Country Urbano (XVII)

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42. City of New Orleans. Vamos a Nueva Orleans, la cuna del jazz en Estados Unidos, una ciudad donde los estilos musicales se funden y solapan entre sí. La primera canción que escucharemos es un tema folk escrito por Steve Goodman, que murió de leucemia a los 36 años. La letra describe un viaje en tren en el “Ciudad de Nueva Orleans”, que todavía existe y que hacía el trayecto nocturno de Chicago a Nueva Orleans. A medida que va avanzando por casas, granjas y campos, el narrador ve “mercancías llenos de gente de color, trenes que no tienen nombre y cementerios de automóviles oxidados”. En el interior, “las madres mecen a sus bebés al compás del suave traqueteo y el ritmo de los raíles es todo lo que sienten”. Escuchemos la versión original del autor en 1971.

Cuando Arlo Guthrie escuchó a Goodman interpretarla en un bar de Chicago, le gustó tanto que le pidió permiso para incluirla en su siguiente álbum, Hobo’s Lullaby (1972).

Ahora le toca el turno a Johnny Cash, que la incluyó en Johnny Cash and His Woman (1973).

Willie Nelson la grabó en 1984 en City of New Orleans (1984), y su interpretación le valió un Grammy a la mejor canción country.

El tema ha sido versionado en otros idiomas. Como muestra, el botón del francés Joe Dassin con el título Salut les amoureux. La letra no tiene nada que ver con el original: aquí se habla de un amor que ha terminado pero del que todavía quedan algunos rescoldos. “No es fácil decirse adiós. Sabemos que tarde o temprano, quizá mañana o incluso esta tarde, nos diremos que no todo está perdido y de esta novela inacabada haremos un cuento de hadas” .

43. My little old home down in New Orleans. Atrasamos los relojes a 1928, cuando el padre de la música country, Jimmy Rodgers, grabó esta canción, que ensalza el lugar donde creció, “el más maravilloso de la Tierra”. La letra incluye un guiño a My Mammy, de Walter Donaldson (música) y Sam Lewis y Joe Young (letra), muy popular en aquellos tiempos gracias a la interpretación de Al Jolson, cuando dice: “He estado en el Este, he estado en el Oeste, pero estaré feliz cuando llegue al Sur, a Nueva Orleans”. En My Mammy se decía: “El sol brilla en el Este, el sol brilla en el Oeste, pero yo sé dónde el sol brilla más, sobre mi mami”

Otro de los pesos pesados del country, Hank Snow, hizo su propia versión.

De Grandpa Jones, uno de los grandes virtuosos del banjo, escuchamos ahora esta grabación.

Alejado ya de la música country, un documento sonoro de primer orden: la versión de este clásico por la orquesta de Tal Henry.

Anne Murray, la primera superestrella canadiense

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Anne Murray nació en la provincia de Nueva Escocia (Canadá) en 1945, y su nombre es hoy sinónimo de música canadiense. Fue la primera artista no estadounidense que consiguió un disco de oro y la primera canadiense que ganó el premio al Mejor Álbum del Año de la Asociación de Música Country. Más de 50 millones de discos vendidos avalan su trayectoria.
Murray se interesó por la música a temprana edad. Su voz era alabada por todos, y aprendió a tocar el piano. Debutó en 1968 con el álbum What About Me, y un año después su segundo disco la catapultó a la fama, con el tema Snowbird, que escucharemos luego, entre sus pistas.
Su popularidad fue in crescendo y la industria del country estadounidense se fijó en ella tras su aparición en el programa de Glen Campbell. Durante los años 70 y 80, encadenó un éxito tras otro: Danny’s Song (1972), A Love Song (1973), You needed me (1978), A Little Good News (1983), Just Another Woman in Love (1984)… y muchos más. Tras mermar los aplausos en la siguiente década, se acabó retirando de los escenarios en 2008, y actualmente reside en Toronto.
Su primer número 1 fue Snowbird (1970), escrita un año antes por otro canadiense, Gene MacLellan. La canción se puede encuadrar en el country-pop y, aunque han sido muchos los artistas que la han grabado desde entonces, la versión más conocida sigue siendo la de Murray. Pertenece a su álbum This Way is my Way (1969) y el single fue el primer disco de oro de una artista canadiense en solitario, y el primero que acogió el recién fundado Salón de la Fama de la Música Canadiense en 2003. La protagonista quiere romper con sus ataduras, y se pregunta por qué su vida no es como la de un pájaro de nieve, que no necesita más que extender sus alas y salir volando hacia un lugar sin preocupaciones.

Lynn Anderson la incluyó en su disco Rose Garden (1970).

Ese mismo año Loretta Lynn la grabó en Coal Miner’s Daughter.

“El hombre que podía hacer hablar a la guitarra”, Chet Atkins, la incluyó en For the Good Times (1971). Su interpretación le valió un Grammy a la mejor actuación instrumental de country.

Os dejo con la versión de Hank Snow en su álbum Award Winners (1971).

I’m thinking tonight of my blue eyes. Familia Carter, 1929

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Esta canción encierra en sí misma parte de la historia de la música country, ya que su melodía –con diferente letra– ha sido utilizada en diversos clásicos ya escuchados aquí: Great Speckled Bird, que cantó Roy Acuff en 1938; It wasn’t God who made honky-tonk angels, en la voz de Kitty Wells en 1952; o The wild side of life, interpretada por Hank Snow también en 1952.
Como sucede con tantos temas de los albores del country, se trata de una canción folk de autor desconocido, a la que A.P. Carter, el patriarca de la familia Carter, puso letra y vistió de gloria. Su éxito en 1929 propició sendas grabaciones en 1933 y 1935.
La protagonista recuerda con nostalgia los placeres vividos junto a su amado. Cuando éste embarca, “solo piensa en sus ojos azules”, pero no tarda en olvidarla y ella se pregunta si, cuando la tumba sea lo único que la rodee, irá a derramar alguna lágrima por el corazón que ha roto.
Escuchemos la grabación original de la familia Carter en febrero de 1929.

Esta es la versión que hizo Gene Autry para el sello Columbia en 1942.

Eddy Arnold la dotó de un ritmo decididamente alegre.

Os dejo con la interpretación de Hank Snow.

Una de las primeras mujeres en abrirse camino en esto del country, Jean Shepard, la versionó en 1956.

Marty Robbins también aportó su buen hacer a este clásico.

Escuchemos la versión de Nitty Gritty Dirt Band, perteneciente a su disco Will the Circle Be Unbroken (1972).

Uno de los mejores pianistas que ha dado el country, Floyd Cramer, la incluyó en su álbum Floyd Cramer Country (1976), acompañado por la voz de Pat Daisy.

La última película

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Hoy os invito a que veáis por primera vez –si no la habéis visto– o a que volváis a ver, en caso de que lo hayáis hecho ya, una de las grandes películas de los 70, que, además, presenta una banda sonora country de excepción. Me refiero a La última película, de Peter Bogdanovich (1971). Basada en una novela de Larry McMurtry, guionista de Brokeback Mountain y autor de La fuerza del cariño, la historia se desarrolla a principios de la década de los 50 y narra la vida cotidiana en un pueblo de Texas (McMurtry es de allí y conocía bien el ambiente).
Los personajes se hallan en la encrucijada del paso de la adolescencia a la edad adulta, y se enfrentan como todo el mundo a la soledad, el amor, los celos…, todo ello con el fondo de la amistad que une a los dos protagonistas, Sonny (Timothy Buttons) y Duane (Jeff Bridges), que se disputan las atenciones de Jacy (la debutante Cybill Shepherd). Los más veteranos lidian, a su vez, con el recuerdo de la juventud perdida, así Sam el León, Ruth Popper o los padres de Jacy. La película tuvo ocho candidaturas a los premios Oscars y recibió dos estatuillas por sus interpretaciones secundarias. En 1990, Bogdanovich dirigió Texasville, una secuela también basada en una novela de McMurtry, que se centra en la vida de los personajes treinta años después de La última película. Y sus seguidores esperamos ávidos She’s Funny That Way, que el cineasta terminó de rodar en 2014 y que, en principio, se estrenará en Estados Unidos este verano.
La banda sonora fluye de manera natural en la cinta. Percibimos las canciones –nada menos que 17– cuando alguno de los personajes pone la radio, y entre ellas sobresale el clásico de Hank Williams Cold, cold heart (ya escuchada aquí), y otras canciones muy populares en la época, de Pee Wee King, Lefty Frizzell, Hank Snow, Jo Stafford y muchos otros.
Texas fue un inmenso granero de honky-tonk en la época, y no es de extrañar, por tanto, la propensión de la banda sonora por este estilo. He aquí la grabación original de Slow Poke (1951), de Pee Wee King, Redd Stewart y Chilton Price.

La siguiente canción, You belong to me, también fue escrita por Wee, Stewart y Price, aunque la versión que escuchamos en la cinta es la más popular de Jo Stafford. Un apunte: en realidad, y al igual que la anterior, You belong to me fue escrita por Price en solitario, pero este incluyó en los créditos a King y Stewart para tener más publicidad y que se vendiera mejor. A juzgar por las ventas, acertó.

Os dejo con Give More More More (Of Your Kisses), interpretada por Lefty Frizzell y escrita por el propio Frizzell en colaboración con Ray Price y Jimmy Beck.

Why Don’t You Love Me (Like You Used to Do), de Hank Williams, aparece en los créditos finales y salió como single en 1950.

Ahora, una balada country de Hank Snow, A Fool Such As I en una interpretación que hizo Snow en 1965.

Por último, Rose, Rose, I love You, que triunfó en 1951. Escuchémosla en la voz de Frankie Laine.

Sobre héroes y tumbas (V)

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En julio de 2012, los periódicos informaron de una curiosa noticia: las cartas de un soldado americano destinado en Vietnam habían llegado 43 años después a sus destinatarios.
Esta historia es real, y la que viene ahora es ficticia, pero nos sirve como introducción. Hank Snow publicó en 1966 A letter from Vietnam (to Mother), acerca de un soldado que escribe a su madre sobre la vida en el frente pocos días después de haber visto morir a su mejor amigo.

Otro tributo a los veteranos y a los caídos en Vietnam es More than a name on a Wall, escrita por Jimmy Fortune y convertida en un éxito por The Statler Brothers. Una madre va al muro donde se homenajea a las víctimas de la guerra y se dirige a Dios, anegada en lágrimas, diciéndole que su hijo es “más que un nombre en una pared”.

Muchos hombres se negaron en redondo a ir a la guerra, y cruzaron la frontera hacia Canadá. Esta es la historia que nos cuentan The Flying Burrito Brothers en My uncle. El protagonista acaba de recibir su carta de reclutamiento, que elude dirigiéndose a Vancouver, donde su tío le ha ofrecido un contrato por tres años, que nunca podrá agradecerle bastante. Allí carecen de esas leyes que “tienden a meter a los hombres bajo tierra”.

La canción del verano…y del otoño

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Estoy seguro de que una cuestión que no os deja dormir por la noche es el título de la canción country más escuchada hace 60 años. Pues bien: durante 20 semanas –entre el 19 de junio y el 30 de octubre de 1954–, el puesto más alto de las listas Billboard estuvo ocupado por un tema interpretado por Hank Snow (ver entrada 23 de abril), llamado I Don’t Hurt Anymore.
La canción fue escrita por Don Robertson y Jack Rollins y fue el cuarto número 1 para Snow. La letra explora los sentimientos de tristeza y, a la vez, de liberación que experimenta alguien tras una ruptura. Aunque reconoce que se quiso morir cuando su pareja le dijo que habían terminado, ahora las lágrimas se han secado, el tiempo ha abierto las puertas y es maravilloso: ya no le duele.
Os dejo con la versión de Hank Snow.

Entre las múltiples versiones que tuvo, una fue la de Dinah Washington, que la grabó con un toque rhythm and blues.

Tres años después, otro Hank, esta vez Thompson, nos ofreció su particular versión con el título It don’t hurt anymore, dentro de su álbum Hank!

Otro de los emblemas del country de los 50, Red Foley, la versionó también.

Escuchemos a Narvel Felts en 1977.

En 1990 el grupo canadiense Prairie Oyster hizo otra versión en su disco Different Kind of Fire.

En American VI: Ain’t No Grave, que Johnny Cash grabó pocos meses antes de su muerte en 2003 y vio la luz en 2010, aparece también otra versión de este clásico.

I’m moving on. Hank Snow, 1950

Y llegamos a la tercera canción que ha permanecido 21 semanas en el Billboard de la música country. Este éxito fue grabado en marzo de 1950 por el canadiense Clarence E. Snow, más conocido como Hank Snow, en Nashville, Tennessee, donde estaba afincado.
El disco fue editado por el sello RCA Records –el segundo más antiguo de Estados Unidos (1901), tras Columbia Records (1888)–. Años más tarde, Ray Charles hizo una grabación del mismo tema introduciendo instrumentos hispanos como congas y maracas, que llegó a estar en el top 40 de las canciones pop en 1959.
La letra, muy sencilla (¡condición indispensable para fabricar un éxito!), narra cómo termina una relación por la excesiva sofisticación de la mujer, con un tono ligero y una melodía alegre.
La canción comienza cuando el hombre decide abandonar a su pareja (“I’m moving on”) en un camión de ocho ruedas, porque ella estaba volando demasiado alto para el pequeño cielo del narrador. Posteriormente, el tipo nos deja ver que ya ha tenido mucha paciencia, pero es que su mujer no le hace caso y rompe sistemáticamente sus promesas. En fin, que cuando recapacite y quiera que vuelvan, ya será demasiado tarde: “Es una pena que estés triste pero seguiré adelante”.