Country Urbano (V)

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11. Dallas. Las dos primeras canciones de hoy pertenecen a uno de los discos de la leyenda viva Willie Nelson, natural de Texas. El LP en cuestión, Texas in my mind (1968), fue producido por Chet Atkins, y está dedicado por completo a su estado natal. La canción con la que se abre fue escrita por Dewey Groom y Don Stovall. Se trata de un canto de amor a Dallas, que cita varias localizaciones incomparablemente bellas. El narrador podría seguir cantando sus alabanzas, pero se le hace tarde porque tiene que coger un avión… a Dallas.

12. San Antonio. Incluida también en Texas in my mind (1968), fue escrita por Jerry Blanton. El narrador maldice el día en que dejó a sus seres queridos en San Antonio, una ciudad de origen español, ocupada por colonos canarios allá por el siglo XVII, y que hoy, merced a su riqueza arquitectónica, es una de las más turísticas de Estados Unidos.

13. Who do I know in Dallas. Terminamos con otra canción interpretada por Willie Nelson, en este caso coescrita por él junto con Hank Cochran. El narrador busca en los recovecos de su memoria a quién conoce en Dallas, donde reside actualmente, para pegarle un toque, y que lo consuele y le ayude a olvidar que está solo.
Esta grabación pertenece al disco Masters of the Last Century: Best of Willie Nelson.

Escuchemos ahora una versión de Kenny Price, todo un éxito en 1969.

Merle Haggard incluyó su propia versión en el álbum A Portrait of Merle Haggard (1969).

Red Headed Stranger. Willie Nelson, 1975

Red Headed Stranger
Willie Nelson irrumpió con fuerza en la escena country tras su paso por Atlantic Records. Su éxito le llevó a firmar con la todopoderosa Columbia, que le dio total libertad de acción.
Su mujer de entonces le sugirió que grabara un álbum conceptual, incluyendo una canción que Nelson solía cantar a sus hijos antes de irse a la cama, Red Headed Stranger (“El forastero pelirrojo”). Otra de las canciones, Blue Eyes Cryn’ in the Rain (que podéis escuchar aquí), es una versión del clásico compuesto por Fred Rose en 1945, y se convirtió en el primer número 1 de Nelson.
Grabado en tan solo cinco días, el disco vio la luz en mayo de 1975. Todas las canciones se complementan para contar una historia: un hombre sospecha de la infidelidad de su mujer; y, cuando se hace patente, mata a esta y a su amante. Huye en el caballo de su esposa –el único vínculo sentimental que lo une a ella– y, cuando una mujer intenta robárselo, la mata también y se dirige al sur. Allí conoce a su definitivo amor, que lo redimirá de sus tres asesinatos y en cuyos brazos conocerá la felicidad. En 1986, la historia de este álbum inspiró una película de William D. Witliff protagonizada por el propio Nelson.
Time of the Preacher es, cronológicamente, la primera canción de la historia. Un hombre se enamora de la mujer del protagonista. “Gritaba como una pantera en la noche cuando cabalgaba sobre el caballo de ella”, dice eufemísticamente del amante.

El drama continúa con I Couldn’t Believe it Was True, en la que el narrador descubre la infidelidad.

Blue Rock Montana se abre cuando el narrador llega cansado a esa localidad de Montana, confiando en que la traición no sea cierta. Pero lo es. Los ve juntos en una taberna, sonriéndose el uno al otro, y decide acabar con la vida de ambos: “Murieron con una sonrisa en la cara”.

Os dejo con el tema que da título al disco, Red Headed Stranger. Compuesto en 1953 por Edith Lindeman y Carl Stutz, fue grabado al año siguiente por Arthur “Guitar” Boogie. Describe la escena en que el narrador, tras matar a su amor, liquida a la mujer que le ha intentado robar la montura.

Can I Sleep in Your Arms fue escrita por Hank Cochran, y Nelson la recuperó para la ocasión. Aquí relata las ansias del protagonista por amar de nuevo y liberarse de su pasado.

Remember Me fue el otro single del disco, junto con Blue Eyes Cryin’ in the Rain. En la letra, el narrador rompe definitivamente con la memoria de su primera esposa.

Hands on the Wheel corona la intriga. El criminal tiene las manos al volante, es decir, que ha tomado las riendas de su propia vida.

Branded Man. Merle Haggard, 1967

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Uno de los creadores del sonido Bakersfield –junto con Buck Owens– fue Merle Haggard. Los dos discos que publicó en 1967 –I’m a Lonesome Fugitive y Branded Man (“Hombre marcado”– propulsaron su carrera. Del primero ya hemos escuchado el tema principal, por lo que hoy vamos a centrarnos en el segundo.
Fue editado por Capitol y grabado en los estudios de Hollywood. Está compuesto por 12 canciones y hasta 2001 no pudimos disfrutar de ellas en formato CD.
Escuchemos el tema que da título al disco, Branded Man. Fue su segundo número 1 y trata de un ex-convicto (él también había estado en la cárcel por delitos menores) que teme no ser aceptado una vez que ha salido en libertad provisional.

Somewhere Between fue escrita entre Haggard y la esposa de su gran amigo Buck Owens. Bueno, quizá no fuera tan gran amigo porque acabó casándose con ella. La canción es una declaración de amor ”entre tu corazón y el mío”, todo un anticipo de lo que vendría después.

En 1975 el grupo de country holandés Tumbleweeds hizo una exitosa versión de este tema.

El compositor Hank Cochran escribió Loneliness is Eating Me Alive, que comienza con una potente imagen de la soledad –“No ha habido aquí risa en mucho tiempo, sólo el aullido del viento preguntándose por qué”– para terminar rogando a su pareja que vuelva a casa.

I Threw Away the Rose es original suya. La letra hace referencia a una película de mucho éxito a principios de los 60, Días de vino y rosas. El narrador reconoce que ha seguido una vida de borracho y, ahora, se lamenta porque eligió el vino y tiró la rosa.

I Made the Prison Band fue escrita por Tommy Collins. Aquí Merle Haggard canta acompañado por Bonnie Owens.

Al igual que la anterior, Don’t Get Married también fue escrita por Tommy Collins. La canción cuenta la historia de un hombre que es encarcelado por robar en una joyería un diamante para su novia, y, una vez en prisión, suplica a esta que no se case porque algún día será libre.

Vern Gosdin, la voz

VERN GOSDIN
El protagonista de hoy es muy poco conocido en España. Se llama Vern Gosdin, nació en Alabama en 1934 y empezó su carrera cantando gospel en la iglesia de su ciudad natal.
Su trayectoria en el country se inauguró en la década de los 60, cuando conoció a la estrella Chris Hillman y se interesó por el sonido Bakersfield. Junto con su hermano Rex, formó The Gosdin Brothers con un éxito muy limitado. En 1967 publicó su primer álbum en solitario, que, esta vez sí, cosechó numerosos aplausos. Tras colaborar con Emmylou Harris en los 70, durante la década siguiente disfrutó de su época dorada. Su voz fue comparada con la de George Jones, lo que dio pie a su apelativo. De entonces datan sus emblemáticos Today My World Slipped Away, If You’re Gonna Do Me Wrong, There is a Season, Chiseled in Stone y Alone. De salud frágil, no dejó de componer y cantar hasta el fin de sus días. Murió de una embolia en 2009.
Set ‘em up Joe (“¡Otra ronda, Joe!”) fue el segundo número 1 de su carrera. Es un single perteneciente a su álbum Chiseled in Stone (“Cincelado en piedra”), que vio la luz en 1988. En la letra, Vern Gosdin rinde homenaje al clásico Walkin’ the Floor over you, de Ernest Tubb (12 de febrero). Escrita por el propio Gosdin, Dean Dillon, Buddy Cannon y Hank Cochran, la canción nos cuenta las penas de un tipo que ha sido abandonado y que todas las noches, como una obsesión, pone el disco citado anteriormente. La letra también hace referencia a Hank y Lefty, en clara alusión a Hank Williams y Lefty Frizzell. Os dejo con ella.

En 2010, Jamie Johnson presentó una nueva versión de este tema en Guitar Country.

Willie Nelson, el proscrito

willie-nelson La entrada de hoy está dedicada a uno de los artistas country más importantes de Texas. Willie Nelson nació en la localidad de Abbott en 1933 y a sus 81 años todavía sigue en activo; su último trabajo es Band of Brothers, que ya comentamos aquí. El pequeño Willie fue educado por sus abuelos. Su madre se fue de casa poco después de su nacimiento, y el padre, tras casarse de nuevo, también abandonó el hogar. Eran los años de la Gran Depresión, y Willie no tuvo más remedio que ayudar a sus abuelos, recogiendo algodón. Pero lo que le gustaba era la música y empezó a tocar la guitarra. Formó su primer grupo cuando aún estaba en el instituto. En 1950, abandonó los estudios para alistarse en el ejército, donde permaneció dos años. Después de un período en el que trató de hallar su lugar en el mundo, en 1956 emprendió su carrera musical propiamente dicha, grabó su primer disco y apareció en un programa de televisión. En 1960, se trasladó a Nashville, donde conoció a grandes leyendas del country como Ray Price, Hank Cochran o Faron Young, y empezó a escribir canciones para ellos. Uno de sus primeros éxitos fue la que escribió para Patsy Cline, Crazy (1961), una muestra de su potencial como compositor, que luego enriquecería con su otra faceta como cantautor. En 1964, fue contratado por el sello discográfico de Chet Atkins y entró en el Grand Ole Opry. Durante los años 70, Nelson decidió cambiar de imagen y comenzó a brillar en el outlaw country, disciplina donde obtuvo un éxito espectacular formando dúos con Waylon Jennings. Sus discos Shotgun Willie (1973), Red Headed Stranger (1975) o Stardust (1978) se consideran clásicos del género. Al segundo de ellos pertenece una de sus canciones más logradas, Blue eyes cryin’ in the rain, versión del clásico de Fred Rose de 1945 (entrada 22 de febrero). Durante los años 80, mientras la carrera de otros clásicos del country empezaba a declinar, la de Willie Nelson se catapultaba hacia las más altas cumbres. Participó en películas, siguió sacando discos, colaboró con Johnny Cash, Ray Charles, Merle Haggard…, e incluso hizo un dúo con Julio Iglesias, To All the Girls I Loved Before, hasta que, en 1993 entró en el Salón de la Fama de la música country. Willie Nelson es hoy un icono de la vida americana. En lo personal, destaca su apoyo al movimiento LGBT, su defensa de la legalización de la marihuana y sus simpatías, con ciertas reservas, por el Partido Demócrata. En la actualidad, vive en Hawaii. Vamos a escuchar su versión de Always on my mind (1982), su más exitoso número 1. La canción fue escrita en 1972 por Johnny Christopher, Mark James y Wayne Carson, y la versión de Nelson se alzó con el Grammy en 1983 y obtuvo, durante dos años consecutivos, el premio de la Country Music Association Uno de los primeros en grabar esta canción fue Elvis Presley (1972) bajo el sello RCA Records, en una espléndida versión que, en mi opinión, está a la altura de la de Willie Nelson.

Make the world go away. Hank Cochran, 1963

eddy-arnold-make-the-world-go-away-rca-victor-2 Esta balada country es uno de los máximos exponentes del sonido Nashville, ese tipo de música que fusiona el country más clásico con el sonido orquestal, y cuyas canciones solían incluir coros que suavizaban el sonido honky-tonk de finales de los 40 y principios de los 50. La letra y la música son obra de Hank Cochran, un compositor de gran popularidad en los años 60, que escribió, entre otros, para Patsy Cline, Ray Price o Eddy Arnold. El secreto del éxito de este tema –que ha conocido multitud de versiones– radica en su carácter melódico. El narrador pide a su amada que le quiera como antes, seguro de que, con su amor, hará que el mundo desaparezca para no tener que soportar el peso sobre sus hombros. El primero en grabarla fue Ray Price en 1963. Os dejo con su interpretación. Ese mismo año, el soul también se aproximó a este tema de la mano de Timi Yuro y su potente voz. En 1964, Jim Reeves versionó esta canción; fue la última que grabó antes del accidente de aviación que acabó con su vida. La versión más famosa es la que vais a escuchar ahora. Pertenece a Eddy Arnold, quien la grabó para la RCA en un single producido por Chet Atkins. Tiene el honor de ser la única que llegó al primer puesto de las listas country y se convirtió en una de las más representativas de Arnold. Elvis Presley probó con todos los géneros musicales: gospel, rock, country… En 1970 hizo una incursión en el country con su disco Elvis Country: I’m 10,000 Years Old, donde nos deleitó con esta versión tan suya. Por último, escuchemos la de los hermanos Donny y Mary Osmond, que la cantaron en 1975, cuando tenían 18 y 16 años respectivamente.

Patsy Cline, la mejor voz de contralto del sonido Nashville

Patsy Cline Virginia Patterson Hensley, o Patsy Cline si nos atenemos a su nombre artístico, nació en Virginia en 1932. De niña empezó a cantar en el coro de la iglesia junto con su madre –¿cuántos artistas country no empezaron así?– y se interesó por las grandes leyendas de la música. A Jimmie Dean no se le pasó por alto su calidad vocal, y le ofreció colaborar con él en un programa de radio. En 1955 consiguió su primer contrato con la Four Star Records. En aquel momento su éxito fue escaso, ya que las mujeres apenas tenían cabida en el country, pero, al menos, comenzó a actuar en el Grand Ole Opry. Un año más tarde conoció a quien sería su productor hasta el día de su muerte. Owen Bradley, de la Decca Records, la lanzó al estrellato, y enriqueció a la vez su sello con éxitos como Walking after Midnight, I fall to pieces y Crazy, su canción más emblemática, compuesta por Willie Nelson. En marzo de 1963, tras un concierto benéfico por un disc jockey que había fallecido en un accidente de tráfico, tomó un avión de regreso a Nashville, que se estrelló debido a las inclemencias meteorológicas. Cline tenía sólo 30 años. Os dejo con su último número 1, She’s got you (1962), escrito por Hank Cochran. Este se acercó una noche a casa de Patsy y le dijo que le había compuesto su siguiente número 1. Cline lo escuchó, y le gustó tanto que llamó a Bradley para grabarlo al día siguiente. El tema formaría parte de su LP Sentimentally Yours, su tercer y último disco. En 1977 su gran amiga Loretta Lynn hizo su propia versión en un disco-homenaje a Patsy Cline. Por último, escuchad la versión de LeAnn Rimes, cuya voz ha sido comparada por algunos con la de la propia Patsy Cline.

I fall to pieces. Hank Cochran, 1960

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El primer número 1 que Patsy Cline consiguió en su carrera fue este I fall to pieces. La canción surgió de la colaboración entre Hank Cochran y Harlan Howard, y Patsy la incluyó en su disco Patsy Cline Showcase. También se publicó, aparte, en un sencillo de Decca Records, cuya cara B correspondía a Lovin’ in Vain.
Cochran y Howard se conocieron en California y decidieron hacer algo juntos. La primera versión de nuestro tema la grabó la mujer del segundo, Jan, y se la ofrecieron al productor de Decca Records, quien intentó encontrar al artista adecuado. Después de que Brenda Lee y Roy Druskin dijeran “no”, la estrella emergente del country Patsy Cline, que entonces tenía 28 años, se ofreció a grabarla en una histórica sesión con los coros de apoyo del legendario grupo de gospel The Jordanaires.
Patsy creía que dejarían en segundo plano su interpretación, y las relaciones con The Jordanaires no fueron muy amistosas. También, y según su amiga Loretta Lynn, quien también triunfaría en esto del country, se peleó con el productor de Decca Owen Bradley –el artífice del sonido Nashville– por el carácter pop que este quería imprimir a la canción. Sin embargo, la sangre no llegó al río y, con el tiempo, Patsy agradeció a Bradley sus sabios consejos y los miembros de The Jordanaires se convirtieron en unos de sus mejores amigos.
La canción pasó desapercibida al principio en las emisoras country, pero pronto una nueva estrategia de promoción la catapultó a la fama, y el tema tardaría mucho en apearse de las listas de los más vendidos.
Un leve accidente de coche de Patsy, en junio de 1961, paró un poco la promoción, pero, independientemente de estos altibajos, la artista se convirtió en un miembro habitual del Grand Ole Opry, uno de los mayores honores que podía merecer un cantante country.
I fall to pieces parte del fin de una relación. Ella no puede superarlo y, cada vez que alguien dice su nombre o pasa por su lado, se cae a pedazos. Él le repite una y otra vez que lo deje atrás y encuentre a alguien nuevo a quien amar, pero ella es incapaz de olvidar su amor y “fingir” que nunca lo ha conocido.