Cannonball (aquí podéis ver la entrada). Cuando el Salón de la Fama del Rock and Roll elaboró una lista con las canciones más relevantes del género, esta grabación de 1936 figuraba en ella.

Os dejo ahora con otra canción de trenes, Night Train to Memphis, un éxito para Acuff en 1943.

¿Todavía queréis más? Pues escuchad primero Fireball Mail, un clásico del bluegrass sobre un tren correo que va como un bólido. Acuff lo grabó en 1942.

Ahora, Wreck of the Old 97, dedicado a un accidente ferroviario por exceso de velocidad que tuvo lugar en 1903, casualmente el año del nacimiento de nuestro protagonista.

En 1941 Roy Acuff grabó The Precious Jewel, cuya letra evoca la muerte de la novia del narrador cuando solo tenía 16 años y a la que se refiere como «una joya aquí en la tierra y una joya en el cielo».

Termino con un tema gospel, Where the Soul Never Dies, donde el narrador confía en ir algún día a un lugar donde no haya tristes despedidas, donde todo sea amor y el alma nunca muera.

El lado gospel de Hank

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En el sur de Estados Unidos y en los años en que vivió Hank Williams, la religión era otra cosa. Era la misma cosa, pero elevada al cubo.
Hank nació en el seno de una familia baptista –su madre Lillie pertenecía a una comunidad de estudiosos de la Biblia– y no es extraño que en su repertorio incluyera numerosos temas gospel. El sufrimiento físico y su creciente dependencia del alcohol le hicieron apartarse de la doctrina cristiana, pero su fe siempre estuvo latente en su carrera.
Según confesó el propio Hank a Ralph Gleason en una entrevista en 1952, “mi madre era organista en Mount Olive, Alabama, y mis primeros recuerdos son estar sentado a su lado en el taburete del órgano y gritar. Tenía cinco o seis años y era más ruidoso que todos los demás”. Aquel año, 1952, unos meses antes de su muerte, conoció al padre Harold Purcell durante una de sus estancias en una clínica. Solían hablar y rezar juntos, y el cantante hizo algunos donativos para sus obras de caridad. Ambos morirían en menos de un año.
En vida, Williams no sacó ningún álbum específico dedicado al gospel –en realidad solo sacó dos–, pero tras su muerte fueron apareciendo varios.
El primero fue I Saw the Light en 1956, tres años después de su muerte. Su título recupera uno de los mayores éxitos de su carrera, ya escuchado aquí. Habría que esperar hasta nuestro siglo para poder disfrutar de otras compilaciones suyas en esta línea: Gospel According to Hank Williams (2005), The Unreleased Recordings: Gospel Keepsakes (2009), un recopilatorio de tres discos, Bound for the Promised Land (2011) y Sacred Songs II: The Unreleased Recordings (2013). Hoy escucharemos una selección de temas gospel de este icono del country.
En primer lugar, House of Gold, que apareció póstumamente en 1954. La letra, escrita por él mismo, incide en el tema de que la riqueza material es del todo inútil para alcanzar la salvación. “La gente roba, engaña y miente por las riquezas y lo que pueden comprar pero lo que no saben es que el día de Juicio Final todo el oro y la plata se derretirá. Prefiero vivir en una tumba oscura y profunda pero saber que mi alma se ha salvado antes que vivir en esta vida en una casa de oro, renegar de Dios y condenar mi alma”.

Build me a cabin in Gloryland es un tema gospel escrito por el compositor de Alabama Curtis Stewart. Lo encontramos en el álbum Sacred Songs II.

Otra canción escrita por Williams fue Jesus Died For Me, que antes había grabado Roy Acuff. Escuchemos a Hank evocando el momento de la crucifixión de Cristo.

En The Old Country Church, su autor, J.D. Summer, echa de menos sus años de niñez en la vieja iglesia del campo. He aquí a Hank Williams.

Según cuenta la leyenda, Where the Soul Never Dies fue escrita por William Lee Golden mientras estaba encarcelado por una condena de ocho años en 1915. Desde entonces ha sido grabada por numerosos artistas, entre ellos Hank Williams.

Angel of Death es una composición de Hank Williams que, como su propio nombre indica, habla de la muerte y de la necesidad de prepararnos para ella. “¿Puedes decir sinceramente en tu último aliento que estás preparado para encontrarte con el ángel de la muerte?”

Hank pudo escribir y grabar How Can You Refuse Him Now en 1950, aunque no salió al mercado hasta 1954, de la mano de MGM Records. En la letra se pregunta cómo se puede rechazar a Dios después de todo lo que sufrió en la cruz.

A principios de los 50, Walter Bales escribió Dust in the Bible, en la que lamenta la indiferencia de la sociedad por las enseñanzas de la Biblia. El tema comienza así: “Cuando fui a casa de unos amigos, no pude encontrar una Biblia entre todos sus libros y revistas. Cuando pedí que me trajeran una, para mi asombro estaba llena de polvo”.